domingo, 27 de noviembre de 2016

MARITÉ A CONTRALUZ


(El autor agradece infinitamente la dulce y depravada complicidad de una divina amigui [sic] que untó mi voz con el deseo insoportable de escribir este texto.)

Habitaría toda la mórbida consistencia de tus carnes intocadas, esas soberanas ancas de umbrosa yegua solitaria, por toda la noche de tu imperio clausurado, dejaría mis manos humedecerse en tus liquidas lujurias y en tus íntimos sudores, me revolcaría en tu sexo como un insaciable fauno seducido. Yo, que un día hace muchos años escribí: “Lo que daría por verte semidesnuda, con apenas tus bragas ocultando tu pubis y tu sostén ocultando tus pechos. Solo verte sin tocarte. El doble daría por verte desnuda, por solo mirar tus pálidos pechos, tus pezones escondidos, tu pubis quizás ensortijado, y yo tocarme ahí donde mi deseo se yergue y endurece por ti.”, sin saber que ya existías en algún recoveco de esta misma ciudad, pero presagiando tus aromas de hembra en púdico celo silencioso y secreto, de mujer deseable pero intocable, de etérea dama ardiendo en sus propios fuegos inconsumados. Y ahora, por gracia, agradecida, de una grata amistad cómplice y pervertida, te poseo ahí a ojos vistas con tus bragas y tu sostén de floreados rosados y celestes, con tus cárneos paisajes al borde del total desnudo, como un óleo casi obsceno de una mujer hembra madura semidesnuda contra el resplandor de la luz que penetra por la puerta abierta y el ventanal cristalizado en medio del morbo del contraluz que arde con el apetitoso contorno de tu exuberante carnalidad. Presiento que puedo hacerte mía en el verbo que escribo y en la imaginación que desato, aunque atrapada en tus recatos huraños, aislada, sola como otra esfinge habitante continua de un crepúsculo inmóvil, rodeada de felinos emasculados y de muebles inútiles en una inmensa casa vacía. Ahora bien; ¿Donde huelo tu fragancia de mujer para mí lejana, donde beso tus senos desesperando tus pezones? ¿Cómo logro que mis manos amasen ávidas tus glúteos suculentos y soben subiendo tus muslos con las ansías de alcanzar la húmeda y virginal floración de tu vulva?


LA DAMA IMPUBLICABLEMENTE EMPROSADA


“Échale pues, solo que embellece las palabras para que se vea poético”. N.A.R.

Llevas dos lunas llenas en la tibieza de tus pechos, maduras frutas de tu estío, dos palomas dormidas en su mórbida suavidad, por ese hondo canalillo han de suicidarse los poetas mordidos por tu hechizo lunar, por ese escote sublime se elevan los ávidos ojos atrapados en sus tersuras y estos cálidos versos que te brindo excitado. Tu mirada escarba los irreverentes deseos, socava la lenta rutina del silencioso atardecer, de tus ojos coquetos se vierte una intensidad que trasciende el verbo que la puede describir, tus labios tientan como un mariposa en el ocaso, la ensortijada selva de tu pelo inicia una lujuria donde mis dedos se enredan en su tenue perfume y mis manos se sumergen en sus suaves delicias. Voy bordeando el celeste por la orilla de tus senos, presintiendo sin tocar sus morenas blanduras, rozando como sin querer sus mullidas tersuras. Y toda esa dulce miel oscura de tu piel se derrama por mis labios desde ahora sedientos de tus latidos. Extraño las caricias de tus manos, aquellas noches; cuando dormíamos empiernados (i) después de habernos trabado sin límites ni pudores en una cópula salvaje insertos como pájaros nocturnos en el denso y cómplice terciopelo de la noche. En el rescoldo de ese sueño imaginado de lujurias y locuras aun puedo saborear, el manjar de tu boca (ii), la sensual reptación de tu lengua en la hondura de mi boca hambrienta de tus carnes desnuda y palpitantes, el aroma de hembra que se eleva como un mágico vaho de tus pechos suculentos, de tus muslos incesantes, de tu pubis estremecido, de tu vulva abierta como una húmeda anémona carnivora. Y voy por tus entrañas tan apasionado y provocador como las yemas de mis dedos acariciando tu ser (iii) buscando lo que cimbra tu cuerpo cuando estoy dentro de ti (iii) para romperte en fragmentos como un penetrante y erguido macho vencido por tus vehemencias, y dejarnos morir de tiempo y nostalgia, de imposibilidad y distancia, abrazados y solemnes entre los últimos fervores de nuestras propias sexualidades desatadas, anegados de un sudor que supura desde el alma, observando a través de la ventana el rocío de la madrugada (iv) mientras naufragamos de soledad cada uno en su lejano y ajeno destino.

(i) “Te Extraño”, N.A.R.
(ii) “Besos con sabor a miel”, N.A.R.
(iii) Paráfrasis de versos de “Abel (03)”, N.A.R.
(iv) “El Rocio De La Madrugada”, N.A.R.


