jueves, 28 de marzo de 2013

EN LA ROSA DE TU AMAR

Soy el amo y señor de tu vida antes y después de mí, de tus sueños, de tus ensueños y de tu sentir, en mí revives una y otra vez en románticas repeticiones nuestros momentos de altas intensidades, soy el vizconde con el que cada día, cuando la distancia se te hace presente, comulgas tus sentimientos abrazada a mis ternuras, soy el que te inspira y genera la vertiente cristalina de la fuente de tus ilusiones, soy el que te persigue y acecha por las noches y por los días, el que habita todos los espejos donde te miras o te reflejas, soy el que nunca te cambiará por ninguna porque en ti encontró el Amar con sus dichas y sus ansiedades y sus temores y sus celos y sus reencuentros y sus esperas, porque siempre estas en mí y eres mi amor en la eternidad donde nos sumergimos en los insomnios y en mí realizas y consumas tu Amar con la misma incesante necesidad que el mío porque se funde dentro de ti hasta lograr la plenitud de nuestro Amar y en mí te perpetuas con tu generosa esclavitud porque soy el que te ama como tú no imaginas. Pero por desgracia tuya y felicidad mía también soy la lubrica bestia de la infamia que despertó los ardores de tu cuerpo dormido cantando como un gorrión perverso en tu oído, soy el que te hace sentir sus manos sobre tu cuerpo para que te quemen con el mismo fuego de mis deseos desatados, soy el que se prosterna y masturba ante tus imágenes buscando el goce intimo y solitario, el que sueña encopar tus pechos y mamarte tus pezones como un macho niño incestuoso para huir en ti de la soledad que me abruma, soy el que sueña sediento lamer en una erótica y sensual ceremonia el rocío tibio y dulce de tu vulva mientras escucho tus quejidos y murmullos que surgen de tus más oscuros instintos por el placer que te provoco, soy el que te sueña y sueña desnuda sobre el lecho con tu sexo húmedo y anhelante esperando que mi miembro endurecido lo pene-tre en un rito salvaje e impuro donde seamos potro y potranca, amo y esclava, señor y doncella, macho y hembra, soy el que se embriaga por la noches de su celibato con las fantasías de tu cuerpo vertiginoso entregado a mis delirios más obscenos donde eres todas las mujeres que he buscado y no encontrado por los años antes de ti, y eres virgen y meretriz, madre y amante, amiga y cómplice, amada y deseada para siempre jamás.


miércoles, 27 de marzo de 2013

AMANECIDO HOY EN TI

Iría a despertarte a besitos tiernos y leves como mariposas inquietas, hundiría mis manos con sutil dulzura en el negro torrente de tu pelo, te miraría durmiendo hasta dibujar en mi memoria tu rostro tranquilo, tu cuerpo en reposo, me acurrucaría calladito a tu lado para respirar tu aroma de mujer dormida, para entibiarme a tu lado con tu calor sereno y maternal esperando que salgas del sueño para besarte como un potro feliz de encontrar a su potranca. Y me deslumbran las joyas de tus uñas que guardan la suave caricia de tus dedos surcando los viriles paisajes de mi piel ansiosa de ti, hambrienta de tu roce, sedienta de tu boca demarcando los territorios donde reinas, me voy estremeciendo de tu cercanía presintiendo ya nuestros labios embebidos de amor deseo, al ídolo siempre insaciado en la humedad y dulce insistencia de tu nido, a mi boca bebiendo de tus tetes como un bebé enternecido en la mullida convexidad de tus palomas, a mis labios de macho niño atrapando tus delicados vellos púbicos en un juego alborozado de macho adulto, y me deslizo por tu cuerpo adherido como un rocío que escurre en su hirviente agua sexual. Y hay un río donde convergen todas la fantasías de mi piel en tu piel como un tatuaje donde danzan en sus fuegos inconsumidos los vertiginosos habitantes del templo de Kajuharo, un río de eróticos afluentes termales en que te bañas desnuda bajo la luz de la luna que ilumina la palidez de tu cuerpo vestido con la obscena mirada del fauno potro macho escondido entre los arbusto de la distancia y el desasosiego. Un río de torrentosas aguas salvajes donde los instintos se vierten como densos líquidos seminales o espesos brebajes vúlvicos que se desbordan inundando los bosques y las ciénagas donde medran insoportables ansiedades carnales. Todo tiende a ti, a tus cálidos laberintos y a tus voluptuosos abismos, todo desemboca en tus manglares de épicos celos e indulgentes desconfianzas, todo se dirige a tu lecho, a tu perfume, a tus ojos. Entro en el traspaso vehemente de la mañana de tu rito sagrado al pleno día soleado y aun sigo embobado en tus imagos gozando y mirando cada detalle intimo y mío, y en esas tus secretas imágenes encuentro el agua necesaria en este árido desierto donde habito, tu me estimulas, me das vida y goce, me incitas y me excitas, y mantienes encendido el pebetero de mis ardientes deseos de ti. Amén.


