martes, 31 de diciembre de 2013

DE LA ESCLAVA INMERSA


Hermosa mía te siento aquí a mi lado, puedo oler tu cuerpo, verlo, tu piel pálida y desnuda, tu pelo oleaje oscuro al viento, tus pechos llenos, tus pezones de un tibio rosa carnal, por instantes apareces y despareces incitando mis ansias. Veo tu pelo tu frente tus ojitos misteriosos, esas uñitas de color sangrante, puedo ver el espejo desde donde te espío todas las mañanas, puedo verte desde más atrás del hoy reflejada en la intensidad de nuestro ardiente pasado. Déjame besarte suave y delicado, mis labios rozan tus labios con el amar y la ternura, mi lengua recorre tu boca de comisura a comisura, humedezco tus labios bebo tu saliva muerdo tu lengua lamo tu cuello, el canalillo entre tus pechos desnudos, beso tus pezones los muerdo los chupo los succiono, mis manos buscan tu nido allá en el abajo sexual de tu lujuria desarmada, mi dedo hurga tu vulva abriendo sus pétalos humedecidos de deseos, la yema de mi dedo roza tu clítoris, te excitas te mojas te mueves, con tus manos abres tu flor ofreciéndola a mis ansias de abejorro, tomo mi miembro y lo llevo a tu sexo abierto y mojado y lentamente lo hundo en ti, te pene-tro suave lento delicadamente hasta que estoy entero en tu verticalidad lúbrica que me aprieta y seduce. Entonces me muevo, te sifoneo, te poseo como un potro ansioso a su potranca ansiosa, entro y salgo, hundo y me muevo, te violento te abuso te violo, me sientes dentro de ti, te quejas, pides más más y comienzo a cabalgarte a copularte a sodomizarte así así, entro y salgo, hundo y penetro, asi así más más, te entierro mi falo endurecido hasta el fondo de tu sexo hambriento, gritas, te sifoneo te jineteo así así así aaah ya ya, ya me vengo… mi semen caliente te inunda… estoy acabando eyaculando… mientras tú te deshaces en arcillas de colores, te diluyes en densos fluidos animales, te ahogas en un orgasmo final aferrada a mis ternuras. Laxos vemos caer la última tarde de la serpiente de tierra, comienza a cabalgar el caballo de fuego, el Amar anuda otra vez las almas revividas de los eternales amantes.


DESDE LA OQUEDAD


Te niegas a los suspiros y los quejidos, a los susurros lascivos y a los besos con sabor a hierbabuena, huyes de ti misma, escapas de mi acoso perturbador, te fugaz de las cercanía de las alma extasiadas y de los cuerpos encendidos. Temes a mis demonios y a mis máscaras, recelas de mis demonios enmascarados, te asustan las máscaras de mis demonios, mis desvíos, mis pequeñas perversiones, mi boca en la tuya besando mordiendo, mi lengua que imaginas bífida lamiendo tu piel desnuda, haciendo florecer tus deseos enjaulados, marcando a saliva y aliento los íntimos escondrijos de tu carne dormida, despertándola. Te espantan las musas madres incestuosas que me desvelan me seducen me obsesionan sin entender que ese es mi destino ineludible de huacho ermitaño mendigo o perro abandonado, te lastiman los celos de esas otras voces, otros rostros, otros cuerpos de hembras incitantes, sin entender que ese es el inevitable fuego que me devora (i). Porque nadie me conoce como tú me conoces quieres poseer mi tristeza melancólica de niño hombre extraviado pero no la carnalidad incesante del oscuro macho amante fálico que tú crees desvió de la ruta y camina ciego por las ciénagas del desespero. Te duelen los espejos, el reflejo de tu silueta solitaria en los ventanales del castillo que dan al nocturno mar imaginario. Me duelen las memorias derrumbadas de esos dos crepúsculos mirando en inquietantes cucharitas las luces lejos de los barcos imaginarios. Crees que hablábamos idiomas distintos sin saber que nos comunicábamos por un lenguaje habitado de silencios, de sobrentendimientos, de mutuos miedos, no sabes que nos buscábamos desesperados pero siempre con incertidumbre, con peligro, con derrota (ii), que éramos mantis y fauno atrapados en la misma infinita oquedad del tiempo perdido.

Notas bibliográficas.-
(i) Lamentación sobre el rey de Tiro. Ezequiel 28:18, (circa 598 a.C.).
“Con tus numerosas culpas, con tu comercio venal, profanaste tus santuarios.
Pero yo hago brotar de ti mismo el fuego que te devora.”
(ii) Two English Poems. Jorge Luis Borges (1934)
“I can give you my loneliness, my darkness, the
hunger of my heart; I am trying to bribe you
with uncertainty, with danger, with defeat.”

domingo, 29 de diciembre de 2013

PENSAR/SOÑAR/IMAGINAR/FANTASEAR


"En el proceso de la escritura la imaginación y la memoria se confunden." Adelaida García Morales.