CANTO DEL OBSESIVO


“…, sin rozarse, sin el contacto de piel a piel”. La Musa y el Poeta, ella en sus verbos.

Te rescato en tus ampulosos fragmentos, en todas las suculentas grandes lunas llenas que se asoman definitivas por tus escotes, cosecho con la obsesión, el deseo y la lujuria las mórbidas y perfumadas frutas de tus pechos, acaricio sus perfectos y curvados contornos, encopo con mis manos ávidas su sensual plenitud, intento alcanzar a percibir sus combas tibiezas, su esfericidad sexual y sus tiernas blanduras, la tersura insoportable de esa piel desnuda, el misterioso aroma que detentan soberbios en su altiva quietud y en su garbo inclemente. Se me van los ojos por tu escote, escurren mi obscena mirada por tus senos perfumados, túrgidos, como tibios pájaros que acechan, coronados en la pasión punzante de sus cúspides orgullosas. Y juego a no mirarlos como si no supieras que en ellos mi mirada se pierde en su horizonte palpitante, y mi silencio no es solo por el obvio y sexual arrobamiento sino también por una atávica perversión vertiginosa. Quisiera recorrer con la suavidad de un arrullo esos relieves voluptuosos, tersos, expectantes, e ir fijando en el mapa de mi memoria la geomorfología total y absoluta de tu busto. Deseo deshojar en silencio tu cuerpo, sacar el pétalo de tu blusa y acariciar las dunas tibias de tus pechos, y hacer brotar los botones tibios de tus pezones anhelantes como flores oscuras que despiertan con la savia encendida de mi boca. Entonces, hundir mi rostro entre tus túrgidos senos para que allí mis labios beban de tu anhelo su miel carnal, y ser allí solo tu fervoroso amante que ebrio de ti te desea. Así he ido soñando fragmento a fragmento tus amplios pechos llenos con todo el detalle del deseo, con todos mis ardores clandestinos, vagando por el canto lascivo de tu piel hasta sus alturas. En verbo y roce te despertaré a medianoche esparciendo mí aliento por las pomposas elevaciones de tus senos, mientras te leo y releo en el libro de las deseadas mariposas.


jueves, 24 de noviembre de 2016

APROXIMACIONES A TU PAISAJE


Para MV, junto al río.

Está el río tranquilo sin oleaje, la ardiente arena fina y quieta, la gris baranda que el sol quema, esta el rojo burdeos en tus manos, el rosado vaporoso de tu blusa, el oro refulgiendo en tu cuello, el voluptuosos celeste exuberante que guarda sin ocultar la morbidez de esas lunas llenas de tus pechos, está el sobrio escote donde se asoma el cauce inicial del tibio canalillo, está tu cuerpo de cuello a rodilla con sus maduras sinuosidades y un poco de tu piel para deleite del que te escribe estos versos desde esta imposible lejanía. Pero no está el arco del puente ni el cielo en su gris nublado, ni tu dulce rostro sonriendo con una roja rosa en tu boca, ni tus ojos de miel misteriosa, ni tu pelo rizado gris en su color ni el intenso silencio del paisaje. Está el río tranquilo sin oleaje la ardiente arena fina y quieta, la gris baranda que el sol quema, esta el rojo burdeos en tus manos, el rosado vaporoso de tu blusa, el oro refulgiendo en tu cuello, el voluptuosos celeste exuberante que guarda sin ocultar la morbidez de esas lunas llenas de tus pechos, está el sobrio escote donde se asoma el cauce inicial del tibio canalillo, está tu cuerpo en entera cercanía desde tus cabellos hasta tu pubis con sus maduras sinuosidades y un poco de tu piel para deleite del que te escribe estos versos desde esta imposible lejanía. Está el arco elevado del puente, el cielo en sus grises nublados, tu dulce rostro casi sonriendo con una roja rosa en tu boca, están tus ojos de miel misteriosa, está tu pelo rizado gris en su color y el intenso silencio del paisaje.


LA CÁLIDA MUSA MARINA SENTADA


“Pero te hubiera pasado otra foto en el agua. Ya la busco espérame. Ahí está más cerca”, la inspiradora en sus voces.

Entre la ardiente arena y el azul cielo te ves mariposa amarilla revoloteando sobre los erectos mástiles de los veleros machos que te observan desde un lujurioso lejos, todo en ti abarca un horizonte de deseos; la oscuridad de obsidiana de tus ojos escondida detrás de los oscuros cristales, tu sonrisa de incitante ninfa marina, tus uñas como rojos rubíes refulgiendo, tus piernas cruzadas, tus muslos inquietantes, tus pantorrillas, y arriba; tu escote soberbio y ostentoso, tu libidinoso canalillo, tus pechos como suculentos frutos del verano, como ampulosas lunas encendiendo la noche estival, y esa sombra, la sombra que se oculta ahí entre tus muslos, culminación y epifanía que lleva la mirada a la calurosa gruta humedecida de tu sexo. Quiero ser un largo hilo que envuelva tu cuerpo vuelta a vuelta hasta anudarte en ti misma y poseerte por la magia de la imaginación y el verbo literario del poeta que te desea tan adentro que no puedas escapar a la soga lujuriosa que se inicia en el verdiazul oleaje que te rodea con sus albas espumas y termina en la arena humedecida que se rinde fría y alegre a tus pies desnudos. Devienes traslúcida, siempre amanecida como el sol de los trigales, de lo profundo se entretejían tus eróticas sinuosidades, que cegaban después de la mañana, como sucede con los pecados. Tu piel expuesta, delicada pero lejana, provocativa pero incierta, mórbida pero imposible. De sensaciones se construyen tus lascivias, nunca necesitas de insistencias. Liberada mariposa burbujeante, escarbas las arenas amarillas del paisaje, no eras para acariciarte, tu alma se fue curtiendo a soles atardecidos en tanto sombras, que lo que impregna de ti parece destilado del néctar fermentado. Lento penetro tus cálidas entrañas (i).