martes, 19 de marzo de 2013

EN TI Y POR TI



Llegué muy tarde anoche y recién hoy en la mañana vi mi correo, y ahí estaba tu paloma intensa y desnuda, como una pálida y dulce luna quieta en su tibieza, y ahí en ella ese tete coronandola con su delicado y tenue rosado carnal. Vi tu pecho amplio y rotundo, vi tu pezón deliciosamente edípico, vi tu piel iluminada como surgiendo entre los dos pétalos oscuros de tu bata, y sentí la intensa proximidad de ti, pude oler el aroma secreto de tu piel, pude alcanzar el roce de tu desnudes vertida para mi, pude escuchar tu respiración casi junto a mi oído, y pude besar ese seno con besitos chiquitos, lamerlo con suave fruición, saborear el fino licor de tu tierna transpiración, y pude tocar con la puntita de mi lengua ansiosa ese pezón exultante, sentir su intima protuberancia, la plenitud voluptuosa y sensible de su aureola, pude mamara, chupar, succionar, como un bebé hambriento ese breve circulo con su botón enternecido. Y lentamente mi miembro se fue despertando, erectando, creciendo en su virilidad anhelante, y mi mano lo tocó impúdico, y lo atrapó en su dureza de macho, y comenzó el rito onanista, y mi ojos acariciaban y recorrían cada pedacito de tu pecho y su pezón, como buscando más y más de tu cuerpo para consumarnos en el Amar salvaje de los deseos contenidos hasta el borde del dolor. Sin vergüenza porque no me mirabas, me deje arrastrar por le esencia erótica de tu imagen, y vino el fuego de la hoguera donde ardemos en las noches soñándonos, y mi mano fue tu mano y vino el goce desesperado de la eyaculación que escurrió como lava quemante por la duna acesante de tu seno y su pezón. Y fui feliz ahí apegadito contra tu cuerpo como si hubieras estado aquí. Así la mañana te trajo a mi lado, y alcancé a escuchar tus suspiros y quejidos de tu propio goce mientras yo me iba hundiendo en el sopor del éxtasis de la carne y el alma, embriagado de poseerte, de ser tu macho y tú mi hembra. Y vuelvo a tu pecho y su pezón, y ahora con ternura de niño los acarició y los beso, y percibo en su redondez y su turgencia la entrega, la seducción, el deleite de tu sentir sabiendo que yo acá iré a rendirte el tributo masturbatorio en el altar de tu nombre amado y deseado.