Al final de día, tranquila e inmersa ya en tu noche, relajada, te recuestas totalmente desnuda sobre la cama y te cubres solo con la sábana, escuchando cierta música. Apagas la luz y te quedas un buen rato ahí en la oscuridad pensándome e imaginándome, imaginando mis ojos, mi mirada, esa que te puso nerviosa porque se metía dentro de ti, imagíname ahí presente, mirándote como hombre. Cuando ya hayas visualizado bien mis ojos en ti, echas la sábana hacía atrás y así expuesta imaginas que yo estoy ahí sentado desnudo a los pies de tu lecho en medio de tu misma oscuridad, y vas sintiendo como mi mirada de macho excitado va recorriendo tu cuerpo a lo largo y a lo ancho, sube por tus piernas, tus muslos, se clava por momentos en tu sexo, en tus vellos púbicos, sube por tu vientre, se hunde levemente en tu ombliguito, sube hacia tus pechos, surca su tibio canalillo hasta tu cuello, hasta tu boca entreabierta, con tu lengua humedeces tus labios incitándome coqueta y exhibicionista, sientes que mis ojos se devuelven lentamente acariciándote hasta anidar en tu vulva y ahí se quedan atrapados entre esos ensortijados vellos y esos ya húmedos pétalos, llevas tu manos ahí con un pudor lúdico e insinuante a la vez, sabes que me estoy masturbando en medio de esa caldeada oscuridad, alcanzas a escuchar mis leves quejidos, mis susurros alentándote a más y comienzas a masturbarte, tus dedos surcan, punzan, se mueven en breves círculos sobre tu clítoris, tu mano presiona y rota sobre tu Monte de Venus, el movimiento del lecho delata mi masturbación agitada, lujuriosa, en la escasa penumbra me imaginas ahí de pie mi mano sobajeando mi miembro erecto, mis ojos en ti abarcando tu cuerpo incendiado, siguiendo el ritmo voraz de tu mano en tu sexo, de pronto imaginas mi lengua caliente y ensalivada escurriéndose por entre tus dedos hasta lamer punzar chupetear tu vulva clítoris, imaginas, sientes, gozas, te retuerces anegada por el más puro placer que tú misma haces florecer en ti asistida por mi lengua lamedora, cuando ya estas al borde del orgasmo lanzas un grito y te dejas perder hundir ahogar sucumbir en los oleajes orgásmicos, entonces siente imaginas una densa leche miel que escurre por tus piernas. Después, mañana, debes volverás a imaginar y sentir las sensaciones y las emociones, tu recato violentado y mi tímido desparpajo, la convergencia, imaginada, de mi voyerismo onanista y tu imaginado exhibicionismo onanista. Así sea. 

INSOÑADOS


"Estamos hechos de la misma materia que los sueños.” La tempestad, W. Shakespeare.

No me soñás, no te sueño, somos dos patéticos y pírricos vencedores de nuestros deseos vagabundos, sedientos de los néctares escanciados en la otra piel derramados, hambrientos de las carnales sensaciones que nos iban devorando por los días. Te imagino una y otra vez con una blusa de arabescos blancos y negros, fumando, con un pañuelo de seda al cuello, de tacos altos, de mentón levantado y uñas bien pintadas, distante, perfumada y con el rostro muy serio, es solo en la noche, en los sueños que he perdido, cuando te veo como las malas costumbres mandan, y es ahí, en esa nocturnidad silenciosa que siento que me apabullas, me violentas, me abusas, que me hacer sentir como un macho niño embobado en una pasión incomprensible. Ya no me soñás, ya no te sueño, somos dos patéticos perdedores vencidos por la miseria de lo cotidiano, por las doscientas noventa leguas que nos separan invencibles, por la certidumbre dolorosa de la imposibilidad de la tarde donde nuestros deseos irían verter sus íntimos licores devorando la impalpable consistencia de ese día. Te imagino una y otra vez sobre el lecho, desnuda anhelante de mi boca obscena, de mis labios invasores, de mi lengua pervertida, de mis manos untadas en ti, de mis dedos enredados en la selva oscura de tu pubis, de mi miembro urgido por navegar en las corrientes estremecedoras de tu vulva. Ya no me soñás lamiendo tu cuerpo de pebeta linda con los desparpajos de la lujuria, escarbando la perturbadora tibieza de tus axilas o la incestuosa calidez de las medialunas bajo tus pechos, sorbiendo una a una las gotas de tu sudor, bebiendo hasta la ebriedad del éxtasis los densos fluidos de tu sexo. Te imagino sin soñarme atrapada en los fragmentos quebrados del hechizo, a veces llorando del mal de amor, otras mirando las lluvias que no llegan por la ventana de siempre, vacía de mí y de todo, extranjera en tus propios dominios de gata encelada, solemne en la dignidad virginal de tu martirio.   

sábado, 28 de diciembre de 2013

VORAGINE, RASTROJOS, HOJAS SECAS


“Somos adictivos a todas las cosas que nos producen placer”, H. Maturana.

