martes, 29 de septiembre de 2015

BREVARIO DE S. & R.


Para Susymabe y Rosy

Deliciosas criaturas perfumadas, quiero el beso de sus boquitas pintadas. Frágiles muñecas del olvido y del placer; ríen su alegría, como un cascabel.  Rubias de New York. Alfredo Le Pera.

Par de reinas suculentas de desbordantes tetamentas, de abundantes carnes sensuales, par de damas abrazadas sonriendo ahí en el muro de la pileta de la plaza, de muslos desnudos y muy amplios pechos, allí coquetas y juguetonas exhibiéndose ambas me las imagino en esa misma pose pero desnudas y yo excitado rondándolas con mi mano en mi pene, seduciéndolas con mis poéticos verbos para entregarnos desenfrenados en un orgiástico trío donde mi erecta verga es besada lamida mamada succionada mordida y ensalivada por esas dos lindas y alegres boquitas hambrientas y sedientas mientras me dedico a amasar cuatro tetas y chupar cuatro pezones, para lueguito penetrar ansioso las dos vulvas mullidas que me esperan y jinetearlas una tras otra y viceversa y otra vez hasta eyacular en sus pubis, ahí mismo y en publico chapoteando felices en el agua fresca la pileta de la plaza. Rubio cocktail que emborracha, así es Susy. Tu melena que es de plata quiero para mí. De colorado y piel desnuda desatas duras y rojas erecciones y se eleva por ti un alto bosque de erguidas verga como lanzas. A tu ampuloso escote vuelan la masturbadoras miradas de los machos que te desean, abiertos sus labios ensalivados como succionando tus pezones. Las manos ávidas de acariciar toda la amplia y pálida comarca de tu cuerpo tendido incitando; tus muslos, tus pechos, tu vientre. Ansiosos de poder desnudarte y violarte en un caliente tumulto de machos erectos y punzantes para dejarte chorreada de semen. Es como el cristal la risa loca de Rosy, es como el cantar de un manantial. Alcanzo a oler el perfume de la hembra abierta, el inquietante aroma de la húmeda entrada a tu íntimo Paraíso, percibo en mi miembro la tibieza de tus muslos su mojada apretura voraz, su palpitación carnívora, siento el roce de mi glande en esas ceñidas carnes, la succión atrapante de tu vulva escondida ahí bajo el rosado raso, olfateo desde este lejos todas la eyaculaciones que se gozaron de ti.


domingo, 27 de septiembre de 2015

TRIPTICO DE INCITACIONES


Par les délicieuses jambes de la Comtesse


Me incitas al onanismo, a la masturbación, a la pecadora paja, a derramar mi semen en tu honor, al morboso deleite de los oscuros solitarios que habitan los umbríos bosques del pervertido onanismo. Me muestras con desparpajo las pequeñas bragas con rayado de tigresa albina y un delgado caminito sinusoidal que parte del pequeño tridente en el centro exacto de tu  pubis y llega al negro rombo que indica perfectamente donde está tu vulva acechando, esperando, ansiando, deseando mis dedos masturbantes, mi lengua lamedora o mi miembro penetrante. Me muestras tus rollizas piernas en su deliciosa extensión, las constelaciones de tiernas máculas difusas en el deslumbre de la luz sobre tus muslos deseados, los pies cruzados allá en el fondo como en puntillas dispuestos a la lúbrica danza de una lenta fornicación sinfónica. Me muestras tus muslos seguro intuyendo que los devoro con mi ojos de perturbado mirón vicioso, y eso ha de excitarte más allá de tu pudor quizá retórico, dejas la camisola color rosado romántico justo hasta el borde de los muslos, apenas debajo de la vulva, sabiendo que mi imaginación lujuriosa la subirá con delicadeza para ver tus vellos púbicos, para ver tu sexo abierto, para solazarse de su erótica visión, su provocativo aroma y su embriagante sabor. Me incitas y excitas con tus desnudos muslos sembrados de tiernas manchitas, con tus rollizas rodillas, con tus tibias cruzadas como una peligrosa filibustera, con tus pies allá lejos en lontananza expuestos a la tentación de sobarlos, masajearlos lamerlos, quizá chupar cada dedito para que te estremezcas por el morbo de un ensalivante y fetichista goce distinto. Y yo me sigo soñando con mi mano caliente deslizándose entre tus muslos apretados, mi boca y lengua afanando lamidos y chupadas en tu vulva abierta al delirio, y mi otra mano sobando apretando pajeando mi verga para hacer los debidos honores masturbatorios al tríptico de tus incitaciones.

viernes, 25 de septiembre de 2015

HANGOUTS


“Siempre estoy aquí, siempre para ti, siempre deseándonos así, siempre sé que me estás espiando, siempre seremos así”. Susymabe.

“Es que me gusta lamer, saborear la piel, me encantas así de loquita linda, deseo verte, espiarte hasta la encubierta eyaculación”. Raúl.

Observé extasiado a mil seiscientos ochenta y nueve kilómetros al sureste las guedejas de tu pelo, como ramas de aromo rubio estremecidas por el viento o trigo maduro mecido por la brisa, mire enternecido tu rostro al natural con su palidez virginal de doncella lunar, vi saboreando tu finos labios rojos con tu sonrisa en flor, miré una y otra vez enviciado tus párpados, tus ojos brillantes detrás de los cristales, las perlas de tus dientes, tu nariz, tus mejillas, tus pómulos y tu frente, pero siempre volvía a tu boca. Ya excitado por el prodigio de verte ahí al alcance de mi mano te pedí que pusieras un dedo en esa boca tuya que me obsesionaba y tú, prodiga a mis ansias te llevaste el índice de tu manito derecha a tus labios encendidos, entonces asomó tu lengua y comenzaste a lamer y a chupar ese dedo incitador, primero lento, como si no entendieras aun el rito de tu iniciación ni sintieras en tu cuerpo el morbo del que te miraba con los ojos bien abiertos y su mano aferrando su miembro que de inmediato alcanzó su máximo endurecimiento, después lamías y chupabas más y más entregada al ceremonial de tu exhibicionismo inocente y mi voyerismo pecador. Tú sabías que te estaba espiando y tocando masajeando pajeando mi pene, que me estaba masturbando por ti y en ti, me sentías, me intuías, me imaginaba, y eso te excitaba más de lo que nunca pensaste y te dejaste fluir, arrastrar por ese oleaje que surgía de tus entrañas y te entregaste a mi deseos abierta y mojada. Y de pronto cruzamos la realidad y tu dedo era mi verga y mi pene tu dedo y tu boca tu vulva y tu dedo mi falo y mis dedos tus labios y tus labios tus otros labios repetidos que succionaban, y tú mamabas tu dedo que era mi verga vertiginosa y vehemente y vi en tus ojos la calentura y supe que ya compartíamos el mismo pecado. Todo estaba sucediendo entre nosotros como en un sueño erótico, así lo testificaban los gestos y su contenido sexual, su intensidad voluptuosa, la mirada, el rictus de la boca, el movimiento de la lengua entre los labios entreabiertos, la palpitante dilatación de las aletas de la nariz. Entonces de súbito todo giró y se confundió en un vértigo de excitación allá y de masturbación acá y el espacio se contrajo y el tiempo se expandió hasta envolvernos en el mismo instante y en el mismo ahora, compartiendo la lujuria de una sexualidad húmeda allá y pegajosa acá, densa y caliente, de respiraciones agitadas, acesantes, como las de una real y desaforada fornicación. Y ya descontrolado me vertí en mi mano que era tu vulva que era tu boca donde tu dedo era mi miembro succionado eyaculando en ti, descargué mi lechosa furia de solitario semental y mi semen quemante escurrió por las comisuras de tu boquita pintada y nos inundó una grata sensación de haber hecho y sentido el amor/sexo en la libre y cómplice plenitud de lo virtual.