miércoles, 13 de marzo de 2013

HOMENAJE A MARA

Mara, la imposible virtual. La conozco solo por muchas fotografías de su cuerpo desnudo, por esas deliciosas imágenes sé que es una mujer madura, elegante, alta y de cuerpo más bien llenito, macizo, y de maneras distinguidas, por lo poco que se ve de su rostro la asumo como algo seria, adusta, distante como corresponde a una dama, envuelta en el vaho incitante de un caro perfume, la piel de un rosado pálido muy suave y cuidada, con esa tersura casi resplandeciente de la madurez bien llevada. Cuando vi por primera vez esas fotografías supe de inmediato que merecían el homenaje de una dedicada masturbación. Era cosa de esperar la adecuada ocasión. Está llego ayer en el atardecer pues quedé solo en la casa. De esas fotografías elegí seis, de cuerpo entero y semidesnuda; dos de Mara recostada con sostén y calzones blancos, con un collar de grandes cuentas rojo oscuro y aros del mismo color, y cuatro de Mara recostada con sus hermosas tetas al aire, sus pezones rosados expuestos a la miradas libidinosas. Preferí esas fotos porque me imaginé espiándola por la puerta entreabierta y Mara sin saber que la espiaba estaba como esperando a alguien… Con aquellas fotografías en la pantalla del computador, comencé mirarlas una a una, buscando cada detalle en la piel y el cuerpo de Mara y dejando correr mi imaginación libremente. Ahí estaba Mara semidesnuda sobre su cama y yo la espiaba, fui sintiendo como mi verga iniciaba lentamente una rica erección bajo la ropa. Entonces me bajé los pantalones y el slip. Mi verga estaba ya erecta, sentado cómodamente inicié la deliciosa masturbación sin dejara de mirar esas piernas gorditas, ese culo ampuloso, esas tetas maduras dulcemente caídas con sus pezoncito ricos, rosados, impúdicamente carnales, estaba tan excitado que debí frenarme un par de veces para no eyacular tan pronto y prolongar el placer al máximo. Estuve así largo rato, sintiendo el roce de mi mano en mi verga y a la vez mi dura verga en mi mano, a la señorona exhibicionista que me mostraba sin querer su cuerpo rico! Por momentos no imagine ninguna escena sexual, simplemente gocé y gocé del placer puramente físico de la masturbación por esa puta madura y suculenta Puedo imaginar, ver!, perfectamente esas manos bien cuidadas de bordes de uñas blancos tomando el miembro endurecido de mi amigo, ver esa boca picuda mamándolo, succionándolo con hambre de meretriz desaforada. Seguí repasando las imágenes de Mara, una a una, buscando más de esos detalles voluptuosos. Con mi vista recorría una y otra vez el collar de bolitas rojo oscuro, el sostén blanco o suave rosado, el calzón edípico de suave rosado, la cadenita de oro con el pequeño colgante, los aro de esferas rojas y una perla, el vislumbre de las correitas negras de sus tacones, su tetamenta desnuda, sus pezones rosáceos, sus muslos anchos, su estomago y sus caderas con esos rollitos desvergonzados, veo o imagino ver unos rubios vellos púbicos  que se asomen en el vértice de su entrepiernas. Al principio me pajeaba muy suave y despacio, y mi nivel de excitación aumentaba al igual que el de mi verga, luego comienzo a pajearme muy intensamente y no puedo evitar unos gemidos de placer y de gusto. Me salen instintivamente gemidos de placer, pienso en lo que me encantaría tocarle y chuparle las tetas, esas tetas grandes y blandas de exquisita madurez. De pronto sentí como ya me venían las ganas de eyacular, pero me refrené un poco, mientras con mi mano izquierda sostenía mis testículos y los acariciaba imaginando su mano, con la mano derecha que es la mas experta, frotaba de arriba abajo mi falo que de un momento a otro alcanzaría el clímax, después de unos minutos mi miembro estaba a punto de explotar. Al final llegue al clímax de manera incontrolable, brotó un chorro de liquido blanco lechoso y tibio, denso y viscoso, y detrás del primer chorro, otro y otro más, los chijetes de semen cayeron piso, mientras gozaba ese instante me di el lujo de dar unos grititos en medio de la casa, luego me tiré hacia atrás sobre el sillón y que quedé placidamente quieto, relajado y feliz, agradeciendo a Mara su exhibicionismo impúdico y a su esposo por abrirme la puerta a sus lujuriosas intimidades.


EDIPO MACHO

Aun no asumes que hay Universos paralelos, otras dimensiones donde vos y yo vivimos en el mismo lugar, nos amamos y deseamos, y consumamos noche a noches deseos irrefrenables, locos felices. Y ya te es tarde para una vida nueva porque soy un virus que no tiene cura ni salvación, podrás negarme, huir, borrarme, despreciarme, humillarme incluso, pero seguiré latente dentro (muy dentro) de ti, pene/trado en ti, en las húmedas profundidades de tus instintos mas primarios, los mas antiguos, esos que ya habías olvidado y que yo hice brotar contra tu voluntad y tu recato de dama seria y distante, y estoy seguro que disfrutas mi contagio como si el tiempo no hubiera sucedido. Ya aprenderás a utilizar la virtualidad para ser en ella como realmente eres, sin límites, sin desconfianzas, sin censuras, desnuda de mente, de alma, de cuerpo. Solo entonces sabrás utilizar la virtualidad para tu felicidad y tu beneficio. Y entonces, en esa esquina secreta de tu vida virtual serás madre incestuosa y yo hijo incestuoso, felices pecadores contra natura, y yo te estaré esperando como un Edipo macho soñando que duermo para siempre en la tibieza tierna de tus pechos aunque deba sacarme los ojos.

