jueves, 31 de octubre de 2013

DETRÁS DEL VIDRIO


“¿Me amas  o solo te gusta mi cuerpo?”. C. S.


Es la instancia de tu cuerpo desnudo, expuesto, ofrecido como detrás de un vidrio empavonado que te fragmenta en las infinitas partículas carnales de tu piel desnuda, expuesta ofrecida en su plenitud de hembra plena. Es la exhuberancia de tus senos lunares, amplios y coronados, es la insistencia de tu pelo negro noche terciopelo con la fugacidad de su beso también lunar y su alto oleaje inducido por las mareas de tu risa. Son tus muslos pálidos, las combas de tus nalgas, la breve circunstancia de tu sexo, el despliegue de tu desnudez detrás de un vidrio empavonado que te dibuja en lúbricos detalles ante el extasiado solitario que de diluye húmedo y denso en sus arduos deseos. Es la delectación en el ascetismo, el honor y gloria del celibato instaurado, la vorágine de la sexualidad que irrumpe en la tarde construyendo el otro crepúsculo con los matices de tu cuerpo desnudo, expuesto, ofrecido como detrás de un vidrio empavonado que te calca en el espejo de los diodos desesperados en sus juegos de su rojos, verdes y azules buscando la precisa tonalidad de tu piel desnuda, expuesta ofrecida en su plenitud de hembra plena. Es tu mano, tus dedos impúdicos, hurgando e incitando que me abruman de ti, me abruman de tus palomas, de tu nido, del húmedo y denso alborozo de reencontrarte en la instancia de tu cuerpo desnudo, expuesto, ofrecido como detrás de un vidrio empavonado que te unifica en la húmeda densidad de una íntima y vertiginosa ceremonia final. 

SIN TREGUA

Estás desnuda sin saberlo sobre tu mismo lecho mientras bebo sin que lo sientas de todas las vertientes de tu cuerpo los rocíos que inventan tus lujurias soterradas en tus pechos y escondidas en los pliegues más íntimos de tu sexo encendido y húmedo como tu piel embebida de tu sudor y mi saliva sin que intuyas que lamo las junturas donde cohabitan tus miedos y tus ansias en un fulgor de virgen obscena que espera mordiéndose los labios para no declarar sus deseos de ninfa escabullida por los vericuetos del nocturno en la soledad sufriente de tus fantasías a ojos cerrados donde habito desde la densidad de tus poros hasta la hirsuta maraña de tus vellos enredados en mi lengua sacrílega que no te deja escapar ni olvidar lo que presientes con la incertidumbre del pecado concebido en las furias del desvelo que te arrastra sin percibirlo por las espurias constelaciones de la carne no saciada en el necesario destello del orgasmo que bulle en tus labios entreabiertos por la sed que no se extingue sino en el rito solitario que como tú quieres no te deja huellas ni vestigios pero que no alcanza la plenitud que sueñas mientras estás desnuda sin saberlo sobre ese tu mismo lecho donde ahora te hurgo y poseo con las estremecidas palpitaciones de un macho imaginario.

martes, 29 de octubre de 2013

VAGO POR LOS SUBURBIOS DE TU ROSTRO


Vago por los suburbios de tu rostro, linyera, mendigo, indigente de besos, de salivas, de mordiscos, de los brindis de los dientes que se estrellan. Acampo en el canalillo de tus senos, ebrio de tu perfume, de la suavidad de esa piel edípica, me deslizo, resbalo, hago cumbre en de cada pezón para apretarlo con mi boca ansiosa, para lamerlo como una miel consistente, bajo otra vez al valle escondido, lo surco con mi nariz urgente, huelo insaciable tu olor de mujer rendida. Recorro entera olisqueando la amplia planicie lunar de tu estomago, el pozo sensible de tu ombligo, desciendo a tu abdomen impregnándome de ti, de tus vísceras, de tus cosquillas voluptuosas, mi lengua húmeda va marcando los senderos como la baba de un lento caracol lujurioso. Me detengo en el borde mismo de la breve jungla de tus vellos púbicos, olfateo su olorosa sedosidad animal y entro en ella ronroneando como un tigre vencido, voy tironeando tiernamente esa íntima pilosidad sexual con mis labios, los peino y despeino. Mi lengua alcanza el vértice del surco de tu vulva, punza el clítoris estremeciéndote, baja y lame a lo largo esa húmeda flor impúdica, estremeciéndote. Y sigo hacia el tibio sur de tus muslos, besando embriagado cada columna amplia y carnal, y sigo rumbo abajo por tus rodillas, tus pantorrillas, tus pies, dedo a dedo. Te vuelves boca abajo. Subo explorando tus piernas con rumbo norte hacía tu pelo, cruzo la cárnica comba de tus nalgas, no antes de deslizar mi lengua por el cauce que las divide, de punzar con mi lengua la otra flor oculta, estremeciéndote. Recorro entera olisqueando la amplia cadencia solar de la corva de tu espalda, y más, beso una a una tus vértebras, y tus omoplatos, tu cuello, detrás de tus orejas. Hundo mi rostro en tu pelo, lo despeino como un tigre haciendo su madriguera entre las  maduras espigas de un trigal. Te vuelves boca arriba. Beso tu frente, tus ojos, tu nariz, y retorno sediento y extasiado a beber de ti en las dulces comisuras de tus labios.