martes, 22 de septiembre de 2015

DEVOLUCION DE PAGOS


Pour la Comtesse revêche débitrice


Es en la diáfana virtud de tus propios abolengos, de tus recatos insostenibles ante la furia muda de tus pequeñas lujurias, de tus pudores ancestrales que demarcan tus territorios prohibidos, de tu temor a ser lo que eres allá en el fondo de ti misma, hembra pura, solitaria mujer ansiosa, niña asustada ante los lúbricos cantos del fauno, de tu miedo a que tu carne se inflame y arda en el fuego fulgurante de la cópula exuberante o de una tímida y vergonzosa masturbación, es en esas femeninas limitaciones que surges aun más generadora de intensas erecciones y más consumadora del vicio masturbatorio. Sobre tigres y ocelotes, sobre panteras y leopardos, cuadriculas y fragmentos, sobre tu lecho entibiado por el sensual calor de tu cuerpo semidesnudo, resplandece en su virginal palidez tu piel clara como luna otoñal. Tus breves bragas albas como espuma que llega a la suave duna de tu pubis, los vellos púbicos asomando por el borde, lineal y delicada maraña de algas olorosas a ti, la comba de tu vientre en su albura acontecida y tus muslos juntos, apretados, impidiendo fugaces penetraciones, negando ensalivados lamidos, incluso evadiendo la mano que se inserta y acaricia su excitante doble superficie interior. Como siempre las tiernas máculas esparcidas en un azar sexual e incitante. Y por primera vez tu ombligo, que mi boca anhela y mi lengua sueña, como difuso y suave cráter lunar, como un impúdico cometa que cruza el carnal cielo de tu estomago, tersa blandura que mis manos evocan. Mis ojos hacen cumbre en tu rodilla esperando el día en que puedan descender excitados hasta tu vulva.

lunes, 21 de septiembre de 2015

COINCIDENCIA MASTURBATORIA


El movimiento de la mente en la masturbación no es una danza: es un molino de viento. George Steiner

Te masturbas en la solitaria hoguera que tú misma encendiste en la penumbra calurosa de tu cuarto vacío, yaces desnuda, sudorosa, una de tus manos pellizcando alternativamente tus pezones, la otra dedeando tu clítoris y tu vulva, alternativamente, te retuerces en la desesperación de tu desatada lujuria, y en el trepidante fuego que arde en tu vagina me imaginas. Me ves ahí tendido en el lecho masturbándome mientras miro ávido en el gran espejo tu cuerpo maduro y macizo, tus amplios pechos gloriosos y tus piernas rollizas, torneadas, tu rostro sonriente y coqueto con los labios entreabiertos y tu culo grande, pálido, blando y ampulosamente redondo. Me ves con una de mis manos en mi verga masturbándola y la otra inserta entre tus muslos apretados masturbándote con el borde externo de mi pulgar y mi boca mamando de tu busto ampuloso, suculento, un chupa que te chupa pezón a pezón. Te me ofreces a la levrette* con tu ancha y pomposa hartura carnal, con la mullida y opulenta redondez de tus pomposos glúteos, das un respingo y un largo quejido cuando te someto a la lenta inserción sodomítica del glande y del tallo de hierro y terciopelo en la ceñida flor de tu ano. Entonces soy tu amo y señor, el dueño de tus deseos y de tus oscuros laberintos, me sientes erecto y endurecido muy adentro de tu cuerpo, sientes enloquecida el oleaje del orgasmo que te inunda con tus propias manos afanadas, gritas. Saciada, me besas a lo largo y alto de mi piel, en todos sus rincones y su dura altura, saboreas mi sudor sexual y siento tu húmeda lengua en mis pies y en mis piernas, en mis muslos, subiendo hacia el rojo glande brillante que espera tu boquita chupona latiendo mientras ardo y me calcino en mi propia solitaria hoguera.

* La levrette est une position sexuelle où un des partenaires se présente de dos, tandis que l'autre le pénètre par derrière. Le terme même de «levrette» peut recouvrir plusieurs variantes puisque l'on peut la pratiquer debout, à quatre pattes ou couché. La levrette peut donner lieu à une pénétration vaginale ou anale.


ÉL EN LA TARDEADA DEL DOMINGO


“Ayer me bañé y anduve desnuda arreglándome y vistiéndome, me faltaba algo, volvía a buscarla…”. Susymabe.

Ah...! mmm… desnudita, como me hubiera gustado estar por ahí escondido espiándote, seria un sueño verte en tu ambiente como si estuvieras solita y yo espiándote, ah! que delicia, y mi mano masturba mi verga endurecida por la visión de tu desnudes, de tus propias caricias impúdicas sobre tus pechos, sobre tus pezones..., de tu vulva…, la rozo con un solo dedo, toco levemente tu clítoris, inserto mi dedo para humedecerlo en tus jugos sexuales y lo llevo a mis labios para saborear tu intimidad, surco con mi dedo tu vulva, suave y lento, la abro delicadamente con mis manos, lamo tu clítoris una y otra vez, lenta e intensamente, y punzo con mi glande entre tus labios vaginales y te voy penetrando muy lentamente para que sienta como tu sexo se abre como una flor en primavera, sigo hundiendo mi falo más y más adentro hasta que mis testículos rozan tu periné y entonces comienzo a cabalgarte más y más rápido, más violento, más fuerte, meto y saco mi pene duro y sensible, sus venitas hinchadas, su cabeza brillante y mojada en tu néctar, te jineteo, te cubro, te culeo rico, ah! delicias!, siento como aprietas mi verga con tu vulva, la estrujas y yo más te penetro, más te sifoneo, siento que mi pene se hincha dentro de ti y ya no puedo contenerme, siento las contracciones de tu sexo al venirte el orgasmo y me dejo arrastra por el deseo y eyaculo en tu vagina mis chorros calientes y fuertes, te chorreo tu sexo y sigo cabalgándote hasta la ultima gota... siento tus estremecimientos, tus grititos de placer. Me quedo así, dentro de ti para que sientas como mi verga va perdiendo erección saciada de ti, nos quedamos abrazados un largo rato besándonos con ternura, acariciándonos suavemente, la saco lentamente para que sientas el vacío que deja en tu sexo y te la ofrezco a tu boquita pintada para que la limpies de mi semen y de tus jugos, ahí está dispuesta a tus labios, blanda y tierna, mojada... tibia... anhelante, ah! paraíso, siento tu boca en mi pene... sí, así, sí dale!, sí, me excitas! Porque todo lo que escribo lo voy imaginando como si estuviera sucediendo.