martes, 12 de marzo de 2013

REVIRGINACIÓN

El primer día será esa perra sucia sumergida hasta el alma en una sopa de semen, de orines, de sudores avinagrados de machos en celo. El segundo día será la meretriz de todos los puertos, la que por unas tristes monedas mamará cualquier verga maloliente y marchita. El tercero pecará de traicionera infidelidad apurada por su ojete (esa flor del sur) insaciable que no tiene paz con una sola verga. El cuarto día su vicio será el dolor y la humillación de sentirse violada con violencia, emputecida más allá del placer, dolorosa e intensa, para que el día siguiente, el quinto, vengar sus heridas purulentas en la putas taciturnas de los oscuros tugurios de sus sueños. El sexo día, sagrado para las vergas sin prepucio, consumará todas las pene-tracciones posibles, y su culo será la cloaca donde se verterán todas las aguas impuras, otra vez semen, orines y sudores, que le quedaron pendientes del primer día. Y el ultimo día, el séptimo, mientras Yahvé descansa volverá al origen fálico en pene-trantes degustaciones que terminaran de desflorar su ano, esa flor mustia hinchada y ahuecada, para dejarla abierta y mustia como una anémona muerta en la arena por el oleaje de siete días de perversiones incesantes. Pero el primer día siguiente será otra vez virgen, casta, delicada, con su culito apretado y sensible como un botón de clavel, por obra y gracia de los deseos compartidos por sus amigas sodomitas de la Cofradía de la Luna, la misteriosa Diosa sin rostro que nos reúne, acoge y ampara.

VISLUMBRES VIRTUALES

El largo y negro negro pelo cae sobre sus senos de niña, roza sus pequeños pezones, se escurre entre el surco tibio de sus pechos encendiendo lubricas miradas, alzando los antiguos mástiles en los muelles cansados, abriendo las puertas a los deseos lejanos a las ansias de machos solitarios. Son sus perlas amaneciendo entre su negro pelo y el negro escote la perversa venganza de la hembra herida, que intocables en terrible distancia agrandan, endurecen, erectan, la carnal voluptuosidad del lobo. Son sus perlas desnudas el rastro persistente que huelen y siguen en desesperadas jaurías nocturnas sus enviciados y jadeantes sementales. Esas pálidas perlas llenas, suaves, tibias, de tiernos pezones y tenues aureolas,  urgen los deseos de machos solitarios que en ardiente celo la buscan ansiosos en la maraña de un bosque de voces. Y veo sus pechos llenos, palomas pálidas latiendo enjauladas en el escote, abierta ventana a la dulce tibieza de su piel, y sueño hundirme en su abismo suave hasta quemarme entre sus carnes trémulas, y veo su ombligo atrevido y tierno, nudo tibio que mis labios sueñan marcando el centro de su cuerpo como un hito a los ardientes anhelos, y eje carnal de mis terribles deseos, y veo sus ojos y su pelo y sus manos y su risa de reina estremecida y veo su rostro sonrojado de hembra deseada y veo un pequeño fuego en su mirada y sé que para ella y para mí, cruel distancia mediante, la tarde será larga de ardores y la noche una hoguera compartida. Porque le mamaría esos pezones, le lamería tu vulva depilada, le sorbería el clítoris hasta hacerla gritar, la penetraría lentamente para que sintiera como mi verga la posee, entrando en elle, en sus instintos, en su cuerpo de niña ansiosa, la besaría el cuerpo entero, con mis labios, con mi lengua, con mi verga dura escribiendo sobre su piel palabras de deseos, de fantasías soñadas, saciaría su sexo caliente y húmedo, jugaría con mis dedos en su vulva mojada, en su clítoris erguido que me espera exultante, hundiría mi dedo hurgando en su sexo hasta el secreto punto del clímax, hasta sus instintos de hembra en celo, para que sintiera en la oscura virtualidad incomprensible como mi miembro socava su vagina sensible hasta que encuentre el esperado destello del orgasmo.


