Hermosa mía te siento aquí a mi lado, puedo
oler tu cuerpo, verlo, tu piel pálida y desnuda, tu pelo oleaje oscuro al
viento, tus pechos llenos, tus pezones de un tibio rosa carnal, por instantes apareces
y despareces incitando mis ansias. Veo tu pelo tu frente tus ojitos misteriosos,
esas uñitas de color sangrante, puedo ver el espejo desde donde te espío todas
las mañanas, puedo verte desde más atrás del hoy reflejada en la intensidad de
nuestro ardiente pasado. Déjame besarte suave y delicado, mis labios rozan tus
labios con el amar y la ternura, mi lengua recorre tu boca de comisura a
comisura, humedezco tus labios bebo tu saliva muerdo tu lengua lamo tu cuello, el
canalillo entre tus pechos desnudos, beso tus pezones los muerdo los chupo los
succiono, mis manos buscan tu nido allá en el abajo sexual de tu lujuria
desarmada, mi dedo hurga tu vulva abriendo sus pétalos humedecidos de deseos, la
yema de mi dedo roza tu clítoris, te excitas te mojas te mueves, con tus manos
abres tu flor ofreciéndola a mis ansias de abejorro, tomo mi miembro y lo llevo
a tu sexo abierto y mojado y lentamente lo hundo en ti, te pene-tro suave lento
delicadamente hasta que estoy entero en tu verticalidad lúbrica que me aprieta
y seduce. Entonces me muevo, te sifoneo, te poseo como un potro ansioso a su
potranca ansiosa, entro y salgo, hundo y me muevo, te violento te abuso te
violo, me sientes dentro de ti, te quejas, pides más más y comienzo a
cabalgarte a copularte a sodomizarte así así, entro y salgo, hundo y penetro, asi
así más más, te entierro mi falo endurecido hasta el fondo de tu sexo hambriento,
gritas, te sifoneo te jineteo así así así aaah ya ya, ya me vengo… mi semen
caliente te inunda… estoy acabando eyaculando… mientras tú te deshaces en
arcillas de colores, te diluyes en densos fluidos animales, te ahogas en un
orgasmo final aferrada a mis ternuras. Laxos vemos caer la última tarde de la
serpiente de tierra, comienza a cabalgar el caballo de fuego, el Amar anuda
otra vez las almas revividas de los eternales amantes.
martes, 31 de diciembre de 2013
DESDE LA OQUEDAD
Te niegas a los suspiros y los quejidos, a
los susurros lascivos y a los besos con sabor a hierbabuena, huyes de ti misma,
escapas de mi acoso perturbador, te fugaz de las cercanía de las alma
extasiadas y de los cuerpos encendidos. Temes a mis demonios y a mis máscaras,
recelas de mis demonios enmascarados, te asustan las máscaras de mis demonios,
mis desvíos, mis pequeñas perversiones, mi boca en la tuya besando mordiendo, mi
lengua que imaginas bífida lamiendo tu piel desnuda, haciendo florecer tus
deseos enjaulados, marcando a saliva y aliento los íntimos escondrijos de tu
carne dormida, despertándola. Te espantan las musas madres incestuosas que me
desvelan me seducen me obsesionan sin entender que ese es mi destino ineludible
de huacho ermitaño mendigo o perro abandonado, te lastiman los celos de esas
otras voces, otros rostros, otros cuerpos de hembras incitantes, sin entender
que ese es el inevitable fuego que me devora (i). Porque nadie me conoce como tú
me conoces quieres poseer mi tristeza melancólica de niño hombre extraviado
pero no la carnalidad incesante del oscuro macho amante fálico que tú crees desvió
de la ruta y camina ciego por las ciénagas del desespero. Te duelen los
espejos, el reflejo de tu silueta solitaria en los ventanales del castillo que
dan al nocturno mar imaginario. Me duelen las memorias derrumbadas de esos dos
crepúsculos mirando en inquietantes cucharitas las luces lejos de los barcos
imaginarios. Crees que hablábamos idiomas distintos sin saber que nos comunicábamos
por un lenguaje habitado de silencios, de sobrentendimientos, de mutuos miedos,
no sabes que nos buscábamos desesperados pero siempre con incertidumbre, con peligro, con derrota (ii), que éramos mantis
y fauno atrapados en la misma infinita oquedad del tiempo perdido.
Notas bibliográficas.-
(i) Lamentación sobre el rey de
Tiro. Ezequiel 28:18, (circa 598 a.C.).
“Con tus numerosas culpas, con tu comercio venal, profanaste tus
santuarios.
Pero yo hago brotar de ti mismo el fuego que
te devora.”
(ii) Two English Poems. Jorge Luis Borges
(1934)
“I can give you my loneliness, my darkness, the
hunger of my heart; I am trying to bribe you
with uncertainty, with danger, with defeat.”
domingo, 29 de diciembre de 2013
PENSAR/SOÑAR/IMAGINAR/FANTASEAR
"En el proceso de la escritura la imaginación y la memoria se confunden." Adelaida García Morales.