Domingo, 20 de septiembre de 2015. 17:50


domingo, 20 de septiembre de 2015

VISITA EROTICA


La noche cae sobre la lejana ciudad, la nieve aun permanece en los rincones, las aceras y las plazas, de entre las penumbras de cierta calle surge la silueta de un fauno, un macho cabrio en celo cubierto con una gruesa capa negra, camina medio escondido pero seguro de donde se dirige. Al llegar a un edificio alto de paredes claras, comienza a escalar por la pared como un animal sigiloso…, y al llegar a una ventana en especial, intenta suavemente abrirla…, esta sin cerrojo y la abre lentamente…, entra a un dormitorio en semipenumbra, el ambiente esta tibio, grato, en el lecho una mujer delgada, madura, atractiva, esta semidormida con su hermoso pelo derramado sobre la almohada, sus hombros desnudos muestran que esta sin camisola, su cuerpo se dibuja tenue y estilizado bajo el cobertor…, el fauno se quita silenciosamente la capa y queda completamente pilucho, su verga ya esta casi erecta, se acerca a la cama y mientras una de sus manos masturba suavemente su pichula, echando para atrás y para adelante el forrito…, con la otra mano echa hacía atrás las tapas de la cama y va descubriendo el cuerpo desnudo de la mujer…, mira con deseos sus pechos pequeños de pezones oscuros…, su vientre plano, su chuchita con pocos vellos que dejan adivinar sus labios vaginales…, ella tiene las piernas semi abiertas lo que le deja ver con detalle ese rosado carnal sexo húmedo…, ella murmura unas palabras entresueños, unos sensuales quejidos, él ve que sus pezones se han erectado, levantándose sobre los pechos de niña…, se da cuenta que ella esta soñando un sueño erótico…, sus tenues quejidos y los femeninos movimientos de su cuerpo, lo excitan más aun…, su verga endurecida se mueve en sacudidas estentóreas, la cabeza de la pichula, grande, enrojecida, brilla en la semioscuridad…,  con su mano se sigue pajeando lenta pero intensamente, muy suavemente lleva su otra mano a la chuchita de la reina dormida, con su dedo del corazón revuelve los ralos y sedosos vellos del pubis, y se acerca a la vagina que se nota caliente y húmeda, sus labios externos están rosados, abiertos como una flor carnal, como si fuera a tocar una evasiva mariposa va acercando su dedo al clítoris, que ya se asoma tímido, mojado, pequeño y tierno, entre esos labios verticales… y con la yema del dedo inicia unas leves tocaciones en ese botón sexual, lo toca con mucha delicadeza y en pequeños círculos, el clítoris va reaccionando y convirtiéndose en una pichulita pequeñita tierna, muy rosada y húmeda…, el continua excitándolo, con la sensibilidad de la yema del dedo siente la suave protuberancia del garbancito vivo, su turgencia húmeda, su calor sexual…, ella ha aumentado la frecuencia de sus quejidos, y los movimientos de su cuerpo entero son mas sensuales…, su boca esta entreabierta y de entre sus labios delgados asoma la punta de su lengua que los recorre humedeciéndolos, el se da cuenta que ella esta en un semisueño, que se ha dado cuenta de que él esta ahí, pero que a la vez sigue viviendo su propio sueño erótico,  que se hace la dormida para dejarse hacer, para entregarse total mente a el…, mientras continua pajeándose, sintiendo en su propia mano su pichula dura, la suave piel que la cubre, esa dureza de la carne rígida por el deseo, siente el gustito de una masturbación total… Entonces la mano que acaricia el clítoris gira sobre si misma quedando con la palma hacia esa chuchita anhelante, y con el mismo dedo del corazón recorre completamente los labios vaginales, desde casi la pequeña flor anal hasta los vellos que apenas cubren el botón del clítoris…, el dedo se hunde tiernamente en la chuchita palpitante, siente la humedad y el calor de ese sexo deseado…, repite varias veces ese trazado sexual, su dedo se embadurna de los jugos sexuales de ella, los siente ricamente pegajosos y calientes…, después de cada recorrido se lleva el dedo a su boca y lo chupa delectándose de esos sabores íntimos, esa mezcla salada y dulce a la vez que lo desespera y lo mantiene excitado como un precioso licor erótico…, ella se mueve ondulando su cuerpo sobre el lecho, y ha llevado ambas manos a sus pechos de niña y juega con sus propios pezones erectos…, ambos saben que están jugando a que ella esta dormida…, entonces la noche se bifurca en dos sueños paralelos donde cada uno se sueña con el otro en una cópula sin término ni sentido.

Febrero 2005


ENCANTACION VIRTUAL


“Te pondría un trocito de chocolate en la boca y dulce de leche en tu cuerpo, en las tetillas, después las voy lamiendo despacito despacito hasta llegar a tu pene, y ahí me chupo el dulce de leche que le puse!” Susymabe

Siento tu boquita en mi glande mientras yo meto mi dedito en tu vulva y te froto el clítoris suavecito, lo punzo, lo toco con la puntita de mi lengua y luego chupeteo tu clítoris muy delicadamente, lo chupo como si fuera una pequeña verga femenina, siénteme, siente mis labios en tu clitito, siénteme moviendo la yema de mi dedo en círculos sobre el, tócatelo muy despacio, apenas rozándolo, punzándolo y frotándolo muy lento, lámete tus labios, ahora mueve tu dedo más rápido en círculos, punzando de vez en cuando, y mueve tus caderas, siente la excitación en tu piel, en todo tu cuerpo, junta y aprieta las piernas y muévelas para hacer rozar los labios de tu vulva, siente mi dedo en tu vulva, siénteme ahí, déjate llevar, relájate, solo siente tu vulva, tu clítoris, siente como te penetro con mi pichula dura, así, estoy entrando lentamente, así, tu vulva se abre como una flor, siente mi verga dura latiendo en ti, sí, tu dedo es mi pene, siéntelo en tu sexo, así, moja tu dedito en tus jugos, eso, solo siente los placeres, el goce, ya!, ahora acelera la penetración de tu dedo, de mi verga en ti, así, más, más, entrégate, así, siénteme ahí penetrándote con mi verga chorreante, sí sí así, ya, goza, goza!, olvídate de todo y goza, eso eso, asi... ahh... másss, gózate entera, sí sí así, goza, te estoy penetrando y chorreando mi semen caliente en tu vagina, ahhh..., sí, siente que eres mía, así, saca todo el goce de tu vulva, sí sí maaasss, goza!!!