viernes, 8 de marzo de 2013

PARAISO ONIRICO

La noche entra cabalgando al galope por la tarde, el atardecer te trae en el perfume de las rosas que comienzan a dormirse, la penumbra se esparce por los follajes y los rincones, cierro los ojos para cercarte atrapada en la telaraña del insomnio y te beso en el borde mismo de la noche, presintiendo la riada de tus aguas hirvientes que vienen a mover las lentas aspas de mi erótico molino macho. El nocturno es invadido por tu presencia. Todo sucede en una dimensión distinta a lo cotidiano, en otro tiempo y otro espacio, y lo que vivimos la noche anterior esta ahí palpitando aun en nuestros cuerpos, en mi boca persiste tu dulce sabor de hembra mía y tu libidinoso cántaro debe sentir todavía los lamidos de mi lengua cada vez que caminas, tenemos aun muchas noches para nosotros, y las iremos hilando una a una con la paciencia y persistencia de los enamorados, de los locos, de los pervertidos, de los inmortales. Dormiremos y de seguro nos encontraremos en el sueño, y será en un parque en otoño, hacia el atardecer, una suave garúa difuminará los prados y los árboles, estaremos de pie, abrazados bajo un paraguas negro, besándonos, susurrándonos ternuras de adolescentes, sintiendo la cercanía y la grata soledad compartida. Y nos amaremos poseídos de una locura sublime y densa como los caracoles de jardín cuando copulan entre las flores, sin leyes que rijan los instintos ni limites que quiebren los deseos, embebidos de esas babas y espumas, con esos cuerpos húmedos retorciéndose, esa gelatinosa desnudez impura, ese desparpajo natural, esos sexos lechosos, esa dualidad sexual de ser hembras y machos a la vez, activos y pasivos, gozando del sexo en todo su esplendor y goce. Sientes mi virilidad endurecida, yo tus senos punzando, nuestras piernas se entrelazan buscando la imposible pene/tración, comienzan los roces púbicos, tres manos (una sujeta el paraguas) acarician los cuerpo con impudicia, hurgando bajo las ropas, buscando un vértice y una columna, buscando pechos, pezones, las lenguas se enredan jugosas, los labios mojados se abren para abarcar toda la otra boca, hay salivas, quejidos, frotamientos lúbricos, mordiscos, un dedo viril se hunde en la humedad sexual, una mano aferra una rigidez carnal, hay susurros, desesperaciones, estremecimientos, un intenso orgasmo, una deliciosa eyaculación oculta mientras la llovizna voyerista sonríe suavemente, arreciando. Eso en el sueño donde voy poseyendo como en vuelo de libélulas pero a la vez sobre las piedras mojadas por la llovizna, en la nocturnidad de un parque, bajo un paraguas.

jueves, 7 de marzo de 2013

SIN FUGA POSIBLE

Cree ilusa que podrá escapar de esas garras virulentas, contaminadas y obscenas sin saber que el monstruo está más allá de su realidad concreta, que anida como un virus malsano en las oquedades vacías de su piel de hembra voluptuosa, en las grietas tibias donde su cuerpo confluye en deseos impúdicos, fantasías inconsumadas, soñaciones atrevidas en el cuenco ardiente de las sabanas y el sudor libidinoso que se extiende feroz hasta la madrugada y no se sacia con el día ni con las rutinas obligadas ni con la mente en otras cosas porque la vertiente carnal fluye incontrolable en inconsciente buscando el fuego que la quema y nunca se consume. Supone que hay olvido o distancia o ausencia pero sigue sintiendo esas manos acariciando con procacidad insaciable los rincones de su intimidad más secreta, percibe que el monstruo la espía en su desnudez del agua escurriendo, en la soledad de su cuarto cuando se viste o desviste, la mira escondido en cada espejo tentado por las aberraciones del voyerismo, consumido en múltiples masturbaciones impenitentes, derramando sobre sus pechos o su pubis la densa miel del vicio onanista. Se cree liberada del fantasma desvergonzado que la acosa aunque en ciertos momentos del entresueños se duele/goza de cada edípico mordisco en sus pezones sensibles y se entrega, hembra poseída, al pecado de la infidelidad desatada buscando revolcarse en ese cieno sórdido e inconfesable donde hierve un brebaje ancestral de salivas y sudores, de semen aun caliente, de orinas y tibios fluidos vaginales que justifican la miseria de una vida quieta que ha desgastado y roído los años solamente soleados. Conjetura que todo es ya sucedido, que la memoria ha tragado las sucias pasiones y las descaradas apetencias del lujurioso habitante de sus noches con sus altas hogueras, sin embargo siguen unas manos amasando sus pechos, unos dedos escarbando su sexo, unos labios succionando sus pezones, un aliento abrasador quemando sus ultimas resistencias, un duro miembro viril intentando el abuso y la desfloración, la deshonra y la profanación, en fin, la esperada violación. Asume con ingenuidad virginal que el demonio insensato y pervertido está lejos, ausente, desaparecido, no obstante su boca se entreabre esperando esa lengua depravada que la envilezca dulcemente dejando su huella húmeda en los femeninos territorios de su cuerpo ya seducido, que como una caldeada baba de caracol baje por su cuello, sus senos, su vientre, su pubis, hasta solazarse en su vulva anhelante y la penetre hurgando con sagradas desesperaciones como premonición de la sublime penetración fálica de la consumación final. Todo eso ella cree, como siempre equivocada.

miércoles, 6 de marzo de 2013

IMAGINARIA

Imaginaria: Servicio de vigilancia nocturna, guardia que por turno vela durante la noche.

