martes, 11 de marzo de 2014

FANTASMAGORIA


Y si alguien acude a tus insomnios y desde tus pies sube con leves besos cada pulgada hasta que encontrar tu boca y muerde tus labios y anuda tu lengua con la suya, no hay dudas; soy yo. Y si alargo la noche para poseerte mas tiempo con absoluta impunidad, es porque en la delicia del beso de tu piel voy buscando los nudos de tu cuerpo para desatarlos uno a uno, estremeciéndote, hasta romper el cristal de tus encantos y naufragar al fin en ti. Y es que estuve años esperando estos sueños perturbadores para arrastrarte a mis pequeñas perversiones sin recato, sin pausas, sin miedo, y poseerte con la terrible ternura de un solitario que te ha esperado los milenios en el lecho equivocado. Y si me hundo en ti, incesante, áspero, ebrio de ti, es porque he sentido tu caricia, el peso de tu cuerpo, los susurros de tu rendición, y hemos atrapado la madrugada en una cópula vehemente de húmedos caracoles entrelazados. Y si cuando llegas al máximo placer te inundo entera socavando tus entrañas es porque en mi sueño navego por tu cuerpo con muchos breves besos desde la punta de tu dedo del corazón de tu mano izquierda subiendo por tu brazo suave, perfumado hasta llegar a tu hombro y embeberlo en mis besos húmedos, después ir a por tu cuello y besarlo con toda intensidad; pues ahí huelo tu piel, tu pelo, tu oreja, tú solo sientes la punta de mi nariz hurgando en ella, mi aliento quemando tu cuello, acerco mi boca a tu oreja y te susurro muy calladamente las obscenidades que te excitan y estremecen, las palabras soeces que te abren como una flor rosa rosada carnal que destila lenta la densa lujuria de sus néctar, el verbo libertino y pervertido que te invade como el oleaje de una playa pedregosa que va y viene con una lúbrica intensidad pene/trante hasta ahogarte en ese quemante susurro mientras acaricio tu pelo para volver a hundirme en ti.

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