Traspapelados, no veremos las luces de los barcos ni como se va difuminando el horizonte terrestre convirtiéndose por magias de fauno en un lejano nocturno marino, no estaré ahí contigo juntos muy juntos asomados a la ventana silenciosos ante ese paisaje de mar de noche que solo existe para el nosotros, tampoco para escuchar llover de verdad en medio la madrugada aun oscura. He perdido el fetiche de tus risitas en aquellas sensualidades previas que se me quedaron sin decodificar, perdí los mojitos y los besos, y el misterio extenso de tu piel cuando cierras los ojos. Perdimos también el haber vivido el encanto la lluvia del sur, esas lluvias fabulosas, a cantaros, donde todos los verdes resplandecen, la lluvia sobre el estero, sobre el río, los pájaros ateridos escondidos en los follajes, las nostalgias que salen a cabalgar apocalípticas por los campos desolados de los recuerdos de las memorias, los pastos en sus verdores atrapando las lluvias en sus pequeños cristales. Pero ya no hay salida, debemos asumir que el destino cumpla lo que ya estaba escrito. Tú perdiste la instancia de cerrar tus ojos deseándome en tus largas noches sin sueño en una tormenta de celaciones y deseos, yo perdí el exquisito espectáculo del sudor escurriendo en tu piel anegada, por tu cuerpo desnudo de estatua pudorosa, de esfinge beata, perdí el verte alguna vez con ropa interior sexy o atrevida, con medias y tacos muy altos, en negro o en rojo, siempre recostada en tu lecho como una Cleopatra asustada en las penumbras de los verdes cortinajes. Yo perdí el sabor vedado de tu sexo, el gusto a hierbabuena de tu boca, el dejo voluptuoso de tu piel lamida con fruición en los atardeceres del destiempo, tú perdiste una voz que te incitaba al pecado sin decirlo, mi aliento quemante en tu cuello, en tu oreja o en tu pezón, sensibilizando tu reticencia y tus miedos. Ahora en el destierro o el autoexilio creo que todo fue una amorosa exploración virtual por el mísero mundo real, un buscar asombrados donde terminaban los sueños y comenzaba la realidad, así confundidos quizá fuimos otros, un arcángel abortado, una condesa velada, pero en fin, nos quedaremos sabiendo que bien valió el intento.

CIBERSEXO


…la sed de algo dulce y de algo sabroso de lenguas trabadas juguetonas de bocas abiertas que se comen una a la otra de manos impúdicas piernas entrelazadas roces restriegos de sentir la sensualidad en el cuerpo en la mente abarcando todo me gusta me enciende me incita me excita en este instante eres mía lo sabes te poseo ahí en tu propio lecho siénteme solo siénteme siente mis manos mi boca mis dedos mi piel todo en ti y déjate ser en mí como te deseo calladito siento tu mano acá para que tu sientas mis dedos ahí así suaves e impúdicos sí estoy ahí, en ti que sensaciones que intensidad de ser ahí y tu acá también tu mano acá me hace sentir mis dedos te socavan unto mi dedo ahí y lo chupo para saborearte ahora siente mi lengua ahí mi lengua lamiendo punzando ese botoncito hurgando tu humedad te lamo lento y suave vertical y sediento siente siénteme huye hacia mí mi lengua te penetra te abre la flor y bebe su néctar roza esos pétalos, chupetea tu botoncito estoy muy erecto ya casi no aguanto es tu mano acá en ti en tu sexo mi boca en tu boca tu mano en mi miembro y yo a ti que delicia sentirnos así ya no aguanto de verdad somos una locura que rico sentirse así ya acaba en mi boca, dame tu orgasmo dámelo mi lengua te urge te lame te chupetea tu vulva mojada así dámelo no pienses solo siénteme ahí si así dame tu orgasmo dame tus jugos dame tu sexo si estoy ahí eres mía te poseo entera si tuyo así ríndete a mi entrégate entera a mi si así ya viene ah eyaculo ah que locura mas maravillosa más que real la realidad no es tan intensa ven acurrúcate acá conmigo déjame abrazarte y acariciar tu pelo darte besitos tiernos para inundarnos ahora de ternuras y quedarme ahí a tu lado como un gatito de peluche…

ASEDIO Y CALENTURA


Como gato de conventillo merodeó silencioso sin atreverse a irrumpir sin advertencia ni coartada hasta que su sangre en celo venció su indefensa voluntad. Golpeó la desvencijada puerta con el temor de la inminencia, tímido y asustado, ella le abrió sonriente vestida solo con una bata larga de pequeñas florcitas amarillas, el beso en la mejilla y ese cuerpo maduro rozando el suyo confirmaron sus pervertidos deseos, la supo desnuda bajo la delgada tela, miró la pálida piel que dejaba ver el escote, un seno que imagino tibio asomaba casi hasta el pezón negado aun a los goces del voyerista vicioso e insistente. Lo hizo pasar a la penumbra del cuarto y se recostó en su cama cubriéndose, aunque él notó que no era por decoroso recato sino por simple comodidad, se sentó en una silla a los pies del lecho algo revuelto. La charla fue lentamente derivando bajo su planificada orientación al erotismo, a la masturbación, ella reía alegre y quizá coqueta, surgieron confesiones íntimas o secretas, nueve años ya no fueron barrera ni límite ni tabú, la penumbra acrecentaba el ámbito de confidencias, de ese juego inquietante de macho solo y hembra sola escondido en un coqueteo tan sutil que era como que no eran ellos y eran otros en otro sitio y en otra época, pero en el mismo barrio años atrás. Ella acostada en su lecho cubierta con el edredón hasta más arriba de sus pechos gesticulaba con sus manos de dedos largos y elegantes, diva de antigua hermosura o doncella de pernada o incitante concubina, se iba dejando seducir siempre riendo, él sentado distante acechaba, acosaba, engatusaba lúdico y voraz. Caminaron por instantes sin llegar tocarse por el borde del lascivo abismo de las caricias impúdicas, del onanismo curioso, de la ya instaurada convergencia sexual, ambos sabiéndolo, ella rendida a ese macho extraño que la acorralaba con sus modales de caballero sonriente pero enmascarado, él ávido de esa mullida carne tan cerca que le ardía en las yemas de sus dedos. Con los deseos vivos y la imaginación ansiosa decidió esperar, quizás para que la consumación que ya sabía consensuada poseyera el descaro depravado de una sagrada ceremonia. Se acercó al lecho y se despidió con otro beso en la mejilla, ella aceptó sonriendo y con dos breves palabras la implícita postergación. Afuera la canícula del mediodía estaba ya a punto de derretir las piedras e iniciar el roce a fuego de los pastos resecos.