(i) Paráfrasis paralela de “La cálida entraña”, de Juan David Porras Santana


domingo, 20 de noviembre de 2016

NUEVAS NOTICIAS SOBRE TUS PECHOS


“Esta es solo para tu inspiración”. Ella, en sus provocativas palabras.

Siempre vuelvo a la amplitud esencial de tus senos, a esa mórbida blandura, a esa tierna suavidad de pétalo exhultante, a indagar e imaginar el matíz carnal de tus pezones, la coloración secreta y el tamaño exacto de sus areolas, la medida precisa de las pequeñas alturas de sus cimas orgullosas. Quiero bajar por tu cuello y sientas un sutil cosquilleo al pasar por tu hombro besarte lentamente hasta llegar a tus pechos… Y ver como erectan tus pezones al sentir el calor de mi lengua… (i). Siempre regreso a estimar el tamaño de tus pechos, los sopeso, los acaricio, los amaso, los manoseo, los aprieto, los beso y los lamo, los huelo buscando en sus poros su persistencia sensual y la sensación sexual de sentir sus blandas convexidades en mis manos. Quiero recorrer el universo celestial de tus pechos, cubrirte de caricias y de besos tus aureolas y construir de mil maneras un mundo lleno de sensaciones (ii). Siempre que retorno a tus senos mis dedos modulan sobre ellos la edípica melodía del macho enternecido, mis labios beben en sus pezones inhietos la tibia fragilidad inicial y el primer goce y quizá la primera prohibida excitación. Tus pechos se dormían en sosiego entre mis manos, recobrando nido, fatalmente obedientes al que ha sido el amor que una vez los marcó al fuego (iii). Siempre me quedo mirando absorto la blusa que dibuja tus deliciosos pechos hasta hacerla transparente y gozar la visión perturbadora de tus mullidos senos desnudos. Tus senos, mujer, llenos de carne amada, como redondas frutas caras al paladar, como sabrosos duraznos y edénicas manzanas (iv).

(i) “Recorriendo tu cuerpo desnudo”, Rudy Jeremy Valdinni
(ii) “De ti, quiero...” Johan (Bond)
(iii) “Tus pechos”, Tomás Segovia 
(iv) “Poema sobre los senos”. Luzos Decaz


ESA ROSA PECADORA


“No se cansó la rosa de esperarte en mi balcón, erguida y silenciosa.” Rima III. Blanca Barojiana

Olerás la rosa y será pecado porque ese perfume te lleva a otras rosas de un jardín prohibido, y es el mismo rubor de esa rosa el que punzan sin pecado tus pechos bajo tu blusa, pero también es pecado cada vez que los miro sediento, imaginando las breves protuberancias de tus pezones, sus pequeñas y rosa/das areolas soñadas, y tu mano aferra el tallo de esa rosa como en alguna de la venideras reencarnaciones aferrará otro tallo de un capullo en carnal pecado, y en ese entonces por venir oleré pecando yo la otra rosa que florece en tu pubis, abriré sus pétalos con mis labios impúdicos y mis dedos hurgarán explorando tus íntimos goces y mi erguida virilidad penetrará su húmeda profundidad, polinizaré la rosa con pecadora insistencia poseyéndola más allá de los sépalos hasta irrumpir con salvaje ímpetu en su carnívoro carpelo. Pero sé que todo intento de asaltar tu rosa inalcanzable quedará inconcluso hasta que en ese futuro posible coincidamos en la misma calle a la misma hora. Y olerás esa flor prohibida para que yo huela en tu piel el mismo pecado y busque con mi lengua en tu lengua el resabio del aroma de la rosa elemental que contiene la magia de nuestras más primitivas lujurias y la semilla de la cópula salvaje en que no enredaremos tú y yo en un lascivo sueño de la obscena rosa que sostienes en tu mano casi rozando tu mejilla. Día vendrá en que mis manos pecadoras encopen las rojas rosas que esculpen tus mórbidos pechos en ese rosa que plagia la rosa que sin pecado hueles.


sábado, 19 de noviembre de 2016

ANTE TU IMAGEN REFLEJADA


Para BM, en la penumbra del espejo.

