viernes, 31 de octubre de 2014

NORA EN SU ATARDECER


La frescura de la tarde casi anochecida, el crepúsculo que deviene en referente de ocultos deseos acumulados contra el muro de una amistad de años que no se rompe ni cristaliza, ella sentada en el sofá sola silenciosa en la penumbra del atardecer que se desmorona hacía la noche, el beso en la mejilla que deja el roce de su rostro titilando en la boca ansiosa, la sonrisa, el dulce tremolar de las ansias, la negra polera sin mangas que declara sus ebúrneos hombros morenos, el short rojo carmín muy corto, el torbellino atrapante de sus muslos, su escote, sus brazos, sus piernas, el olor de su piel que huelo o imagino, el cigarrillo y la conversa y los ojos atrapados en tanta piel desnuda al alcance de las manos de la boca de los dedos del miembro que late avergonzado pero expectante, la urgencia del beso lengua, del roce de las manos sobre los muslos morenos, la boca labios insertándose en el canalillo entre los grandes mullidos pechos, la imaginación que se revuelca en su propia cloaca, allí en el sofá yo ahí a su lado temblando inmerso en su paisaje de las altas araucarias, los ríos cristalinos, la salvaje selva sureña y los nevados volcanes, el rojo copihue y los piñones, el aroma a humo y a yerbas ancestrales, se termina el cigarrillo, la noche se extiende hasta la mitad del beso en la mejilla que se queda ardiendo en los labios mientras camino sin mirar atrás sintiendo su hierática soledad dispersando como el puelche el polen de todas las blancas flores del canelo.

NEVADAS ALTURAS EDIPICAS


Solo nos cruzamos sin siquiera mirarnos a la salida del almacén. La había visto venir de lejos cuando entré, así que no vi su rostro y apenas divisé su pelo negro algo ensortijado, pantalones oscuros y una polera alba como el color de las garzas que medran furtivas en los cañaverales que bordean siempre las lagunas de aguas claras, solo me percaté que era una mujer madura algo avejentada con unos pechos grandes y llamativos, tan llamativos que musité desde el instinto la silenciosa letanía que tengo para esos casos: “mamacita rica, donde te habías escondido que nunca te había visto mirado observado deseado por mis desolados rumbos edípicos y ahora te encuentro aquí de sopetón en este barrio de perros con tu tetamenta imponente tan a mano que ya me duele”, pero venía aun demasiado lejos para hacerme el lento y gozarla de cerca así que tuve que entrar sin disfrutar los promontorios nevados de sus senos ampulosos. Mientras compraba el paquete de cigarrillos me olvidé de ella y de su par de voluptuosos atributos, por lo que cuando ya iba saliendo y ella entrando la vi tan de cerca que me sorprendió sin reconocer que era la que veía de lejos y mi vista de lobo hambriento se clavó instintiva en el protuberante pezón que se marcaba perfectamente en la polera de blanco nítido, allí sobre un pecho amplio grande maduro, como si anduviera sin sostén burbujeando en el desparpajo de la dama que se sabe dueña y poseedora de unas joyas invaluables. Por un instante el tiempo se detuvo e imaginé mi mano acariciándolo, mis dedos pellizcándolo, mis labios apresándolo, mi boca de macho niño mamándolo como un naufrago sediento, y seguí caminando sin volverme a mirarla para no perder la sensación de su pezón en mi boca succionado hasta el vicio. Repito, no vi su rostro, y si volviéramos a cruzarnos estoy seguro que no la reconocería, salvo por la erecta insistencia visual de su divino pezón.

miércoles, 29 de octubre de 2014

JUEGOS DE LA MAJA DESNUDA


Apareces como un retrato de una dama adusta y lejana, con tu pelo de finas antracitas donde cristalizó un claro rayo de luna, miras, sonríes, se elevan tus senos en sus grandes y mullidos vuelos, florecen en sus cúspides tus pezones pequeños, rosados y protuberantes, tus manos juegan con ellos jugando con los oscuros instintos edípicos, con el pecado original y las misteriosas perversiones de la adolescencia, te desnudas, te deslizas sobre el lecho como una sirena en un albo oleaje de espumas, te estiras y retuerces, te vuelcas y acomodas como una maja desnuda hirviendo en su propio fuego, inicias las lúbricas travesuras con el dildo que me reemplaza, lo lames besas chupas, lo aprietas en tu mano lujuriosa, lo acercas a tu vulva y la surcas, la rozas, la insertas, las perviertes y la invades llenándola de ese miembro duro imponente penetrante, lo vuelves a llevar a tu boquita hambrienta, lo hueles, lo lames, como ungiéndolo de tu sagrada saliva, y lo vuelves a empotrar en tu sexo abriendo como un fálico arado la breve selva de tus vellos púbicos, una mano lo hunde en tu vulva mientras la otra abre los pétalos de la flor insertada, la furia de tus deseo abarca tu lubricada vagina colmándola de ese miembro duro imponente penetrante, tu piel entera desnuda ocupa un secreto universo limitado a tus goces y sensaciones, te estremeces en un tumulto de espasmos y quejidos, te deshaces en filosos cristales, te santificas y te iluminas en un orgasmo definitivo, te quedas quieta laxa cansada flotando sobre la espuma. En tanto lo sucedido mi mano ya hubo esparcido la densa y láctea simiente de tu posesión incesante.