sábado, 26 de octubre de 2013

CONVERGENCIA



Me pierdo en el paisaje de las dos suaves colinas soñadas, mi mano encuentra un seno grande, tibio, es como lo he imaginado muchas veces durante mis solitarias excitaciones y masturbaciones, veo tus grandes pechos con sus pezones rosados, con sus aureolas no muy grandes pero ricamente protuberantes, no puedo controlarme y mi boca baja a tus pechos de mujer madura y busca esos pezones sensibles y erectos como dos garbancitos carnales, e inicia una suave y alternada succión, mis labios los aprietan, mi lengua los empuja, mi saliva ardiente los humedece endureciéndolos más y más, mis dientes los mordisquean con ternura y con ansias. El tiempo se extiende abarcando el denso pasado, el ardiente presente y el ilusorio futuro, nada es como imaginamos, la intensidad establece sus urgencias a pesar de temores y timideces. Mi boca sigue y sigue enviciada en tus pechos anhelantes y mi mano sopesa su edípica densidad, los soba, los palpa, los manosea con tierna impudicia. Echas hacia atrás tu rostro con los ojos entrecerrados dejándote llevar por la turbadora turbulencia de mi boca que te invade, te ensaliva, te mama, suspiras, te quejas, susurras inundada de la excitación que corroe las voluntades y nos ahoga en el deseo. Mi otra mano baja hasta mi verga erecta, endurecida, enrojecida y sensible, y apretándola comienza a moverse rítmicamente en busca del placer prometido por Onán y que tú, su sacerdotisa, me brinda como una esclava voluntaria que es a la vez sujeto y objeto del goce y sus instancias. Succiono, chupo, lamo, feliz y excitado, hasta que siento mi semen caliente escurriendo por mi mano y todo se confunde en esa trama de los instintos ebrios de placer. Entonces inicio la ceremonia de la devolución hasta que siento que tu cuerpo se estremece en un orgasmo febril bajo las caricias de mi dedo en tu clítoris y mis labios, que han seguido mamando tus pezones. Cesan las caricias, ya nada se mueve, solo se adivinan dos cuerpos laxos en la suave y extenuada penumbra.


viernes, 25 de octubre de 2013

SILENCIO


Ese silencio que esconde a la ninfa asustada detrás de perfumados jazmines o florecidas madreselvas, detrás de sus pudores y recatos, detrás de sus temores o terrores, detrás de la femenina vergüenza de ser, hacer o mostrase en la desnudez de la ominosa realidad. Que quizá esconde la mano atrapada en dulces e íntimas orgías onanistas, vulva y pechos entregados a la exploración de una lujuria personal, los dedos urgidos en solitarios ritos de goces egoístas, el cuerpo contorsionado por la búsqueda inalcanzable del placer total, del orgasmo ansiado, del laxo descanso saciado para alcanzar la brevedad en el insomnio. O que esconde el sollozo culpable de la soledad carnal insaciada en su plenitud, intocada aun por la vorágine del clímax que abunda en los sueños de hembra desolada, en los imaginarios del nocturno clavado en las penumbras del amanecer rutinario, allí en el vacío y seco desierto del lecho baldío. Ese silencio cómplice que esconde a la indomable gata en celo allá en el alto tejado del castillo inexpugnable husmeando el denso aire de la noche, intentando describir en la brisa quieta y cálida las perturbadoras feromonas del vicioso gato voyerista que la persigue asustado desde la tímida blandura de su salón, imaginando en sus turbias masturbaciones que la posee desde ese cauto lejos de su cobardía. El silencio oprobioso de la mujer hembra frustrada en sus deseos, en sus inquietantes ansias nunca consumadas de entregarse a la copula en una locura de sensualidad desatada, arrastrando hasta el abismo del olvido sus trancas y sus inflexibles obsesiones, su inquisición intransable, su contenciones voluptuosas. Ese silencio que oculta en las sombras la silueta de un gatito curioso que merodea sigiloso entre los perfumados jazmines y las florecidas madreselvas rastreando una deliciosa presa vulnerable. Ese silencio.

