viernes, 21 de diciembre de 2012

VEDERE VENEZIA E DOPO MORIRE


Son las 7:36 de la mañana, todos duermen, estoy solo acá frente la pantalla. Abro tus mensajes y ahí estas tú, frente al río, mi sirena de pelo corto... primero el asombro luego el deseo, agrando tu imagen para contemplarte a todo dar, con mínimos detalles... en el esplendor de esa madures sin tiempo de tu cuerpo deseado, en esa pose de Reina del Río y sus afluentes, soberbia, segura de tus curvas y de tu piel... miro y miro la fotografía... cada detalle, la cadenita con ese colgante en tu cuello, el anillo en el dedo anular de tu mano derecha... el escote con su surco tibio, la dulce convexidad de tus senos... ah! paraíso!, el recorte del traje de baño bajo tu axila que permite visualizar el nacimiento de ese pecho delicioso..., (mientras busco y encuentro esos detalles mi mano ha sacado mi miembro del pijama y lo está acariciando… siento el inicio de una erección…), sigo absorbiendo tu cuerpo con mis ojos ávidos, acariciándolo, tocándolo, recorriéndolo…, tu estomago plano, la incitante curva de tu vientre, la curva inversa de tu espalda, tus nalgas, ah! tus nalgas… esa curvatura suave y prominente que besaría y lamería hasta el vicio… ( mi mano ya aferra mi miembro erecto, siento el grato gustillo de la masturbación inicial…), vuelvo a recorrer con mi mirada voyerista tu rostro serio, tu cuello trampa de mis besos, la piel desnuda e obscena de debajo de tu axila, el suave dorado de tu brazo, tu mano sobre la cadera, y entro de lleno en tus muslos…entero el derecho y apenas un arco del izquierdo, más que mirarlo los acarició y los beso y los lamo, me deslizo una y otra vez por sus curvas, la turgente y rica convexidad delantera y la lujuriosa S de su lado trasero… siento su tibia turgencia, su textura carnal, (mi mano tu mano sigue masturbando mi miembro ya completamente erecto, el placer onanista es como un vino dulce que me embriaga lentamente), bajo a tu rodilla y la beso, la toco, la palpo, sigo hacia tu pantorrilla, femenina columna del templo de mis deseos… siento el reverbero del sol en las arenas amarillas, siento la frescura del agua y las arcillas del río, y vuelvo a tu cuerpo de sirena fluvial y mía, pero ahora, ya excitado y ansioso lo veo desnudo… totalmente desnudo para mi, y comienzo de nuevo a recorrerlo, ahora ardiendo en su fuego, masturbándome por ti, [dejo de escribir…], … , ya!, no me avergüenza decírtelo: me he masturbado como un adolescente mirando tu cuerpo desnudo, tus pechos maduros, esos pezones como monedas oscuras sobre la palidez de tus senos, tu ombligo que llenaría de mi saliva, los vellos de tu pubis que esconden la flor prometida, tus muslos, tus nalgas, tu espalda que besaría desde tu cuello hasta en valle sodomítico, tu pubis, esos vellos olorosos que mordería uno a uno, tu sexo húmedo, su sabor de hembra mía, mi lengua ahí urgiendo tus deseos, mi mano en tanto subía y bajaba, apretaba, tu pubis, tus senos, tus pezones, tu sexo, tus vellos… el sabor de tus fluido íntimos, su densidad lubrica, de pronto, ahí en la comba de tu vientre eyaculo!, me estremecí como un niño embelesado en el pecado de la carne, mientras sigo masturbándome muy suave para extraer hasta la ultima gota de. .. placer… y semen, miro la erótica desnudes bajo tu axila y el voluptuoso escote y voy a tu boca y te beso, así de sorpresa, mientras miras sin saber que te he poseído el lejano horizonte del río. Son las 8:24 de la mañana, el día se inicia brillante y relajado, ahora me voy hacia tus besos. Vale.