lunes, 27 de octubre de 2014

DEAMBULAS EN MÍ


Deambulas por los cotidianos pasillos y salas de tu ceremonial cotidiano, sigues tus rutinas, conversas con sombras transparente, bebes las aguas del día, comes las frutas secretas del pecado, acudes a los sitios de siempre, observada coqueta deseada. Espío tu reflejo en tu espejo solo para ver tu rostro invisible, tu uñitas decoradas, tu pelo perfumado, solo para sentirte aquí, a mi lado mientras cae otra noche sin tu piel en mis tactos, sin mis roces reverenciales, más oscura sin tus ojos en los míos y tu boca besándome, otra noche como un túnel sin salida a tu cuerpo desnudo vestido solo con tus tibiezas, como un mar lejano que se huele en su brisa nocturna pero que no se ve, como un destierro donde los deseos vagan sin rumbo sin ti. Te lleno la boca de besos y todo es primavera. Muerdo el lóbulo tu oreja quemándolo con mi aliento, te estremeces cerrando los ojos rendida entregada seducida. Beso tu cuello incinerándolo con un vaho volcánico que incendia las lúbricas leñas de tus ansias de ser poseída hasta el grito y el dolor. Lamo tu vulva sorbo tus licores degusto con fruición los brebajes de tus lujurias escondidas. Aprieto tus glúteos con la desesperación del deseo atrapado encarcelado torturado en tu ausencia. Y te cabalgo desesperado como un jinete fálico erecto endurecido penetrante sobre su potranca abierta húmeda succionante. Corremos así desbocados y violentos copulando sobre la grama verde y mullida, locos de sexo y cercanía, insertos acoplados ayuntados tú enmiembrada yo envaginado. Deambulas perseguida por mis pervertidos ojos machos.


domingo, 26 de octubre de 2014

APPASSIONATA

(Allegro Assai) Sentir tus manos acariciando libres de temores, recorriendo mi cuerpo desnudo y entregado, sentir tu mano hurgando en mi vientre estremecido, erectando el miembro, duro y henchido, su glande enrojecido, su ojal anhelante, sentirme macho violado y poseído. Tocar tu vulva húmeda y ardiente enredando mis dedos en tus vellos olorosos. Mis labios succionando tus pequeños pezones y acariciando tus pechos duros y turgentes. Mi lengua urgiendo tus labios verticales despertando tu clítoris y tu propio deseo. (Andante con moto-attacca) Un arrebato de campanas hace volar las palomas, la vorágine de la lujuria nos retuerce y nos devora, el calor decreta salados sudores y los cuerpos resbalan en su tango su danza su baile su desaforado vértigo penetrante y orgásmico. El escrutinio palpitante de las horas se propaga como una ineludible red que nos atrapa y luego, lentamente, se concentra en un instante que eterniza el silencio de los quejidos, de las respiraciones entrecortadas, de las lenguas mordidas con la ternura del deseo. (Allegro, ma non troppo) Un gozo recorre toda mi piel, tu boca envuelve mi falo quemante, arden en mi oscuros deseos ocultos, y finalmente tu mano me masturba, aprieta, frota, lame, y en un clímax desesperado eyaculo el ardiente semen contenido. Te derrumbas en los escombros de un orgasmo que te deja ebria y extraviada por las calles del placer. No alcanzo a tomar tu mano y te me pierdes en las llanuras de la inconciencia. Tu rostro sudoroso se apoya en mi pecho sudoroso, acaricio tu pelo con ternura. Descansamos silenciosos en la tibia y densa ciénaga de la pasión consumada.

2004 - 2014

sábado, 25 de octubre de 2014

ANTIGUOS RETAZOS


Arde quieto tu cuerpo en el lecho con la hoguera viva de tu silueta, y tus inquietantes ojos de embrujo acechan mis sueños ocultos, y en el rojo de tu boca perfecta los besos vuelan sin tocarte alados, tenues, imposibles. Sobre el lecho tus ojos tu boca tu pelo tu cuerpo, encienden los fuegos de la noche. Entonces fuiste esclava de mis manos sedientas de mi cuerpo urgente de mi boca de lobo hambriento de mi verga erecta y dura de mis perversas fantasías de tus propios instintos. Como fieras en celo desesperados en el bosque soñado, abotonados, libres e incensurados, te penetro y monto y cruzo como bestia sagrada que busca en ti el goce el grito el orgasmo el aullido de hembra que retienes en tu cuerpo y que en tus insomnios muerdes en la almohada. Allí en esa espesura hundo mi miembro en tu sexo húmedo cuajado del néctar que lubrica tu celo. Allí entre el follaje, solos tú y yo desnudos danzamos escondidos el acto puro del deseo, y bebes ansiosa el rocío dulzón de mi verga saciada y de tu flor abierta bebo enviciado el agua tibia y densa con la sed de mis sueños. Te mordisqueo muy suave ese pezón sensible, y lo succiono enviciado para permanecer ahí, atrapado en ese punto carnal de tu cuerpo, y como un niño hambriento beber en el tu sabor de hembra, sentir tus estremecimientos, acunar tu pecho con mis manos tiernas y quedarme quietecito pegado a ese pezón delicioso para que me lleves adherido a el por todo tu día.