“Uy!, me encantaría esa leche caliente por mis pechos y pezones”. Susymabe


miércoles, 16 de septiembre de 2015

BREVARIO DE M. & Z.


Veo las ricas tetas de la Zorrita y me excito con su amplia, mullida y mórbida blandura, y sus grandes pezones sobre esa pálida piel. Veo la rosácea zorra* de la Zorrita y me caliento; sus negros pelitos rizados, su brillo carnal, su delicioso surco sexual abierto y húmedo, su clítoris expuesto a mi lujuriosa mirada. Veo los deditos de largas uñitas muy cuidadas abriendo los tibios pétalos del sexo hambriento, la veo a medio penetrar por el dildo calipso y se me yergue duro el miembro gozador, y mi mano viciosa lo aferra de inmediato como la empuñadura del puñal de mi virilidad y lo masturba en un sube y baja del prepucio. Veo otra vez esa tetamenta y esa rica vulva y acelero la paja hasta la densa eyaculación y se derrama mi semen sobre el rojo colaless. {Otrosí}. Me iría deslizando a besos y lamidos ensalivados, ardientes y quemantes, por ese tibio cauce de tu espalda, por esa suave convexidad sensual, ahí donde se une a tus caderas, por el ceñido surco entre tus nalgas insertando mi lengua en su sabrosura, para bajar hasta la húmeda flor abierta de tu deliciosa y rosada vulva impregnada de tus más íntimos y marinos sabores donde invernaría humedecido en tus jugos sorbiéndolos de cada uno de sus pétalos, y seguiría bajando lamiendo besando por las tersuras soberanas de tus muslos hasta el arco del revés de tus rodillas y quedarme ahí tatuado a besos en tu piel, en ese lugar clandestino donde nadie me vea.
 
* La palabra zorra es una palabra vulgar para referirse a la vagina y a la vulva, en Chile.
  

BREVARIO DE S. M. (XVII-XVIII-XIX-XX)



Vi tu pelo brillando como trigo coronado en la madurez del estío. Vi tu rostro pálido tal como lo imaginé. Vi tu risa iluminando el inicio nocturno. Vi tus ojos sonriendo detrás de los cristales. Vi tus labios pálidos después en rojo pintados. Vi tus pechos imponentes amasados por tus manos. Vi tus soberbios pezones en flor entre tus dedos. Vi tu beso venir en vuelo y lo atrapé con los míos. {Otrosí}. Quiero eso, eso que guardas niegas ocultas cubres con la muñeca de tu mano, ahí mismo donde estas ahora en tu lecho de negra seda y misterioso blanco lenguaje. Quiero lo que callan tus labios, tus oscuros secretos mordidos. tus más íntimas confidencias. Quiero encopar tus grandes pechos con mis ávidas manos calientes, morder como un bebé tus pezones. Quiero lamer tu cuerpo entero. tu cuello, tu vientre, tus muslos, tus axilas, tu ombligo y tus glúteos. Quiero quedar enredado y erecto en el hilo invisible que ya nos une. {Otrosí}. El rojo, el negro, sedoso blanco, el dorado de la piel del leopardo y el anaranjado del cortinaje, el rubio de tu pelo cayendo en sedosa y trigal cascada, la sonrisa pícara en tu boca que repiten alegres tus ojos, el ancho amplio escote sensual dividido por el tibio canalillo provocando la sed y los delirios por tus imponentes ricos pechos, la esquina del cojín sobre tu vulva que inicia la sexual visión incitante de tu pálido muslo y tus piernas, y en primer plano asomado el irreverente símbolo fálico de un glande que te apunta. {Otrosí}. Así, sentada y de piernas abiertas entraré a bocajarro entre tus muslos a dedear con sabiduría masturbatoria esa rasurada flor jugosa y encubierta entre los mullidos pliegues carnales de tu incitante pubis rollizo y ampuloso, a lamer a lo largo entera tu vulva hasta hacer gorgoritos espumosos con tus jugos vaginales y mi saliva, a deleitarla con salvajes lamidos, a dejarla exhausta de goces clitorianos, a beber su néctar denso y embriagante, y solo entonces proceder a penetrarla con mi miembro endurecido de deseos con la vehemencia del macho desatado hasta hacer batidos gorgoritos lechosos con tus fluidos vaginales y mi semen.

VIAJE HACIA TUS INTIMOS LUGARES


Entro en tu ámbito donde nunca entraré, ese sitio vedado a mis deseos y a mis lujurias, el templo donde cada noche me sueño atrapado en tu cuerpo consumando una cópula imposible. El cojín color café en tu lecho, con el osito de peluche y el Buddha mirón. El mueble caoba, la repisa con las figuritas egipcias, los libros y los cuadros. La puerta blanca del íntimo lugar donde te desnudas y dejas que el agua te acaricie sensual la piel deseosa de mis manos. Es en la penumbra que medio se asoma tu rostro, la sombra de tu pelo, parte de tu frente, la ceja, el párpado, el ojo difuso en su mirada, la mejilla, pero no la boca que mis labios buscan para el beso. Tú, recostada en el lecho cubierto con el mismo café del cojín, una pierna sobre la otra, una oculta con pequeñas geometrías repetidas hasta el infinito, la otra desnuda para mí desde la rodilla al talón, tu piel refulge en su suave tersura, tu tibia pantorrilla, la curva del pliegue detrás de la rodilla, el tobillos apenas visualizado, el borde trasero del talón, la comba excitante de tu pubis donde imagino tus vellos púbicos, el delicado botón de tu clítoris, la jugosa flor de tu vulva. Y me quedo como un fantasma erecto rondando esos rincones, esos objetos que tus manos tocan en tus rutinas de vida donde yo existo solo en tus memorias. Entonces para marcar territorio te envío una roja rosa como el fuego que me consume en tu espera para que arda también en ti, en tu cuerpo deseado, en tu piel que acaricio cada noche al recordarte antes de dormir e ir a buscar por los sueños ese tu íntimo ámbito donde nunca entraré.
 

TRANSGRESION


“Dime... ¿por qué fui el único que no descubrió el código secreto de tus caricias, el código arcano de tus labios?”. Lucideces. El cuarto chusticiero, el primer corresponsal de los ángeles.