Al final de día, tranquila e inmersa ya en tu
noche, relajada, te recuestas totalmente desnuda sobre la cama y te cubres solo
con la sábana, escuchando cierta música. Apagas la luz y te quedas un buen rato
ahí en la oscuridad pensándome e imaginándome, imaginando mis ojos, mi mirada,
esa que te puso nerviosa porque se metía dentro de ti, imagíname ahí presente,
mirándote como hombre. Cuando ya hayas visualizado bien mis ojos en ti, echas
la sábana hacía atrás y así expuesta imaginas que yo estoy ahí sentado desnudo
a los pies de tu lecho en medio de tu misma oscuridad, y vas sintiendo como mi
mirada de macho excitado va recorriendo tu cuerpo a lo largo y a lo ancho, sube
por tus piernas, tus muslos, se clava por momentos en tu sexo, en tus vellos
púbicos, sube por tu vientre, se hunde levemente en tu ombliguito, sube hacia
tus pechos, surca su tibio canalillo hasta tu cuello, hasta tu boca
entreabierta, con tu lengua humedeces tus labios incitándome coqueta y
exhibicionista, sientes que mis ojos se devuelven lentamente acariciándote
hasta anidar en tu vulva y ahí se quedan atrapados entre esos ensortijados
vellos y esos ya húmedos pétalos, llevas tu manos ahí con un pudor lúdico e
insinuante a la vez, sabes que me estoy masturbando en medio de esa caldeada
oscuridad, alcanzas a escuchar mis leves quejidos, mis susurros alentándote a
más y comienzas a masturbarte, tus dedos surcan, punzan, se mueven en breves
círculos sobre tu clítoris, tu mano presiona y rota sobre tu Monte de Venus, el
movimiento del lecho delata mi masturbación agitada, lujuriosa, en la escasa
penumbra me imaginas ahí de pie mi mano sobajeando mi miembro erecto, mis ojos
en ti abarcando tu cuerpo incendiado, siguiendo el ritmo voraz de tu mano en tu
sexo, de pronto imaginas mi lengua caliente y ensalivada escurriéndose por
entre tus dedos hasta lamer punzar chupetear tu vulva clítoris, imaginas,
sientes, gozas, te retuerces anegada por el más puro placer que tú misma haces
florecer en ti asistida por mi lengua lamedora, cuando ya estas al borde del
orgasmo lanzas un grito y te dejas perder hundir ahogar sucumbir en los oleajes
orgásmicos, entonces siente imaginas una densa leche miel que escurre por tus
piernas. Después, mañana, debes volverás a imaginar y sentir las sensaciones y
las emociones, tu recato violentado y mi tímido desparpajo, la convergencia,
imaginada, de mi voyerismo onanista y tu imaginado exhibicionismo onanista. Así
sea.
INSOÑADOS
"Estamos hechos de la misma materia que los sueños.” La tempestad,
W. Shakespeare.
No me soñás, no te sueño, somos
dos patéticos y pírricos vencedores de nuestros deseos vagabundos, sedientos de
los néctares escanciados en la otra piel derramados, hambrientos de las
carnales sensaciones que nos iban devorando por los días. Te imagino una y otra
vez con una blusa de arabescos blancos y negros, fumando, con un pañuelo de
seda al cuello, de tacos altos, de mentón levantado y uñas bien pintadas, distante,
perfumada y con el rostro muy serio, es solo en la noche, en los sueños que he
perdido, cuando te veo como las malas costumbres mandan, y es ahí, en esa
nocturnidad silenciosa que siento que me apabullas, me violentas, me abusas,
que me hacer sentir como un macho niño embobado en una pasión incomprensible. Ya
no me soñás, ya no te sueño, somos dos patéticos perdedores vencidos por la
miseria de lo cotidiano, por las doscientas noventa leguas que nos separan
invencibles, por la certidumbre dolorosa de la imposibilidad de la tarde donde
nuestros deseos irían verter sus íntimos licores devorando la impalpable
consistencia de ese día. Te imagino una y otra vez sobre el lecho, desnuda
anhelante de mi boca obscena, de mis labios invasores, de mi lengua pervertida,
de mis manos untadas en ti, de mis dedos enredados en la selva oscura de tu
pubis, de mi miembro urgido por navegar en las corrientes estremecedoras de tu
vulva. Ya no me soñás lamiendo tu cuerpo de pebeta linda con los desparpajos de
la lujuria, escarbando la perturbadora tibieza de tus axilas o la incestuosa
calidez de las medialunas bajo tus pechos, sorbiendo una a una las gotas de tu
sudor, bebiendo hasta la ebriedad del éxtasis los densos fluidos de tu sexo. Te
imagino sin soñarme atrapada en los fragmentos quebrados del hechizo, a veces
llorando del mal de amor, otras mirando las lluvias que no llegan por la
ventana de siempre, vacía de mí y de todo, extranjera en tus propios dominios
de gata encelada, solemne en la dignidad virginal de tu martirio.
sábado, 28 de diciembre de 2013
VORAGINE, RASTROJOS, HOJAS SECAS
“Somos adictivos a
todas las cosas que nos producen placer”, H. Maturana.
Traspapelados, no veremos las luces de los
barcos ni como se va difuminando el horizonte terrestre convirtiéndose por
magias de fauno en un lejano nocturno marino, no estaré ahí contigo juntos muy
juntos asomados a la ventana silenciosos ante ese paisaje de mar de noche que
solo existe para el nosotros, tampoco para escuchar llover de verdad en medio
la madrugada aun oscura. He perdido el fetiche de tus risitas en aquellas sensualidades
previas que se me quedaron sin decodificar, perdí los mojitos y los besos, y el
misterio extenso de tu piel cuando cierras los ojos. Perdimos también el haber
vivido el encanto la lluvia del sur, esas lluvias fabulosas, a cantaros, donde todos
los verdes resplandecen, la lluvia sobre el estero, sobre el río, los pájaros
ateridos escondidos en los follajes, las nostalgias que salen a cabalgar apocalípticas
por los campos desolados de los recuerdos de las memorias, los pastos en sus
verdores atrapando las lluvias en sus pequeños cristales. Pero ya no hay salida,
debemos asumir que el destino cumpla lo que ya estaba escrito. Tú perdiste la
instancia de cerrar tus ojos deseándome en tus largas noches sin sueño en una
tormenta de celaciones y deseos, yo perdí el exquisito espectáculo del sudor escurriendo
en tu piel anegada, por tu cuerpo desnudo de estatua pudorosa, de esfinge
beata, perdí el verte alguna vez con ropa interior sexy o atrevida, con medias
y tacos muy altos, en negro o en rojo, siempre recostada en tu lecho como una
Cleopatra asustada en las penumbras de los verdes cortinajes. Yo perdí el sabor
vedado de tu sexo, el gusto a hierbabuena de tu boca, el dejo voluptuoso de tu
piel lamida con fruición en los atardeceres del destiempo, tú perdiste una voz
que te incitaba al pecado sin decirlo, mi aliento quemante en tu cuello, en tu
oreja o en tu pezón, sensibilizando tu reticencia y tus miedos. Ahora en el
destierro o el autoexilio creo que todo fue una amorosa exploración virtual por
el mísero mundo real, un buscar asombrados donde terminaban los sueños y
comenzaba la realidad, así confundidos quizá fuimos otros, un arcángel
abortado, una condesa velada, pero en fin, nos quedaremos sabiendo que bien
valió el intento.