2008-2009

viernes, 24 de octubre de 2014

HAMBRE DEL VICIO


Tengo hambre de tu soledad, del espacio total de tu piel intocada. Huelo la sed de besos que te reseca los labios, palpo los estremecimientos de tu cuerpo inútil, sigo el rastro del perfumado sudor de tus pasiones. Busco en el caluroso insomnio de tu noche esa fragancia de la hembra en celo insaciado. Tengo hambre de tu carne ardiendo desesperada, sed de los íntimos jugos que vierte tu desolación. Te acecho tenaz entre tus sabanas, te muerdo despacito desde tu almohada, subo desde tus pies como una fiera husmeando el delicado sabor dulce y salado de su victima, bajo desde tu boca hurgando los recovecos vacíos que dejaron esos tristes depredadores inútiles, que no supieron rasgar la dura soledad que te cubre. Tengo hambre de la exquisita soledad de tu piel. Sé que estas muriendo por tocarme pues yo muero igual por deslizar mis manos por tu cuerpo para reconocerlo en los sueños solo por el tacto. Y es una delicia vivir así el deseo, sentirlo en la piel, vivo y quemante, porque te siento en celo, huelo tu olor de hembra, y así me gusta sentirte, con el fuego sexual ardiendo en ti por mí. Ah! si yo pudiera tocarte, ir a ese lugar húmedo y caliente como un peregrino en deliciosa erección. Hembra mía, que ricos goces te habitan, ya sabrás que me estas enviciando y que eso me gusta, me deleita. Alcanzo a escuchar tu voz, tu voz entrecortada, asustada, y no distingo palabras, solo tus jadeos de placer, y me excitas, y me posees, en esa pasión de buscar el goce libremente, amorosamente acoplados, yo penetrando en ti y tú abierta a mí, tu recibiendo mi verga punzante y su semen como una lava, y yo sintiendo tu ardiente humedad en esas contracciones succionantes. Fuimos macho y hembra, primitivos, sexuales, urgidos de deseos, y ahora permaneceré ahí en ti, profundamente, desolado y saciado, feliz!, pues ya te has convertido en un embriagante y clandestino y solitario vicio.

2008-2009

CELOS DEL AZOGUE


Desde V.

Tengo celos del espejo que refleja tu imagen con tus grandes ojos negros del embrujo, con tu boca en complicidad sonriendo, con el escote que urgen tus pechos, con tu pelo de fiera celosa y secreta, con la deseada silueta total de tu cuerpo. Celos de la brillante superficie del vidrio que abarca el dibujo de la mujer entera coqueteando en el repetido dormitorio con todas sus fogosas ansias encendidas intentando que su figura se entregue al goce impúdico del juego de sus manos. Celos del cristal que te mira hembra porque posee tu desnudez cada noche y puede ver en la plenitud de tu cuerpo toda la piel que mis manos anhelan, tus soñados senos grandes y llenos con sus breves y erectos pezones donde mis labios beben tus deseos, el triangulo oloroso de tu pubis con sus vellos y su carnal capullo que yo lamo y penetro ebrio de ti, toda tú ahí desnuda, oculta y sola, buscando en tu reflejo del otro lado donde se desata el fuego de su sexo. Y pensar que todo eso poseí un día hundido en tu dulce piel sin sosiego, acariciando excitado tus pechos llenos, besando tus pezones en un vicio nuevo, tocando tu sexo húmedo de deseos, lamiéndolo sediento de tu néctar, penetrándolo como macho en celo, hurgando con mi lengua su secreto, buscando entre su fuego tu orgasmo. Y pensar que un día como en sueños nos poseímos con toda la furia del goce y nos anudamos ambos desesperados, macho y hembra, húmeda y erecto, hasta saciar todas las ansias contenidas en todo ese largo largo tiempo de mirarnos sin ceder a los secretos deseos que besarnos.

2008

INTENSO ROJO EN MOVIMIENTO


Intenso rojo furioso con una franja de vuelos negros para romper la sensual monotonía y con delgados breteles para remarcar en sus delicadas líneas la voluptuosidad impresionante de tu piel extensa desnuda en los hombros y el escote y los brazos. Rojo de intensidad en desparpajo, pudoroso y juguetón, sicalíptico rojo mañanero, roja incitación a onanistas derechuras, rojo eternizado ahora en la memoria como un procaz tatuaje sexual o una dulce herida sangrante o el hierro candente que yerra tu posesión sobre el macho en celo perpetuo. Allí sobre tu pálida dermis todos los rojos posibles, el de la sangre de los toros vertida en las sangrientas arenas del burladero del lecho por la mantis taurina en la suerte suprema de la cópula ancestral, los rojos de los atardeceres antes de que encallen en ti las naves de los deseos, los rojos de las amapolas heridas de sexo en los paramos del vicio, el rojo de las deliciosas cerezas y frutillas con sus sabrosas reminiscencias a los sabores de tu vulva madura y jugosa, el rojo de las rojas manzanas del pecado, el rojo de la roja lujuria de mariposas que provocan masturbaciones y orgasmos. Tu mano aferrando el teléfono blanco como a un cuerno fálico que supone expone incita a imaginar tu mano aferrada al miembro que refulge en su erección inevitable. La cadena de frío metal con el brillante también refulgiendo en tu cuello como una estrella iluminando la amplitud de tus pechos. Tu rostro serio en contraste con la algarabía del rojo y la desnudez incipiente que promete sin cumplir los voyeristas deseos del fauno extasiado en la visión del erótico destello de tu cauto exhibicionismo de todos los rojos posibles.


