domingo, 8 de julio de 2018

SEGUIR VOLVIENDO *


Para E.C.

“…ensayó un engaño final. Vuestro pecado abominable os prohíbe percibir mi esplendor... comenzó a decir. No lo escucharon y lo atravesaron con lanzas.”
El tintorero enmascarado Hákim de Merv. Jorge Luis Borges, 1935.

Volveré una y otra vez, por las alambradas de las madrugadas o por los sinuosos confines arrebolados de los atardeceres, o a plena noche, crepúsculo por medio, (nunca de día) a recorrer con ávidos ojos de fauno voyerista las serranías de tu cuerpo desnudo en tu ferviente totalidad, devoraré el paisaje de tu silueta recostada sobre el lecho imposible oyendo tu voz declamando extraviada entre verbos y versos florecidos en las grietas de los terrestres mausoleos de dos amantes anónimos. Retornaré como un vicio a tu íntima topografía sin alejarme jamás del vaho embriagante de tu aroma de hembra esquiva o mariposa inalcanzable, porque en ti se vierten los deseos más oscuros y burbujean las lujurias implícitas y explicitas del macho imaginante que te escribe este texto inverosímil solo para que por un instante sublime posea tu voraz atención ya que el caótico azar que tejen y destejen las tres viejas hilanderas no quiso que en esta secuencia de espacio tiempo yo llegara a poseerte en carne abierta a lo largo y ancho de tu volcánica y sinuosa cordillera. Y seguiré volviendo en un geomorfológico ritual recurrente a entrometerme ahí entre tus muslos como un macho geógrafo sediento, dejaré que me estreches ahí hasta el goce entre esas mórbidas carnalidades sensuales, iré degustando tus íntimos sabores sexuales, tú permanecerás allí quieta recitando en voz susurrante solo para mí el inédito poema de nuestra agobiante imposibilidad mientras yo lamo la verticalidad de tu vulva, deslizo mi erguida virilidad por sus pétalos, punzo insistente tu breve capullo clitoriano, hago brotar de ti el húmedo fuego del deseo, hundo mi carnal lanza de lujurioso guerrero, pene-tro entero tu anegada y hendida voracidad, vierto y derramo en ti mi líquida densidad mientras tú permaneces allí ahora devorada, saciada, poseída, pero quieta como una esfinge, gozosamente entro-metida en el canto de tus versos. Vale.

* NO SE ALEJE OTRA VEZ
quiero que siga volviendo a ésta cordillera. Donde desnuda, leo versos, sólo para usted.
Enriqueta Couepel, Julio 2018.

miércoles, 7 de febrero de 2018

EN BUSCA DE LA MARIPOSA TATUADA


Para E. C., prófuga desnuda...

“Iba rozando al pasar todos aquellos cuerpos oscuros como si por el reino de las sombras, entre mortuorias fantasmas, fuera buscando a Eurídice.” *

Solo esquirlas de mariposa, irrecuperaciones soñadas, imaginadas o vistas al trasluz del deseo, irredentos pecados de la carne frágil que busca con el poderoso sinsentido de saberte desnuda, impúdica, sometida a los ojos que te encuentren o posean las misteriosas claves del odio dorado del perdedor. Buscador perdulario y definitivo de los íntimos vericuetos de tus carnes imposibles, sus lisuras y sus aromas, sus nocturnas humedades, sus delirantes esplendores de los atardeceres enamorados, y sus delicadas lujurias en el amanecer de las lluvias. Rastreador atormentado de tus labios bien rojos y tu negro pelo revuelto (i), y de tus lascivos tatuajes indescifrables, de los publicados, de los inéditos y también de los apócrifos. Cándido explorador del conjunto descentralizado de redes de comunicación interconectadas mediante misteriosos protocolos codificados, persisto ingenuo en un juego de ilusos trabalenguas, de inverosímiles secuencias de las letras de tus nombres alternadas o barajadas ‘ad infinitun’ en un desesperado e inútil algoritmo de mago de circo pobre, buscando con crédula ilusión tu cuerpo desvestido, sus pliegues dibujados por mis pervertidos deseos fálicos, tus sublimes pechos coronados, tus ingles y tus axilas, el atrevido guiño de tu ombligo, las altivas curvas tus nalgas y su tibio cauce hedónico, y tu sexo trazado a dedo limpio, lamido hasta la ebriedad y penetrado en una ilusoria consumación masturbatoria, en fin, buscando hasta aquellos tus impalpable atributos de hembra imaginaria; las lunaciones obsidiánicas de tus ojos insoportables (ii) y tu vertiginosa fragancia floral (iii).