CIBERSEXO
…la sed de algo dulce y de algo sabroso de
lenguas trabadas juguetonas de bocas abiertas que se comen una a la otra de
manos impúdicas piernas entrelazadas roces restriegos de sentir la sensualidad
en el cuerpo en la mente abarcando todo me gusta me enciende me incita me
excita en este instante eres mía lo sabes te poseo ahí en tu propio lecho
siénteme solo siénteme siente mis manos mi boca mis dedos mi piel todo en ti y
déjate ser en mí como te deseo calladito siento tu mano acá para que tu sientas
mis dedos ahí así suaves e impúdicos sí estoy ahí, en ti que sensaciones que
intensidad de ser ahí y tu acá también tu mano acá me hace sentir mis dedos te
socavan unto mi dedo ahí y lo chupo para saborearte ahora siente mi lengua ahí
mi lengua lamiendo punzando ese botoncito hurgando tu humedad te lamo lento y
suave vertical y sediento siente siénteme huye hacia mí mi lengua te penetra te
abre la flor y bebe su néctar roza esos pétalos, chupetea tu botoncito estoy
muy erecto ya casi no aguanto es tu mano acá en ti en tu sexo mi boca en tu
boca tu mano en mi miembro y yo a ti que delicia sentirnos así ya no aguanto de
verdad somos una locura que rico sentirse así ya acaba en mi boca, dame tu
orgasmo dámelo mi lengua te urge te lame te chupetea tu vulva mojada así dámelo
no pienses solo siénteme ahí si así dame tu orgasmo dame tus jugos dame tu sexo
si estoy ahí eres mía te poseo entera si tuyo así ríndete a mi entrégate entera
a mi si así ya viene ah eyaculo ah que locura mas maravillosa más que real la
realidad no es tan intensa ven acurrúcate acá conmigo déjame abrazarte y
acariciar tu pelo darte besitos tiernos para inundarnos ahora de ternuras y
quedarme ahí a tu lado como un gatito de peluche…
ASEDIO Y CALENTURA
Como gato de conventillo merodeó
silencioso sin atreverse a irrumpir sin advertencia ni coartada hasta que su
sangre en celo venció su indefensa voluntad. Golpeó la desvencijada puerta con
el temor de la inminencia, tímido y asustado, ella le abrió sonriente vestida
solo con una bata larga de pequeñas florcitas amarillas, el beso en la mejilla
y ese cuerpo maduro rozando el suyo confirmaron sus pervertidos deseos, la supo
desnuda bajo la delgada tela, miró la pálida piel que dejaba ver el escote, un
seno que imagino tibio asomaba casi hasta el pezón negado aun a los goces del
voyerista vicioso e insistente. Lo hizo pasar a la penumbra del cuarto y se
recostó en su cama cubriéndose, aunque él notó que no era por decoroso recato
sino por simple comodidad, se sentó en una silla a los pies del lecho algo
revuelto. La charla fue lentamente derivando bajo su planificada orientación al
erotismo, a la masturbación, ella reía alegre y quizá coqueta, surgieron
confesiones íntimas o secretas, nueve años ya no fueron barrera ni límite ni
tabú, la penumbra acrecentaba el ámbito de confidencias, de ese juego
inquietante de macho solo y hembra sola escondido en un coqueteo tan sutil que
era como que no eran ellos y eran otros en otro sitio y en otra época, pero en
el mismo barrio años atrás. Ella acostada en su lecho cubierta con el edredón
hasta más arriba de sus pechos gesticulaba con sus manos de dedos largos y
elegantes, diva de antigua hermosura o doncella de pernada o incitante concubina,
se iba dejando seducir siempre riendo, él sentado distante acechaba, acosaba,
engatusaba lúdico y voraz. Caminaron por instantes sin llegar tocarse por el
borde del lascivo abismo de las caricias impúdicas, del onanismo curioso, de la
ya instaurada convergencia sexual, ambos sabiéndolo, ella rendida a ese macho extraño
que la acorralaba con sus modales de caballero sonriente pero enmascarado, él ávido
de esa mullida carne tan cerca que le ardía en las yemas de sus dedos. Con los
deseos vivos y la imaginación ansiosa decidió esperar, quizás para que la
consumación que ya sabía consensuada poseyera el descaro depravado de una
sagrada ceremonia. Se acercó al lecho y se despidió con otro beso en la
mejilla, ella aceptó sonriendo y con dos breves palabras la implícita
postergación. Afuera la canícula del mediodía estaba ya a punto de derretir las
piedras e iniciar el roce a fuego de los pastos resecos.
jueves, 26 de diciembre de 2013
FALSAS PIRAÑAS
Si estabas en el río de aguas zainas cuando
vinieron las seudo pirañas y sentiste que te mordisqueaban las piernas, no, no
eran ellas, era yo que te soñaba en la modorra calurosa de la siesta. Vos sabés
que siempre nado entre las aguas turbias y pardas oculto en las arcillas y bajo
las sombras fluctuantes de los camalotes, sabés que soy un sátiro pez carnívoro
y espurio, lúbrico y monótono, de insaciables instintos primitivos que medra en
los mullidos cuerpos de las sirenas, en sus tiernos pliegues y sus pudorosos
rincones, en sus oquedades, en las intimidades húmedas y abiertas de sus cauces
florales, en sus perfumados canalillos y en sus uñas de gatas furiosas. Me trajo
el río sumergido desde el pantanal de tu silencio arrastrado por el sabor a
hembra de ti en sus aguas que se esparció por la cuenca de junglas y humedales
despertando a los machos dormidos en las arenas de cuarzos y esmeraldas ebrios
de orquídeas y magnolias pero sedientos siempre de tu saliva embancada en los
besos de la noche sin luna que dejaste perdida de tus manos. Te vi anegada
inconclusa perentoria y surqué desesperado la corriente atravesada tras la
carnada viva de tus pechos y tus caderas, del aparejo pescador de tu olor que
se curva y tensa cuando estás en celo y quedé atrapado en la red de tu piel
desnuda entre los inocentes surubíes y el espejismo de los dorados. Entonces,
así enganchado en el dulce anzuelo de tu presencia alcancé a lamer morder tus
piernas embebidas de las aguas incesantes y pude justificarme en la misteriosa
migración que me trajo otra vez como silueta o sombra por el ancho río hasta vos.