PEREGRINAJE AL SANTUARIO DE TUS IMAGENES


Tus imágenes me arrastran a la turbulencia de los deseos, las observo una a una con el sabor de lo poseído, de lo que un día se disfrutó con la vehemencia de la piel incendiada, los múltiples reflejos de la luz sobre tus mullidas palomas, la tierna rugosidad de sus aureolas, la prominencia carnal de tus tetes, esa suavidad ondulante de tus pechos ávidos de mis labios, mis ojos se envician en la convexidad incitante de tu pubis, en la trama sexual de tus vellos oscuros, rozan y acarician los territorios que confluyen a tu nido, estremecidos del aroma de su cercanía inminente, de la humedad que se intuye como el vaho de lujuria de una flor abierta esperando, desesperados se insertan en la visión de tu verticalidad ansiada por la erección del ídolo que late en mi entrepiernas, te miro absorto sobre el lecho desnuda impúdica lujuriosa, allí sobre el satín de tenue rosado perlescente del cojín de flores bordadas, los muslos ampulosos y mórbidos, el nido como un fruto maduro y jugoso, tus dedos ahí hurgando rebuscando explorando buscando el goce onanista con un delicioso desparpajo, la mano con el consolador duro e inhiesto, ensimismada en el sensual desespero que deviene en sexuales desatos, en una excitante díldica inserción, repaso nuestro ardiente pasado imbuido en las imágenes de tu sagrado y secreto santuario, en el templo donde guardo los paisajes del paraíso de tu cuerpo en sus exhibicionismos y calenturas, donde realizo los continuos peregrinajes masturbatorios a tus desnudeces que solo yo poseo, Amo y Señor de tus lúbricas locuras, hogueras llamas brasas del eterno fuego que me consume. 

martes, 21 de octubre de 2014

EL LOBO DE LA NOCHE


No te sientas tan segura, puedo entrar en tus noches y atacarte, urdir una trama de deseos, de caricias ardientes, de oscuros instintos desatados, no tendrás donde huir porque cerraré todas tus puertas y sentirás el aliento caliente de mi boca a lo largo de tu cuerpo, mi lengua buscando tus rincones sensibles, mis manos recorriendo tus íntimos refugios, escucharás tus propios quejidos en la noche, durante toda la noche, y mis gritos de ávidos deseos hundiéndose en tus fantasías secretas, hurgando sitios de tu cuerpo que aun no sabes que existen. Mis manos enredadas en tu pelo, dibujando en tu rostro perturbado el perfil de tu boca y tu ojos, tocando tu cuello a dos manos y de ahí a tus hombros desnudos, tensos de pavor y ansias, mis manos ardiendo en tu fuego, suaves pero nítidas sobre tu piel, mis manos urgentes bajando hacia tus pechos, cubriéndolos como palomas atrapadas, mis dedos rozando tus pezones sensibles, mis manos bajando y bajando hasta el centro mismo de tu vientre, hasta el ombligo deseado, ansiado y soñado, mis manos más abajo aun, más hacia dentro de ti, mi boca ahí, en esa breve flor de tu cuerpo buscando tu sabor escondido, sus jugos íntimos y dulces, mis labios en tu pubis, en la flor jugosa de tu pubis apartando los vellos suaves y olorosos, mis labios abriendo el sendero sexual, el camino del fuego, mis manos aferradas a tus caderas amarrándote a mí, dejando tu escape cerrado, quieta, rendida, entregada, ansiosa, mi boca ahí, en el surco de tu reino de deseos, apartando tus rosados labios verticales, abriendo los pétalos de esa flor secreta, haciendo aparecer el tímido botón soñado, erecto en su pequeña guarida carnal, tierno y duro, húmedo y sensible, y entonces, solo entonces, sale mi lengua como un falo humedecido de ansias y busca tu botón anhelante en un juego de roces, de tactos, de hundir y sorber, de jugar a morirse de placer, de morirse de ese placer que rompe, quiebra y desencaja, sumerge y ahoga y mis manos en ti y mis labios en ti y mi lengua en ti y mi cuerpo tan cerca del tuyo que somos un ser de dos sueños y escucho tus últimos quejidos como el aletear de la mariposa en su vuelo y me hundo en ti, entero, duro, insaciado, desesperado para siempre de ti.

2010


lunes, 20 de octubre de 2014

NADA EN PRIMAVERA


Para Nada alegre.

