La frescura de la tarde casi
anochecida, el crepúsculo que deviene en referente de ocultos deseos acumulados
contra el muro de una amistad de años que no se rompe ni cristaliza, ella
sentada en el sofá sola silenciosa en la penumbra del atardecer que se
desmorona hacía la noche, el beso en la mejilla que deja el roce de su rostro
titilando en la boca ansiosa, la sonrisa, el dulce tremolar de las ansias, la
negra polera sin mangas que declara sus ebúrneos hombros morenos, el short rojo
carmín muy corto, el torbellino atrapante de sus muslos, su escote, sus brazos,
sus piernas, el olor de su piel que huelo o imagino, el cigarrillo y la
conversa y los ojos atrapados en tanta piel desnuda al alcance de las manos de
la boca de los dedos del miembro que late avergonzado pero expectante, la
urgencia del beso lengua, del roce de las manos sobre los muslos morenos, la
boca labios insertándose en el canalillo entre los grandes mullidos pechos, la imaginación
que se revuelca en su propia cloaca, allí en el sofá yo ahí a su lado temblando
inmerso en su paisaje de las altas araucarias, los ríos cristalinos, la salvaje
selva sureña y los nevados volcanes, el rojo copihue y los piñones, el aroma a
humo y a yerbas ancestrales, se termina el cigarrillo, la noche se extiende hasta
la mitad del beso en la mejilla que se queda ardiendo en los labios mientras
camino sin mirar atrás sintiendo su hierática soledad dispersando como el
puelche el polen de todas las blancas flores del canelo.
viernes, 31 de octubre de 2014
NEVADAS ALTURAS EDIPICAS
Solo nos cruzamos sin siquiera mirarnos a la
salida del almacén. La había visto venir de lejos cuando entré, así que no vi
su rostro y apenas divisé su pelo negro algo ensortijado, pantalones oscuros y
una polera alba como el color de las garzas que medran furtivas en los
cañaverales que bordean siempre las lagunas de aguas claras, solo me percaté
que era una mujer madura algo avejentada con unos pechos grandes y llamativos,
tan llamativos que musité desde el instinto la silenciosa letanía que tengo
para esos casos: “mamacita rica, donde te
habías escondido que nunca te había visto mirado observado deseado por mis desolados
rumbos edípicos y ahora te encuentro aquí de sopetón en este barrio de perros
con tu tetamenta imponente tan a mano que ya me duele”, pero venía aun
demasiado lejos para hacerme el lento y gozarla de cerca así que tuve que
entrar sin disfrutar los promontorios nevados de sus senos ampulosos. Mientras
compraba el paquete de cigarrillos me olvidé de ella y de su par de voluptuosos
atributos, por lo que cuando ya iba saliendo y ella entrando la vi tan de cerca
que me sorprendió sin reconocer que era la que veía de lejos y mi vista de lobo
hambriento se clavó instintiva en el protuberante pezón que se marcaba perfectamente
en la polera de blanco nítido, allí sobre un pecho amplio grande maduro, como
si anduviera sin sostén burbujeando en el desparpajo de la dama que se sabe
dueña y poseedora de unas joyas invaluables. Por un instante el tiempo se
detuvo e imaginé mi mano acariciándolo, mis dedos pellizcándolo, mis labios
apresándolo, mi boca de macho niño mamándolo como un naufrago sediento, y seguí
caminando sin volverme a mirarla para no perder la sensación de su pezón en mi
boca succionado hasta el vicio. Repito, no vi su rostro, y si volviéramos a
cruzarnos estoy seguro que no la reconocería, salvo por la erecta insistencia
visual de su divino pezón.
miércoles, 29 de octubre de 2014
JUEGOS DE LA MAJA DESNUDA
Apareces como un retrato de una dama adusta y
lejana, con tu pelo de finas antracitas donde cristalizó un claro rayo de luna,
miras, sonríes, se elevan tus senos en sus grandes y mullidos vuelos, florecen
en sus cúspides tus pezones pequeños, rosados y protuberantes, tus manos juegan
con ellos jugando con los oscuros instintos edípicos, con el pecado original y
las misteriosas perversiones de la adolescencia, te desnudas, te deslizas sobre
el lecho como una sirena en un albo oleaje de espumas, te estiras y retuerces,
te vuelcas y acomodas como una maja desnuda hirviendo en su propio fuego,
inicias las lúbricas travesuras con el dildo que me reemplaza, lo lames besas
chupas, lo aprietas en tu mano lujuriosa, lo acercas a tu vulva y la surcas, la
rozas, la insertas, las perviertes y la invades llenándola de ese miembro duro
imponente penetrante, lo vuelves a llevar a tu boquita hambrienta, lo hueles,
lo lames, como ungiéndolo de tu sagrada saliva, y lo vuelves a empotrar en tu
sexo abriendo como un fálico arado la breve selva de tus vellos púbicos, una
mano lo hunde en tu vulva mientras la otra abre los pétalos de la flor
insertada, la furia de tus deseo abarca tu lubricada vagina colmándola de ese
miembro duro imponente penetrante, tu piel entera desnuda ocupa un secreto
universo limitado a tus goces y sensaciones, te estremeces en un tumulto de
espasmos y quejidos, te deshaces en filosos cristales, te santificas y te
iluminas en un orgasmo definitivo, te quedas quieta laxa cansada flotando sobre
la espuma. En tanto lo sucedido mi mano ya hubo esparcido la densa y láctea
simiente de tu posesión incesante.