VERGENCIAS DEL NOMADA
He buscado por los sueños y por los lechos,
por las noches calurosas de mi verano, por las gramas en el atardecer, en las
calles de feria y en los parques a la sombra, y no he vuelto a encontrar tus
pechos palomas deseadas para hundirme en ellos y besarlos como los besaba macho
y beber niño en sus pezones la savia que me disolvía en tus brazos para que tu
boca me besara. He vuelto asustado hambriento de los desvaríos y los intentos a
buscar la madreperla de tus muslos pálidos en sus carnales tersuras, tus nalgas
suaves que calmaban mis manos en caricias, y la verticalidad húmeda y florecida
de tu vulva nido donde bebía el sumo de tu cuerpo incendiado incendiándome en
su más íntima densidad sexual. Yo vengo otra vez sigiloso y cansado de la
vendimia otoñal que dejó la equivocada primavera anticipada, vengo a esconderme
entre tus vellos púbicos al borde de la fuente donde habité tus deseos
desatados, a incrustarme en los orígenes de tu saliva, tu sudor, tu
sacramentales fluidos, vengo a deshacerme en cenizas o arcillas en tu boca
labios lengua sexo, a no dejar que te duermas sin mi oscura y derramada
pene-tración de fauno trashumante. Otros te acosaran con sus pasiones de
renuncia y sus buenos modales, otros pronunciaran las palabras en almíbar y los
verbos azucarados que deseas oír por engaño, temor o recato, yo seguiré dormido
entre tus dulces senos mullidos, naufragado en la mojada flor abierta de tu
pubis, aferrado a la geometría perversa de tus pies, al reverso secreto y
virgen de tus codos, de tus axilas, de tus rodillas, tatuado en la inquietante
piel de tu vientre y de tu espalda sin despertar nunca de tu sueño.
martes, 24 de diciembre de 2013
MAGIAS DEL FAUNO
Para las musas, involuntarias
y perseguidas Yocastas
Las acecha desde las sinuosidades de su verbo
recargado, las sigue y persigue por los jardines floridos y las arenas de mar y
espumas, se introduce sigiloso en sus insomnios y desde ahí las habita con
fervores olvidados en las cosas cotidianas, en los detalles caseros, en una
silueta borrosa en el escaño de una plaza o un encuentro inesperado en plena
calle, con las estatuas de los parques o con la pequeña lluvia inesperada que
las sorprende sin paraguas pensándolo. Como un demonio embaucador las engaña
con abalorios de falsos cristales de colores, las deslumbra con sortilegios de
luna llena, las hipnotiza con las palabras de un barroco confuso e ilusorio. Las
bifurca, las desasosiega, las decomisa para sus oscuros fines de pervertido voyeur, las fragmenta reduciéndolas a la
voz o los ojos, a veces a sus solos labios sin sonrisa, y las enfrenta a sus
espejos, a sus reflejos en las copas, en los charcos de sus inviernos o en los
vidrios nostálgicos de los ventanales. Las hace imaginar posibles imposibles,
las emociona con cercanías incrustadas de ausencias, de atardeceres, de lejanas
luces de barcos anclados a la gira en una bahía inexistente, de lluvias
inverosímiles en la mitad del estío. Como un arcángel castigado se hace el
abandonado, el negado de afectos y de amores, el huachito incomprendido a veces
linyera a veces ermitaño, el macho viejo urgido de vehementes pasiones
insaciadas. Sigiloso las acosa entre tímido y cauteloso hasta que ingenuas le abren
la puerta a los deseos que ellas guardan en sus cajitas de porcelana o
madreperla y que atesoran como las mustias y fúnebres flores muertas enterradas
entre las páginas de los antiguos libros de poemas que leyeron solo una vez y las
dejaron para siempre soñando. Luego las enmudece, las abarca y las derrumba, las
desflora dulcemente sin violencia y las violenta con delicados besos mordidos,
con succiones insistentes, con lamidos íntimos e impúdicos, las descuartiza a
pura mano viva sobre la piel incendiada sobre el lecho propio y entonces,
consumada su voracidad de solitario fauno extraviado, las reconstruye con todas
las ternuras posibles para que lo acurruquen maternales y sensuales como a un
niño macho que viene huyendo de la siempre oscura lejanía de su bosque.
ROJOS DE ATARDECER
Rojos de besos, de la uñas de tus pies, el rojo
breve en tu pubis, en la sedosa bata, en la dulce lujuria inicial de los besos con
sabor de hierbabuena, manos que hurgan rozan acarician, labios bocas lenguas
desatadas en una vorágine de deseos que se van consumando lento lentísimo
atrapados entre el rojo y los ojos que se miran cómplices y excitados. Los
dedos que rozan hunden giran en el vértice vórtice humecido deshojando abriendo
los rosados pétalos de la flor escondida, el fervor de mi boca lengua en tu
vulva descubierta bajo el rojo satinado, los ralos vellos atrapados por mis
labios, tus quejidos y tus estremecimientos, tus manos en mi pelo para contener
pudorosa pero sin querer ni por un instante apaciguar los salvajes lamidos de
mi lengua, tu respiración sofocada en la porosidad del atardecer de los barcos,
en la opacidad de las brasas del lecho ardiente, en la turbulencia enloquecida
de los sentidos sensibilizados por la intensidad de todos los sabores. La
tregua de mis labios enviciados en el rosa carnal de tu pezón dormido, abocados
a su estremecida perdición incestuosa, el rojo sexy erótico impúdico, el rojo
furioso incitante excitante exultante, el rojo absoluto del sexo florecido, el
rojo brillante, sus reflejos iridiscentes sobre tu piel desnuda, el húmedo
caracol que fue escribiendo sus verbos en el nácar de tus muslos, tu boca, tu
mano, tus dedos atrapando mi virilidad sensible e inhiesta, los tímidos roces,
su tierna manipulación y la delicada persuasión que me llevaron al derramado
abismo del éxtasis. Todo fue delicioso, el mojito bebido en un íntimo boca a
boca y que se esparce en tibias salivas por la arqueada geografía de los
cuerpos sedientos, el chocolate menta en los besos siempre pocos, la camisola
gris perla claro, el chocolate en su signo fálico y el mojito en su compartida
simbología secreta, el camembert y el café que fueron cerrando la noche con la
quietud del amor consumado. Nada había al azar sino solo nuestros deseos sin
recatos desatados y algunas pequeñas perversiones. Aun así siguen pendientes el
sumo de damasco bebido ahí en la párvula copa de tu ombligo y los besos en tu
espalda, tus pies y tus axilas, el sensual conteo de tus pecas una a una en sus
secretas constelaciones, y tu boca y tus manos y tu cuerpo entero en mí
derramando sus castas ternuras y sus tímidas lujurias. Aun me queda tanto por
recorrer en ti que alguien cuyo rostro abarcó tu rostro se soñará por muchas
noches subsiguientes inserto en ese rojo embriagado de ti.