Te ves muy linda allí en el centro del pequeño universo sensorial de la fotografía, como siempre difusa, escondida de puro tímida en un tupido velo, pero creo que es primera vez que te veo riendo, alegre, como si fueras feliz, como si la dulce mariposa de la risa se hubiera detenido sobre la flor inalcanzable de tu boca. Me alegra mucho verte así, sin esa melancolía de lluvia u otoño en la que navega tu soledad en el mar del tiempo de las incertidumbres. Y más aún verte en medio de esa algarabía de juventud exultante y primaveral. Y me encanto deliciosamente la impúdica transparencia de tu blusa que deja ver, difusa también tras tupido velo, la suave palidez de tu piel intocable, tu escote de esfinge imposible donde quedaron atrapados mis ojos de fauno solitario, y el negro brassiere que dibuja tus pechos como un nocturno palomar. Recordé las efímeras rosas del jardín, las misteriosas ondulaciones que dejan las olas en las finas arenas de las playas de invierno, la migraciones de las aves sobre lejanos parajes, recordé como si fuera cierto la tibieza voluptuosa de tus senos en mis manos aquel atardecer que nunca sucedió, la cálida humedad viscosa de tu vulva que untó mis dedos y mis labios más adentro de la noche, recordé los besos y el sabor de tu saliva, mi dedo soberano sobre tus protuberantes pezones, la cópula ya amaneciendo, poco antes de que te disolvieras difusa cuando la madrugada comenzó a despertar a los escarabajos y a las libélulas, recordé que poseía nada más que la fotografía con tu risa, el tenue velo con las florcitas blancas sobre tu tibio canalillo y tu mano como al descuido sobre esa lozanía de otra fugaz primavera.


sábado, 18 de octubre de 2014

LA SOÑÉ DORMIDA


Me dejó soñarla sin negarme el privilegio de entrar en su sueño de una tenue rosa extraviada entre las rosas que se quedó esperando al jardinero de sus sueños sintiendo el susurro de mis besos buscándola en los altos pinares. Entonces, como un triste jardinero pasé toda la larga noche incrustado en su tibieza, la soñé dormida, soñando, yo la observaba en silencio, quietecito, olía su perfume, rozaba su pelo delicadamente, escuchaba su respiración tranquila y el rumor de sus pasos en la hojas secas del último otoño. A veces me atrevía a tocar su piel solo con la yema del dedo para absorber su calor concentrado, otras acercaba mis labios a los suyos, a milímetros del roce, solo para sentir la cercanía de un beso, y ella soñaba que eran sigilosas mariposas transparentes que la acechaban turbulentas en la voraz primavera. Avanzada la noche me fui atreviendo a dibujar con un dedo el arco de sus cejas y el borde de su boca, las oscuras monedas tiernas de sus aureolas y la cúspide rugosa de sus pezones, a trazar la ruta deliciosa que cruza por el canalillo entre sus pechos y sigue rumbo sur profundo rodeando su ombligo hasta desembocar en su vientre adivinando sus entrañas. Cuando presentí la cercana madrugada dejé mi dedo al albur de los deseos y se fue enredando en sus vellos púbicos atrapado en esa sedosidad de algas sin oleaje, y rozó en breves círculos su clitoris dormido, sonrió en su sueño soñando con un impúdico caracol enviciado, y mi dedo se aventuró a traspasar el límite y se fue bordeando tímidamente su vulva humedecida en su entresueño, delineó los cuatro pétalos y el surco quemante que da al soñado paraíso. Ya aclarando, sediento por la silenciosa travesía acerqué mi lengua a esa olorosa vertiente vertical y bebí de ella las dulces voluptuosidades de su sueño. Así se me fue la noche soñándola mientras ella soñaba con mariposas, caracoles y susurros.

viernes, 17 de octubre de 2014

DEL VIENTO SIN RASTRO EN BRASA Y FUEGO


Para Nada y Mora

Nada eres si mis garras de fauno lascivo no desgarran tus vestiduras de vestal, de virgen inmóvil, de fría estatua, nada sientes si mis manos no entran en tus fisuras de hembra acorralada, en tus grietas tristes de mujer buscando amor y te rompen en pedazos tus sueños inútiles y tus ilusiones de mariposa muerta. Nada gozas si mi brusca piel no te frota como la gruesa arena de tus pesadillas y hace sangrar tu piel de virginal abeja reina. Nada serás hasta que mi virilidad terrible te socave el sexo de niña y la boca de santa. Nada, nada, porque habito lo peor de ti, porque soy un parásito que vive escondido en tus más sucias oscuridades, en tus pecados, en tus sacrilegios de hembra que se miente para que las fieras que te acosan crean que te poseen porque no saben de mí. Solo por y para mí eres brasa ardiente con la piel al rojo vivo y en ese fuego inconsumado quiero quemarme, deslizar mis manos en medio de tus muslos hasta convertirme en saciadas cenizas. Quiero que sientas al hombre macho niño que me habita, mis dedos buscando y quemando las ansias de tu vulva para compartir esa hoguera que te quema y me quema. Deseo cubrir tu cuerpo con el mío, ahogándote en un mar de bocas y de besos, y entre nuestros gemidos y suspiros fundirnos en un desesperado oleaje de latidos. Ansió dejar que mi miembro ardiente y erecto entre y ahogue tu vientre de hetaira insaciable, y seas la brasa candente y el fuego ardiente donde incineraré el sagrado incienso de mis feroces eyaculaciones.

Recopilaciones 2009 y 2012

ANTE LA MORA DESNUDA


Para la reina mora y gitana, otra vez.

