“Cent vingt jours la
comtesse a dit”
He decidido recargarte la memoria con más cositas
inolvidables como las que ya he incrustado en ella sin que te dieras cuenta;
las luces de los barcos imaginarios en la noche de tu ventana, el mojito de ron
de caña y hierbabuena embebido en los labios, la blanca flor palabrera de la diamela,
aquello que te gusta que te haga cuando miras las constelaciones sin verlas, el
asombroso barroco y su variante sin comas, el Trato perturbador y la disección
en vivo de un sexópata dicharachero, quizá único en su especie casi extinguida.
Ahora iré a por más, te aviso; inventaré vicios innombrables porque no tiene
precedentes, te raptaré dos noches navegando en un mar de bucaneros y medusas,
disgregaré tu cuerpo en una arena de poros y sudores, te convertiré en
apóstata, en sacrílega, en gata callejera y en muñequita maquillada, te
inyectaré mis demonios diluidos en el licor de los besos, romperé tu fragilidad
oculta para que brotes otra vez desde tu misma semilla, te enseñare a soñar
otros sueños en medio de tus antes vacíos insomnios, dejaré que seas lo que
eres y que tu aun no sabes que eres, asistiré solemne a tu refloración abierta
y perfumada, gozando el encanto del agua en tu vertiente derramada, inundada
por una exasperante excitación fragmentada mientras las salvajes mariposas te
atacan sin compasión, sin tregua, placenteramente. Saciaré así hasta la última
gota prohibida esta loca necesidad u obsesión que tengo de ti, a pesar de tus
beaterías e inquisiciones, de tus tortuosos exabruptos, de tus temores
obsoletos y de tus miedos ancestrales, intentaré en suma borrar, ahora que te
poseo, tus malos recuerdos anteriores para que nunca más te me escapes hacía
ellos.

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