lunes, 27 de octubre de 2014
DEAMBULAS EN MÍ
Deambulas por los cotidianos
pasillos y salas de tu ceremonial cotidiano, sigues tus rutinas, conversas con
sombras transparente, bebes las aguas del día, comes las frutas secretas del
pecado, acudes a los sitios de siempre, observada coqueta deseada. Espío tu
reflejo en tu espejo solo para ver tu rostro invisible, tu uñitas decoradas, tu
pelo perfumado, solo para sentirte aquí, a mi lado mientras cae otra noche sin
tu piel en mis tactos, sin mis roces reverenciales, más oscura sin tus ojos en
los míos y tu boca besándome, otra noche como un túnel sin salida a tu cuerpo
desnudo vestido solo con tus tibiezas, como un mar lejano que se huele en su
brisa nocturna pero que no se ve, como un destierro donde los deseos vagan sin
rumbo sin ti. Te lleno la boca de besos y todo es primavera. Muerdo el lóbulo tu
oreja quemándolo con mi aliento, te estremeces cerrando los ojos rendida
entregada seducida. Beso tu cuello incinerándolo con un vaho volcánico que
incendia las lúbricas leñas de tus ansias de ser poseída hasta el grito y el
dolor. Lamo tu vulva sorbo tus licores degusto con fruición los brebajes de tus
lujurias escondidas. Aprieto tus glúteos con la desesperación del deseo
atrapado encarcelado torturado en tu ausencia. Y te cabalgo desesperado como un
jinete fálico erecto endurecido penetrante sobre su potranca abierta húmeda
succionante. Corremos así desbocados y violentos copulando sobre la grama verde
y mullida, locos de sexo y cercanía, insertos acoplados ayuntados tú enmiembrada
yo envaginado. Deambulas perseguida por mis pervertidos ojos machos.
domingo, 26 de octubre de 2014
APPASSIONATA
(Allegro Assai) Sentir tus manos
acariciando libres de temores, recorriendo mi cuerpo desnudo y entregado, sentir
tu mano hurgando en mi vientre estremecido, erectando el miembro, duro y
henchido, su glande enrojecido, su ojal anhelante, sentirme macho violado y
poseído. Tocar tu vulva húmeda y ardiente enredando mis dedos en tus vellos
olorosos. Mis labios succionando tus pequeños pezones y acariciando tus pechos
duros y turgentes. Mi lengua urgiendo tus labios verticales despertando tu
clítoris y tu propio deseo. (Andante con
moto-attacca) Un arrebato de campanas hace volar las palomas, la vorágine
de la lujuria nos retuerce y nos devora, el calor decreta salados sudores y los
cuerpos resbalan en su tango su danza su baile su desaforado vértigo penetrante
y orgásmico. El escrutinio palpitante de las horas se propaga como una ineludible
red que nos atrapa y luego, lentamente, se concentra en un instante que
eterniza el silencio de los quejidos, de las respiraciones entrecortadas, de
las lenguas mordidas con la ternura del deseo. (Allegro, ma non troppo) Un gozo recorre toda mi piel, tu boca
envuelve mi falo quemante, arden en mi oscuros deseos ocultos, y finalmente tu
mano me masturba, aprieta, frota, lame, y en un clímax desesperado eyaculo el
ardiente semen contenido. Te derrumbas en los escombros de un orgasmo que te
deja ebria y extraviada por las calles del placer. No alcanzo a tomar tu mano y
te me pierdes en las llanuras de la inconciencia. Tu rostro sudoroso se apoya
en mi pecho sudoroso, acaricio tu pelo con ternura. Descansamos silenciosos en
la tibia y densa ciénaga de la pasión consumada.
2004 - 2014
sábado, 25 de octubre de 2014
ANTIGUOS RETAZOS
Arde quieto tu cuerpo en el lecho
con la hoguera viva de tu silueta, y tus inquietantes ojos de embrujo acechan
mis sueños ocultos, y en el rojo de tu boca perfecta los besos vuelan sin
tocarte alados, tenues, imposibles. Sobre el lecho tus ojos tu boca tu pelo tu
cuerpo, encienden los fuegos de la noche. Entonces fuiste esclava de mis manos
sedientas de mi cuerpo urgente de mi boca de lobo hambriento de mi verga erecta
y dura de mis perversas fantasías de tus propios instintos. Como fieras en celo
desesperados en el bosque soñado, abotonados, libres e incensurados, te penetro
y monto y cruzo como bestia sagrada que busca en ti el goce el grito el orgasmo
el aullido de hembra que retienes en tu cuerpo y que en tus insomnios muerdes
en la almohada. Allí en esa espesura hundo mi miembro en tu sexo húmedo cuajado
del néctar que lubrica tu celo. Allí entre el follaje, solos tú y yo desnudos danzamos
escondidos el acto puro del deseo, y bebes ansiosa el rocío dulzón de mi verga
saciada y de tu flor abierta bebo enviciado el agua tibia y densa con la sed de
mis sueños. Te mordisqueo muy suave ese pezón sensible, y lo succiono enviciado
para permanecer ahí, atrapado en ese punto carnal de tu cuerpo, y como un niño
hambriento beber en el tu sabor de hembra, sentir tus estremecimientos, acunar
tu pecho con mis manos tiernas y quedarme quietecito pegado a ese pezón delicioso
para que me lleves adherido a el por todo tu día.