domingo, 22 de diciembre de 2013
SECUENCIA DEL DESEO
Maja semidesnuda bajo el blanco satinado
esperando la fui besando con salvaje calma contenida para que se le fueran
macerando los temores. La besé luego con el hambre feroz de un desolado ermitaño
vencido y me besó succionante como una sedienta flor desesperada. La disgregué
a besos vivos en pulidas piedras de cuarzos y hematitas hasta derrumbar la
esfinge que la encarcelaba. Lamí bese su cuello explorando los sabores de su
cuerpo liberado, y el lóbulo de su oreja buscando donde guardaba sus artes de
hembra inmaculada. Mi mano se deslizo ascendente por la suave concheperla de
sus muslos. Sentí el fuego escondido bajo su piel estremecida y me sometí a las
urgencias de los deseos desatados. Alcanzó mi mano dedo el tímido paraíso
vertical y hurgó rebuscando con delicadeza de caracol en celo la tibia joya de
su clítoris. Froté insistente y tierno, vehemente y dulce, excitado, el botón
floral donde convergían sus ansias de ser poseída. Su boca inquieta reflejaba
en sus labios entreabiertos lengua embebida el goce que fluía subiendo como una
lava quemante desde su vientre y se derramaba en besos y contenidos murmullos. Mi
dedo aceleró los breves círculos sobre su carnal capullo y fui percibiendo el
in crecendo de su placer desatado, sus íntimos estremecimientos y el salvaje
revoloteo de mariposas liberadas. Nos besamos, nos miramos a los ojos,
sonreímos felices, con la quietud voluptuosa del amor saciado. Iniciamos entonces
los juegos de las pequeñas perversiones que florecen cuando la sensualidad se
ha desbordado. Desnudó un pequeño pezón como una breve rosa rosada y en el fui
macho niño besando lamiendo mamando alucinado en la incestuosa revelación. Vi
en su pubis la oscura grama recortada que apuntaba como una erótica flecha de
obsidiana al vértice vórtice que yo soñaba. Besé sus muslos deslumbrado por su
miríada de tenues pecas y los ralos vellos de su pubis, con la sexual reverencia
debida. Demoramos lo más posible la inevitable despedida y salí a la noche aun
embaucado por sus magias de hembra sola, sus hechizos de mantis deliciosa, y
sus nacientes embrujos de esfinge liberada.
sábado, 21 de diciembre de 2013
SABORES
Y fue en la boca de la noche que encontré tu
saborcito enredados entre mis dedos, fue bajando del undécimo cielo cuando me
di cuenta que persistías en mi piel incrustada como una pequeñita ternura de
amor reinante. Y es que se fue soñando mi mano por el interior de tus mórbidos muslos
tal como lo había soñado y tu boca reía hermosa ahí tan cerca que mi boca te
besaba en el sabor de tu saliva y bebía de tu lengua incesante un delicioso
gustillo a nostálgica hierbabuena. Y te soñé tan intensamente que te soñé en mi
boca en mi mano, te soñé en blanco sedoso semidesnuda sobre tu lecho excitada y
yo me soñé aun vestido excitado en tu lecho devorando tu cuerpo sediento con la
lentísima hambre del lobo niño extraviado. Y cuando ya se encendían las luces
de los barcos sin que las viéramos te fui observando de a pedacitos, por
incitantes fragmentos, los ralos vellos oscuro de tu pubis, ese tímido pezón
breve y rosadito como escondido donde fui macho niño naufragado, las pequitas
de las piernas, los suaves muslos pálidos, tu ombligo copa dulce en cavidad
vertida, y te saboreé a destajo por el interior de tu codo, por tu cuello y tu
orejita en la intensidad del atardecer que aguardaba afuera para hacernos
lúbricos cómplices nocturnos. Y fue quedando tu sabor adherido como un tatuaje
que no se borrará nunca porque no está en los dedos ni en los labios sino en la
memoria profunda de las cosas inolvidables junto con tu rostro de niña alucinada
por lo que ibas sintiendo, por ese oleaje que te arrastró sin más a las arenas
ardientes donde yo silencioso esperaba esa misteriosa felicidad que tuvo tu
sabor aroma con su resabio de licor embriagante, y otra vez la noche iba
cuajando de a poquito como no queriendo para no dejar que me escapara y yo
calladito hacía como que no sabía y te seguía paladeando extasiado con tu sublime
y eterno relente de lima azucarada. Y aun poseo tu sabor a mojito en la memoria
sedienta de mis labios que te bebieron sorbo a sorbo insistentes porque no sé
si te diste cuenta que no dejé escurrir agua por mis manos para que así te vinieras
conmigo. Cierto que esperé tu mano reciproca pero tú ya andabas en el aire
revoloteando entre las mariposas y el deseo. Y fue como si un fauno se metiera
en tu cama mientras tú soñabas con un fauno angelical acariciándote en tu lecho
y te entregabas a su sensual voluntad voluptuosa y te dejabas hacer sentir
embobada en los ceremoniales del sexo que iba escurriendo lento lentísimo hasta
ese quedarnos otra vez con más deseos que antes pero igual saciados.