Como una dorada joya en terciopelo yace tu cuerpo desnudo en rojo lecho como yace tu hermoso cabello esparcido en sensual y casto abanico perfumado, confirmando en sus matices y dorados la olorosa selva breve e hirsuta de tu pubis. Y en el rito sagrado del voyerista extasiado miro; tu ardiente piel extendida, desnuda y lujuriosa, miro tus pechos pálidos y sus pequeños pezones, tu vientre plano con ese lindo ombligo inquietante, tus muslos que son senderos al húmedo paraíso, tus caderas de hembra salvaje, tus rodillas de virginal suavidad, miro tus largos brazos delicados, miro tus pies, tus manos, tu rostro, y en el tu boca roja, tus ojos azul cielo, miro y miro tu sexo oculto entre esos vellos y me arde la brasa de mi verga entre mis piernas porque tu hechizo me incita a la masturbación escondida, entonces mi mano obligada la aprieta y masajea buscando el delicioso placer del macho solitario, y te miro y te miro y me masturbo como un potro vicioso ante tu imagen, hasta verter mi caliente y denso néctar en el clímax de la voluptuosa eyaculación, y en el último espasmo desesperado mientras cae la ultima gota de mi semen siento que el rojo de tus uñas ya sangra sobre mi laxo cuerpo ya saciado. Giraron los astros su quinquenio, despareciste en la bruma del silencio y la ausencia, pero esa dorada joya de tu cuerpo permanece reverberando en el rojo lecho y en la deliciosa erección que provoca cada vez que abro el secreto cofre de la memoria.

2009

EL FUEGO DEL FUTURO PERFECTO


(Ahora voy por ti... en mi mano)

Irás a tu dormitorio, te desnudarás en silencio, como ida, creyéndote sola tocarás tu cuerpo con sutil impudicia, buscando los sitios donde están acumulados tus deseos, arderás por unos momentos en esa brasa que habita tu piel, te tenderás finalmente en el lecho y solo entonces sentirás mi presencia ya ahí, esperándote, desnudo y moreno, alcanzarás a rozar mi piel antes de que te atrape en un tierno beso inesperado. Mis labios abarcarán tus labios, mi lengua buscará tu lengua para enredarse en un nudo tibio y húmedo, mis manos (tus manos) iniciarán la exploración desesperada de todo tu cuerpo, las onduladas superficies de mi deseo, de mis ansias, hurgarán cada rincón intimo y encendido, acogerán tus senos como palomas huidizas, tocarán tus pezones con timidez primero, con fuerza de macho en celo después, en la penumbra escucharé tus quejidos calladitos, tus suspiros y susurros en ese idioma que solo tu boca sabe. Tus sabias manos buscarán en mí las rutas del placer, en una caravana de caricias y roces y presiones, mi boca abandonará tu boca para que digas tus oraciones eróticas y bajarán a tus pechos hambrienta de carnal delicia y se enviciará en tus pezones erectos, sensibles, escucharé tus grititos de placer, tus manos apurarán el roce y la búsqueda, a un mismo tiempo como en un planificado ballet de manos y cuerpos, mis manos llegarán a tu sexo y las tuyas al mío, habrá una deliciosa y caliente humedad, habrá una dura y carnal erección, habrán quejidos, habrán masturbaciones mutuas, habrán dos bocas mojadas que se atraparán en desesperación de salivas, de lenguas que también se buscarán. Y en medio de nuestras húmedas y erectas desesperaciones llevarás mi verga a tu vulva y la pondrás ahí, en esa carne mojada y caliente, muy caliente, mi glande sentirá el fuego y el néctar y entrará, penetrará suavemente, de un poquito cada vez, e iré sintiendo como tu vulva lo apretará y lo succionará, y gritaré, tu sentirás como mi falo te penetrará y llenará con una fuerza arrolladora al borde de la violencia, gritarás, gritaremos, los deseos refulgirán en las penumbras, nuestros cuerpos ya acoplados buscarán el ritmo preciso hasta encontrarlo y gritaremos, nos desesperaremos, nos poseeremos, nos moveremos enloquecidos en una danza de sexo, de pasión, de intensa cercanía. Mi verga entrará y saldrá, tu vulva apretará y succionará en una ceremonia sexual en plenitud y entrega total, los besos seguirán su juego y nuestros cuerpos se deslizarán el uno en el otro, tus manos serán garras en mi espalda, las mías en tus hombros, el ritmo se acelerará, los grititos y quejidos y las palabras impúdicas delatarán nuestras ocultas perversiones, mi verga entrará y saldrá, tu vulva apretará y succionará, en el rito sexual repetido desde siempre pero que ahora será distinto porque serás tú y seré yo los poseedores del fuego. Mi verga entrará y saldrá, tu vulva apretará y succionará, el rito tomará el furor del final, y de pronto mi verga entrará, entrará y penetrará, profundizará hasta la eyaculación y tu vulva succionará, succionará y apretará, latirá, pulsará, tu cuerpo bajo el mío se estremecerá en un orgasmo desesperado, incesante, gritarás, y mi verga eyaculará hasta la ultima gota de su lava ardiente dentro de ti, y tu vulva beberá de ella entre latidos y estertores, las bocas retomarán el beso y las manos las caricias, permaneceré en ti mientras mi pene adquiere la tierna consistencia de la saciedad y tu sexo lo besará quieto derramando lentamente el denso jugo de la pasión, permaneceremos abrazados, besándonos con ternura, asustados de haber cumplido nuestro sueño tal como lo soñábamos.