(i) “La Rosa Embelesada”, del mismo autor, febrero 2017.
(ii) Paráfrasis de un verso de “¿Donde Te Reencuentro?”, del mismo autor, marzo 2017.
(iii) “Esa Mariposa”, del mismo autor, febrero 2018.

* “À la recherche du temps perdu”. Marcel Proust, escrito de 1906 a 1922 y publicado de 1913 a 1927.


Imágen: "Metamorfosis", Antonio Pujía, incluída en la muestra “Estudio para un beso”, esculturas de pequeño formato realizadas en plata y cera.
  

domingo, 4 de febrero de 2018

LA BUSQUEDA DELIRANTE


Para E. C., buscándola…

Fue ese antiguo amor desquiciado, la furia, el rencor, el odio puro en el oro salvaje de los celos extraviados, del que todo lo tuvo y todo lo perdió, el que puso a la vista pública las treinta monedas de la traición y en mí el fuego que ahora me devora (i), el que me hizo iniciar ansioso esta búsqueda pervertida e imposible de tus impúdicas imágenes con su provocación y su incitación al solitario pecado por los infinitos confines del babilónico universo virtual. Él puso tu desnudez al descubierto, toda tu piel expuesta a los lujuriosos ojos de tenebrosos míseros depravados, a los deseos onanistas de ver hasta el hartazgo o el vicio tus íntimos tatuajes secretos que pocos ungidos han visto y gozado, las sensibles protuberancias de tu pezones coronando tus senos, la oscura mata de vellos púbicos que anochece en tu pubis, la rosada y húmeda magnolia de tu vulva, la lisura carnal de las ampulosas curvas de tus glúteos, tu esencia de hembra poseída y/o enamorada. Y tú ahora me has condenado a buscar eternamente esas prohibidas visiones del paraíso, las soñadas y las imaginadas, las que convertirían en cenizas mis huesos machos de fauno imaginario. Pero no me importa saber que esta búsqueda no tendrá fin, con la sabiduría que me dan los años perpetrados la viviré como un pequeño infierno previo.


(i) Ezequiel 28:18.

sábado, 3 de febrero de 2018

TARDE DE ESTATUAS


“Piensa en mí cuando la mires, bella escultura, las tetitas como las mías, me das placer, estoy tan húmeda, siente mi humedad cuando estés solo,  ahhh… sigue... pienso en tu lengua jugando sin parar... ¿Te gusta escucharme lo excitada que estoy pidiéndote más? Tengo los pezones duros y calientes, me los acaricio rápido mientras tú me lames…”
Ella en su voz.

Imagino tus pezones duros y calientes en mi boca y mi mano en tu vulva, mi dedo buscando tu goce... unto mi dedo en tu sexo y lo chupo para saborearte, para oler tus aroma de hembra, ahora lamo tus labios vúlvicos... de abajo hacia arriba, y me quedo chupeteando tu clítoris... ah... así... así... así... hundo mi lengua rígida en tu vagina... ah paraíso!, estás mojada, anegada... y yo tieso, duro, erecto... acerco mi miembro a tu vulva... humedezco mi glande en tus jugos... uf... y te voy penetrando muy lentamente... lento y continuo... más y más adentro... ah… hundo toda mi verga en tu sexo succionante... y comienzo a jinetearte... a cabalgarte salvaje y desesperado... uf... te sifoneo fuerte mientras chupo tu pezones... mis manos aferran tus nalgas... un dedo hurga entre ellas buscando la ceñida flor oculta... meto y saco, hundo penetrante, mi dedo juega en tu ano... mi boca mama tus pezones, mi pene endurecido entra y sale... urgente, ansioso, siento la cercana eyaculación... te mueves y me muevo, machihembrados, acoplados, siento la cercanía de tu orgasmo, hundo mi verga en tu vulva, hundo mi dedo en tu ano, hundo mi lengua en tu boca, ya...! ahora...! ahhgg...! Oh Dios! ahora... Anais... te siento... Anais... Anais... Anais...