Soy el que dejó su voz a medio terminar por el lado de tu ombligo, el que te buscó obsceno pero solemne en la penumbra de tu espejo, el explorador de los perfumados límites de tu escote y los íntimos territorios de tu pubis, aquel que dibujó tu rostro, tus rodillas, tus pies, para poseerte entera, un peregrino extraviado en los tenues senderos de tu cuerpo semidesnudo, el que descifró con detalle las sensuales sombras en el impúdico azogue, sátiro, fauno, pervertido penitente, vicioso estremecido por el sabor de tu piel, lúcido tránsfuga que excava secretos túneles hacia los laberintos de tus instintos, soy el lascivo observador que te acaricia como un etéreo espejismo inasible, el que masajea cada fragmento desnudo de cada una de tus atrevidas imágenes, lobo hambriento de tus mórbidas y voluptuosas dunas y valles intocables, varón del ceremonial masturbatorio en honor a tu sexualidad misteriosa y salvaje, el que reniega de las anilinas azul y verde que te colorean ocultando tus pezones y tu vulva, el que hurga y deshoja esos colores umbrosos para desnudar tu cuerpo y poseerlo, el que espía erecto la voluptuosa y tibia tersura de tu suculento canalillo, el que mira extasiado y excitado las curvaturas de las lunas llenas de tus pechos, el macho indecente y alucinado, depravado voyeur, que se relame de goces impuros, testigo virtual intentando escapar de tus embrujos para soñarte desnuda o imposible, hereje sacerdote del rito de la provocativa y reflejada esfinge inconmovible, soy el demonio que intenta incitarte a buscar el goce carnal mientras me lees e imaginas.


ANTIGUAS NOTICIAS SOBRE TUS PECHOS


“Tengo otra pero mejor que no te la envié sino arderá tu cerebro”, la musa en su verbo.

Extasiado ante la imagen de lo que yo llamo un escote exquisito, casi puedo oler tu perfume con mi nariz hundida en ese canalillo, pero no puedo o no me atrevo a escalar en solitario esos pechos imponentes y busco otras voces que me ayuden y me empinen hasta esas cumbres que anhelan subir mis deseos, y voy ascendiendo por la visión de esas mórbidas lunas llenas mientras escucho los ecos de machos que sí se atrevieron: Tu escote, es un espejo donde se reflejan mis deseos, el lugar exacto, donde se delatan mis sonrisas prohibidas, donde despiertan, mis expresiones más sedadas, el espacio, donde hago realidad mis ideas, más depravadas, donde me imagino los sabores, jamás probados (i). En esos pechos tuyos tan altivos que han sido refugio en más de mil noches, dos besos furtivos pierden mis labios. Déjame que los admire cautivos justo antes de soltarte los broches y entregarles mil y un desagravios (ii). El encuentro soñado de tu boca con mis labios, el sutil cosquilleo en tu cuello al posar mis ribetes carnosos en lento descenso hacia tus senos. Se erectan tus pezones al sentir el calor de mi lengua, mis besos, libando tus pechos, como niño, como hombre (iii). Panes de azúcar, tus pechos vibran al acercar mis labios. Tus pezones crudos, en prevención al beso, se erizan a los lados y recorro sus laderas respirando la brisa de tus suspiros largos (iv). Y ya haciendo cumbre en tus soberbios senos iré a tu alcoba a tu lecho a tu desnudez inquieta a tus fuegos húmedos a tus ansias entreabiertas a tus deseos florecidos a morderte los pezones a besarte la boca a lamer tu sexo en su aroma de hembra a hundir en ti mi erecta virilidad a pene/trarte con ternura a pervertirte poseída desde el susurro hasta el grito a entrar al fin fusionados en el buscado paraíso, iré (v). Vale.

(i) “Tu bello escote”, Leo Chavez-Soria
(ii) “En esos pechos tuyos” Halloran
(iii) “Amantes secretos”, José Ramón Varela
(iv) “Tus pechos y mis labios”, Iván Semilla
(v) “Conjugando en futuro imposible”, Raúl Franquesa


ESA MANZANA PECADORA


“Creo que pecaré mordiendo la manzanita.”, ella en sus palabras.

Morderás la manzana en tu insomnio y será pecado porque ese sabor te llevará a otra lúbrica manzana que por deseo y placer comieron en un jardín prohibido un hombre y una mujer para ser los primeros pecadores y gozar de  todas las delicias inimaginables. Y es con la misma esfericidad de esa dulce manzana con la que punzan sin pecado tus pechos bajo tu blusa, pero también es pecado cada vez que los miro sediento, imaginando el secreto color de tus pezones, sus breves protuberancias, sus soñadas areolas. Y tu mano aferra la circularidad de esa manzana como en algun sueño erótico he soñado que aferras otro fruto endurecido en carnal pecado, y en esa onírica perversión huelo pecando yo la otra manzana abierta que madura olorosa en tu pubis, y lamo sus jugos con mis labios impúdicos y mis dedos hurgan explorando la deliciosa pulpa de tus íntimos goces y mi erguida virilidad penetra esa húmeda profundidad de pecadora manzanidad de tu vulva. Y morderás ese fruto prohibido para que yo muerda en tus labios el mismo pecado y busque con mi lengua en tu lengua el resabio del dulzor de la manzana elemental que contiene la magia de nuestros más primitivos instintos sexuales y la semilla de la cópula salvaje en que no enredamos tú y yo en mi lascivo sueño de la manzana que sostienes en tu mano casi rozando tu mejilla. Día vendrá en que mis manos pecadoras encopen las cárneas manzanas que esculpen tus mórbidos pechos que plagia la manzana que sin pecado morderás antes de sumergirte en mi lujurioso sueño.