SOLO ESO


Un día te voy a abrazar, solo eso, para que por un instante no te sientas sola, sin acosos, sin miedos, sin necesidad de recatos, sin el velo temeroso del pudor ni nada parecido, solo eso, consumar la cercanía, alejar por unas horas los nocturnos silenciosos, las manos vacías, la boca sin besos, pero sin un solo atisbo de urgencias ni persecuciones, sin un solo roce más allá de tu frontera, solo con la voluntad de abrumarte de los afectos y los cariños y las ternuras que te extravían en las quemantes arenas de tu desierto. No rozaré tus pechos encopándolos con mis manos edípicas, no acariciaré tus muslos con las brasas del deseo tumultuoso, no deslizaré mis dedos por los surcos, los valles, las dunas, el cauce, que esconde tu íntima geografía. Relegaré mi experticia de fauno macho libertino para ser contigo un adolescente principiante que nada sabe de impuras contingencias, no conoce los trabados vericuetos de la seducción dolosa e ignora las múltiples máscaras del engaño. No lameré tu vientre hasta el pubis buscando la húmeda fuente del placer, no sobaré tus nalgas para conocer la textura del paraíso, no hurgaré entre tus vellos enredándolos con mi lengua hambrienta, no punzaré la flor encendida con mi virilidad erguida, no visitaré tu boca para embriagarme de tu saliva, no dejaré espacio u ocasión a la lujuria, al pecado, a la copula, ni siquiera a las ansias. Te esconderé del mundo ajeno en un abrazo enternecido de proximidad vigente, de esa cercanía pura y cristalina que anhelas en tus largos insomnios, te voy a estrechar entre mis brazos como nadie nunca, porqué será sin deseos. 

jueves, 24 de octubre de 2013

EDIPO ENCARCELADO


La rendija, el niño recién macho descubriendo el deseo aun inexplicable en el terror del pecado, la observada inocente sentada en el lecho, el sostén, blanco, edípico, los brazos maduros y pálidos que con lentos movimientos lo quitan, surgen los pechos, amplios, llenos, de oscuros y grandes pezones, la mirada clavada hasta el dolor. La hendidura en la madera como una grieta que da al infierno eterno por venir, el ojo asombrado, extasiado, lujurioso, la respiración acezante, retenida para que no retumbe en el ominoso silencio, la boca entreabierta ente la visión de esos dos botones morenos como monedas de cobre de un reino prohibido, de esos senos mullidos, blandos, grandes, que buscará con sicótica vehemencia por todos los años, todos los lugares, todos los rostros, todos los cuerpos desnudos y rendidos, sin volver a encontrarlos jamás. Esas son las imágenes que lo perseguirán para siempre a través de todos los laberintos carnales, semillas latentes de sus futuras pequeñas perversiones, el tabú ancestral ha sido transgredido, el pecado original se ha consumado. La mano que busca sin saber qué hasta que encuentra la carne erguida y dura, sensible, los instintos desbocados, la razón naufragando en el deseo incontenible, la mano aferra, aprieta, se mueve en un primitivo vaivén estremeciendo el cuerpo del púber que observa cegado por el espanto del pecado. Los ojos permanecen quemándose en la contemplación viciosa, la mano urge, sube y baja, corre y descorre, masturba. La eyaculación pecadora e incestuosa del espectador asustado, impúdico, insaciable hasta el fin de los días, estalla, escurre por los dedos inaugurando un vicio inextinguible. Una camisola que vuelve a ocultar el busto desnudo como un erótico atardecer. El pecador se hunde en su tardío arrepentimiento ahogado, sofocado, laxo. Ya no habrá más abstinencia, el castigo será una ceguera incomprensible que le impedirá hasta la eternidad escapar de la sombría caverna de la soledad.