2009

domingo, 12 de octubre de 2014

DELIRIOS DE VISITANTE


La bata blanca espuma con sus pequeñas figuras en rojos y negros cuyos dibujos se extraviaron en la ceguera focalizada de las lujurias y las fantasías convergiendo ahí en la bata abierta en el abismo del escote, abajo solo la camisola clara el canalillo los pechos amplios mullidos sin sostén, deliciosamente caídos, frutas maduras donde se ha instaurado la tibieza de oscuros sueños edípicos. Los ojos perdidos en su limitación respetuosa siguen imaginando a través de las telas los duros pezones erectos, la rugosidad sexual de las aureolas, el lúbrico olor del cuerpo recién despierto, el sabor íntimo del sueño. La bata corta y abierta dejando los muslos morenos a la vista pervertida del voyeur que se extasía absorto en la sombra que se adentra hacia la convergencia vertical de las piernas piel canela, dulces y suaves, la camisola corta cortísima se esconde bajo la espuma en tímido exhibicionismo. Los cigarrillos que se consumen nunca tan rápido cuando debieron permanecer por horas y horas con sus encendidas brasas calientes. Ella despeinada y alegre, con la sonrisa pícara de niña jugando un secreto juego de fuego, él con el deseo floreciendo en las palabras, en las miradas al borde del descaro, palpitando ante esa piel desnuda al alcance de la mano, tocable pero imposible. La conversa se alarga para que el tiempo no acabe nunca y todo se cristalice en esos instantes, en esa intensidad voraz y erectante. El espectador excitado se va en imaginarios vuelos de lamidos y cópulas, de mordiscos y oralidades punzantes, de succiones y orgasmos, de sortilegios y eyaculaciones, las manos desesperan por tocar acariciar apretar esas carnes tan cerca y a la vez tan distantes del milagro y el vicio, por acceder a la vertiente del pecado original, a la flor copihue florecida en sus umbrosas honduras y romper el respeto debido, descartar leyes, normas o buenas maneras, y entrar en el delito como en un baile de máscaras y exultantes tormentos.


viernes, 10 de octubre de 2014

DENEGACIONES


Despliegas la empapada vergencia de tu canto vertical, su reborde de finas algas oscuras, el sabor concentrado en su empalagosa consistencia y tenue densidad, te expones atrapada en un exhibicionismo innombrable, ardes con tus propias llamas ante los ojos que te verán extasiados entre los vidrios de tus recatos quebrados, refulges en un anaranjado de sol atardecido en plena mañana de deseos voyeristas como un oleaje arremolinado que anega las fantasías de tus piernas desnudas y la piel pálida y los pelitos asomados, destellas en un azul exultante de rómbicos matices como un cielo intenso sobre en entre tus piernas cruzadas por pudor o discreta masturbación instintiva, excitas desnuda en ausencia de color, solo piernas, piel y lunares, para que la incitante mata de vellos negros deslumbre en su lujuriosa casualidad bien pensada, para que los ojos sigan en curso sexual imaginando la vulva abierta inundada y caliente, flor vertical negada a la perversiones del fisgón enviciado. La copa sexual rebosa de tu olor natural esparcido con coqueto desparpajo y del perfume almizclado que usas en tu lecho para tu propio deleite sensual, sientes la nariz del fauno inserta en tu sexo oliendo tus aromas más profundos, sientes la lengua del sátiro lamiendo lo que niegas ocultando, sientes los labios del macho inconstante urgiendo tu clítoris con la demencia de un tímido depravado. Entre los íntimos colores y perlescentes sedosidades te viertes derramada urgente, asumes y absorbes, abres los pétalos y los cierras atrapando la erguida rigidez, estimulas el frote incesante hasta la distante eyaculación, lúbrica en tu caliente voracidad.