¿Por qué no dejaste que te alzara como una espuma sangrienta sobre los pinos de la noche para irme despacito por el canto filoso de tu sombra? Dijiste “te soñaré” y me dejaste en un limbo de misteriosas reminiscencias, de deseos inconclusos por urdir la trama de tu pelo sobre una quimérica almohada, por navegar tu piel en la desnudez total de tu océano, por sostener mi boca furtiva en la plenitud de tus pechos, por ser húmedo musgo sobre tus urgentes pezones invadidos de su impúdica turgencia. Desde las lejanías de esos deseos arrumbados en el rincón de los imposibles subió una bruma púrpura con sutil fragancia de violetas, y un rubor de luna menguante iluminó tu rostro en el último instante para dejar abierta la fuga y sin cicatrizar el olvido. Y quiso el tiempo o sus orfebres que no me dieran tus labios los besos de las soterradas lujurias ni tus manos las lúbricas caricias del intento, ni tu cuerpo tembló bajo el mío en la cópula que la noche impone. El tiempo fue daga que dejó la herida abierta tal como soñé la flor exquisita de tu pubis. Daga que no sajó las trémulas carnes en sus lejanos destierros. Ah! tu silencio... como un vestiglo oculto en el nocturno embosca en tu nombre la contigua primavera, otorga y confiesa. La compartida primavera con frío, lloviznas, nostalgias y ausencias. Y miro llover por la ventana y leo en el lenguaje de las gotas de lluvia en el vidrio tus palabras tristes, y me voy arrinconando en tus penas para que me sigas pensando, y te robo un besito calladito por ahí donde estés sola, y me quedo cristalizado en tus penumbras a la espera que te desnudes.

¿Nos cobijará al menos su herrumbre, su herrumbre y el quemante estupor de mi máscara?, “Herrumbres”. Ontogonías, Alexis Naranjo.
 

PILOSAS INPIRACIONES PUBICAS


“Adorable cortina de vello púbico que rodea esa gloriosa y delicada flor”. In Praise of Pubes, Cameron Díaz

Mata de finas y delicadas serpientes de la lujuria, champa de ralas hebras que crecen entorno a la inminente fuente del placer. Pendejitos como dispersos matorrales que cubren la tibia duna del pubis, olorosas algas que se mecen con el oleaje de la cópula. Musgo nocturno donde se enredan los dedos de la musa cuando se deja caer insómnica por el abismo de los insensatos pero imperiosos deleites del placer solitario. Sexual medusa de marinos sabores y aromas, felpa y tosco terciopelo, íntima cabellera dispersa, mullido cojín donde las mejillas reconocen su inquietante restriego. Entre el tierno rosado del pijama y el impúdico esplendor de tus muslos constelados los hilos enmarañados urdidos en la lúbrica cercanía de la masturbación y del fornicio. Selva de pervertidas delectaciones de mirones clandestinos, mórbida y oscura jungla triangular, jardín de la delicias de donde surge un olor a antigua hierba húmeda, a flor podrida y a sudor humano, un aroma de selva y lirios putrefactos, cálido y pútrido, fragante y repelente a la vez que cerca esa gruta de carne y vellos. En la salacidad de su roce en la nariz, los labios, la lengua, pervierte su origen natural como barrera que dificulta la entrada de patógenos a la ancha y accesible vagina, y amortiguadora de la irritación en la región genital durante la frotación durante el coito. Florezco en el asombro de la visión de esa pilosidad siempre esperada, tres de cinco, extensa, esencial, de hembra florecida en sus gloriosos coqueteo exhibicionistas. Y hacia el tórrido horizonte, tus muslos provocativos, tus rollizas rodillas, dedito a dedito tus eróticos pies.
“Cortina de tules y terciopelos, separarte sutilmente con mis dedos, llegar a tus raíces con mis yemas”. Oda al vello púbico. Felbarsal
 

martes, 15 de septiembre de 2015

DESCRIPTIVA CONFESION


Mi afición-vicio por las maduras debe haber arrancado en mi infancia-adolescencia, cuando los objetos de deseo más cercanos eran mujeres mayores: mujeronas del barrio, tías, vecinas, profesoras... allí quedaron fijadas mis obsesiones sexuales más primitivas  y por eso las he disfrutado tanto a lo largo de mi vida pecadora... esas masas de carnes todavía deseables pero ya temblequeantes, las abundosas tetas que bailotean, las nalgas voluminosas, los vientres sobresalientes, las cicatrices, las arrugas, las manchas de la dermis, la piel flácida, y los rollizos pliegues de las carnes otoñales, y también las lenguas expertas, el aspecto de viciosas consumadas y sin límites para asumir toda perversión que pueda ocurrírseme. Mujeres vestidas únicamente con la confianza de sentirse a gusto consigo mismas, sin nada de ropa, solo con el desparpajo de entregarse a ojos cerrados. Sólo con sus pecas, vellos, cabellos canos y quizás alguna cicatriz. Féminas maduras que muestran sin tapujos sus “cuerpos reales”: sus tetamentas de grandes pechos caídos, esos rollitos en deliciosos excesos. La madurez en todo su esplendor, y la belleza imperfecta contrariando los mandatos del canon estético obsoleto. El rastro de la sublime maternidad en el abdomen, abundantes pechos que lactaron, un cuerpo ajado en la espera de las lujurias inconfesables que nunca se consumaron, un cuerpo con curvas ampulosas, con marcas, con asimetrías. No estéticamente perfectas e idealizadas, sino simplemente tal como son; hembras deseables y excitantes. Mujeres seguras de sí mismas, sin vergüenza, porque ya no deben de tenerla. Hembras mayores, más que maduras, vividas y experimentadas, sorbos de dulces mieles maceradas en los años, frutos inquietantes de antiguas vendimias, deseos contenidos a la espera del macho que vendrá, sueños solitarios de gozadas cunnilinguis y brindadas felaciones, de endurecidas vergas erectas, de dedeos, de lamidos, de succiones, de penetraciones, de soñadas cópulas en el insomnio sudoroso y caliente que desemboca cada día en el mismo amanecer del lecho vacío. De ellas he sido y soy su esperado cazador furtivo.
 