(Intentare sacarte de ese valle de lagrimas, así que prepárate para mi visita, toma un baño largo de agua tibia, te perfumas bien, sobretodo entre tus senos y en tus breves vellos púbicos, luego te pones la camisola corta y te acuestas relajada, y cuando apaguen la luz ponte a imaginar y fantasear sobre sexo y placer físico, que tu mente solo piense en eso, y así iras sintiendo tu cuerpo, el roce de las sabanas en tu piel, el calor entre tus piernas, la sensibilidad de tus pezoncitos, y entonces vas dejando que tus manos exploren esos lugares sensibles, suave y lentamente, déjalas libres, ella saben que hacer, no las dirijas ni las coartes, siéntelas como instrumentos de tu propio placer). Es una noche de lluvia, me esperas en tu celda tendida en el lecho. De pronto estamos juntos, abrazados en el lecho, ambos casi desnudos, yo aun con el pantalón y tú solo con la delgada camisola de seda, estábamos asustados y ansiosos, entonces una de mis manos se va sigilosa a tus piernas, lentamente voy tocando y acariciando por dentro de tus muslos, en esa zona de suavidad de sueño, de intensa sensualidad, y con la otra mano te acaricio el pelo, atrayendo su rostro hacia el mío, hasta que nuestros labios se rozan, y nuestras bocas ávidas del otro se funden en un beso, las lenguas se enredan y los labios se abren al goce del beso ansiado, los dientes mordisqueaban y buscaban como fieras furiosas los labios del otro, mi otra mano llega hasta su sexo, rozando los vellos púbicos, está húmedo, ardiendo en su fuego de ansias y deseos, y mis dedos juegan con el clítoris erecto, sensibilizado por los instintos desatados, siento mi miembro creciendo, erectándose, punzando bajo el pantalón, subo la camisola hasta tu cintura mientras llevo mi mano a mi pantalón y saco mi pene erecto, endurecido, el glande brillante, turgente, lo siento deseoso de penetrarte, de hundirse en ti hasta las profundidades de tu intimidad, lo llevo con mi mano hacia tus labios verticales abiertos y rendidos, y lo hundo en ellos, con lenta fuerza, con ternura y deseo, con ansias desesperadas pero controladas para sentir el placer maravilloso de ir penetrando en tu vulva toda mojada, ardiente, succionante, siento como mi falo va abriendo esa abertura carnal y va siendo succionado por tus deseos de entregarse, y después del juego de intensos movimientos, esa danza lujuriosa, esos grititos desesperados, la inundo con mi semen caliente, con mi densa lechada sexual, como una lava ardiente que se derrama en ti arrastrandote sin tregua al torbellino de tu orgasmo,  gritas, grito, ambos instalados en la cumbre del placer, luego todo cesa, te duermes acurrucada entre mis brazos, cuando veo que ya estas en un profundo sueño me escurro silencioso hacía la lluvia.