miércoles, 16 de noviembre de 2016

ÍNTIMAS SUMERGENCIAS


Para BM, naufragándola en su mar secreto.

“Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego, turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio! La Canción Desesperada. Pablo Neruda

Me sumerjo desnudo erguido endurecido ávido de tus íntimas mareas, buceo estremecido en el cálido oleaje de las sábanas de tu insomnio, te persigo en esas aguas sexuales como a una lasciva sirena en celo, oliendo tus aromas de hembra sedienta hambrienta abierta, te acorralo entre las obscenas algas de las lujurias desatadas, bebo los marinos néctares de tu anémona humedecida por las eróticas mareas, mordisqueo ese tierno molusco incrustado en tu pubis de tersa concheperla, hundo mis manos ávidas en las tibias dunas de tus pechos opulentos, penetro la carnal profundidad donde viertes tus salados jugos oceánicos mientras una lúbrica danza de peces onanistas y crustáceos pervertidos, y un tumulto de caracoles fálicos y miríadas medusas vúlvicas, y grandes cetáceos mórbidos y quietos balanos erectos, y un cardumen de lentos y primitivos celacantos, testifican nuestra cópula entre las albas espumas seminales. Un tremor de furiosas olas en rompientes contra altos roqueríos, un estruendo de rompeolas y destellos de enloquecidas burbujas, la proa vigorosa y punzante penetra abriendo surco en la marejada, te deslizas nadas fluyes a contracorriente de tu encharcada lascivia, yo náufrago irreverente voy inseminando tus líquidos deseos como un ebrio timonel inundado por un naufragio elemental, en la hondura un silencio de barco hundido en tu esencia genital, en tus entrañas palpitan abisales corales y un rígido pez empotrado, una láctea densidad se va derramando por tus ictícolas sinuosidades, te retuerces de goces orgásmicos como una lasciva sirena incrustada. La soleada superficie ondula en una tarda y cómplice calma chicha, altas gaviotas nos contemplan saciados de nuestras íntimas sumergencias.


martes, 15 de noviembre de 2016

TÚ, UN ARBOL Y UN ALTO PAISAJE


“Q bueno a mi me encanta leer mucho y del sexo ufff mucho más”. BM, en su verbo.

En la oscuridad cómplice de la noche, aferrada al tronco inverosímil, rodeándolo con tu cuerpo y tus brazos, ávida de ese grosor imposible, soñando con el macho gigantesco poseedor de ese falo imponente. Tu estomago y tu vientre apegados a ese príapo increíblemente duro como en un erótico preámbulo de un coito violento y  sublime. La curva sensual de tu espalda delata la lujuria con que devoras la sensación de ser penetrada por ese miembro viril mientras gimes con tus ojos bien abiertos y murmuras de goce con tu boca bien cerrada. Te agarras como una voraz hembra en celo a esa tiesa verga erguida y portentosa sabiendo que morirás en el intento, que partirá en dos tu pequeño cuerpo, que te abrirá los pétalos de tu vulva como en una brutal violación salvaje, y tú gritaras de goce inconcebible y de un abierto dolor insoportable, y en ese pervertido desenfreno fálico, en esa locura imaginada y perturbadora, te iras sumergiendo en ese obsceno sueño de un intenso orgasmo que deshace en mínimos fragmentos tus lascivos deseos. En la ardiente luminosidad solar que te acaricia entre los ocres terrestres y los verdes vegetales, con el mar lejano y tu suave piel morena desnuda. Hay otro verde que niega tus mullidos senos con sus oscuros pezones allí escondidos e impide ahí abajo la visión de tu pubis con tu vulva estrechada entre tus muslos que muy juntos se estimulan en secreto. Todo tu entero cuerpo soleado provocando con sus mórbidos pliegues y tu ombligo, con el escote medio mostrando impúdico esas deliciosas y carnales burbujas del deseo. Tu rostro serio y tus largas uñas bien pintadas, las joyas con sus metales y el sombrero tejido. Así mismo te voy devorando con vicioso detalle, sobajeándo lujurioso y lascivo cada mórbido rincón, succionando tus pezones como un macho embrujado, penetrando lentamente tu húmeda hondura vertical, hasta que mi mano pervertida consuma masturbando los obscenos verbos que laten en el goce de tu imagen.