lunes, 14 de septiembre de 2015

JUEGOS DE AZUL O NEGRO Y ESPEJOS


En désirant la Comtesse furtive

Azul o negro, espejos, piel desnuda, reflejos eróticos e incitaciones sexuales, tus piernas enteras expuestas a mi voracidad voyerista, a mi pervertida ansiedad de verte más allá del decoro, del pudor, del recato, de la beatería con la que te vistes para no derramar tus deseos carnales, impuros, pecadores, el escote negro o azul entreverado con tus brazos impúdicos, amplio y voluptuoso, tus muslos deliciosos con sus miles de manchitas repetidas por el azogue, uno expuesto dos veces por su ampulosidad externa y el otro por el suave y terso interior, el seno exuberante queriendo escapar de la copa negra o azul, ese pecho pálido donde duerme aquel pezón dormido que succioné sin saber que dormía. Los cuatro espejos de la cajonera repartiéndose tu imagen sensual sexual excitante, esencialmente calentona, intensamente provocativa, y el azul o negro del body que converge en un mullido triángulo donde duerme tu sexo, bajo la comba de tu vientre, bajo la breve comba de tu pubis. Solo es posible recuperar la visión memorizada e inolvidable de tu vulva ante mis ojos y mi boca de lengua ávida. Todo tu anónimo cuerpo recortado sin hombros ni cuello ni rostro, solo tu torso, tus brazos, tus piernas, tus pies, tu tenue rosada claridad epidérmica como una fosforescencia invisible. Todo me induce a la indecente sesión de mi mano sobando mi miembro erecto sobre la tela del pantalón buscando la erección clandestina. Y en el entorno de tu alta intimidad el aroma irreverente de tu piel y sus intersticios, el sabor de tu saliva y tus escurrimientos vaginales, la tibia consistencia de tus blanduras y de tus femeninos músculos de mujer madura. Azul o negro, el espejo de los espejos, tu piel desnuda.

sábado, 12 de septiembre de 2015

BREVARIO DE D. (VII-VIII-IX)


Es esa imponente carnalidad sin tapujos, con salvaje descaro y dulce desparpajo, es la desvergonzada sexualidad expuesta con el único afán de calentar machos ávidos de esa exuberante piel desnuda, sedientos de rozar tocar amasar penetrar acariciar lento con locas vehemencias la lisura tibia, la húmeda profundidad, el hendidura del apretado surco anal, lamer cada muslo de rodilla a vulva, morder cada pezón y besar cada seno, son esas impúdicas manos que masturban la verga endurecida por la sublime visión, son los ampulosos pliegues que excitan, es la redundante desnudez con desvergüenza que urge y enciende la pervertida imaginación de dibujar cada una de sus curvas con el glande. {Otrosí}. Irrumpes en los deseos, desatas las lujurias, provocas la erección inevitable. Haces brotar las semillas de los recuerdos adolescentes: el voyerismo inicial, las primeras erecciones, las primitivas masturbaciones, las temerosas eyaculaciones escondidas en la noche juvenil. Urges la sexualidad abierta con tu cuerpo intensamente real, con tu seno y pezón apenas asomado, con los pliegues de tus carnes, con tu vientre maternal que te honra, con tus tersos muslos y  tu pubis rasurado, con tu vulva, con tu vulva, con tu mismísima vulva. {Otrosí}. Habito como un parásito masturbándome incrustado en cada uno de los pliegues de tu intenso cuerpo desnudo y deseado, en los pliegues de tu cuello, en el pliegue de tu axila, en los pliegues de tu seno, en los pliegues del pezón, en el pliegue de tu pubis, en el pliegue de tu ingle, en los pliegues del revés de tu rodilla, en el pliegue de tu tobillo. Habito como un caracol babeando cada pliegue de tu piel, dibujando mi rastro onanista con mi semen ardiente a lo largo y ancho de ti.

 

BREVARIO DE S. M. (XIV-XV-XVI)


Vago ciego y embriagado de tu perfume, por los amplios territorios de tu desnudez, por la tersa palidez de tu piel refulgente, por esos tus edípicos pechos imponentes, por los pezones que escondes pudorosa, por tu tierno, turbador y soñado canalillo, por tu estomago en busca de tu ombligo, por el canto de tus labios de dulces besos, por la claro trigal soleado de tus cabellos, por la oscura miel de tus ojos tras cristal, por tus brazos de madonna renacentista, por tus manos dueñas de cálidas caricias, por tus blancos muslos de tibio mármol, por los dibujos negro y gris de tus bragas, por tu sexo que no muestras pero imagino, por el ansiado aroma escondido de tu pubis, por el húmedo y secreto sabor de tu vulva. {Otrosí}. Te observo insistente, en detalle, ampliada, poro a poro, aun bajo la roja red y tus bragas, espío en ti las huellas de las solitarias lujurias de las noches en tu lecho que arde sin macho, de tus manos ansiosas excavando en tu sexo en busca de apagar con más fuego los ardores y desarmar la voraz calentura del insomnio. Te acecho con mi miembro en ristre esperando a que te decidas impúdica a mostrar a mis ojos cada tímido pezón en sus enteros círculos rosados, los vellos púbicos que oculta tus labios vaginales y ese tierno capullo oculto de tu clítoris sensible. Te miro con mi mano aferrada a mi erecta verga sobándola con la parsimonia del mirón vicioso para que sientas todos mis deseos punzando tu piel, mis besos ardiente lamiendo en las alturas de tu cuerpo y al fin la flor de tu vulva se abra como una flor alterada. {Otrosí}. Suéñame a tu lado en tu lecho ambos desnudos acariciándonos, nada mas, solo caricias sensuales e intensas, suavemente tocándonos el aura para que vueles conmigo envueltos en la metafísica del deseo, transportados por la mente a algún lado donde las lujurias se consuman en una alta hoguera de masturbaciones reciprocas, de cópulas insistentes, de succiones y penetraciones, de mi verga entre tus labios y tu clítoris en mi lengua, soñándonos.
 

BREVARIO DE R. S. (VIII-IX-X)


Son tus ricos pechos amplios y llenos con sus morenos y grandes pezones que el can cuida desde el anaranjado junto con tu estomago y tu vientre, es el pequeñísimo triangulito blanco donde se clavan deseosos mis ojos que marca donde está la húmeda hoguera de tu siempre escondida vulva voraz, donde quisiera clavar mi miembro para gozar tus vaginales succiones, es la suavidad imaginada del tacto de tus sensuales muslos imponentes, fuente de atenazantes delicias sexuales, son tus brazos desnudos de hembra madura donde me dejaría atrapar dulcemente para que esa femenina mano al descanso consume en mí una rica masturbación. {Otrosí}. Encularte así tal cual, someterte a la anal perrería pero sin hundir mi pene en tu ceñida florcita del sur. Solo rozarte con mi falo entre tus nalgas sabrosas. Solo surcar mi endurecido miembro en ese cauce tibio, blando y majestuoso que separa tus glúteos ampulosos. Solo punzar tu ano temeroso con el glande brillante de mi sensible verga endurecida de goces sodomíticos. Solo montarte sobre tu lecho como un animal salvaje rugiendo en tu oído los quejidos sexuales del macho que posee vicioso su hembra a su depravada voluntad. Solo dejar mi erguido príapo ahí atrapado en las carnes de tu suculento culo como un grueso lápiz en su estuche y restregarlo arriba y abajo y viceversa deslizándolo hasta derramar ahí el chorro de mi denso semen caliente embadurnando de lechosa miel viril tu apretado capullo, y seguir besando y lamiendo cada una de tus vértebras desde el atrás de tu cuello a la breve colina de tu cóccix. {Otrosí}. Voy a por tu sexo ahí bajo el raso, bajo el sedoso rosado tierno, ahí entre tus muslos abiertos, tentadora vulva ofrecida, voy a por tu clítoris escondido en el raso en su carnal capuchón, voy a por tus labios vaginales esos húmedos cuatro pétalos para surcarlos y abrirlos con mi glande enrojecido, voy a por el surco que baja desde tu concha al periné con mi lengua en ristre para ensalivar hasta tu ano y volver penetrar tu vulva para gozar tu furioso orgasmo.
 