lunes, 4 de marzo de 2013

NOCTURNA CARCELARIA

Y de pronto entro en tu lecho tibio, percibo el erótico olor mezcla de tu piel y el perfume, te quedas quieta como reconociendo mi cercanía mientras me acurruco a tu lado para sentir la tibieza de tu cuerpo solo cubierto con la camisola que apenas te cubre hasta la mariposa oscura de tu pubis, con suavidad te abrazo y te beso en la oscuridad de la celda, respondes a mis besos con avidez de enclaustrada hembra deseosa, y nos besamos y abrazamos cada vez mas fuerte, con mas intensidad y casi con desesperación, mis manos han encontrado tus pechos ampulosos y los cubren como copas ardientes, siento en la palma de mis manos tus pezones duros punzando y mi verga comienza a erectarse allí abajo punzando tus piernas, y por ese roce sexual te das cuenta de que estoy desnudo, un estremecimiento sacude tu cuerpo y tu lengua se mueve dentro de mi boca invitando a la pasión y al desenfreno, siento que tus manos van bajando por mi cuerpo acariciantes y curiosas, nuestras bocas juegan desesperadas, se entrecruzan las lenguas, los labios muerden humedecidos y excitados, con mis manos aprieto tus pezones por encima de la camisola, tus manos han llegado a mis vellos púbicos y los revuelven con ansias, de pronto siento tu tibia y femenina mano que a encontrado mi miembro y lo aprieta haciéndolo endurecerse con caliente intensidad. Sentí tu mano tomando mi falo con deseos incontrolados, apretándolo, urgiéndolo a dejar salir su miel sexual pero me contuve, y baje mi boca a tus pechos anhelantes y mis labios apresaron tiernamente uno de tus pezones ya erguidos, y lo succione ávido como un niño y caliente como un macho cabrio, escuché tus quejidos de placer y tu mano apretó mas aun mi verga bajando su cubierta de piel suave y dejando su glande al descubierto, rojo, brillante, túrgido, mi mano inició la búsqueda de la mariposa oscura y húmeda y bajó por tu vientre hasta encontrar el sendero de tu ombliguito y fue mas allá, hasta la rala jungla de tu pubis, mis dedos hurgaron esa comba de vellos perfumados, esa tierna piel de los labios verticales, ese borde rosado y carnal que escondía tu clítoris punzante y sensible, y mi dedo del corazón encontró el botoncito tibio del placer e inicio el juego de azuzarlo, muy levemente lo toco con la yema del dedo, muy suave, casi como el roce del ala de una mariposa, luego cada vez con un poquito mas de presión, girando en círculos sobre el garbancito carnal, siento como se va endureciendo, levantándose, asomando entre el vértice de los labios verticales que lo esconden, también con mucha calma y suavidad unto mi dedo en los jugos vaginales que encuentro más abajo en el surco del deseo, luego con mi dedo mojado en ese néctar secreto vuelvo al clítoris ansioso, lo presiono tiernamente y comienzo a masajearlo nuevamente en círculos, llevándolo al máximo de su erección, de su sensibilidad, mi miembro late entre tus dedos que lo masturban al mismo ritmo que mi dedo masturba tu clítoris hinchado de goce, tus quejidos se han convertido en grititos ahogados, sofocados, y mis quejidos de macho excitado que se me escapan mientras succiono tus ricos pezones se mezclan con ellos en una melodía de sexo, de pasión, de entrega. De pronto siento que tu cuerpo se estremece bajo las caricias de mi dedo en tu clítoris y mis labios mamando tus pezones, tu mano tiene mi verga a punto de soltar su miel ardiente, mi boca va hacia tus labios y nos unimos en un largo beso, nuestras lenguas se encuentran y juegan eróticos juegos húmedos, entonces me recuesto de espaldas y acomodo la almohada para quedar con mi cara semi levantada, y tu te pones a horcajadas sobre mi rostro, ambas piernas a cada lado de mi cabeza, tus manos apoyadas en la pared, y tu vulva frente a frente a mi rostro, una de mis manos se apoya en tus nalgas y la otra toma mi pene que esta duro y sensible, con tu mariposa en mi cara comienzo a lamerla primero suavemente, con la punta de mi legua, huelo su olor dulzón y saboreo sus jugos, paladeándolos con placer, escucho tus quejidos de goce intenso y muevo mas rápido mi lengua jugando con tu clítoris que se asoma entre los rosados labios verticales, quieres escapar de ese placer desesperante pero mi mano en tus nalgas te lo impide y mi lengua lame de arriba a abajo todo tu sexo mojado, blando, del que escurren jugos sabroso y calientes, mi mano masturba mi falo cada vez mas rápido, tu te entregas al placer y empujas tu sexo contra mi boca, moviéndote para que mi lengua te lama donde mas te gusta, das grititos de placer y tus manos empujan la pared de la celda con desesperación, mi lengua encuentra la vagina, abierta, mojada, caliente, olorosa a hembra en celo y la hundo en ella, tu gritas enloquecida al sentir mi lengua endurecida como una verga viva que se mueve dentro de ti, que te hurga en tu intimidad sexual, cuando estas al limite del orgasmo máximo, saco mi lengua y te lamo toda la verticalidad impúdica de tu mariposa, con mi boca bien abierta y toda mi lengua afuera, te lamo de punta a punta, casi desde tu florcita anal hasta el clítoris sensibilizado por el placer, luego acerco mis labios a tu clítoris y comienzo a chupetearlo, a apretarlo con mis labios,  a succionarlo como un pequeño pezoncito, mi mano me masturba con desesperación, y vienen los destellos finales, la eyaculación y el orgasmo, mi lengua  y mi mano se mojan de nuestros néctares íntimos, gritamos, nos apretamos el uno contra el otro como fundiéndonos en un solo ser sexual, luego nos quedamos quietos, en silencio, abrazados, esperando el amanecer que ya presentimos muy cercano.