jueves, 19 de diciembre de 2013
SEGURO QUE NO
Seguro ya no estás sola, seguro
que ya tenés alguien que te acamale en tus caprichos milongueros, seguro que ya
no necesitás a este linyera tristón para que te escriba de juegos fuegos y
pasiones sin decantar ni censurar y te deje acompasadito latiendo el corazón,
seguro que tu piel ya es estremecida por otra piel repetida y constante, seguro
que vas y vienes contenta por los días noches como si el otario que te duerme
fuera concho de un vino dulce y el mendigo una sombra fantasma tenue y
congelada que duerme en los parques de los otoños perdidos, seguro que tu voz
se me vuela ahora en los cristales de los palomares sin dejar ni un solo eco en
las campanas del destierro. Pero también seguro que no te abren las piernas con
la suavidad y delicadeza del amante dueño de tu sueño recurrente ni te
acarician por el interior de los muslos buscando con ansiedades de macho solo
la humedad caliente de tu fruta abierta, madura y olorosa a las veleidades de
tus deseos, seguro que ni te besan los pechos con afán de huacho solitario
desesperado por volver al útero primordial y volver a las tibiezas que jamás
volvió a encontrar en sus extravíos de eterno penitente, seguro que no se
aferran los otros labios a tus pezones como solía hacerlo el que dejaste botado
en las orillas de tus atardeceres sonrientes ahora que ya tenés alguien que te
acamale en tus caprichos milongueros, y te llevé canyengueando a los rincones
oscuros de la bailanta de tu vida chiquitita para que no pienses en el mendigo
patético y cabizbajo que duerme acurrucado sin vos en la puerta cerrada de tu
casa mientras bebes y bebes el concho de ese vino dulce que te embriaga hasta
hacer que te olvides de mí, del que sabe dejarte mejor que alguien nadie
acompasadito latiendo el corazón.
domingo, 15 de diciembre de 2013
LA VIRGEN DE CALAMUCHITA
Que desperdicio, que bufonada del
perro destino que no me deja ir a romper esa tu soledad y devorarte siniestro y
enmascarado en el irrisorio descampado de tus noches de albas sábanas de
convento, de tus fantasías desbordando el río lento del insomnio donde te vas
hirviendo sin fuego, desmoronando abismo abajo por la piel sudorosa por un
calor que nace desde el adentro de ti y surge hoguera vertiente lava cuando la
medianoche inmaculada se te derrumba por el sueño del dormir sin sueños vivos
lacerando tu cuerpo hasta el goce de la plenitud y la nocturna saciedad. Que
inútiles tus piernas tus muslos tus mórbidos pechos tus labios sedientos tu
vientre tu pubis inútil en su abandono de ególatra virgen esotérica sin el
fervor de mis deseos persiguiendo erguidos la flor ociosa abierta en su íntima
primavera esperando el zumbido del morocho moscardón que venga a succionar el
néctar de tu embrujo para embriagarse de ti rumbeando hacía tu orgasmo en la
noche cuajada de quejidos y manos voraces y ojos cerrados en el éxtasis
perfumado de sexo del sigiloso jardín de los procaces susurros. Que derroche insensato
de esa intranquila sensualidad insinuante, de esa voluptuosa coreografía imaginada
en el retorcimiento kamasútrico de humo del cigarrillo boca arriba en el lecho buscando
el origen del duelo carnal en los suburbios de tus más calientes alucinaciones.
Que pérdida irreparable tu transitoria virginidad conventual sin salvaje
violación de fauno invisible ni poética defloración de mustio amante atrapado
en esta otra urgente soledad de vos.
INTRINCADAS / SENSACIONES
…tu mano a mi miembro con saña
con ansias con furor masajea erecta lenta agrandando en tu mano tibia juguetona mi verga erecta tensa dura sensible
contenida para no eyacular ahí mismo / el
chijete de semen caliente el estremecimiento del clímax la eyaculación y tú a
mi lado gozando como yo de esta masturbación mutua intensa compartida / mi mano
a tu vulva con delicadeza con ansias con furor hurga dedea lenta húmeda en mi
mano tibia juguetona tu sexo vertido sensible contenido para no florecer ahí
mismo / el néctar escurre denso quemante el estremecimiento del orgasmo las
contracciones y yo a tu lado gozando como tú de esta masturbación mutua intensa
compartida / el miembro late entre tus dedos que lo masturban al mismo ritmo
que mis dedos en tu vulva / los labios vúlvicos se abultan en mis dedos que los
acarician al mismo ritmo que tu mano en mi falo / mi mano a tu vulva con delicadeza
tu mano a mi miembro con saña con ansias con furor / el chijete de semen
caliente / el néctar escurre denso / el estremecimiento del clímax la
eyaculación el estremecimiento del orgasmo las contracciones / ambos juntos
unidos trabados gozando la masturbación mutua intensa deliciosamente compartida
/ el silencio acesante la saciedad la ternura / la carnal devoción del goce
destello cuando ya no estamos solos / la mano a tu vulva la mano a mi miembro
saña furor semen caliente denso néctar estremecimientos eyaculación
contracciones trabados en la mutua masturbación el silencio la saciedad la
ternura la devoción goce destello y ya no estamos solos...
sábado, 14 de diciembre de 2013
EROS PLUVIALIS
Lloverá más temprano que tarde y volveré a
sentir la brisa marina, el sabor de tu piel, del lóbulo de tu orejita mientras
estamos ahí en cucharitas descubriéndonos poco a poco, intensamente, sintiendo
esos revoloteos íntimos de íntimas maripositas en su desatada sensualidad, la imaginación
que se desborda, escurre y se derrama, mi boca buscando tus incitaciones, lamiendo
tus incertidumbres, besando milimétricamente tu piel, dejándose llevar raptar
atrapar, mis labios marcando las guaridas del deseo, los cuerpos fusionados a
fuego, com-pene-trados en carnes vivas, las manos contenidas en la orilla del
río de lavas ardientes, viviendo las sensaciones iniciales de la posesión, del
abarcamiento pleno, absoluto, en la búsqueda instintiva de la consumación
demorada en los juegos previos del ventanal que da al imaginario mar nocturno, mi
lengua surgiendo en tus íntimos senderos y vagando deleitosa embebida en ti, mi
lengua reptil ensalivado incitando excitando tus escondidas locuras, estremeciéndote
de goces insensatos, de placeres impúdicos, sintiendo tu calor, tu cercanía
sensual, porque yo ya te habito lluvioso escondido en ti, en tus insomnios, en
tus deseos, en tus ansias de ser tú en la densidad incendiada de ti misma, en
tu lecho que arde sin llamas sino en brasas imposibles, siendo en ti un goloso
que solo quiere restregarse entre tus piernas como gatito alzado y solo
lamerlas enviciado a la espera del día de lluvia no lejano cuando te degustaré
con toda calma, de a poquito para saborearte con la lenta pasión de un sibarita,
para conocer todos tus aromas y sabores, los más íntimos y los más expuestos, y
te morderé con calma, y beberé cada uno de los sumos frutales de tu cuerpo en
su cuenco; así que ya sabes, no me tientes que voy ahorita mismo y te como sin
azúcar ni cuchara, a puros mordiscos y ahí te quiero ver con tus risitas
nerviosas mientras te como con la mano enterita con la voracidad furiosa de un
vagabundo hambriento hasta que tus jugos escurran por las comisuras de mi boca
y nos despeñemos acoplados como bestias salvajes en el desenfrenado abismo del
sueño de la lluvia pendiente.
jueves, 12 de diciembre de 2013
SACRAMENTAL
No hay destino, solo existe lo que hacemos. T.