jueves, 26 de diciembre de 2013

FALSAS PIRAÑAS


Si estabas en el río de aguas zainas cuando vinieron las seudo pirañas y sentiste que te mordisqueaban las piernas, no, no eran ellas, era yo que te soñaba en la modorra calurosa de la siesta. Vos sabés que siempre nado entre las aguas turbias y pardas oculto en las arcillas y bajo las sombras fluctuantes de los camalotes, sabés que soy un sátiro pez carnívoro y espurio, lúbrico y monótono, de insaciables instintos primitivos que medra en los mullidos cuerpos de las sirenas, en sus tiernos pliegues y sus pudorosos rincones, en sus oquedades, en las intimidades húmedas y abiertas de sus cauces florales, en sus perfumados canalillos y en sus uñas de gatas furiosas. Me trajo el río sumergido desde el pantanal de tu silencio arrastrado por el sabor a hembra de ti en sus aguas que se esparció por la cuenca de junglas y humedales despertando a los machos dormidos en las arenas de cuarzos y esmeraldas ebrios de orquídeas y magnolias pero sedientos siempre de tu saliva embancada en los besos de la noche sin luna que dejaste perdida de tus manos. Te vi anegada inconclusa perentoria y surqué desesperado la corriente atravesada tras la carnada viva de tus pechos y tus caderas, del aparejo pescador de tu olor que se curva y tensa cuando estás en celo y quedé atrapado en la red de tu piel desnuda entre los inocentes surubíes y el espejismo de los dorados. Entonces, así enganchado en el dulce anzuelo de tu presencia alcancé a lamer morder tus piernas embebidas de las aguas incesantes y pude justificarme en la misteriosa migración que me trajo otra vez como silueta o sombra por el ancho río hasta vos.

VERGENCIAS DEL NOMADA


He buscado por los sueños y por los lechos, por las noches calurosas de mi verano, por las gramas en el atardecer, en las calles de feria y en los parques a la sombra, y no he vuelto a encontrar tus pechos palomas deseadas para hundirme en ellos y besarlos como los besaba macho y beber niño en sus pezones la savia que me disolvía en tus brazos para que tu boca me besara. He vuelto asustado hambriento de los desvaríos y los intentos a buscar la madreperla de tus muslos pálidos en sus carnales tersuras, tus nalgas suaves que calmaban mis manos en caricias, y la verticalidad húmeda y florecida de tu vulva nido donde bebía el sumo de tu cuerpo incendiado incendiándome en su más íntima densidad sexual. Yo vengo otra vez sigiloso y cansado de la vendimia otoñal que dejó la equivocada primavera anticipada, vengo a esconderme entre tus vellos púbicos al borde de la fuente donde habité tus deseos desatados, a incrustarme en los orígenes de tu saliva, tu sudor, tu sacramentales fluidos, vengo a deshacerme en cenizas o arcillas en tu boca labios lengua sexo, a no dejar que te duermas sin mi oscura y derramada pene-tración de fauno trashumante. Otros te acosaran con sus pasiones de renuncia y sus buenos modales, otros pronunciaran las palabras en almíbar y los verbos azucarados que deseas oír por engaño, temor o recato, yo seguiré dormido entre tus dulces senos mullidos, naufragado en la mojada flor abierta de tu pubis, aferrado a la geometría perversa de tus pies, al reverso secreto y virgen de tus codos, de tus axilas, de tus rodillas, tatuado en la inquietante piel de tu vientre y de tu espalda sin despertar nunca de tu sueño.