2008-2009
viernes, 24 de octubre de 2014
HAMBRE DEL VICIO
Tengo hambre de tu soledad, del
espacio total de tu piel intocada. Huelo la sed de besos que te reseca los
labios, palpo los estremecimientos de tu cuerpo inútil, sigo el rastro del
perfumado sudor de tus pasiones. Busco en el caluroso insomnio de tu noche esa
fragancia de la hembra en celo insaciado. Tengo hambre de tu carne ardiendo
desesperada, sed de los íntimos jugos que vierte tu desolación. Te acecho tenaz
entre tus sabanas, te muerdo despacito desde tu almohada, subo desde tus pies
como una fiera husmeando el delicado sabor dulce y salado de su victima, bajo
desde tu boca hurgando los recovecos vacíos que dejaron esos tristes
depredadores inútiles, que no supieron rasgar la dura soledad que te cubre.
Tengo hambre de la exquisita soledad de tu piel. Sé que estas muriendo por
tocarme pues yo muero igual por deslizar mis manos por tu cuerpo para
reconocerlo en los sueños solo por el tacto. Y es una delicia vivir así el
deseo, sentirlo en la piel, vivo y quemante, porque te siento en celo, huelo tu
olor de hembra, y así me gusta sentirte, con el fuego sexual ardiendo en ti por
mí. Ah! si yo pudiera tocarte, ir a ese lugar húmedo y caliente como un
peregrino en deliciosa erección. Hembra mía, que ricos goces te habitan, ya
sabrás que me estas enviciando y que eso me gusta, me deleita. Alcanzo a
escuchar tu voz, tu voz entrecortada, asustada, y no distingo palabras, solo
tus jadeos de placer, y me excitas, y me posees, en esa pasión de buscar el
goce libremente, amorosamente acoplados, yo penetrando en ti y tú abierta a mí,
tu recibiendo mi verga punzante y su semen como una lava, y yo sintiendo tu
ardiente humedad en esas contracciones succionantes. Fuimos macho y hembra,
primitivos, sexuales, urgidos de deseos, y ahora permaneceré ahí en ti,
profundamente, desolado y saciado, feliz!, pues ya te has convertido en un
embriagante y clandestino y solitario vicio.
2008-2009
CELOS DEL AZOGUE
Desde V.
Tengo celos del espejo que refleja tu imagen con tus
grandes ojos negros del embrujo, con tu boca en complicidad sonriendo, con el
escote que urgen tus pechos, con tu pelo de fiera celosa y secreta, con la
deseada silueta total de tu cuerpo. Celos de la brillante superficie del vidrio
que abarca el dibujo de la mujer entera coqueteando en el repetido dormitorio
con todas sus fogosas ansias encendidas intentando que su figura se entregue al
goce impúdico del juego de sus manos. Celos del cristal que te mira hembra
porque posee tu desnudez cada noche y puede ver en la plenitud de tu cuerpo
toda la piel que mis manos anhelan, tus soñados senos grandes y llenos con sus
breves y erectos pezones donde mis labios beben tus deseos, el triangulo
oloroso de tu pubis con sus vellos y su carnal capullo que yo lamo y penetro
ebrio de ti, toda tú ahí desnuda, oculta y sola, buscando en tu reflejo del
otro lado donde se desata el fuego de su sexo. Y pensar que todo eso poseí un
día hundido en tu dulce piel sin sosiego, acariciando excitado tus pechos
llenos, besando tus pezones en un vicio nuevo, tocando tu sexo húmedo de
deseos, lamiéndolo sediento de tu néctar, penetrándolo como macho en celo,
hurgando con mi lengua su secreto, buscando entre su fuego tu orgasmo. Y pensar
que un día como en sueños nos poseímos con toda la furia del goce y nos
anudamos ambos desesperados, macho y hembra, húmeda y erecto, hasta saciar
todas las ansias contenidas en todo ese largo largo tiempo de mirarnos sin
ceder a los secretos deseos que besarnos.
2008
2008
INTENSO ROJO EN MOVIMIENTO
Intenso rojo furioso con una
franja de vuelos negros para romper la sensual monotonía y con delgados
breteles para remarcar en sus delicadas líneas la voluptuosidad impresionante
de tu piel extensa desnuda en los hombros y el escote y los brazos. Rojo de
intensidad en desparpajo, pudoroso y juguetón, sicalíptico rojo mañanero, roja
incitación a onanistas derechuras, rojo eternizado ahora en la memoria como un
procaz tatuaje sexual o una dulce herida sangrante o el hierro candente que yerra
tu posesión sobre el macho en celo perpetuo. Allí sobre tu pálida dermis todos
los rojos posibles, el de la sangre de los toros vertida en las sangrientas
arenas del burladero del lecho por la mantis taurina en la suerte suprema de la
cópula ancestral, los rojos de los atardeceres antes de que encallen en ti las
naves de los deseos, los rojos de las amapolas heridas de sexo en los paramos
del vicio, el rojo de las deliciosas cerezas y frutillas con sus sabrosas
reminiscencias a los sabores de tu vulva madura y jugosa, el rojo de las rojas manzanas
del pecado, el rojo de la roja lujuria de mariposas que provocan masturbaciones
y orgasmos. Tu mano aferrando el teléfono blanco como a un cuerno fálico que supone
expone incita a imaginar tu mano aferrada al miembro que refulge en su erección
inevitable. La cadena de frío metal con el brillante también refulgiendo en tu
cuello como una estrella iluminando la amplitud de tus pechos. Tu rostro serio
en contraste con la algarabía del rojo y la desnudez incipiente que promete sin
cumplir los voyeristas deseos del fauno extasiado en la visión del erótico
destello de tu cauto exhibicionismo de todos los rojos posibles.