miércoles, 9 de septiembre de 2015

LAS CUATRO DE SEPTIEMBRE DOS

Desde el púrpura que cubre tus pies hasta el rosado con puntitos que semidesnuda tus muslos antes del fucsia de la toalla, desde la miríada de locas manchitas que se esparcen por tu piel hasta la mariposa corazón detenida en la que se asoman pudorosos los vellos púbicos en el difuso rincón inferior porque te arremangaste seductora el corto pantaloncillo del pijama para mi gozoso placer solitario, desde tu recato timorato hasta tu coquetería contenida; en esos intervalos me disuelvo denso, fluido y caliente por las tardes de esos antiguos días sin lluvias cuando poseí esa carnalidad en su plenitud vehemente. Y mis manos acuden a la memoria de tu grata cercanía, a la lisura, a la blandura, a la tibieza de tu piel desnuda, a las combas tus duras nalgas sensuales, a tu vientre acariciado con pervertidas intenciones, a la delicada hendidura horizontal de tu ombligo escondido. Y mi boca soporta el recuerdo perturbador del sabor del mojito, del chocolate menta, de tu vulva abierta en flor sabrosa y jugosa, su textura cárnea, congestionada, palpitante, y de nuestros besos desaforados con resabios en las bocas de tu vagina y de mi miembro. Y mi lengua recita el mismo murmullo que declamaba mientras punzaba y lamía enviciada el sensitivo capullo de tu clítoris. Desde tus piernas cruzadas una sobre la otra, apretadas, como si quisieran impedir que mi rostro vuelva a insertarse entre ellas, o que mi verga erguida y dura reintente penetrar la dilatada humedad que guardan como un tesoro, hasta la oscura intención malévola de mostrarme tus pelitos. En ese calvario preciso te deseo.
 

domingo, 6 de septiembre de 2015

CANTICO DEL BEODO


Para Susymab

Él toma un pincel de suaves cerdas, lo embebe en licor y comienza a rozar muy suavemente las partes más sensibles y delicadas de su cuerpo. A cada pincelada le siguen besos que la limpian. Las zonas más candentes que antes se humedecían solo por las pinceladas de licor ahora lo hacen también por la miel más pura y rica de su interior. El sigue besando cada incógnito rincón de su cuerpo (*). Lamería el vino sobre tu cuerpo desnudo, ese vino endulzado por tu tibio sudor, lo lamería por todos los rincones de tu piel, lo sorbería en tu ombligo y en tu vulva, lo absorbería con la puntita de mi lengua en tus axilas, en tus ingles, en la medialuna bajos tus pechos y en la puntita de tus pezones. Bebería así cada uno de tus sabores carnales en su misma fuente para emborracharme de ti, de tus jugos extasiantes y de tus más íntimos destilos, te cataría como un beodo saturado de otros néctares que busca el elixir distinto, único, que nunca satura porque posee el  resabio de la dulce vendimia de una voluptuosa madurez. Santificado por tus brebajes derramaría entre tus pechos ampulosos en cascada el vino del deseo para verlo escurrir hacia por tu estomago, por tu vientre, por tu pubis, por tu vulva humedecida y beberlo ahí abajo mezclado con la densa savia de tu sexo hasta la última gota. Entonces nos iríamos embriagando juntos a lo largo del sueño compartido, con los ojos en los ojos y los labios en los labios ensalivados, acariciándonos como en un sueño palpable mientras nos sumergimos en un abrazo sexual lleno de ternuras y a la vez copulando en un alto vuelo de inesperadas pasiones desatadas.

(*) Dulces pinceladas. Max Cher

CUNNILINGUIS VIRTUALIS


“Yo Rosy”. R. S.

Sí, tú, con tu rosa expuesta con sus pétalos cerrados más abajo de la piel de leopardo, entre tus pomposos muslos imponentes, ahí, cautivado por el oloroso hálito de las intensas y voraces feromonas que expele tu sexo rasurado, escondido tu clítoris como una flor nocturna en el surco carnal que mi miembro ansía penetrar latiendo con el glande terso y brillante como un faro fálico en medio del tormento de mirarte sin alcanzar a tocarte, ahí, sí, ahí me estoy imaginando entre tus piernas y tus manos en mi cabellera estrechándome contra tu vulva y yo hundiendo mi cara en tu sexo y mi lengua lamiendo, chupando, succionando punzando tu clítoris, dando lamidas largas desde tu periné hasta tu botoncito sensible, y sientes mi respiración caliente y mientras acaricias tus pechos y susurras y das quejiditos y te chupeteo tu clítoris y hundo mi nariz en tu sexo mojado y punzo con mi lengua tu ojalito anal y meto mi lengua rígida en tu vagina húmeda, sabrosa, oliente a sexo animal y te lamo cada vez más fuerte, rítmicamente, buscando tu orgasmo, tus gritos desesperados, y tú empujas tu sexo contra mi rostro y gimes, aúllas, y ya, orgasmas una, dos y más veces entre convulsiones y estremecimientos, entonces, mientras te quedas lánguida y saciada me recuesto a tu lado en el lecho y me masturbo y me paso la lengua por mis labios entreabiertos para degustar el rescoldo de tus sabores y oler el remanente del olor de tu sexo y me masturbo más y más fuerte hasta vaciarme en una surgente eyaculación.

jueves, 3 de septiembre de 2015

BREVARIO DE S. M. (XII-XIII)