miércoles, 23 de octubre de 2013

SI TE ATREVIERAS


Si te atrevieras a hacerte la virgen dormida desnuda a mi lado denudo y dejarte soñar como deseo soñarte con el detalle del deseo encarnado pero sin alcanzar el plenilunio que te asusta sino solo para hacer la vigilia de tu cuerpo dormido desnudo. Si te atrevieras a dejarte colorear entera de turbado rubor con mi dedo untado en mi saliva y entregarte a esa leve intensidad del tacto que irá creando a partir de ti otra tú sobre tu piel tibia desnuda estremecida. Si te atrevieras a rendirte al simple placer goce éxtasis del roce apenas, la caricia etérea, el contacto leve de piel contra piel, a la dulce estimulación que consuma la cercanía. Si te atrevieras a dejarte soñar en vivo yo podría soñarte como sé que tu quieres que te sueñen y dejarme atrapar entre tus pechos, dejarme capturar entre tus piernas, dejarme abarcar por tu esencia de hembra temerosa. Si te atrevieras a dejar que invada las comarcas de tus desvaríos sin quemar los recatos donde escondes tus silencios de hembra indecisa, sin arrasar el jardín de tímidas violetas que ocultas entre tus piernas sino solo mirarlo como un sarraceno extasiado ante el rosado mármol de un intocable templo imposible. Si te atrevieras a dejar que palpe con delicadeza de poeta el vértice vórtice donde late lo que te niegas y me dejaras concluirnos solo en una íntima y compartida celebración onanista, entonces podría destruir el muro que te encierra y dejarte volar como una vestal desatada del lóbrego imperio de tus sombras.


martes, 22 de octubre de 2013

VUELO


Eché a volar mi imaginación y una de mis manos se fue sigilosa a tus piernas, lentamente fui tocando y acariciando por dentro de tus muslos, en esa zona de suavidad de sueño, de intensa sensualidad, y con la otra mano te acaricie el pelo, atrayendo tu rostro hacia el mío, hasta que nuestros labios se rozaron, y nuestras bocas ávidas del otro se fundieron en un beso, las lenguas se enredaron y los labios se abrieron al goce del beso ansiado, los dientes mordisqueaban y buscaban como fieras furiosas los labios del otro, la otra mano llegó hasta la mariposa, húmeda, ardiendo en su fuego de ansias y deseos, y mis dedos jugaron con el clítoris erecto, sensibilizado por los instintos desatados, yo sentía mi pene creciendo, erectándose, punzando bajo mi pantalón, te recosté en el lecho, y subí tu falda hasta tu cintura, te saqué los cuadros con lenta ansiedad, llevé mi mano a mi entrepiernas y saqué el falo erecto, endurecido por ti, su glande brillante, turgente, estaba caliente de penetrarte, de hundirse en ti hasta las profundidades de tu intimidad, lo llevé con mi mano hacia la mariposa abierta y rendida, y lo hundí en ti, con lenta fuerza, con ternura y deseo, con ansias desesperadas pero controladas para sentir el placer maravilloso de ir penetrando en la mariposa toda mojada, ardiente, succionarte, sentir como mi verga iba abriendo esos labios verticales e iba siendo succionado por tus deseos de entrega, y después del juego de intensos movimientos, esa danza lujuriosa, esos grititos desesperados, te inundé con mi néctar sexual, como una lava ardiente que se derrama en ti llevándonos a ambos a la cumbre del placer, todo eso sentí mientras imaginación se liberaba en su vuelo.  