PEREGRINAJE AL SANTUARIO DE TUS IMAGENES
Tus imágenes me arrastran a la turbulencia de
los deseos, las observo una a una con el sabor de lo poseído, de lo que un día
se disfrutó con la vehemencia de la piel incendiada, los múltiples reflejos de
la luz sobre tus mullidas palomas, la tierna rugosidad de sus aureolas, la
prominencia carnal de tus tetes, esa suavidad ondulante de tus pechos ávidos de
mis labios, mis ojos se envician en la convexidad incitante de tu pubis, en la
trama sexual de tus vellos oscuros, rozan y acarician los territorios que confluyen
a tu nido, estremecidos del aroma de su cercanía inminente, de la humedad que
se intuye como el vaho de lujuria de una flor abierta esperando, desesperados
se insertan en la visión de tu verticalidad ansiada por la erección del ídolo
que late en mi entrepiernas, te miro absorto sobre el lecho desnuda impúdica
lujuriosa, allí sobre el satín de tenue rosado perlescente del cojín de flores
bordadas, los muslos ampulosos y mórbidos, el nido como un fruto maduro y
jugoso, tus dedos ahí hurgando rebuscando explorando buscando el goce onanista
con un delicioso desparpajo, la mano con el consolador duro e inhiesto,
ensimismada en el sensual desespero que deviene en sexuales desatos, en una
excitante díldica inserción, repaso nuestro ardiente pasado imbuido en las
imágenes de tu sagrado y secreto santuario, en el templo donde guardo los
paisajes del paraíso de tu cuerpo en sus exhibicionismos y calenturas, donde
realizo los continuos peregrinajes masturbatorios a tus desnudeces que solo yo
poseo, Amo y Señor de tus lúbricas locuras, hogueras llamas brasas del eterno
fuego que me consume.
martes, 21 de octubre de 2014
EL LOBO DE LA NOCHE
No te sientas tan segura, puedo
entrar en tus noches y atacarte, urdir una trama de deseos, de caricias
ardientes, de oscuros instintos desatados, no tendrás donde huir porque cerraré
todas tus puertas y sentirás el aliento caliente de mi boca a lo largo de tu
cuerpo, mi lengua buscando tus rincones sensibles, mis manos recorriendo tus íntimos
refugios, escucharás tus propios quejidos en la noche, durante toda la noche, y
mis gritos de ávidos deseos hundiéndose en tus fantasías secretas, hurgando
sitios de tu cuerpo que aun no sabes que existen. Mis manos enredadas en tu
pelo, dibujando en tu rostro perturbado el perfil de tu boca y tu ojos, tocando
tu cuello a dos manos y de ahí a tus hombros desnudos, tensos de pavor y
ansias, mis manos ardiendo en tu fuego, suaves pero nítidas sobre tu piel, mis
manos urgentes bajando hacia tus pechos, cubriéndolos como palomas atrapadas, mis
dedos rozando tus pezones sensibles, mis manos bajando y bajando hasta el
centro mismo de tu vientre, hasta el ombligo deseado, ansiado y soñado, mis
manos más abajo aun, más hacia dentro de ti, mi boca ahí, en esa breve flor de
tu cuerpo buscando tu sabor escondido, sus jugos íntimos y dulces, mis labios
en tu pubis, en la flor jugosa de tu pubis apartando los vellos suaves y
olorosos, mis labios abriendo el sendero sexual, el camino del fuego, mis manos
aferradas a tus caderas amarrándote a mí, dejando tu escape cerrado, quieta,
rendida, entregada, ansiosa, mi boca ahí, en el surco de tu reino de deseos, apartando
tus rosados labios verticales, abriendo los pétalos de esa flor secreta, haciendo
aparecer el tímido botón soñado, erecto en su pequeña guarida carnal, tierno y
duro, húmedo y sensible, y entonces, solo entonces, sale mi lengua como un falo
humedecido de ansias y busca tu botón anhelante en un juego de roces, de tactos,
de hundir y sorber, de jugar a morirse de placer, de morirse de ese placer que
rompe, quiebra y desencaja, sumerge y ahoga y mis manos en ti y mis labios en
ti y mi lengua en ti y mi cuerpo tan cerca del tuyo que somos un ser de dos
sueños y escucho tus últimos quejidos como el aletear de la mariposa en su
vuelo y me hundo en ti, entero, duro, insaciado, desesperado para siempre de
ti.
2010
lunes, 20 de octubre de 2014
NADA EN PRIMAVERA
Para Nada alegre.
