«Je suis
chauffé qui n'est pas le même que...». La Comtesse
Tus deseos son flores escondidas que
florecen de vez en cuando en las íntimas alturas de tu hábitat solitario, allá muy
arriba donde los vientos remecen los cristales y la lluvia pone un velo sobre la
difusa ciudad que en esos momentos desaparece porque tus ojos se entrecierran
para disfrutar en el pudor de no verte la esencia voluptuosa de tus íntimas tocaciones.
A veces nocturna e insomne te dejas arrastrar por la hembra que se viste de tu
cuerpo, y la dejas hacer con sus manos deslizándose por tu piel, te quedas
ahí desnuda y quieta esperando que ella
desate tus nudos ciegos, que abra las ventanas de tus instintos para que vuelen
sobre los antiguos campanarios y sobre los oxidados barcos imaginarios. Sea tu
dedito dedeando el clítoris sensible erguido durito, sea tu mano entera
frotando la flor entera de tu vulva, palma contra pétalos humedecidos, sean dos
de tus dedos penetrando fálicos la voraz flor abierta de tu sexo hambriento, sea
quizá el negro dildo escondido y secreto, vibrando o no, introduciéndose lento
y temeroso en la mojada abertura de tu sexo, o zumbando sobre el capullo en un
roce que te estremece con los ojos bien cerrados, sean tus muslos apretados
entre sí en un sexual restriego que calcina tu carne trémula. Pero lo niegas
con mentida timidez de doncella quinceañera, te escudas solemne en tus recatos
de altiva dama asexuada, te mientes a ti mismas los deseos florecidos y sus
consumaciones clandestinas, haces como que no necesitas beber de esas aguas
sexuales pero tu sed te delata cada vez que te miras en el espejo y ves tus
labios resecos.
(i) La palabra "klittra" nace
de la combinación de clítoris y glitter, brillo en inglés (porque esto destaca
la importancia del clítoris para el placer). Es un verbo y denomina el acto de
masturbarse cuando lo hace una mujer.