sábado, 2 de marzo de 2013

CARCELARIA NOCTURNA

Se apagan las luces del tenebroso corredor y sigilosamente entro en tu celda, ya estas acostada fingiendo dormir, en la penumbra de luz de luna distingo tu silueta bajo la sabana, veo tus hombros mórbidos y los delgados breteles de la camisola, me desnudo y lentamente me recuesto a tu lado, estas de lado así que me apego a ti en cucharita, siento el calor de tu cuerpo, huelo el perfume que genera en tu cercanía un delicado ámbito de dulce sensualidad, escucho tu respiración agitada por la ansiedad, me quedo unos momentos muy quieto disfrutando tu tibieza que traspasa la delgada seda y invade mi desnudez con una dulzura de rosa en estío, me apego más hacía ti y paso un brazo bajo tu cuerpo y el otro por encima hasta alcanzar tus pechos y los encopo con ternura sintiendo en la palma de mi mano la breve protuberancia de tus pezones, siento en mi ingle la sexual combadura de tus nalgas y no puedo evitar que mi virilidad despierte y se acomode con deseos contenidos en ese surco tibio y carnal, acerco mis labios a tu oreja y te voy recitando casi en un murmullo uno a uno los Veinte poemas de Neruda; Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos… En su llama mortal la luz te envuelve… Ah vastedad de pinos, rumor de olas quebrándose… Es la mañana llena de tempestad… Para que tú me oigas… Te recuerdo como eras en el último otoño… Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes… Abeja blanca zumbas -ebria de miel en mi alma… Ebrio de trementina y largos besos… Hemos perdido aún este crepúsculo…, intentas volverte hacia mí pero lo impido reteniéndote con mis brazos y deposito un beso largo y húmedo en tu cuello, te aquietas suspirando y continúo; Casi fuera del cielo ancla entre dos montañas… Para mi corazón basta tu pecho… He ido marcando con cruces de fuego… Juegas todos los días con la luz del universo… Me gustas cuando callas porque estás como ausente… En mi cielo al crepúsculo eres como una nube… Pensando, enredando sombras en la profunda soledad… Aquí te amo… Niña morena y ágil, el sol que hace las frutas… Puedo escribir los versos más tristes esta noche…, mis manos bajan por tu cuerpo hasta tu vientre, siento tus vellos bajo la camisola y sigo hasta alcanzar la suavidad del interior de tus muslos, acaricio tu piel con tímida persistencia, un mordido quejido se vuela de tu boca dejando un eco tenue y encendido en la semi oscuridad del claustro, mi manos suben y se introducen bajo la seda hasta el vértice y vórtice de mis ansias, percibo su olorosa humedad, toco esa carne palpitante, su relente dulce y denso, los dejo ahí hurgando con la delicadeza de orfebre, te estremeces, una de tus manos busca hacía atrás mi miembro endurecido, lo encuentra, lo aferra, la aprieta, mi pecho se funde con tu espalda con una sudoración que ha aparecido misteriosamente entre nosotros como un rocío de amor, envuelto en ese ámbito de tensa sexualidad te voy murmurando calladito La Canción desesperada; Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy…, mientras nuestras manos siguen en ese juego onanista buscando los recovecos mas ocultos del goce, la madrugada ha iniciado sus destellos, lo barrotes de la única ventanita de tu celda ya se dibujan contra el cielo de un azul grisáceo y pálido, alcanzo a balbucear el ultimo verso; Es la hora de partir. Oh abandonado., cuando se escuchan los gritos de los guardias despertando a las reclusas, me levanto rápidamente y me visto, la champaña sin descorchar y el chocolate aun envuelto permanecen intocados en la mesita, te miro y veo que sigues en el lecho quieta, fingiendo dormir tal como te encontré, me parece que sollozas suavemente, te beso en la frente con toda la ternura posible y me escabullo por el tenebroso corredor.