Busco la silueta de tu cuerpo
desnudo en las penumbras de mi memoria tu boca que besa lame besa succiona besa
y sigue besándome desde un cercano pasado donde poseía sus labios su verbo su
lengua sus palabras y sus salivas en la tibia humedad de las noches en hoguera.
Busco tus manos acariciando los paisajes de mi cuerpo aferrando al ídolo en tus
lujurias de ojos cerrados tus manos en mi en ti en nosotros surcando
deslizándose abriendo apretando busco tus deseos esparcidos por la madrugada
por la grama verde y fresca de las mañanas tus lubricas ansias intestadas las
veleidades de tus celos hirientes y tus eróticos oleajes de furias desatadas en
obscenas impiedades en sensuales fervores en carnales emanaciones. Busco más
allá de tus muslos de tus pechos de tus pies dedo a dedo de tu vientre ardiente
de tu pubis enselvado más allá de tus ausencias silenciosas de tu quietud
observante y majestuosa de la pena de no volver a poseer tus quejidos tus
susurros tu voz quebrada por la libido derramada. Busco la consumación
inconclusa la vendimia de tus néctares gota a gota el secreto que incita dilata
tu flor sureña la sinuosa certeza de ser tu amo y señor sobre las brillantes
ancas de la potranca salvaje. Busco inquietarte aunque te escondas en la triste
unción de inalcanzable deseada desaparecida.
martes, 10 de diciembre de 2013
A BOCAMANO
Que silencio el de tu boca que no irrumpe en
su voracidad succionante, en su hambre tragona, en su lengua lamedora y buscona
por los entornos del sitio que demarca la virilidad acechante anhelante erguida
en su voraz incendio de deseos leña hoguera yesca que solo apagará tu saliva
derramada escurriendo sobre mi piel incinerada. Que inmovilidad la de tu mano
que no irrumpe en su suavidad acariciante, en su sigiloso afán posesivo de delicada
gata mimosa, en su acortar distancias hurgando buscando explorando los rincones
del bajovientre incitando excitando los entornos impúdicos donde se yergue el
ansia fálica del fauno poseído por el embrujo lúbrico de poseerte así en
descampado. Que enmudecida está tu boca sin buscarme voluptuosa y sedienta en
los entresijos del sin besar al borde del abismo de dejarse llevar por los
puros instintos y que se cumpla el destino que la llevó a la instancia no
sucedida. Que quieta está tu mano sin escarbar la selva blanquinegra que huele
a macho acechando en el trasiego de tu danza de ninfa inquieta que se fuga y
huye y escapa con la piel impura en la desolación de la noche insomnio soñando
las lujurias de la lluvia. Que ajenas tu boca mano sino agreden mi timidez de
niño solo con el desparpajo de la esfinge quieta y silenciosa que espera como
una peligrosa mantis fulminante los mismos indicios que yo espero asustado en
la dulce nocturnidad de las luces de los lejanos barcos a la gira.
sábado, 7 de diciembre de 2013
PERFECTO IMAGINARIO LLUVIOSO
“Es por la piel
secreta, secretamente abierta, invisiblemente entreabierta,”
Mano entregada.
Vicente Aleixandre.
Soñé que llovía a cantaros y yo buscaba
refugio en un altísimo castillo desde donde se veía el mar y las luces lejos de
los barcos a la gira en la rada de un mar que iba perdiendo su horizonte
acaecido por la noche, y yo te besaba por detrás de tu cuello y tu te reías
nerviosa, bebíamos mojitos y nos reíamos como si todo el ayer hubiera sido
nuestro, creo que tu me besabas, pero de eso no estoy tan seguro porque en esos
instante de delicadas epifanías el nervioso ya era yo. Fue por las sombras por
la dulce penumbra sinluces (sic) que vinieron de tu mano boca beso los besos
azucarados con sabor a ron, a lima y a menta, a aguas de furiosas vertientes minerales
y a tus labios. Tu boca encontró mi boca besándote mis manos en tu pelo y se
vinieron los tímidos besitos como jugando a ser otros, los lentos y largos
lamidos por tu brazo, las acurrucadas niño huachito en tus brazos de esfinge
maternal, el eterno beso por detrás de tu cuello mirando los barcos en sus
luces, tu cuerpo inquieto apegadito al mío, mi lengua en tu orejita buscando su
lóbulo entre tu pelo revuelto, la puntita de mi lengua cuando te besé lamí ahí
bajo tu cuello, en el borde del escote allí donde estuvo el collar dorado de
reina egipcia y donde conocí al fin el sabor secreto de tu piel entera, y en el
después cuando te seguí besando tu boca para que no escaparan las maripositas
que te hacían cosquillas y se quedaran revoloteando entre tu cuerpo y el mío también
inquieto. Soñé que imaginaba o me imaginé soñando vertido en tu alto destierro
de maravillosos paisajes ficticios, en el tierno autoexilio que buscaste huyendo
de las memorias dormidas de tu mustio pasado ahora embodegado para que yo sea
el primero en ti en todo, para ir descubriendo conmigo todo lo perdido, los
secretos de una geología personal, los apuntes esenciales que guardan los
rastros de los olvidados amores de pirata, las miradas cómplices en el trasiego
del atardecer que iba entrando en la primera noche perturbada. Lucecitas de
colores se descolgaban brillantes de las ventanas de enfrente, mas lejos un
navío fantasma atracado en un puerto invisible titilaba avisándote que no te
confíes porque todavía no termino de besarte, que me falta el rito del sumo de
damasco bebido en el cuenco de tu ombligo, tu espalda acariciada con el vicio ciego
del geómetra, el ceremonial de consumación entre las satinadas sábanas gris
perla oscuro mientras los pequeños botes de pesca en la ilusoria bahía de tu
nocturno marino celebran los estragos del amor con la fanfarria de sus luces
rojas y un gato incorpóreo maúlla sorpresivo e impuro en la amorosa quietud de
la cercana despedida. La luna era un alfanje de bruñida plata casi a ras del
suelo sujeta con alfileres invisibles en los techos pobres de acá abajo cuando
descendí de ese tu cielo a las calles anchas y solitarias de otra noche donde
aun quedaban los pequeños charcos de la lluvia recién soñada imaginada pensando
ya en el próximo aguacero.