Te ves muy linda allí en el centro
del pequeño universo sensorial de la fotografía, como siempre difusa, escondida
de puro tímida en un tupido velo, pero creo que es primera vez que te veo
riendo, alegre, como si fueras feliz, como si la dulce mariposa de la risa se
hubiera detenido sobre la flor inalcanzable de tu boca. Me alegra mucho verte
así, sin esa melancolía de lluvia u otoño en la que navega tu soledad en el mar
del tiempo de las incertidumbres. Y más aún verte en medio de esa algarabía de
juventud exultante y primaveral. Y me encanto deliciosamente la impúdica
transparencia de tu blusa que deja ver, difusa también tras tupido velo, la
suave palidez de tu piel intocable, tu escote de esfinge imposible donde
quedaron atrapados mis ojos de fauno solitario, y el negro brassiere que dibuja
tus pechos como un nocturno palomar. Recordé las efímeras rosas del jardín, las
misteriosas ondulaciones que dejan las olas en las finas arenas de las playas
de invierno, la migraciones de las aves sobre lejanos parajes, recordé como si
fuera cierto la tibieza voluptuosa de tus senos en mis manos aquel atardecer
que nunca sucedió, la cálida humedad viscosa de tu vulva que untó mis dedos y
mis labios más adentro de la noche, recordé los besos y el sabor de tu saliva,
mi dedo soberano sobre tus protuberantes pezones, la cópula ya amaneciendo,
poco antes de que te disolvieras difusa cuando la madrugada comenzó a despertar
a los escarabajos y a las libélulas, recordé que poseía nada más que la
fotografía con tu risa, el tenue velo con las florcitas blancas sobre tu tibio canalillo
y tu mano como al descuido sobre esa lozanía de otra fugaz primavera.
sábado, 18 de octubre de 2014
LA SOÑÉ DORMIDA
Me dejó soñarla sin negarme el
privilegio de entrar en su sueño de una tenue rosa extraviada entre las
rosas que se quedó esperando al jardinero de sus sueños sintiendo el susurro de
mis besos buscándola en los altos pinares. Entonces, como un triste jardinero
pasé toda la larga noche incrustado en su tibieza, la soñé dormida, soñando, yo
la observaba en silencio, quietecito, olía su perfume, rozaba su pelo
delicadamente, escuchaba su respiración tranquila y el rumor de sus pasos en la
hojas secas del último otoño. A veces me atrevía a tocar su piel solo con la
yema del dedo para absorber su calor concentrado, otras acercaba mis labios a
los suyos, a milímetros del roce, solo para sentir la cercanía de un beso, y
ella soñaba que eran sigilosas mariposas transparentes que la acechaban
turbulentas en la voraz primavera. Avanzada la noche me fui atreviendo a
dibujar con un dedo el arco de sus cejas y el borde de su boca, las oscuras
monedas tiernas de sus aureolas y la cúspide rugosa de sus pezones, a trazar la
ruta deliciosa que cruza por el canalillo entre sus pechos y sigue rumbo sur profundo
rodeando su ombligo hasta desembocar en su vientre adivinando sus entrañas. Cuando
presentí la cercana madrugada dejé mi dedo al albur de los deseos y se fue
enredando en sus vellos púbicos atrapado en esa sedosidad de algas sin oleaje,
y rozó en breves círculos su clitoris dormido, sonrió en su sueño soñando con
un impúdico caracol enviciado, y mi dedo se aventuró a traspasar el límite y se
fue bordeando tímidamente su vulva humedecida en su entresueño, delineó los
cuatro pétalos y el surco quemante que da al soñado paraíso. Ya aclarando, sediento
por la silenciosa travesía acerqué mi lengua a esa olorosa vertiente vertical y
bebí de ella las dulces voluptuosidades de su sueño. Así se me fue la noche soñándola
mientras ella soñaba con mariposas, caracoles y susurros.
viernes, 17 de octubre de 2014
DEL VIENTO SIN RASTRO EN BRASA Y FUEGO
Para Nada y Mora
Nada eres si mis garras de fauno
lascivo no desgarran tus vestiduras de vestal, de virgen inmóvil, de fría
estatua, nada sientes si mis manos no entran en tus fisuras de hembra
acorralada, en tus grietas tristes de mujer buscando amor y te rompen en
pedazos tus sueños inútiles y tus ilusiones de mariposa muerta. Nada gozas si
mi brusca piel no te frota como la gruesa arena de tus pesadillas y hace sangrar
tu piel de virginal abeja reina. Nada serás hasta que mi virilidad terrible te
socave el sexo de niña y la boca de santa. Nada, nada, porque habito lo peor de
ti, porque soy un parásito que vive escondido en tus más sucias oscuridades, en
tus pecados, en tus sacrilegios de hembra que se miente para que las fieras que
te acosan crean que te poseen porque no saben de mí. Solo por y para mí eres
brasa ardiente con la piel al rojo vivo y en ese fuego inconsumado quiero
quemarme, deslizar mis manos en medio de tus muslos hasta convertirme en
saciadas cenizas. Quiero que sientas al hombre macho niño que me habita, mis
dedos buscando y quemando las ansias de tu vulva para compartir esa hoguera que
te quema y me quema. Deseo cubrir tu cuerpo con el mío, ahogándote en un mar de
bocas y de besos, y entre nuestros gemidos y suspiros fundirnos en un
desesperado oleaje de latidos. Ansió dejar que mi miembro ardiente y erecto
entre y ahogue tu vientre de hetaira insaciable, y seas la brasa candente y el
fuego ardiente donde incineraré el sagrado incienso de mis feroces
eyaculaciones.
ANTE LA MORA DESNUDA
Para la reina mora y gitana, otra vez.