martes, 24 de diciembre de 2013

MAGIAS DEL FAUNO

Para las musas, involuntarias y perseguidas Yocastas

Las acecha desde las sinuosidades de su verbo recargado, las sigue y persigue por los jardines floridos y las arenas de mar y espumas, se introduce sigiloso en sus insomnios y desde ahí las habita con fervores olvidados en las cosas cotidianas, en los detalles caseros, en una silueta borrosa en el escaño de una plaza o un encuentro inesperado en plena calle, con las estatuas de los parques o con la pequeña lluvia inesperada que las sorprende sin paraguas pensándolo. Como un demonio embaucador las engaña con abalorios de falsos cristales de colores, las deslumbra con sortilegios de luna llena, las hipnotiza con las palabras de un barroco confuso e ilusorio. Las bifurca, las desasosiega, las decomisa para sus oscuros fines de pervertido voyeur, las fragmenta reduciéndolas a la voz o los ojos, a veces a sus solos labios sin sonrisa, y las enfrenta a sus espejos, a sus reflejos en las copas, en los charcos de sus inviernos o en los vidrios nostálgicos de los ventanales. Las hace imaginar posibles imposibles, las emociona con cercanías incrustadas de ausencias, de atardeceres, de lejanas luces de barcos anclados a la gira en una bahía inexistente, de lluvias inverosímiles en la mitad del estío. Como un arcángel castigado se hace el abandonado, el negado de afectos y de amores, el huachito incomprendido a veces linyera a veces ermitaño, el macho viejo urgido de vehementes pasiones insaciadas. Sigiloso las acosa entre tímido y cauteloso hasta que ingenuas le abren la puerta a los deseos que ellas guardan en sus cajitas de porcelana o madreperla y que atesoran como las mustias y fúnebres flores muertas enterradas entre las páginas de los antiguos libros de poemas que leyeron solo una vez y las dejaron para siempre soñando. Luego las enmudece, las abarca y las derrumba, las desflora dulcemente sin violencia y las violenta con delicados besos mordidos, con succiones insistentes, con lamidos íntimos e impúdicos, las descuartiza a pura mano viva sobre la piel incendiada sobre el lecho propio y entonces, consumada su voracidad de solitario fauno extraviado, las reconstruye con todas las ternuras posibles para que lo acurruquen maternales y sensuales como a un niño macho que viene huyendo de la siempre oscura lejanía de su bosque.

ROJOS DE ATARDECER


Rojos de besos, de la uñas de tus pies, el rojo breve en tu pubis, en la sedosa bata, en la dulce lujuria inicial de los besos con sabor de hierbabuena, manos que hurgan rozan acarician, labios bocas lenguas desatadas en una vorágine de deseos que se van consumando lento lentísimo atrapados entre el rojo y los ojos que se miran cómplices y excitados. Los dedos que rozan hunden giran en el vértice vórtice humecido deshojando abriendo los rosados pétalos de la flor escondida, el fervor de mi boca lengua en tu vulva descubierta bajo el rojo satinado, los ralos vellos atrapados por mis labios, tus quejidos y tus estremecimientos, tus manos en mi pelo para contener pudorosa pero sin querer ni por un instante apaciguar los salvajes lamidos de mi lengua, tu respiración sofocada en la porosidad del atardecer de los barcos, en la opacidad de las brasas del lecho ardiente, en la turbulencia enloquecida de los sentidos sensibilizados por la intensidad de todos los sabores. La tregua de mis labios enviciados en el rosa carnal de tu pezón dormido, abocados a su estremecida perdición incestuosa, el rojo sexy erótico impúdico, el rojo furioso incitante excitante exultante, el rojo absoluto del sexo florecido, el rojo brillante, sus reflejos iridiscentes sobre tu piel desnuda, el húmedo caracol que fue escribiendo sus verbos en el nácar de tus muslos, tu boca, tu mano, tus dedos atrapando mi virilidad sensible e inhiesta, los tímidos roces, su tierna manipulación y la delicada persuasión que me llevaron al derramado abismo del éxtasis. Todo fue delicioso, el mojito bebido en un íntimo boca a boca y que se esparce en tibias salivas por la arqueada geografía de los cuerpos sedientos, el chocolate menta en los besos siempre pocos, la camisola gris perla claro, el chocolate en su signo fálico y el mojito en su compartida simbología secreta, el camembert y el café que fueron cerrando la noche con la quietud del amor consumado. Nada había al azar sino solo nuestros deseos sin recatos desatados y algunas pequeñas perversiones. Aun así siguen pendientes el sumo de damasco bebido ahí en la párvula copa de tu ombligo y los besos en tu espalda, tus pies y tus axilas, el sensual conteo de tus pecas una a una en sus secretas constelaciones, y tu boca y tus manos y tu cuerpo entero en mí derramando sus castas ternuras y sus tímidas lujurias. Aun me queda tanto por recorrer en ti que alguien cuyo rostro abarcó tu rostro se soñará por muchas noches subsiguientes inserto en ese rojo embriagado de ti.

domingo, 22 de diciembre de 2013

SECUENCIA DEL DESEO

Maja semidesnuda bajo el blanco satinado esperando la fui besando con salvaje calma contenida para que se le fueran macerando los temores. La besé luego con el hambre feroz de un desolado ermitaño vencido y me besó succionante como una sedienta flor desesperada. La disgregué a besos vivos en pulidas piedras de cuarzos y hematitas hasta derrumbar la esfinge que la encarcelaba. Lamí bese su cuello explorando los sabores de su cuerpo liberado, y el lóbulo de su oreja buscando donde guardaba sus artes de hembra inmaculada. Mi mano se deslizo ascendente por la suave concheperla de sus muslos. Sentí el fuego escondido bajo su piel estremecida y me sometí a las urgencias de los deseos desatados. Alcanzó mi mano dedo el tímido paraíso vertical y hurgó rebuscando con delicadeza de caracol en celo la tibia joya de su clítoris. Froté insistente y tierno, vehemente y dulce, excitado, el botón floral donde convergían sus ansias de ser poseída. Su boca inquieta reflejaba en sus labios entreabiertos lengua embebida el goce que fluía subiendo como una lava quemante desde su vientre y se derramaba en besos y contenidos murmullos. Mi dedo aceleró los breves círculos sobre su carnal capullo y fui percibiendo el in crecendo de su placer desatado, sus íntimos estremecimientos y el salvaje revoloteo de mariposas liberadas. Nos besamos, nos miramos a los ojos, sonreímos felices, con la quietud voluptuosa del amor saciado. Iniciamos entonces los juegos de las pequeñas perversiones que florecen cuando la sensualidad se ha desbordado. Desnudó un pequeño pezón como una breve rosa rosada y en el fui macho niño besando lamiendo mamando alucinado en la incestuosa revelación. Vi en su pubis la oscura grama recortada que apuntaba como una erótica flecha de obsidiana al vértice vórtice que yo soñaba. Besé sus muslos deslumbrado por su miríada de tenues pecas y los ralos vellos de su pubis, con la sexual reverencia debida. Demoramos lo más posible la inevitable despedida y salí a la noche aun embaucado por sus magias de hembra sola, sus hechizos de mantis deliciosa, y sus nacientes embrujos de esfinge liberada.