domingo, 9 de diciembre de 2012

EL PRIMER PARAISO

Me acercó a ti, mi amada durmiente, desnudo y ya erecto, sin tocarte beso y huelo tu pelo, tu frente, la puntita de tu nariz, rozo levemente tus labios, mi lengua los recorre casi sin tocarlos y se va a jugar a tu orejita, y luego a la otra, beso tu mentón y después sigo por tu cuello, suavemente, como si solo fuera un roce tenue pero que el vaho de mi aliento ardiente convierte en una intensidad sensual, y mis labios apenas tocan la base de tu cuello, huelo el Kenso medio besando medio rozando la piel que se te eriza, y baja mi boca urdiendo una filigrana de toques leves hacia tus pechos, llegan a la base tibia de esas colinas suaves, aterciopeladas, de una blandura carnal y ansiosa, sigo hasta ese valle edípico que bifurca tus pechos y se asoma entonces mi lengua por entre mis labios como una pequeña llama de fuego húmedo, y hundiendo levemente la piel de uno de los pechos ansiosos, inicia su ascensión sexual, a media altura mis labios se abren y aprietan ese pecho, esa blandura tierna, y así, como si cada apretoncito fuera un paso en la escalada voy subiendo hacia la cumbre anhelada, hago cumbre con tierna actitud de vencedor excitado, mis labios buscan, y encuentran, el erecto pezón que late subterráneo a la espera de sentir la boca victoriosa. En el silencio de tu dormitorio solo se escucha un débil sonido de succión, suave pero desesperada. De tu boca salen suaves quejidos de placer y de ansiedades saciadas. Baja mi boca de esa primera colina de fuegos escondidos, y hurgando nuevamente en el valle de la tibia bifurcación toma el rumbo del otro seno anhelante, logro la altura del pezón sensible, el juego y el sonido de succión se repiten en la penumbra, y también tus suaves quejidos que se confunden con los míos cuando respiro entre succión y succión de tu pezón sensibilizado por mis suaves mordiscos, y luego la humedad ardiente de mi boca y mis labios y mi lengua descienden de esa colina carnal y en eróticos círculos va del valle de tus pechos al tímido ombligo que ansioso espera su turno en este juego de fantasías táctiles, mi lengua lo encuentra deseoso y se entretiene en el, como un miembro viril que intenta penetrar a una virgen, tu gemidos aumentan y aumenta la rigidez de mi lengua voraz, y de nuevo sale mi boca de esa trampa tierna y surcando en un vaivén de humedad y fuego atravieso tu vientre, la piel reconoce mis deseos y late y respira anhelante, mis labios encuentran los vellos de tu pubis y los muerden dando tironcitos, pero siempre en el borde de ese volcán que acecha un poco mas abajo, jugueteo con esos vellos olorosos, los rozo muy levemente y tu vientre se levanta intentando atrapar mi boca en tu sexo expectante, pero me escapo, huyo por entre ese voluptuoso matorral de vellos, y perfumes íntimos y sensibles latidos, no me dejo atrapar por tu sexo ardiente y apenas rozándolo con mi legua rígida sigo por tu pierna hacia abajo, besuqueando, lamiendo, rozando con la nariz la huella mojada que deja mi lengua, y llego a tu tobillo y subo por la parte interior de tu pierna, la mas suave, la mas sensible, la mas erótica, y subiendo llego de nuevo a tu ingle, a la cercanía volcánica de tu sexo que arde y respira y palpita como una tormenta solar, pero solo lo rozo, otra vez, lo cruzo, apenas toco los vellos y tus labios vaginales, doy un leve toque con la