domingo, 13 de noviembre de 2016

TAL CUAL


Así tal cual, dulce pero desnuda para los ojos del sátiro irreverente, como una mariposa iniciando el vuelo, abandonando recién su crisálida, no envuelta en verdes, rosados, amarillos y grises colores ni en negro y blanco, todos paralelos ni con el albo sensual sobre la morbidez de tus muslos. Completa y absolutamente desnuda, en esa misma perfecta pose sugerente, en ese casi escorzo que inevitable delata las deliciosas curvas de tu entero cuerpo. Ahí permanecerás eterna observada, imaginada con deseos y lujuria, deseada con todas las vehemencias, susurrada por eróticos zumbidos, poseída con la voracidad de un fauno que te busca eterna en su mirada. Así tal cual te desvestirán los ojos que ahonden en tu intensa sensualidad extraviados en los destellos de tus ojos. Sí, así tal cual, de pie, tierna pero desvestida, sin las blancas mariposas revoloteando sobre el intenso negro que niega tus senos, ni el celeste desteñido que niega tus muslos, ni el café claro que niega la visión de tus pies, desnuda como una Eva reflejada en el espejo que te repite vestida, impúdica como una ninfa nadando incitante en el azogue vertical, obscena hasta el pervertido delirio, de pie pensativa y sonriendo, expuesta más allá de tu quietud, de la miel de tus perfectos cabellos, de las obsidianas de tus ojos, del rojo de tu boquita, del tímido escote, del tajo que deja ver una breve franja de tu pierna, de las rojas uñas de tus pies, más allá de tu recato soberano. Sí, total y lascivamente desnuda, para poseerte como en el sueño de una salvaje cópula virtual.


DUDA, BAJO EL VERDE TU PIEL


Para BM, desde una bella montaña lejana.

Sí, eres única, pero queda una duda: qué hay detrás de esa carita triste y de esos lejanos ojos sin horizonte? qué dolores habitan tu alma y la hieren como esas espinas de los altos cactus dormidos? qué deseos inconsumados laten en tu piel? que secretas lujurias destilan en tus insomnios? qué estremecimientos le debes a tu cuerpo? qué hacen tus manos cuando la noche te esconde? qué aroma se esparcirá desde ti cuando sueñas? cuanta tibieza se esconde en ese moreno canalillo que deja atrapados los ojos que lo miran sedientos? cuantas tiernas blanduras extraviarán las manos que amasen las quietas palomas de tus pechos? como será rozar en breve cuenco de tu ombligo, la comba de tu vientre o la espesura de tu pubis? cuan terso será el interior de tus muslos? qué flor será la que plagió en su rosada corola los delicados y sensible pétalos de tu vulva? cual será el sabor de tu piel durante el orgasmo? Por el verde voy hasta tus pechos llenos buscando tu pezones con toda la sed de esa pálida y pomposa carnalidad, allí acaricio, amaso, sobo, beso y ensalivo tus senos maduros de hembra exuberante, bajo y lamo todo tu estomago desnudo, hundo mi lengua en tu sensitivo ombligo, paladeo las comarcas de tus impudores, voy recorriendo la comba de tu vientre, sobando cada poro, cada blanda curva, cada mórbida sinuosidad de tus caderas, voy penetrando en la apretura entre tus muslos, en esa amplia carne voluptuosa y quemante, en esa sexual estrechez ardiente que me cautiva, voy oliendo tus íntimos y vedados perfumes para ir a beber y degustar la humedad de tu sexo.


RETRATO DE UNA ABIERTA ROSA SENTADA


Para Rosa S.

Abiertos tus mórbidos muslos mostrando el negro triángulo del breve pantaloncillo que oculta el otro triángulo más íntimo de tu pubis, que guarda en su mullida consistencia la flor sajada y olorosa de tu vulva. Blanca la delgada tela que dibuja, que se ciñe y abarca sensual tu voluptuosa y grande tetamenta, que envuelve como un oleaje de espumas los lúbricos pliegues de tu cuerpo desde tu estomago a tu vientre. Tu boca en la perfecta y precisa actitud que hace imaginarla succionando la erguida virilidad del que la mira. La pequeña cruz que cuelga en tu pecho para alejar las obscenas miradas a tus senos de los lascivos demonios erectos, endurecidos y masturbatorios que te recorren entera buscando las puntas escondidas de tus pezones. Pálida y tibia toda tu piel entera con su sabrosa madurez exultante donde el rosado nácar de tus uñas declara toda tu femenina esencia  más allá de los urgentes deseos. Tu mano en esa teta imponente, en esa blandura incitante, en esa mullida luna llena, en ese seno delicioso, tu mano en tu rodilla sobre tu piel desnuda, el muslo, la pantorrilla, tus brazos en piel viva como en el leve escote discreto, tu sonrisa ambigua incitando, tentando, pero apenas coqueta, tus mórbidos muslos abiertos como abierta ha de estar tu vulva, ofrecida con secreto impudor bajo el recatado pantaloncillo como una húmeda flor escondida, tu mano sosteniendo ese pecho maduro como ofreciéndolo a las bocas sedientas de los machos hambrientos que imaginan hundirse entre tus tibias dunas imponentes.