sábado, 21 de diciembre de 2013

SABORES


Y fue en la boca de la noche que encontré tu saborcito enredados entre mis dedos, fue bajando del undécimo cielo cuando me di cuenta que persistías en mi piel incrustada como una pequeñita ternura de amor reinante. Y es que se fue soñando mi mano por el interior de tus mórbidos muslos tal como lo había soñado y tu boca reía hermosa ahí tan cerca que mi boca te besaba en el sabor de tu saliva y bebía de tu lengua incesante un delicioso gustillo a nostálgica hierbabuena. Y te soñé tan intensamente que te soñé en mi boca en mi mano, te soñé en blanco sedoso semidesnuda sobre tu lecho excitada y yo me soñé aun vestido excitado en tu lecho devorando tu cuerpo sediento con la lentísima hambre del lobo niño extraviado. Y cuando ya se encendían las luces de los barcos sin que las viéramos te fui observando de a pedacitos, por incitantes fragmentos, los ralos vellos oscuro de tu pubis, ese tímido pezón breve y rosadito como escondido donde fui macho niño naufragado, las pequitas de las piernas, los suaves muslos pálidos, tu ombligo copa dulce en cavidad vertida, y te saboreé a destajo por el interior de tu codo, por tu cuello y tu orejita en la intensidad del atardecer que aguardaba afuera para hacernos lúbricos cómplices nocturnos. Y fue quedando tu sabor adherido como un tatuaje que no se borrará nunca porque no está en los dedos ni en los labios sino en la memoria profunda de las cosas inolvidables junto con tu rostro de niña alucinada por lo que ibas sintiendo, por ese oleaje que te arrastró sin más a las arenas ardientes donde yo silencioso esperaba esa misteriosa felicidad que tuvo tu sabor aroma con su resabio de licor embriagante, y otra vez la noche iba cuajando de a poquito como no queriendo para no dejar que me escapara y yo calladito hacía como que no sabía y te seguía paladeando extasiado con tu sublime y eterno relente de lima azucarada. Y aun poseo tu sabor a mojito en la memoria sedienta de mis labios que te bebieron sorbo a sorbo insistentes porque no sé si te diste cuenta que no dejé escurrir agua por mis manos para que así te vinieras conmigo. Cierto que esperé tu mano reciproca pero tú ya andabas en el aire revoloteando entre las mariposas y el deseo. Y fue como si un fauno se metiera en tu cama mientras tú soñabas con un fauno angelical acariciándote en tu lecho y te entregabas a su sensual voluntad voluptuosa y te dejabas hacer sentir embobada en los ceremoniales del sexo que iba escurriendo lento lentísimo hasta ese quedarnos otra vez con más deseos que antes pero igual saciados.

jueves, 19 de diciembre de 2013

SEGURO QUE NO


Seguro ya no estás sola, seguro que ya tenés alguien que te acamale en tus caprichos milongueros, seguro que ya no necesitás a este linyera tristón para que te escriba de juegos fuegos y pasiones sin decantar ni censurar y te deje acompasadito latiendo el corazón, seguro que tu piel ya es estremecida por otra piel repetida y constante, seguro que vas y vienes contenta por los días noches como si el otario que te duerme fuera concho de un vino dulce y el mendigo una sombra fantasma tenue y congelada que duerme en los parques de los otoños perdidos, seguro que tu voz se me vuela ahora en los cristales de los palomares sin dejar ni un solo eco en las campanas del destierro. Pero también seguro que no te abren las piernas con la suavidad y delicadeza del amante dueño de tu sueño recurrente ni te acarician por el interior de los muslos buscando con ansiedades de macho solo la humedad caliente de tu fruta abierta, madura y olorosa a las veleidades de tus deseos, seguro que ni te besan los pechos con afán de huacho solitario desesperado por volver al útero primordial y volver a las tibiezas que jamás volvió a encontrar en sus extravíos de eterno penitente, seguro que no se aferran los otros labios a tus pezones como solía hacerlo el que dejaste botado en las orillas de tus atardeceres sonrientes ahora que ya tenés alguien que te acamale en tus caprichos milongueros, y te llevé canyengueando a los rincones oscuros de la bailanta de tu vida chiquitita para que no pienses en el mendigo patético y cabizbajo que duerme acurrucado sin vos en la puerta cerrada de tu casa mientras bebes y bebes el concho de ese vino dulce que te embriaga hasta hacer que te olvides de mí, del que sabe dejarte mejor que alguien nadie acompasadito latiendo el corazón.