Te asomas solitaria a la ventana curiosa e inquieta, sabes que afuera la vida bulle de pájaros y flores, de amores que llevan a los cielos o a los abismos, de tormentosas pasiones que desatan secretos instintos, de sexuales entreveros que destilan hasta la última gota del placer. Observas desde lejos sin atreverte por tus tímidos temores, a abrir de par en par el ventanal y lanzarte a las sensaciones de las dulces alegrías primaverales o las tristes penas del amor, de los abiertos e intensos goce del sexo imaginado, real o virtual, que te esperan si cierras los ojos y abres tu cuerpo al delirio. (Alguien te mira y mira excitado del otro lado del vidrio deleitándose con la pálida piel de tus pechos soberanos deseándote erecto desde el ardiente jardín de las delicias.) Piensas, reflexionas, meditas, vuelves una y otra vez a pensar, al final confirmas lo que ya sabes; solo tú decides tu destino, o te dejas volar hacia húmedos fuegos y renovados sueños o vencida te dejas resecar escondida detrás del frío cristal. {Otrosí}. Mis erectos deseos fluyen por tu desnudes en penumbras, por esa extensión voluptuosa de tu cálida piel exhibida para mis ojos de macho sediento del licor de tu dulce sudor que estilas cuando en la cópula te disuelves en los goces de un sexo desaforado que arde en tu cuerpo como una hoguera que solo se extingue en los deliciosos estertores del orgasmo. Como deseo ser esa suave piel que acaricia tu cuello y tu escote y que tu mano apenas toma con sensual delicadeza femenina, como deseo habitar esas penumbras que difumina tus pechos negando ocultando escondiendo tus claros y ricos pezones, estar ahí en las sombras detrás de ti con mi verga erguida hurgando entre tus pálidos glúteos buscando el húmedo sendero que lleva a los insertos placeres sexuales de tu vulva succionante, y acoplarnos en un tierno rito de lenta e intensa fornicación con mis manos en tus ampulosas caderas y mi boca en tu cuello besando y lamiendo para sumergirte extasiada en las sensaciones de un sexo sereno y tranquilo hasta inundarte de mi eyaculación.

BREVARIO DE S. M. (X-XI)


De pie, cruzas sensual la diagonal del retrato, tu mano recatada o coqueta sobre tu pubis, la risa incitando con tu boca entreabierta, tus ojos tras los destellos de los cristales, la suave miel vertida de tus lindos cabellos y esa teta grande, voluptuosa, imponente, pendiendo con su gran pezón rosado claro como un abrasante sol cárneo que calienta abajo en mi entrepierna y erecta el miembro de solo pensar en tenerlo entre los labios con su breve protuberancia y su rugosa areola, la pálida y blanca visión exultante de tu piel, la cruz que cuelga del cuello para espantar a los demonios del salvaje deseo y la lujuria, el intenso negro sedoso de la bata insinuante, el negro delicado con arabescos en tu vientre y la mano, esa mano, tu impura mano en tu pubis. {Otrosí}. Dormiría larga noche entre tus grandes senos como un niño feliz o un amante saciado, inserto atrapado en tu mullido y tibio canalillo, besando y lamiendo esa abundancia carnal, mamando tus rosados pezones sediento de ti, acariciando y sobando tu entera tetamenta, mirando la ampulosa y mórbida blandura de tus edípicos y pálidos pechos imponentes. Y así acurrucado ahí entre tus tetas inmensas sería otra vez el ansioso adolescente vicioso que se excitaba con las maduras mujeres del barrio, con sus blandos y caídos pechos enormes imaginando el tamaño, el sabor y el oculto color de sus pezones. Entonces dejaría que mi mano pajera cumpliera la primitiva y soñada ceremonia de masturbarme con loco frenesí hasta la jugosa y lechosa eyaculación mientras mi boca abarca chupando cada glorioso pezón.

BREVARIO DE D. (III-IV-V-VI)


Basta una sola palabra para describir lo que me sucede cuando miro y remiro tu imagen: "CALENTURA".{Otrosí}. El destino azaroso que juega a su modo sus cartas repartiendo goces a su insensible y real antojo quiso que estuvieras en el allá y yo tan lejos como en el acá, dejó que encontraras allá otro vergudo macho al que besaras lamieras chuparas su miembro y yo acá otra hembra como tú buena mamadora que besara lamiera chupara mi verga erecta. No quiso el pérfido destino egoísta que fuera yo el que me deleitara con tu lengüita en mi glande en ese maravilloso placer de sentir tu saliva lubricando la tersa punta brillante de mi falo, de tus labios apresando mi erguida virilidad, mi fálica dureza de suave y tierno terciopelo. Prefirió el perro destino que tus blancos dientes mordieran feroces el tieso y moreno príapo de otro y que mi ojos solo miraran envidiosos el erótico rito. {Otrosí}. Es lo que te penetra lentamente, lo que se hunde en ti con su dureza aterciopelada, lo que se introduce en tus entrañas como un hierro duro y caliente y te goza socavándote, es lo que tu vulva acepta y tu vagina absorbe, lo que te arrastra al orgasmo entre desesperados espasmos y sexuales contracciones, es lo que anhelas en tus ardores y no reemplazan tus dedos o el anatómico dildo vibrador, es lo que mi verga envidia porque presiente ese goce que tu sexo le puede brindar. {Otrosí}. Mamuchi monga poronga ven, ven que te rompo el culito, que te clavo fuerte y profundo, dame esa apretadita flor sureña para olerla lamerla abrirla ensalivarla y así lubricarla, y después pene/trarla de un envión para que grites y te retuerzas devorada por la salvaje sensación del duro miembro que se hunde en ti, sintiendo el aplauso de mis ingles en tus glúteos, el roce de mis vellos cosquilleando tus nalgas y las garras de mis manos en tu caderas para sifoneárte enloquecido con mi verga tu ano mientras me estrujas el falo con tu apretado hoyito, para seguir así trabados acoplados pegados como dos impúdicos y calientes perritos callejeros.

BREVARIO DE J. (I-II)


“...y espero la mía!!!!” Jaz

Cuento y recuento tus tiernas pequitas, la sensual miríada de carnales manchitas como estrellas en el universo de tus pechos, pero resbalo siempre por tu tibio canalillo y me hundo en su mullida voluptuosidad o me capturan esos tus deliciosos pezones y me quedo ahí quieto en ellos mamando, sintiendo en mis labios la protuberancia inquietante de cada delicioso botón, la excitante rugosidad de sus areolas, o miro sediento, ansioso y extasiado tu imponente busto en el negro escote como una lujuriosa ventana al paraíso bajo la suavidad de tus rubios cabellos, envidiando a ese conejito libidinoso que vive ahí en ti entibiado por tu cuerpo, o sigo contando una a una las pequit@s de tu piel. {Otrosí}. Rubio tu pelo musa exquisita es oro trigo arenas soleadas que se derrama liso y suave sobre tus pechos maduros, cruza tu tibio canalillo donde tus pequitas florecen, oculta un pezón delicioso y roza el botoncito del otro, en claro amarillo sensual fluye sobre el carnal rosado de tu incitante piel desnuda, rubio tu cabello perfumado con el mismo aroma de jazmín que posee tu cuerpo deseado, rubia tu melena de florecido aromo, cabellera suelta a la brisa de mi aliento donde sueño un día enredar mis dedos.