Para
E. C., buscándola…
Fue ese antiguo amor desquiciado, la furia, el
rencor, el odio puro en el oro salvaje de los celos extraviados, del que todo
lo tuvo y todo lo perdió, el que puso a la vista pública las treinta monedas de
la traición y en mí el fuego que ahora me devora (i), el que me hizo iniciar
ansioso esta búsqueda pervertida e imposible de tus impúdicas imágenes con su
provocación y su incitación al solitario pecado por los infinitos confines del
babilónico universo virtual. Él puso tu desnudez al descubierto, toda tu piel
expuesta a los lujuriosos ojos de tenebrosos míseros depravados, a los deseos
onanistas de ver hasta el hartazgo o el vicio tus íntimos tatuajes secretos que
pocos ungidos han visto y gozado, las sensibles protuberancias de tu pezones
coronando tus senos, la oscura mata de vellos púbicos que anochece en tu pubis,
la rosada y húmeda magnolia de tu vulva, la lisura carnal de las ampulosas
curvas de tus glúteos, tu esencia de hembra poseída y/o enamorada. Y tú ahora me
has condenado a buscar eternamente esas prohibidas visiones del paraíso, las
soñadas y las imaginadas, las que convertirían en cenizas mis huesos machos de
fauno imaginario. Pero no me importa saber que esta búsqueda no tendrá fin, con
la sabiduría que me dan los años perpetrados la viviré como un pequeño infierno
previo.
(i) Ezequiel
28:18.
1 comentario:
Para nuestra erótica Enriqueta, será un honor ser encontrada,en los laberintos de internet, por su Fauno, que ya sabemos, es un magnífico escritor, además.
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