INCITACIÓN


...cuando hayas bebido el vino vete a la ducha y deja escurrir el agua caliente sobre tu cuerpo desnudo..., que escurra por tus pechos sensibles, por tus pezones erectos, por tu vientre ansioso..., que escurra con el fuego y la fluidez de una caricia por tu sexo semi escondido entre tus vellos púbicos..., deja que surque entre tus labios vaginales, que juegue con tu clítoris durito..., y entonces, cuando tu mente y tu alma estén rendidas al deseo... lleva tu mano a ese surco sexual, hurga entre tus vellos, abre suave y lentamente los labios verticales..., y con la yema caliente de tu dedo del corazón inicia el juego clandestino del placer solitario en tu clítoris sensibilizado por el agua caliente, por tu imaginación desbocada... y por tus deseos de mi..., y déjate llevar, suelta tus censuras, abre tu cuerpo a ti misma..., y goza el placer del sexo como si tu mano fuera mi mano...

lunes, 21 de octubre de 2013

INTOCABLE, FRAGIL, PELIGROSA


Intocable porque te cierras al espejismo del placer de la carne viva y la piel erizada, al susurro que te queme bajando por entre tus pechos, anegue tu ombligo de quemante saliva, moje tu vientre y empape tu pubis, murmure en tu vulva humedecida estremeciéndola como una flor incendiada, intocable e im/pene/trable, inviolable en tu alto castillo sin puerta ni ventanas, con tus deseos amarrados al mástil para no escuchar los cantos mentidos de los machos que te asedian, que te acosan sin lograr nunca tu sonrisa pecadora. Frágil porque te sabes vulnerable escondida en tu caparazón de hembra distante, asexuada, imposible de seducir sin seguir un rito que solo tu conoces, sin los protocolos codificados en tu lenguaje secreto ni las ceremonias sagradas de tus propias creencias, de tus premoniciones de desengaños y de tus certidumbres de venideros dolores, frágil en los oleajes nocturnos que te deben arrastrar a los roqueríos de los insomnios y las soledades, cuando muerdes la almohada y tu cuerpo se arquea y tensa extraviados en los suburbios del goce carnal, inalcanzable. Peligrosa porque el fauno demonio macho que alcance a hundirse en ti, por boca, dedos o falo, embebido de tus íntimos néctares virginales, ebrio de tus prohibidos licores vaginales, conocerá en ese destello el paraíso buscado y a la vez durante la misma fulguración lo perderá para siempre, porque tú, Mantis religiosa, para seguir viviendo en tu espera infinita deberás volver a ser intocable, frágil y peligrosa. 

sábado, 19 de octubre de 2013

SOLO EL DESEO


Solo el deseo carnal, nada más, la sensación del roce de un cuerpo contra otro, la piel encendida en sus sensibilidades extremas, caricia, beso, lamido, el calor corporal abarcando la agitada respiración, el sudor derramándose en densas gotas por entre las dulces turbiedades del pecho y los senos restregados, por el vientre macho y el pubis hembra, el sabor de la saliva embebiendo los labios besados, mordidos, la desnudez en su pureza natural, sin pecado, como una tentación inquietante pero depurada de oscuras obsesiones, de pequeñas perversiones o alteradas vergüenzas , las piernas trabadas en un ensamble más que erótico, al borde de lo salvaje, la intensidad de las manos que escurren y recorren, que se deslizan con suave impudicia a lo largo y ancho de la posesión y la entrega, las bocas hambrientas atrapando los pezones o el falo, succionando, lamiendo, diluyendo el miedo y la timidez, la desolada cobardía de sentir y hacer sentir, las lenguas resbalando por los despeñaderos del placer, hurgando, repasando una y otra vez los lugares del goce, el cielo y el infierno bloqueados en esos instantes en el que los pensamientos se vuelan asustados y los instintos abarcan todo el aquí y el ahora, la vulva húmeda en su tibieza de selva, en ávida espera, la verga erguida punzando, en ávida búsqueda, la delicada pene/tración como un intento, como un juego inocente, como al trasluz de la lujuria, la sagrada alquimia de la copula, los íntimos fluidos lubricando, el semen derramándose en el surco y la hondura, los quejidos, el abrazo ceñido hasta la desesperación que quiere traspasar la soledad, com/pene/trar los cuerpos hasta convertirlos en una sola estatua de sal.

