Te me escapas en el silencio, la
distancia y el olvido, pero mis deseos te acecharán a lo largo de tu noche, florecerán
entre tus sábanas como lirios ardientes, anidarán en tu almohada esperando tus
besos vertidos desde tu sueño, morderán tus labios mientras duermes inmersa en
la tibieza de mis brazos incinerantes. Arderán mis deseos en la leña seca de tu
vigilia cuando tus dedos atrapen los pétalos humedecidos de tu vulva y jueguen
el mismo juego de mis dedos atrapados en la flor suculenta de tu sexo,
humedecida, vertiente, ruborizada en la oscuridad donde danzarán nuestras las
siluetas haciendo un desesperado amor de venusterio. Habitaré tus insomnios a
contrapelo de tu silencio, de la distancia y del olvido porque ebullirá tu piel
en los sudores solitarios de otra noche vacía ansiosa de un orgasmo pene/trado,
del peso de un macho endurecido sobre ti, de tus manos rasguñando su espalda y
tus ojos cerrados por el ciego goce de la hembra poseída. Huyes de la trama entreverada
de tus muslos y los míos, de mi boca ensalivando la tuya, del olor del sexo
omnipresente como el aroma de las algas destrozadas en las playas, te me
escapas, te me fugas, te me disuelves en una pequeña ausencia hacía lujuriosa la
hondura nocturna. Te me haces persistente fugitiva en celo mientras describo
los arcos masturbatorios en los suburbios vaginales, en la turgente gruta
clitoriana, en tus succionantes labios fellatianos. Huida en la vaguedad de lo
ambiguo te voy incautando los poros y los vellos en medio de la cópula del
abandonado.
lunes, 31 de marzo de 2014
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