domingo, 15 de diciembre de 2013

LA VIRGEN DE CALAMUCHITA


Que desperdicio, que bufonada del perro destino que no me deja ir a romper esa tu soledad y devorarte siniestro y enmascarado en el irrisorio descampado de tus noches de albas sábanas de convento, de tus fantasías desbordando el río lento del insomnio donde te vas hirviendo sin fuego, desmoronando abismo abajo por la piel sudorosa por un calor que nace desde el adentro de ti y surge hoguera vertiente lava cuando la medianoche inmaculada se te derrumba por el sueño del dormir sin sueños vivos lacerando tu cuerpo hasta el goce de la plenitud y la nocturna saciedad. Que inútiles tus piernas tus muslos tus mórbidos pechos tus labios sedientos tu vientre tu pubis inútil en su abandono de ególatra virgen esotérica sin el fervor de mis deseos persiguiendo erguidos la flor ociosa abierta en su íntima primavera esperando el zumbido del morocho moscardón que venga a succionar el néctar de tu embrujo para embriagarse de ti rumbeando hacía tu orgasmo en la noche cuajada de quejidos y manos voraces y ojos cerrados en el éxtasis perfumado de sexo del sigiloso jardín de los procaces susurros. Que derroche insensato de esa intranquila sensualidad insinuante, de esa voluptuosa coreografía imaginada en el retorcimiento kamasútrico de humo del cigarrillo boca arriba en el lecho buscando el origen del duelo carnal en los suburbios de tus más calientes alucinaciones. Que pérdida irreparable tu transitoria virginidad conventual sin salvaje violación de fauno invisible ni poética defloración de mustio amante atrapado en esta otra urgente soledad de vos.

INTRINCADAS / SENSACIONES


…tu mano a mi miembro con saña con ansias con furor masajea erecta lenta agrandando en tu mano tibia  juguetona mi verga erecta tensa dura sensible contenida para no eyacular ahí mismo  / el chijete de semen caliente el estremecimiento del clímax la eyaculación y tú a mi lado gozando como yo de esta masturbación mutua intensa compartida / mi mano a tu vulva con delicadeza con ansias con furor hurga dedea lenta húmeda en mi mano tibia juguetona tu sexo vertido sensible contenido para no florecer ahí mismo / el néctar escurre denso quemante el estremecimiento del orgasmo las contracciones y yo a tu lado gozando como tú de esta masturbación mutua intensa compartida / el miembro late entre tus dedos que lo masturban al mismo ritmo que mis dedos en tu vulva / los labios vúlvicos se abultan en mis dedos que los acarician al mismo ritmo que tu mano en mi falo / mi mano a tu vulva con delicadeza tu mano a mi miembro con saña con ansias con furor / el chijete de semen caliente / el néctar escurre denso / el estremecimiento del clímax la eyaculación el estremecimiento del orgasmo las contracciones / ambos juntos unidos trabados gozando la masturbación mutua intensa deliciosamente compartida / el silencio acesante la saciedad la ternura / la carnal devoción del goce destello cuando ya no estamos solos / la mano a tu vulva la mano a mi miembro saña furor semen caliente denso néctar estremecimientos eyaculación contracciones trabados en la mutua masturbación el silencio la saciedad la ternura la devoción goce destello y ya no estamos solos...

sábado, 14 de diciembre de 2013

EROS PLUVIALIS


Lloverá más temprano que tarde y volveré a sentir la brisa marina, el sabor de tu piel, del lóbulo de tu orejita mientras estamos ahí en cucharitas descubriéndonos poco a poco, intensamente, sintiendo esos revoloteos íntimos de íntimas maripositas en su desatada sensualidad, la imaginación que se desborda, escurre y se derrama, mi boca buscando tus incitaciones, lamiendo tus incertidumbres, besando milimétricamente tu piel, dejándose llevar raptar atrapar, mis labios marcando las guaridas del deseo, los cuerpos fusionados a fuego, com-pene-trados en carnes vivas, las manos contenidas en la orilla del río de lavas ardientes, viviendo las sensaciones iniciales de la posesión, del abarcamiento pleno, absoluto, en la búsqueda instintiva de la consumación demorada en los juegos previos del ventanal que da al imaginario mar nocturno, mi lengua surgiendo en tus íntimos senderos y vagando deleitosa embebida en ti, mi lengua reptil ensalivado incitando excitando tus escondidas locuras, estremeciéndote de goces insensatos, de placeres impúdicos, sintiendo tu calor, tu cercanía sensual, porque yo ya te habito lluvioso escondido en ti, en tus insomnios, en tus deseos, en tus ansias de ser tú en la densidad incendiada de ti misma, en tu lecho que arde sin llamas sino en brasas imposibles, siendo en ti un goloso que solo quiere restregarse entre tus piernas como gatito alzado y solo lamerlas enviciado a la espera del día de lluvia no lejano cuando te degustaré con toda calma, de a poquito para saborearte con la lenta pasión de un sibarita, para conocer todos tus aromas y sabores, los más íntimos y los más expuestos, y te morderé con calma, y beberé cada uno de los sumos frutales de tu cuerpo en su cuenco; así que ya sabes, no me tientes que voy ahorita mismo y te como sin azúcar ni cuchara, a puros mordiscos y ahí te quiero ver con tus risitas nerviosas mientras te como con la mano enterita con la voracidad furiosa de un vagabundo hambriento hasta que tus jugos escurran por las comisuras de mi boca y nos despeñemos acoplados como bestias salvajes en el desenfrenado abismo del sueño de la lluvia pendiente.

jueves, 12 de diciembre de 2013

SACRAMENTAL


No hay destino, solo existe lo que hacemos. T.