punta de mi lengua en la base carnal de esa vulva embebida de sus propios jugos sexuales, apenas un roce casi invisible y parto nuevamente hacia abajo por la otra pierna, repitiendo punto por punto, sensación por sensación, los toques, los lamidos, los besuqueos que recibió la otra, y de nuevo llego al tobillo y ahora subo, mas rápido, mas intenso, por el suave lado interno de la pierna y me acerco triunfal y excitado a tu pubis, asciendo hacia el, con mi lengua dura, empapada, caliente, como un falo erguido que ataca, y tu sientes el vaho de mi aliento ardiendo en la piel de tu entrepierna, y ya sientes el roce de mis labios en tus vellos púbicos, y presientes la inevitable penetración de mi lengua en tu sexo desesperado y comienzo el rito deseado desde hace tiempo, durante los mas ardientes insomnios, en esas noches en que el lecho arde con mis propios fuegos, en que mi cuerpo reacciona erectándose en la penumbra silenciosa y clandestina, asumiendo que también tu lecho es una hoguera contenida y ansiosa, inicio el rito de entrar con mi lengua en tu pubis entregado, rendido a la cercanía de mi boca, de mis labios, de mi lengua erecta y dura como una verga anhelante. Mi lengua repta por entre tus ensortijados vellos pubianos, mis labios aprietan ese tejido oscuro de hebras sexuales, dan tironcitos lentos que te hacen exclamar tenues quejidos de placer y ansiedad, y de pronto mi lengua llega al surco húmedo y caliente, carnal y sensible, y que abierto espera el roce de mi boca, de mis labios, de mi lengua, y mi nariz que se hunde en esa hendidura del placer abriendo el camino a mi boca desesperada ya ante el sabor y el perfume de hembra subyugada, mi lengua te penetra catando tus jugos sagrados, y entonces arrastrado por una locura maravillosa, lamo, muerdo, aprieto, succiono, penetro, escucho tus grititos y tus quejido y me enciendo mas y mas, y lamo, muerdo, aprieto, succiono, penetro, siento mi miembro allá abajo endurecido hasta el clímax, mis manos acuden a tu pubis como animales hambrientos y abren, masajean, hunden, penetran, aprietan, y entre mis manos y mi boca te llevamos a la exasperación, al limite del goce, tus gritos te delatan, tus quejidos aumentan mi hoguera, una de mis manos baja hasta mi verga erecta, endurecida, enrojecida y sensible, y apretándola comienza a moverse rítmicamente en busca del placer onanista, mientras arriba, en medio de tu pubis mi lengua juguetea con tu clítoris también erecto, endurecido, enrojecido y sensible, lo punzan, lo circundan, lo lamen, hasta que mis labios lo atrapan comienzan a mamarlo, a succionarlo, a chuparlo con delicada ambigüedad como si fuera un pequeñito pene, te quejas excitada y excitándome, y mi mano abajo se desenfrena logrando la deseada eyaculación y mi lengua se mueve enloquecida hasta hacerte gritar tu orgasmo y yo grito mi clímax  y siento tus jugos lúbricos en mi boca y mi semen caliente en mi mano y todo se confunde en esa trama de placeres compartidos y los cuerpos se estremecen en sexuales estertores, y cesan las caricias, y ya nada se mueve y solo se adivinan dos cuerpos laxos en la suave y extenuada penumbra. Mientras tu respiración intenta retomar su ritmo normal me voy desvaneciendo, difuminando, apenas alcanzo a besar la puntita de tu nariz cuando ya soy solo un breve reflejo en el cristal de la ventana. La noche de afuera continúa sucediendo.