miércoles, 9 de noviembre de 2016

TRES IMÁGENES SENITALES [sic]


El surco se abre en tu pecho abierto a la imagen del cauce que se abre entre tus senos, entre líneas blanco y negro paralelas a esa línea marcada y tibia de tu voluptuoso canalillo, brota entre verticales franjas la densidad mórbida de tu ampulosa tetamenta, en un escote amplio como una erótica puerta entreabierta a esa plenitud de lunas llenas, de suaves blanduras edípicas, de palpitantes palomas sigilosas semiocultas en una timidez lujuriosa, en su luminosidad griega de cárneo mármol maduro. Dueña eres a altas y henchidas tetas de hembra orgullosa de sus pechos soberbios, eres reina de mullidas y blandas semiesferas del deseo prohibido más primitivo, del tabú atávico que enceguece y castiga, de la primera perversión adolescente, de ese ancestral vicio freudiano, poseedora de escondidos pezones que pulsan por florecer ente los pícaros ojos del suscrito, lúdica propietaria iluminada de redondas y maduras frutas sabrosas que penden dispuestas a los embelesos del preámbulo, a los besos y succiones, al libidinoso amasado y a los juguetones pellizcos, a los mordiscos salvajes en la furia del coito, y también a la primera tibieza y el primer secreto goce carnal. Me alejo de ti como huyendo de tus embrujos pero regreso siempre por los perfumados y húmedos senderos de tu sexo, ni siquiera mi demonios pueden romper la fina red de hechizos pervertidos y lúbricos que me arrastran turbulentos hacia tu vulva y tus pezones, persistes siempre deseable, desnuda y provocativa en mi irreverente vida de macho en celo continuo y vicioso masturbante, que voraz y sigiloso se desplaza por los laberinto de su pervertida vida de goces revueltos y escabrosos donde sólo sus perturbados pensamientos habitan sus calientes noches de oscuros y manuales desenfrenos (i).

(i) Palimpsesto escrito sobre “Tu irreverente vida”, de LH


martes, 8 de noviembre de 2016

BOCABAJO DESNUDA SOBRE EL LECHO


Por ML, miel sobre hojuelas.

Toda dulce canela desnuda sobre el blanco lecho para que resalte mejor el contraste de tu piel oscura como las lujurias que provoca, para más morbo y más eróticas imaginaciones, todas tus curvas suaves y blandas, las amplias y alzadas combas de tus glúteos deliciosos de hembra insoportablemente deseada, tus grandes pechos enterrados comprimidos bocabajo con tus pezones protuberantes enterrados en la cama incendiada por tu fuego, tu arduo pelo negro difuso y enredado, tus piernas abiertas bocabajo ofreciendo el surco que oculta la flor apretada de tu ano, toda tú como una impúdica Eva morena completamente desnuda en el lecho ofrecida a lejanas e intensas masturbaciones virtuales. Te observo hambriento desde la periferia de tu historia, de los adentros de tus más íntimos recuerdos, de la manos de los machos que acariciaron tu piel, de sus lenguas que te lamieron, de sus vergas que te penetraron endurecidas y felices, gozosas y erectas, latiendo y chorreando, inundando tu vulva de sus densos semenes lechosos, te miro envidiando a esos machos punzantes que bebieron de tus sudores en el lujurioso preámbulo y en el tráfago del coito salvaje, que fueron bendecidos por tu boca y tus manos y tu sexo, y que tú abrazaste exasperada y humedecida en el clímax machihembrado de la cópula incesante. Voy por detrás lento, silencioso, sigiloso, desnudo, mi miembro en ristre tieso y enrojecido, mis manos aferran tus pantorrillas y la abren un poco más, subo arrodillado al lecho y me calo entre tus piernas, ahora mis manos abren tus nalgas como buscando un apretado tesoro, tu ano aparece tímido, cerrado, ceñido, como una pequeñas flor oscura, mi glande punza ese botón palpitante y comienzo a penetrarte, cuando mi pichula ya está a medio camino te la introduzco violentamente hasta que mis testículos rozan tus carnes pomposas, y comienzo a jinetearte como un macho enloquecido, te monto y te sifoneo, tu ano aprieta y estruja mi verga hasta obligarla a descargar en la profundidad de tu ojal anal sus chijetes de semen mientras estremecido me voy desplomando saciado y feliz sobre tus ancas y tu espalda, y te voy besando tiernamente el cuello abandonado a la ternura que siente el macho por la hembra poseída.


sábado, 5 de noviembre de 2016

DE ROSA Y NEGRO TU PIEL Y GERANIOS


Para NL, como un sortilegio de una luz escondida.