jueves, 5 de diciembre de 2013
CONTINUIDAD/DEL/SILENCIO
“Il n'est pas bon de penser à toi comme poulain et de me laisser seule
dans les plaines de mon silence”. Cassandre Séquèier.
Solo te beso desde mi lejos aun en tu silencio hurgo en tu cuerpo para desnudar también tu voz para abrir los dulces y húmedos pétalos de tu sexo para succionar los botones florales de tus pezones para encopar tus senos y ser entre ellos un niño asustado / deslizo mi piel en tu piel como una ola de lava ardiente para embeberte de mi de mis sudores de mi néctar urgente surco tu surco mío como una vorágine de dureza carnal / anego tu boca de mi lengua de mi saliva de mi mismo te enmudezco de besos recorro tu silencio tus muslos tus piernas tu voracidad insaciada de mí tu fruto maduro de miel abierta tus delicadas impudicias / yo voy por ti abarcando mordiendo sumiéndome en tu rosa carne de mis deseos delirios surjo vertiente endurecida entre en ti derramo y sueño inserto en la cálida densa agua salada de tu misterio / resbalo mi mano y boca por tus nalgas de tibio alabastro surco hundo limbo o paraíso infierno donde las ansias habitan en su intensidad pecadora bebo en el cuenco de tu ombligo tus sudores de hembra hambrienta los sexuales brebajes de tus insomnios bebo de tu boca tu saliva hasta la ebriedad viril de un fauno en celo cabalgo potro erguido inhiesto sobre la grama de tu cuerpo rendido en el silencio de tu silencio.
VENGO
Vengo a hacer en ti con mis manos lo que
noche atrás hiciste tú en ti con tu propia mano incendiando las penumbras y sus
recelos de endurecido miembro cercando la medianoche de tu vertiente abierta. Vengo
con la lluvia en nocturno y sorpresiva que tú hiciste llover a contramano de los
climas y las certezas desérticas de orillas de mar. Vengo del nublado mañanero
sobre el mar quieto de gaviotas incesantes y tardos pelícanos, a pesar de tus
armas bajo el lecho, de tu voz anoche en lejos de lejos tu risa nerviosa y tus
silencios inquietantes. Vengo de los minerales a flor de tierra, de los
roqueríos entre los desiertos amarillos y las playas blancas. Vengo de tu noche
húmeda y acá derramada, de las penumbras allá en tu altura y de las penumbras
acá frente a la bahía de los piratas de mares equivocados, de las grandes
flores anaranjadas de un hibiscus estallado en tu honor hirviente y en tu
gloria de armada hembra esquiva. Vengo de los azules trenes metaleros detenidos
en los rieles contenidos en las duras hierbas de las planicies costeras de tus
inhabitados lugares. Vengo saciado de tus mis manos en tu mi cuerpos desnudos
sobre el lecho de armas y el lecho de mar ajeno, de quejidos, de mis susurros, de
las dos masturbaciones, recatado orgasmo y desatada eyaculación, en mitad de la
nocturnidad incandescente para volver a saciarnos en los ritos de los deseos de
una copula que rompe inunda consuma viola la distancia que traspasan las tus mis
manos conferidas.
domingo, 1 de diciembre de 2013
SUAVELENTOINTENSO (Topologías de ti)
Un día, de lluvia, te voy a poseer con los
ojos y ahí recién sabrás quien soy, solo ahí, con los ojos, y beberé un sorbo
de ti para paladear tus deseos sin tocarlos, y te seguiré sorbiendo sorbo a
sorbo como un vicio imperioso, necesario, imprescindible, sentirás entonces que
suavelentointenso te irán apareciendo las maripositas cada vez más revoloteadotas
porque son las yemas de mis dedos, mis labios, la puntita de mi lengua que te
recorren lujuriosas y sabrás que ya soy dueño absoluto de tu piel hacia adentro
porque lo que hay afuera del nosotros no me importa, y luego besaré tus manos subiendo
hasta la parte interior del codo ida y vuelta, besaré y lameré una y otra vez
hasta diluir en mí esa gotita de parfum
que te habrás puesto en las muñecas para vivir en carne propia la posesión y la
intensidad y te llevaré y traeré dormida como en un tango copula consumación, me
sentirás en tu piel rozando besando lamiendo circulando y deslizándome por tus
brazos desnudos, mientras atrapo cada partícula tuya para ponerla en mi boca, ensalivarla
y volver a ponerla en ti y así vayas siendo mía de a poquito, completamente mía,
dejándote fluir, sintiéndome ahí bajo las sabanas para que puedas hacer como que
no estoy y dejarte fragmentar en dulces pedacitos y te pueda poseer partícula a
partícula en la lenta intensidad de esa tarde de lluvia, o pensándolo bien quizá
no será necesario esperar las lluvias porque a veces llueve solo en el corazón
en tormenta, en el alma cuando esta nublada y en la carne trémula cuando esta
encendida, y pueda decidir antes donde te pongo, saber como te abarco entera, aunque
seas alérgica a mi perfume, a mi saliva, a mi sudor, a mi olor natural y a mis
savias elementales y vaya dejando una marca donde te bese o lama tanteando lo
que te gusta y lo que no, como explorando suavelentointenso los derroteros de
tu cuerpo, compenetrándonos sin limites pero buscando el placer del otro, sin
apuros, con delicadezas de amantes eternos hasta que me digas tu rendición calladita
al oído y yo te siga besando hasta hacerte llorar bendiciendo la lluvia.
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