sábado, 8 de diciembre de 2012

LA PERLA DE LA GATA

Tu perla amaneciendo gatita impúdica entre el verde/blanco y los brillantes metales es una perversa venganza de hembra, porque intocable en terrible distancia agrandan, endurecen, erectan, la carnal voluptuosidad del voyeur. Esa pálida perla gata lúdica, tan imponente, tan mullida, tan suave, de tierno pezón y tenues aureolas, urgen los deseos del macho solitario que en ardiente celo te busca ansioso en la maraña de deseos incontenibles. Entonces vino ese sueño; la impúdica desnudez de la reina abriéndose al desesperado anhelo del vasallo, y sobre el blanco seno mis labios te besaron lejanos, húmedos y ardientes, allí bebieron de la sal de fuego de tu piel y se hundieron en la sensualidad perversa de ese rosado botón inhiesto. Es esa perla desnuda gatita lúbrica el rastro persistente que huelo y sigo en desesperado celo nocturno como enviciado y jadeante semental. Me fustiga como un vaho hirviente la visión lubrica de tu mano sosteniendo esa dulce y grande perla cultivada. Calidez imaginada de tu piel blanca sobre su suave textura perfumada, perla encendida en la dulce erección del ansioso pezón. Palidez que me negabas coqueta o misteriosa como alada esfinge, palidez perturbadora de mis instintos que pulsan sus deseos en ti. Todo el pálido para tu seno suave, escondido en el nido delicado del brassiere, tibia paloma de sueño que tu mano anidan erótica y donde mis labios sucumben a la visión de su atrapada tibieza. Nada cubre esa paloma escapada, expuesta impúdica a la pasión de la caricia, y en ella arde como un  beso esa moneda solar del pezón que ya soñaron mis sueños. Y siento que poseo la sensación de delicada obscenidad mórbida, de blanda y suave carnal textura, de pecho que en su tibia densidad beso y mamo como un bebe hambriento de un hambre sensual y sediento de una sed sexual que me inunda en la plenitud de lo mas sagrado de ti. Y me muerdo los labios con la furia del imposible, con la perversión de mi boca abarcando todo el pezón, atragantado hasta el ahogo de esa ansiada cima protuberante. Fue así que mi mano fue tu mano, que en secreta insistencia sexual sobre el punzante volcán de ansias y ardores se hizo tensa caricia y urgencia, y la dura torre rendida a las ansias derramó su lava ardiente en el gozoso estertor del placer solitario; homenaje vertido por la reina en un fogoso e intimo rito del vasallo. 

jueves, 6 de diciembre de 2012

TUS PALOMAS HOY

Querida mía, mi amada y deseada doncella, esclava y potranca, quizás no te guste esto que te escribo, sé que tu pudor te impide disfrutar estos detalles, sé que guardas tus deseos contenidos solo para nuestros momentos de intima pasión, esos instantes en que te entregas a mis fantasías y yo te arrastro con mi oleaje de deseos, pero necesito decirte lo que voy a decirte. Tengo acá ante mi vista la ultima fotografía que me enviaste ayer en la tarde, y he mirado y mirado tus pechos llenos, he tocado impúdico una y otra vez esa intensa suavidad de tu piel, he visto y estudiado con voluptuoso detalle esa manchita o lunarcito que tienes en uno de tus senos cerca del tierno valle donde sueño dormirme un día,  he mirado y mirado y gozado tus pezones, su rosado carnal, su protuberancia edípica, los he besado, lamido, los he apresado entre mis labios, los he succionado como un bebe sediento de tu Amar, los he pellizcado con mis dedos machos, he deslizado mis manos, mis dedos, mi boca, mis labios, mi nariz, mi lengua húmeda por el territorio de tu escote, y ahí he saboreado el sabor de tu piel, como si en ese surco de tibiezas se concentraran todos los sabores y aromas de tu cuerpo, he encopado con mis manos tus senos enteros para sopesar su sensualidad entera, para sentir su calor de hembra madre, de amada amante, de potranca meretriz solo para mí, he recorrido con besos toda la amplitud de tus pechos para guardar en mi memoria sexual el mapa de toda la sexualidad que contienen, y mientras cumplía esta ceremonia de amor y deseo, este rito lujurioso, mi miembro viril se iba erectando, lentamente, como un animal salvaje que despierta a media noche con hambre de placer, con sed de goce, y yo comencé a sobarlo por encima del pijama, suavemente al principio, y más se endurecía intentando escapar de su afranelada cárcel, hasta que lo logró, y entonces mi mano lo atrapó en su endurecida erección, e inicié una lenta y apretada masturbación, siempre mirando y recorriendo tus tetas amplias y mullidas, sentía que era tu mano la que me pajeaba, la que me hacia estremecer de ese exquisito placer onanista, miraba tus pezones y mi pichula latía exultante, briosa, dura, sensible, mi boca se abría para apresarlos y chuparlos, y mi  mano aceleraba el sube y baja en la suave piel de mi pico, así duré un corto rato pues mi calentura era máxima, hasta que sentí la rica sensación previa a la eyaculación y me puse de pie y me pajié más y más rápido con mi vista clavada en tus tetas ricas y en un paroxismo vehemente e instintivo eyaculé desaforado, gimiendo, nombrándote en medio del clímax, los chijetes de semen caliente cayeron al piso, pero yo sentí que se derramaban sobre tus senos ampulosos, escurrían bajando desde tus pezones hacia tu entre senos, exprimí de mi pico hasta la ultima gota de esa leche sexual, por instantes sentí tu lengua de esclava mía lamiendo la puntita de mi verga, asesando aun volví a sentarme, respiré profundo tratando de calmar el potro de mi corazón acelerado y comencé a escribirte esto que acabas de leer. Te amo.