miércoles, 16 de octubre de 2013

EVADIDA


Te me escapas, me rehuyes, fluyes alejándote como un agua delgada y sigilosa que va quemando la piel, marcando su huida en un ardor borroso, entre lo temido y lo deseado, dejas fuegos encendidos como una lava escurriendo lenta sobre pasto seco, dejas incandescencias que iluminaran la próxima noche del lobo hambriento. Aún así puedo oír el roce de tus muslos buscando sensaciones perdidas, la emergencia de tus pezones, tus manos en su vuelo de caricias, puedo ver tus ojos entrecerrados, tus labios entreabiertos, el rubor revelador de la imaginación que se desborda, se desata por los tortuosos senderos de la carne viva que siente o presiente, puedo adivinar tu respiración agitada en su densidad pecaminosa que acusa un aire tibio, vaho o aliento que va avanzando por tu cuello. Te evades de lo que te quema, verbo o silencio, desertas del naufragio por venir, huyes sin saber donde pues llevas en ti misma el demonio del que escapas. Huelo tu aroma vertiéndose en su recatado florecimiento, imagino tu sudor inundando tus poros, tus fisuras, tus oquedades, percibo el brote incontrolado de las semillas del deseo enterradas en tus instintos. Sientes una erguida rigidez punzando tu cuerpo en los innumerables sitios del placer, inundando de ahogadoras sensaciones la instancia del aquí y ahora, sientes dedos, boca, lengua, otras manos, otros labios que dulcemente violentan la humedad sexual de tu escondrijo. Te me fugas desnuda, anhelante, embebida en ese celo de hembra del que reniegas, con tu sexo embriagado de licores seminales, estremecida, vibrante, asustada.

lunes, 14 de octubre de 2013

ATRAPADA


Y sé que me lees a escondidas, en el sublime secreto de ti misma, como una niña asustada que sabe del abismo del pecado pero juega en sus bordes resbaladizos como no queriendo, o como una ninfa furtiva que merodea los territorios del fauno deseando allá en el oscuro fondo de sus íntimas ansias ser atrapada en sus redes de lujuria, en sus trampas voluptuosas, en sus eróticas liturgias. Y te buscas entrelineas, rastreas tu nombre invisible, indagas por mis mensajes escritos solo para tus ojos curiosos en los mismo códigos que abren tus mañanas, tratas de leer el manuscrito original, sin las tachaduras de mi timidez ni los borrones del recato o la respetuosa censura. Y te acercas ingenua para leer la letra chica, esos rastros de hormigas entintadas que solo tus ojos ven, y escudriñas en los párrafos para ver el reflejo de tu cuerpo desnudo en el espejo de mi verbo que arde como una llama que atrae la insegura y nocturna mariposa. Y rondas y palpas y sopesas una a una las palabras, para sentirlas en tu piel como caricias o lamidos, y te recorren misteriosos estremecimientos cuando encuentras un eco, una breve reverberancia de mi voz/verbo que repite lo antes ya dicho, eso también lo sé. Y se te va la imaginación desbocada a lo que podría llegar a suceder o vivirse, a los vívidos detalles imposibles que declaran las frases que más relees, y sueñas besos impúdicos, dedos revelando al trasluz tus deseos, y entrecierras tus ojos y dejas de leerme en tu clandestinidad pecadora para que yo pueda seguir transcribiendo lo que haces y sientes cuando me lees. Y es que solo saber que me lees me basta para justificar todo lo que te escribo.

sábado, 12 de octubre de 2013

CEREMONIAL


Y eres paloma establecida en el nido de mi alto campanario, sobre ti derramo mi néctar erótico que quema tu piel y marca a fuego mi posesión de ti, que te hace vibrar en estremecimientos aun sin tocarte a través de la distancia que enlaza los deseos, los anuda en una salvaje pene-tración de macho-hembra, los convierte en la mano que allá y aquí consuma y complace, y también justifica el silencio vacío de los cuerpos en intocables celibatos. Y en ese espacio que separa surge el sexo desatado, llenándolo de emociones e intensidades que solo el ídolo fálico despierta en tu húmeda consistencia de mujer amante, de doncella mayor, de esclava rendida a su amo y señor, ilimitada, abierta, inexperiente, pero mía. Y así entras a ese templo de voluptuosidades donde te sientes violada, violentada, abusada, embebida de aquel néctar que se derrama en ti sellando el oscuro pacto edípico e incestual que te susurra que el Amar te pertenece. Y sientes en piel viva mi boca, mis labios, mis dientes, mi lengua, mi saliva; en tu tetamenta mordisqueada con delirio, en tus pezones succionados, en tu espalda besada, en tus nalgas mordidas, en tus muslos ensalivados, en la flor del sur brevemente pene-trada y en el cuenco oloroso de tu vulva lamida hasta el vicio. Y tu propia mano repasa una y otra vez esos senderos lamidos y besados, y mi propia mano revive en mi falo la apretada tibieza de la tuya, y se cumple el rito de tus jugos y mi néctar vertidos en la gozosa ceremonia en que los deseos florecen en todos los rincones de tu cuerpo y el mío, entre orgasmo y eyaculación, entre besos de novios y caricias de amantes, en la tierra feraz de la ardiente y necesaria complicidad. 