viernes, 3 de octubre de 2014

DESINENCIAS SOBRE UNA ESTATUA DE MARMOL


Déjame abrazarte apretando nuestros cuerpos para ser una sola piel, déjame deslizar mis manos por tus pechos, encoparlos con ternura, sobarlos suavemente, sentir los pezones que se erectan sensibles y tímidos en las palmas de mis manos, los beso, los lamo, los chupo suavecito, deslizo mis manos por tus caderas lentamente mientras sigo chupando tus pezones, mi mano llega a tu pubis, se enreda en tus vellos, toco con un dedo tu sexo muy suavemente, siento su caliente humedad, juego en tu clítoris con pequeños círculos digitales, hundo lentamente mi dedo en tu vulva, lo unto en tu néctar y me lo llevo a mi boca para saborear tu intimidad. Radiante y bella, más pura que la luna, cual estatua de mármol seductora. Tu cuerpo de mujer, rara escultura. De un hechizo de Venus tentadora. Sigo con mis dedos en tu sexo excitándote, y cuando ardes en el mismo fuego que me consume te hago recostar en la cama y abro tus piernas y me subo sobre tu cuerpo con mi falo duro buscando tu vulva, la punzo suavemente, mojo mi glande en ella y la surco varias veces hasta que comienzo a penetrar tu vagina muy lento y suave. Siento como el miembro se empapa de ti, te penetro entero en ti y comienzo a moverme en un lento entra y sale, muy despacio pero intensamente en tanto te susurro desvergonzadas palabras en tu oído. De tus ojos me diste la dulzura. De tus labios, la esencia me llevé. De tu cuerpo de mármol, la blancura. Y de tu alma, el perfume me robé. Entro y salgo con mi verga rígida y empapada, y te cabalgo más y más rápido, entro entero y salgo entero y vuelvo a penetrarte, para que sientas reiterad esa sensación de como se abre tu vagina para recibir al príapo duro y erecto, te beso con lengua humedeciendo tus labios con mi saliva mientras entro y salgo de tu vagina, con mi dedo rozo tu clítoris a la vez que te penetro, entro y salgo, entro y salgo, entro y salgo cada vez mas dentro de ti, entro y salgo, entro y salgo cada vez mas rápido, siento las contracciones de tu vagina y hundo en ella mi verga penetrando con fuerza en un envión salvaje, siento tus contracciones como si la estrujaras, fuerte muy fuerte, más y más, y suelto mi semen en ti, eyaculo hundiendo el miembro en tu vagina. Orgasmas, eyaculo, un éxtasis sublime nos desmiembra, nos diluye, nos disgrega hasta el silencio, y te voy besando con amor y ternura mientras recuperamos el aliento. Tú fuiste la mujer por siempre amada. La divina ilusión, bien de mi vida. Y por eso te amaré aún cuando vivas en estatua de mármol convertida.

En cursivas: “Estatua de Mármol”, de Octavio Mass Montes, canción grabada en 1932. Costa Rica.


EQUINOXIO


Te buscaré en el silencio del atardecer como tu potro amante buscándote en los prados y en los ramajes de sombras frescas sobre el agua mansa. Sentirás mis besos urgentes en tu espalda seduciendo tu voluntad amarrada a la tranquera del pudor ya inútil, el roce continuo de mi virilidad sobre por entre tus glúteos, el miembro punzando incesante. Cabalgaré mis erguidos deseos machos sobre las relucientes ancas de mi potranca deseada, jinetearé bestial y desesperado en dura penetrancia sus desesperos de hembra receptiva. Corcel potro padrillo semental bufaré los instintos atávicos que nos atan en el cubrimiento denodado y urgente en los vastos potreros de las fantasías ilimitadas. Gemirás en medio de la hoguera que nos consumirá entregados al sueño de poseernos, gemirás cuando te cubra sobre la grama fresca de tus antiguos recuerdos, gemirás entre los tiernos arrullos de tu potro que serán dulce música en el jardín de tus ansias. Curvaré mi cuello sobre tu hombro, elevaré mi falo sólido e insertante cubriéndote piel a piel lúbrico y encelado, permanecerás quieta esperando que hunda profundo mi lujuria en tu abierta lascivia floral, humedecida latiendo con el ritmo ancestral de los campos floridos. Sentirás la hondura animal de la cópula como un oleaje derramado en tu interior succionante y engarzados en esas bravuras de macho y hembra seremos purificados por los cristales genuinos de los puros instintos. Serás mi potranca en mis sueños recurrentes, apareándonos allá en los pastos largos y las aguas claras, en la vegetal intimidad de los bosques, y en la tibia comarca del lecho.


jueves, 2 de octubre de 2014

LE BAIN MATINAL


Imagino que vas a bañarte y dejas la puerta del baño entreabierta un poquito para que pueda espiarte calladito allí piluchita, exhibicionista y provocadora, desatada en ese íntimo ceremonial mañanero. El agua caliente escurre por tu cuerpo derramada y surcante, tus manos enjabonan sus pliegues y valles y sinuosidades, sus cauces y sus combas voluptuosas, las espumas se adhieren a tus vellos ralos como algas en tibias arenas, te acaricias instintiva, te rozas, te anegas de sigilosos deseos reprimidos. Te veo reflejada en el espejo secando tu lúbrica desnudez con la lujuriosa toalla, tu mórbida carnalidad, pálida y sexual, tibia y sensual. Te espío con la voracidad lúbrica de un sátiro sexópata oliendo los aromas distantes de tu cuerpo fulgurando en una desnudez impúdica de hembra deseada. Te develo y carcomo voraz erguido duro excitado, babeando como una bestia insaciable por tus sabrosuras de mujer en celo allí a mano acariciante hurgadora de dedos prestos a vúlvicas inserciones y falo en erección flagrante penetrante relamiendo en mis labios la saliva que mi lengua lamedora esparcirá lamiendo desde los confines de tu periné hasta la delicada plegadura de la tierna capuchita de tu clítoris sabroso. Te fisgoneo en el desparpajo de la imaginación en alto vuelo, planeo sobre ti infinitamente pequeño, me hago casi invisible entre las fibras de la toalla que te deshace con sus mullidas caricias a lo largo y ancho inserta y rozando íntimos enclaves, tibios lomajes y húmedas angosturas, abro surco irrumpo penetro impregno mientras te dejas llevar por el deleite sensorial de enjugar el agua que te asedia. Caminas así en luctuosa desnudez pampaneante y soberbia al cuarto donde los recortados felinos te esperan acechando en la pervertida selva de mis ojos feroces.