martes, 4 de diciembre de 2012

ONANISMO

Duro, erecto, sensible, rosado capullo asomado sobre la tierna piel del prepucio, brillante la tensa y tersa cabeza del glande. Falo prepotente, alto pene pene-trante, verga erguida y rígida, lanza enhiesta, carne tiesa ansiosa de manuales caricias. La mano la atrapa entre la palma suave y los dedos delicados y en sube y baja arrastra la piel que arde dando goce similar al de una virginal vagina, sube y baja, apretando, rozando, urgiendo, en el ritmo preciso que ese miembro viril necesita, mientras susurros y quejidos musicalizan el rito solitario. Hay roces, leves movimientos, breves e intensos espasmos y un gustito delicioso que recorre el cuerpo embriagándolo del dulce vino que bebió Onán. Incesante la mano propia aferrada al mástil soberbio del macho libidinoso sube y baja, corre y descorre, cubre y descubre, ahogándolo en olas de gozo. Y es una hembra solicita dócil doncella enamorada obediente meretriz insaciable, esclava siempre atenta, la mano sobre la méntula. Sigue el acompasado juego los dedos incrustados la palma encendida el vaivén desaforado, hasta que divinos estertores entre gritos y rugidos abren el sello del volcán y salta la lava incandescente en la sagrada eyaculación del semen. Es un chorro quemante denso y lechoso que la mano ordeñando exprime voluptuosa, hasta que la ultima gota cae consumando en plenitud el pecado. El destello sexual se desvanece en una grata y sensual modorra, cuelga mustio el tallo saciado la fiel mano reposa cansada y el macho exhausto suspira relajado, con los ojos cerrados.

domingo, 2 de diciembre de 2012

CEREMONIAL

Desnudo sobre mi cama comienzo a rozarme poco a poco hasta despertar al demonio que me acecha agazapado allá en el cenagal de mis instintos. Entonces inicio la obligada ceremonia en su honor y dos de mis dedos comienzan a suavemente, pero con firmeza, a subir y bajar la suave piel del engendro. Se torna cada vez más sensible, por los que induce en mi cuerpo movimientos involuntarios y mi respiración es cada vez mas agitada. Lo tomo con toda la mano como aferrando la empuñadura de la espada que me llevará a la victoria. Cierro los ojos. En ocasiones, doy pequeños gritos de placer. El movimiento fuerte de mi mano mientras me froto se vuelve algo imposible de detener. Quiero mas, deseo mas, detenerme ya no es una opción. Mi mente se nubla, el placer se apodera de mi, mi piel se eriza indicándome que la culminación del ceremonial esta próximo a llegar. Mi respiración se agita, se convierte en gemidos, en hondos suspiros y es entonces cuando mis entrañas no aguantan más el celibato y la estimulación, y se libera con un estremecedor espasmo una caliente, espesa, húmeda, densa, perlada y lechosa ofrenda al demiurgo incitador. Siento escurrir la liquida ofrenda sobre mi piel. Paso unos segundos en un relajado éxtasis, simplemente respirando y descansando. Una vez terminado el culto a la viciosa divinidad, me siento desahogado en la cama húmeda por el sudor, con una gran sensación de liberación y satisfacción. Elimino las pegajosas huellas del íntimo rito, y me dispongo a recuperar fuerzas para poder ejecutarlo otra vez. Alcanzo a oír dentro de mí al acuciante demonio riendo y chapoteando feliz en el negro fango de mis instintos.