Entre tu pálida piel y el rosa extraviado, por el vedado territorio del recatado escote, por la orilla impúdica de tu deliciosa madurez, ahí entre tus tenues pechos escondidos voy caminando por tu cuerpo en su vendimia, bebiendo su dulzor para llegar a tu roja boca y sentir como te estremeces encendida cuando te beso en el secreto del verso, cuando furtivo y tímido te voy deseando, intentando romper tu seriedad de etérea dama, derrumbar tu pudor de quieta y lejana estatua y hacerte recobrar los sueños y los deseos de tus perdidas primaveras y lejanos estíos allá en los nocturnos parques de tus memorias. De negro riguroso y rojos geranios, de pie como una misteriosa deidad que oculta su impura sensualidad, con sus vivos sentidos palpitando bajo esa inquietante oscuridad. Ah! si yo pudiera llegar a tocarte, vagar por ese lugar ceñido y caliente como un peregrino en deliciosa erección sintiendo insoportablemente tu humedad. Muero por deslizar mis manos por los intersticios de tu intimidad para reconocerla en mis sueños solo por el tacto y su fragancia. Ser en mitad de la noche macho y hembra en goce amorosamente acoplados, yo penetrando en ti y tú abierta a mí, urgidos de antiguos deseos compartidos y permanecer así profundamente tatuados, saciados del embriagante vicio de la lujuria, desnudos y salvajes en la noche virtual recuperando la secreta obscenidad y la íntima lascivia que no fueron arrebatando los años, para sentir estremecido que huelo tu olor de hembra y me derramo.


viernes, 4 de noviembre de 2016

LA LIRICA MARIPOSA INCONCLUSA


“El sexo es el consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor.” Memoria de mis putas tristes. Gabriel García Márquez

Tu mano ahí inserta y provocativa entre tus muslos suculentos, en esa suavidad intensa de tibio mármol carnal, incitando a que ardan los deseos en tu exuberante cuerpo incautado y en mi cuerpo ansioso de poseerte ahí mismo sobre ese sofá como si fuera un lobo en celo que monta la hembra deseada hasta romperla en salvajes aullidos en medio del bosque de las lujurias y de las virtuales fantasía. Tu mano ahí en ese azul oscuro de la cálida noche de tu cuerpo, en imaginada desnudez, abierto a los manoseos, a la digital masturbación, a las profundas penetraciones que cierren tus ojos románticos y entreabran tus labios lascivos. Ahí tus pechos impetuosos punzando ese celeste cielo de otoñal primavera, tus senos ampulosos como dos maduras palomas que culminan orgullosas en tus erectos pezones para que mis labios los beban hasta el hartazgo, el vicio, la insaciada obsesión. Tu rostro ahí con su leve sonrisa quieta de misteriosa esfinge inalcanzable o de lejana estatua imposible. Otra vez tu mano impúdica descansando hurgando manoseando, en otro azul, sobre el triángulo cálido y mullido de tu pubis, en una lasciva premonicion de tu nocturna y solitaria masturbación, tus piernas colgando semidesnudas a la sombra fresca de la provocación buscando erguir erectar endurecer el miembro viril de macho que cae en tu red de incitación masturbatoria, los mórbidos fragmentos de tus muslo apetitosos y las sólidas rotulas de tus invocantes rodillas, como un óleo de mujer reposando, arriba tus senos exultantes, en otro celete, como dos llenos frutos maduros que mis manos amasarian felices por toda tu caliente noche tropical y abajo tus pies con sus sensuales osaturas expuestos a derramados fetichismos onanistas. Y ahí tu rostro con su sonrisa coqueta de ninfa intocable o de tierna escultura inalcanzable.


miércoles, 2 de noviembre de 2016

VISIONES DE LA REINA MITOLÓGICA


Hoy, observando libidinosamente a AM

Negros tus cabellos largos humedecidos aun envueltos en la toalla, tus oscuros y muy protuberantes pezones coronando tus pechos ampulosos y mórbidos, los pliegues suculentos de tu cuerpo en su carnalidad imponente y sexual, tus ojos sonriendo desde sus negros fuegos ardientes, tu boca soberbia con tus labios llenos donde florecen los besos y las succiones, en la soledad desnuda de la sala de baño, en la intimidad de tu desnudez exuberante, en tu pubis con su mata escasa de vellos oscuros y el rojo rosado carnal de tu vulva, es la cercanía lasciva de tu piel expuesta con lujuria concentrada, es la obscena evidencia del deseo que te empapa y te encharca, es el sexo puro e impuro de lo que muestras y del que te mira erecto y endurecido, es la mano que masturba buscando los goces lechosos de un placer seminal por derramarse, es la mirada morbosa que busca en tus rincones más pudorosos tus eróticas delicias, son tus muslos y tus piernas de dulce azúcar morena, es el hermoso pezón perfectamente erecto que se exhibe orgulloso de su impresionante protuberancia, son la axila y el pie que se asoman como tus manos morenas, son las voces o el susurro en la contingencia de tu cotidiana realidad insobornable, es la insoportable espera sobando el miembro hambriento de ti y de tus esperados deleites, es la erección instantánea con el frote voraz que endurece y sensibiliza, es la sombra tierna del pequeño cuenco de tu ombligo, es tu vientre maternal de voluptuosa hembra acogedora, es tu cualidad esencial de fabulosa reina deseable.