Como una dorada joya en
terciopelo yace tu cuerpo desnudo en rojo lecho como yace tu hermoso cabello
esparcido en sensual y casto abanico perfumado, confirmando en sus matices y
dorados la olorosa selva breve e hirsuta de tu pubis. Y en el rito sagrado del
voyerista extasiado miro; tu ardiente piel extendida, desnuda y lujuriosa, miro
tus pechos pálidos y sus pequeños pezones, tu vientre plano con ese lindo
ombligo inquietante, tus muslos que son senderos al húmedo paraíso, tus caderas
de hembra salvaje, tus rodillas de virginal suavidad, miro tus largos brazos
delicados, miro tus pies, tus manos, tu rostro, y en el tu boca roja, tus ojos
azul cielo, miro y miro tu sexo oculto entre esos vellos y me arde la brasa de
mi verga entre mis piernas porque tu hechizo me incita a la masturbación
escondida, entonces mi mano obligada la aprieta y masajea buscando el delicioso
placer del macho solitario, y te miro y te miro y me masturbo como un potro
vicioso ante tu imagen, hasta verter mi caliente y denso néctar en el clímax de
la voluptuosa eyaculación, y en el último espasmo desesperado mientras cae la
ultima gota de mi semen siento que el rojo de tus uñas ya sangra sobre mi laxo
cuerpo ya saciado. Giraron los astros su quinquenio, despareciste en la bruma
del silencio y la ausencia, pero esa dorada joya de tu cuerpo permanece
reverberando en el rojo lecho y en la deliciosa erección que provoca cada vez
que abro el secreto cofre de la memoria.
2009
EL FUEGO DEL FUTURO PERFECTO
(Ahora voy por ti... en mi mano)
Irás a tu dormitorio, te desnudarás
en silencio, como ida, creyéndote sola tocarás tu cuerpo con sutil impudicia,
buscando los sitios donde están acumulados tus deseos, arderás por unos
momentos en esa brasa que habita tu piel, te tenderás finalmente en el lecho y
solo entonces sentirás mi presencia ya ahí, esperándote, desnudo y moreno,
alcanzarás a rozar mi piel antes de que te atrape en un tierno beso inesperado.
Mis labios abarcarán tus labios, mi lengua buscará tu lengua para enredarse en
un nudo tibio y húmedo, mis manos (tus manos) iniciarán la exploración
desesperada de todo tu cuerpo, las onduladas superficies de mi deseo, de mis
ansias, hurgarán cada rincón intimo y encendido, acogerán tus senos como
palomas huidizas, tocarán tus pezones con timidez primero, con fuerza de macho
en celo después, en la penumbra escucharé tus quejidos calladitos, tus suspiros
y susurros en ese idioma que solo tu boca sabe. Tus sabias manos buscarán en mí
las rutas del placer, en una caravana de caricias y roces y presiones, mi boca
abandonará tu boca para que digas tus oraciones eróticas y bajarán a tus pechos
hambrienta de carnal delicia y se enviciará en tus pezones erectos, sensibles,
escucharé tus grititos de placer, tus manos apurarán el roce y la búsqueda, a
un mismo tiempo como en un planificado ballet de manos y cuerpos, mis manos
llegarán a tu sexo y las tuyas al mío, habrá una deliciosa y caliente humedad,
habrá una dura y carnal erección, habrán quejidos, habrán masturbaciones
mutuas, habrán dos bocas mojadas que se atraparán en desesperación de salivas,
de lenguas que también se buscarán. Y en medio de nuestras húmedas y erectas
desesperaciones llevarás mi verga a tu vulva y la pondrás ahí, en esa carne
mojada y caliente, muy caliente, mi glande sentirá el fuego y el néctar y entrará,
penetrará suavemente, de un poquito cada vez, e iré sintiendo como tu vulva lo apretará
y lo succionará, y gritaré, tu sentirás como mi falo te penetrará y llenará con
una fuerza arrolladora al borde de la violencia, gritarás, gritaremos, los deseos
refulgirán en las penumbras, nuestros cuerpos ya acoplados buscarán el ritmo
preciso hasta encontrarlo y gritaremos, nos desesperaremos, nos poseeremos, nos
moveremos enloquecidos en una danza de sexo, de pasión, de intensa cercanía. Mi
verga entrará y saldrá, tu vulva apretará y succionará en una ceremonia sexual
en plenitud y entrega total, los besos seguirán su juego y nuestros cuerpos se
deslizarán el uno en el otro, tus manos serán garras en mi espalda, las mías en
tus hombros, el ritmo se acelerará, los grititos y quejidos y las palabras impúdicas
delatarán nuestras ocultas perversiones, mi verga entrará y saldrá, tu vulva
apretará y succionará, en el rito sexual repetido desde siempre pero que ahora
será distinto porque serás tú y seré yo los poseedores del fuego. Mi verga
entrará y saldrá, tu vulva apretará y succionará, el rito tomará el furor del
final, y de pronto mi verga entrará, entrará y penetrará, profundizará hasta la
eyaculación y tu vulva succionará, succionará y apretará, latirá, pulsará, tu
cuerpo bajo el mío se estremecerá en un orgasmo desesperado, incesante, gritarás,
y mi verga eyaculará hasta la ultima gota de su lava ardiente dentro de ti, y
tu vulva beberá de ella entre latidos y estertores, las bocas retomarán el beso
y las manos las caricias, permaneceré en ti mientras mi pene adquiere la tierna
consistencia de la saciedad y tu sexo lo besará quieto derramando lentamente el
denso jugo de la pasión, permaneceremos abrazados, besándonos con ternura,
asustados de haber cumplido nuestro sueño tal como lo soñábamos.