viernes, 11 de octubre de 2013

VIAJE AL NIRVANA


A nadie he deseado como a ti, tu cuerpo me incendiaba, tus pechos, tus pezones, tu nido, toda tú hacia florecer el ídolo como si mis deseos de ti fueran una incesante primavera. Tus palomas, las tomo suavemente, las beso, las acaricio, las encopo con mis manos y beso esos pezones míos, los mamo como un bebe, los mordisqueo suavemente, esos botoncitos protuberantes, sensibles, los chupo, los succiono, los muerdo con ternura, soy tu bebe aferrado a tus pechos, soy tu bebe macho, tu macho niño. Mamo uno y acaricio el otro, así chupo, mamo, succiono, chupeteo, te beso como un macho bebé, lamo enteros tus grandes senos edípicos, retorno a tus pezones y los muerdo, mi lengua juega con cada pezoncito. Vago extasiado por tu desnudez hacia abajo, veo tu ombliguito que beso con deleite, veo tus pelitos púbicos, meto mi lengua en tu vulva, la lamo, sorbo esos jugos néctares licores que embriagan mi lengua enloquecida, lamo, lengüeteo, chupo, mi lengua juega con tu clítoris, chupeteo tu clítoris como si fuera un pequeño lingam sagrado. Meto mis dedos en tu vagina, los muevo penetrándote mientras lamo tu clítoris con su sal y sus aguas. Te vuelves, hundes tu rostro en la almohada, te ofreces a una sodomía de ninfa y fauno ebrios de exultante primavera. Meto la puntita de mi lengua en esa tu florcita carnal, la ensalivo, meto mi dedo en tu ano apretado, apunto la punta de mi falo erguido en ese paraíso asustado y te voy penetrando lentamente, suave, de a poquito, entra y entra, apretado, urgido de deseos, y ahora que está adentro te jineteo enloquecido hasta alcanzar el nirvana.

lunes, 7 de octubre de 2013

DESFLORACION


Bebo de tus dedos untados en ti en un ceremonial sexual sin sexo declarado o física consumación, apenas tímidos roces de manos, miradas de deseos vedados, sonrisas por un goce secreto, egoísta, un placer prohibido de escondrijos, de fugas, de huidas coquetas por los laberintos de lo intocado. Esa pasión congregada en las palabras que no se dicen, en misteriosas actitudes equivocas. En una iriología de voyeur taciturno veo la desnudez secreta de tu cuerpo reflejada en tus ojos, imagino su sinuosidad latente, retenida, miro los vellos de tu pubis desde un lejos imposible, presiento la sensibilidad de tus pezones, el palpitar de tu vulva humedecida en su concavidad inalcanzable. Te poseo solo con los ojos míos que te pene-tra en el vaivén que va de tu escote a tus ojos, con la voz quiebro tus designios de virgen instaurada, te desvirgo sin que te des cuenta con la cercanía de macho-hombre que te desea y de macho niño que te busca con perturbadora nostalgia. Y en esa solemnidad del sin tocarse se van cumpliendo tus negadas fantasías, vives las otras vidas no vividas, exploras lo prohibido en la realidad ilusoria de una maquina de sueños. Te acaricio de mentira en un acoso de solo sutiles ilusiones la piel encendida de tu vientre, el delicado y virginal interior de tus muslos, las corvas de tus nalgas, el surco vertiente y fuego de tu sexo. Dibujo tu boca en mi boca para besarte sin besos, mientras erecta en su destierro mi virilidad se yergue como un faro en un mar oscuro y tormentoso, lejos de tu isla de algas y espumas.