2009
domingo, 12 de octubre de 2014
DELIRIOS DE VISITANTE
La bata blanca espuma con sus
pequeñas figuras en rojos y negros cuyos dibujos se extraviaron en la ceguera
focalizada de las lujurias y las fantasías convergiendo ahí en la bata abierta
en el abismo del escote, abajo solo la camisola clara el canalillo los pechos
amplios mullidos sin sostén, deliciosamente caídos, frutas maduras donde se ha
instaurado la tibieza de oscuros sueños edípicos. Los ojos perdidos en su
limitación respetuosa siguen imaginando a través de las telas los duros pezones
erectos, la rugosidad sexual de las aureolas, el lúbrico olor del cuerpo recién
despierto, el sabor íntimo del sueño. La bata corta y abierta dejando los
muslos morenos a la vista pervertida del voyeur que se extasía absorto en la
sombra que se adentra hacia la convergencia vertical de las piernas piel canela,
dulces y suaves, la camisola corta cortísima se esconde bajo la espuma en
tímido exhibicionismo. Los cigarrillos que se consumen nunca tan rápido cuando
debieron permanecer por horas y horas con sus encendidas brasas calientes. Ella
despeinada y alegre, con la sonrisa pícara de niña jugando un secreto juego de
fuego, él con el deseo floreciendo en las palabras, en las miradas al borde del
descaro, palpitando ante esa piel desnuda al alcance de la mano, tocable pero
imposible. La conversa se alarga para que el tiempo no acabe nunca y todo se
cristalice en esos instantes, en esa intensidad voraz y erectante. El espectador
excitado se va en imaginarios vuelos de lamidos y cópulas, de mordiscos y
oralidades punzantes, de succiones y orgasmos, de sortilegios y eyaculaciones, las
manos desesperan por tocar acariciar apretar esas carnes tan cerca y a la vez
tan distantes del milagro y el vicio, por acceder a la vertiente del pecado
original, a la flor copihue florecida en sus umbrosas honduras y romper el
respeto debido, descartar leyes, normas o buenas maneras, y entrar en el delito
como en un baile de máscaras y exultantes tormentos.
viernes, 10 de octubre de 2014
DENEGACIONES
Despliegas la empapada vergencia
de tu canto vertical, su reborde de finas algas oscuras, el sabor concentrado
en su empalagosa consistencia y tenue densidad, te expones atrapada en un
exhibicionismo innombrable, ardes con tus propias llamas ante los ojos que te
verán extasiados entre los vidrios de tus recatos quebrados, refulges en un anaranjado
de sol atardecido en plena mañana de deseos voyeristas como un oleaje
arremolinado que anega las fantasías de tus piernas desnudas y la piel pálida y
los pelitos asomados, destellas en un azul exultante de rómbicos matices como
un cielo intenso sobre en entre tus piernas cruzadas por pudor o discreta
masturbación instintiva, excitas desnuda en ausencia de color, solo piernas,
piel y lunares, para que la incitante mata de vellos negros deslumbre en su
lujuriosa casualidad bien pensada, para que los ojos sigan en curso sexual
imaginando la vulva abierta inundada y caliente, flor vertical negada a la
perversiones del fisgón enviciado. La copa sexual rebosa de tu olor natural
esparcido con coqueto desparpajo y del perfume almizclado que usas en tu lecho para
tu propio deleite sensual, sientes la nariz del fauno inserta en tu sexo
oliendo tus aromas más profundos, sientes la lengua del sátiro lamiendo lo que
niegas ocultando, sientes los labios del macho inconstante urgiendo tu clítoris
con la demencia de un tímido depravado. Entre los íntimos colores y
perlescentes sedosidades te viertes derramada urgente, asumes y absorbes, abres
los pétalos y los cierras atrapando la erguida rigidez, estimulas el frote
incesante hasta la distante eyaculación, lúbrica en tu caliente voracidad.
viernes, 3 de octubre de 2014
DESINENCIAS SOBRE UNA ESTATUA DE MARMOL
Déjame abrazarte apretando
nuestros cuerpos para ser una sola piel, déjame deslizar mis manos por tus
pechos, encoparlos con ternura, sobarlos suavemente, sentir los pezones que se
erectan sensibles y tímidos en las palmas de mis manos, los beso, los lamo, los
chupo suavecito, deslizo mis manos por tus caderas lentamente mientras sigo
chupando tus pezones, mi mano llega a tu pubis, se enreda en tus vellos, toco
con un dedo tu sexo muy suavemente, siento su caliente humedad, juego en tu
clítoris con pequeños círculos digitales, hundo lentamente mi dedo en tu vulva,
lo unto en tu néctar y me lo llevo a mi boca para saborear tu intimidad. Radiante y bella, más pura que la luna, cual
estatua de mármol seductora. Tu cuerpo de mujer, rara escultura. De un hechizo
de Venus tentadora. Sigo con mis dedos en tu sexo excitándote, y cuando ardes
en el mismo fuego que me consume te hago recostar en la cama y abro tus piernas
y me subo sobre tu cuerpo con mi falo duro buscando tu vulva, la punzo
suavemente, mojo mi glande en ella y la surco varias veces hasta que comienzo a
penetrar tu vagina muy lento y suave. Siento como el miembro se empapa de ti,
te penetro entero en ti y comienzo a moverme en un lento entra y sale, muy
despacio pero intensamente en tanto te susurro desvergonzadas palabras en tu
oído. De tus ojos me diste la dulzura. De
tus labios, la esencia me llevé. De tu cuerpo de mármol, la blancura. Y de tu
alma, el perfume me robé. Entro y salgo con mi verga rígida y empapada, y
te cabalgo más y más rápido, entro entero y salgo entero y vuelvo a penetrarte,
para que sientas reiterad esa sensación de como se abre tu vagina para recibir
al príapo duro y erecto, te beso con lengua humedeciendo tus labios con mi
saliva mientras entro y salgo de tu vagina, con mi dedo rozo tu clítoris a la
vez que te penetro, entro y salgo, entro y salgo, entro y salgo cada vez mas
dentro de ti, entro y salgo, entro y salgo cada vez mas rápido, siento las
contracciones de tu vagina y hundo en ella mi verga penetrando con fuerza en un
envión salvaje, siento tus contracciones como si la estrujaras, fuerte muy
fuerte, más y más, y suelto mi semen en ti, eyaculo hundiendo el miembro en tu
vagina. Orgasmas, eyaculo, un éxtasis sublime nos desmiembra, nos diluye, nos
disgrega hasta el silencio, y te voy besando con amor y ternura mientras
recuperamos el aliento. Tú fuiste la
mujer por siempre amada. La divina ilusión, bien de mi vida. Y por eso te amaré
aún cuando vivas en estatua de mármol convertida.
En cursivas: “Estatua de Mármol”,
de Octavio Mass Montes, canción grabada en 1932. Costa Rica.
EQUINOXIO
Te buscaré en el silencio del
atardecer como tu potro amante buscándote en los prados y en los ramajes de
sombras frescas sobre el agua mansa. Sentirás mis besos urgentes en tu espalda
seduciendo tu voluntad amarrada a la tranquera del pudor ya inútil, el roce
continuo de mi virilidad sobre por entre tus glúteos, el miembro punzando
incesante. Cabalgaré mis erguidos deseos machos sobre las relucientes ancas de mi
potranca deseada, jinetearé bestial y desesperado en dura penetrancia sus
desesperos de hembra receptiva. Corcel potro padrillo semental bufaré los
instintos atávicos que nos atan en el cubrimiento denodado y urgente en los
vastos potreros de las fantasías ilimitadas. Gemirás en medio de la hoguera que
nos consumirá entregados al sueño de poseernos, gemirás cuando te cubra sobre
la grama fresca de tus antiguos recuerdos, gemirás entre los tiernos arrullos
de tu potro que serán dulce música en el jardín de tus ansias. Curvaré mi
cuello sobre tu hombro, elevaré mi falo sólido e insertante cubriéndote piel a
piel lúbrico y encelado, permanecerás quieta esperando que hunda profundo mi
lujuria en tu abierta lascivia floral, humedecida latiendo con el ritmo
ancestral de los campos floridos. Sentirás la hondura animal de la cópula como
un oleaje derramado en tu interior succionante y engarzados en esas bravuras de
macho y hembra seremos purificados por los cristales genuinos de los puros
instintos. Serás mi potranca en mis sueños recurrentes, apareándonos allá en los
pastos largos y las aguas claras, en la vegetal intimidad de los bosques, y en
la tibia comarca del lecho.
jueves, 2 de octubre de 2014
LE BAIN MATINAL
Imagino que vas a bañarte y dejas
la puerta del baño entreabierta un poquito para que pueda espiarte calladito
allí piluchita, exhibicionista y provocadora, desatada en ese íntimo ceremonial
mañanero. El agua caliente escurre por tu cuerpo derramada y surcante, tus
manos enjabonan sus pliegues y valles y sinuosidades, sus cauces y sus combas
voluptuosas, las espumas se adhieren a tus vellos ralos como algas en tibias
arenas, te acaricias instintiva, te rozas, te anegas de sigilosos deseos reprimidos.
Te veo reflejada en el espejo secando tu lúbrica desnudez con la lujuriosa
toalla, tu mórbida carnalidad, pálida y sexual, tibia y sensual. Te espío con
la voracidad lúbrica de un sátiro sexópata oliendo los aromas distantes de tu
cuerpo fulgurando en una desnudez impúdica de hembra deseada. Te develo y
carcomo voraz erguido duro excitado, babeando como una bestia insaciable por
tus sabrosuras de mujer en celo allí a mano acariciante hurgadora de dedos
prestos a vúlvicas inserciones y falo en erección flagrante penetrante
relamiendo en mis labios la saliva que mi lengua lamedora esparcirá lamiendo
desde los confines de tu periné hasta la delicada plegadura de la tierna capuchita
de tu clítoris sabroso. Te fisgoneo en el desparpajo de la imaginación en alto
vuelo, planeo sobre ti infinitamente pequeño, me hago casi invisible entre las
fibras de la toalla que te deshace con sus mullidas caricias a lo largo y ancho
inserta y rozando íntimos enclaves, tibios lomajes y húmedas angosturas, abro
surco irrumpo penetro impregno mientras te dejas llevar por el deleite sensorial
de enjugar el agua que te asedia. Caminas así en luctuosa desnudez pampaneante
y soberbia al cuarto donde los recortados felinos te esperan acechando en la
pervertida selva de mis ojos feroces.
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