Busco la silueta de tu cuerpo desnudo en las penumbras de mi memoria tu boca que besa lame besa succiona besa y sigue besándome desde un cercano pasado donde poseía sus labios su verbo su lengua sus palabras y sus salivas en la tibia humedad de las noches en hoguera. Busco tus manos acariciando los paisajes de mi cuerpo aferrando al ídolo en tus lujurias de ojos cerrados tus manos en mi en ti en nosotros surcando deslizándose abriendo apretando busco tus deseos esparcidos por la madrugada por la grama verde y fresca de las mañanas tus lubricas ansias intestadas las veleidades de tus celos hirientes y tus eróticos oleajes de furias desatadas en obscenas impiedades en sensuales fervores en carnales emanaciones. Busco más allá de tus muslos de tus pechos de tus pies dedo a dedo de tu vientre ardiente de tu pubis enselvado más allá de tus ausencias silenciosas de tu quietud observante y majestuosa de la pena de no volver a poseer tus quejidos tus susurros tu voz quebrada por la libido derramada. Busco la consumación inconclusa la vendimia de tus néctares gota a gota el secreto que incita dilata tu flor sureña la sinuosa certeza de ser tu amo y señor sobre las brillantes ancas de la potranca salvaje. Busco inquietarte aunque te escondas en la triste unción de inalcanzable deseada desaparecida.

martes, 10 de diciembre de 2013

A BOCAMANO


Que silencio el de tu boca que no irrumpe en su voracidad succionante, en su hambre tragona, en su lengua lamedora y buscona por los entornos del sitio que demarca la virilidad acechante anhelante erguida en su voraz incendio de deseos leña hoguera yesca que solo apagará tu saliva derramada escurriendo sobre mi piel incinerada. Que inmovilidad la de tu mano que no irrumpe en su suavidad acariciante, en su sigiloso afán posesivo de delicada gata mimosa, en su acortar distancias hurgando buscando explorando los rincones del bajovientre incitando excitando los entornos impúdicos donde se yergue el ansia fálica del fauno poseído por el embrujo lúbrico de poseerte así en descampado. Que enmudecida está tu boca sin buscarme voluptuosa y sedienta en los entresijos del sin besar al borde del abismo de dejarse llevar por los puros instintos y que se cumpla el destino que la llevó a la instancia no sucedida. Que quieta está tu mano sin escarbar la selva blanquinegra que huele a macho acechando en el trasiego de tu danza de ninfa inquieta que se fuga y huye y escapa con la piel impura en la desolación de la noche insomnio soñando las lujurias de la lluvia. Que ajenas tu boca mano sino agreden mi timidez de niño solo con el desparpajo de la esfinge quieta y silenciosa que espera como una peligrosa mantis fulminante los mismos indicios que yo espero asustado en la dulce nocturnidad de las luces de los lejanos barcos a la gira.

sábado, 7 de diciembre de 2013

PERFECTO IMAGINARIO LLUVIOSO


“Es por la piel secreta, secretamente abierta, invisiblemente entreabierta,”
Mano entregada. Vicente Aleixandre.

Soñé que llovía a cantaros y yo buscaba refugio en un altísimo castillo desde donde se veía el mar y las luces lejos de los barcos a la gira en la rada de un mar que iba perdiendo su horizonte acaecido por la noche, y yo te besaba por detrás de tu cuello y tu te reías nerviosa, bebíamos mojitos y nos reíamos como si todo el ayer hubiera sido nuestro, creo que tu me besabas, pero de eso no estoy tan seguro porque en esos instante de delicadas epifanías el nervioso ya era yo. Fue por las sombras por la dulce penumbra sinluces (sic) que vinieron de tu mano boca beso los besos azucarados con sabor a ron, a lima y a menta, a aguas de furiosas vertientes minerales y a tus labios. Tu boca encontró mi boca besándote mis manos en tu pelo y se vinieron los tímidos besitos como jugando a ser otros, los lentos y largos lamidos por tu brazo, las acurrucadas niño huachito en tus brazos de esfinge maternal, el eterno beso por detrás de tu cuello mirando los barcos en sus luces, tu cuerpo inquieto apegadito al mío, mi lengua en tu orejita buscando su lóbulo entre tu pelo revuelto, la puntita de mi lengua cuando te besé lamí ahí bajo tu cuello, en el borde del escote allí donde estuvo el collar dorado de reina egipcia y donde conocí al fin el sabor secreto de tu piel entera, y en el después cuando te seguí besando tu boca para que no escaparan las maripositas que te hacían cosquillas y se quedaran revoloteando entre tu cuerpo y el mío también inquieto. Soñé que imaginaba o me imaginé soñando vertido en tu alto destierro de maravillosos paisajes ficticios, en el tierno autoexilio que buscaste huyendo de las memorias dormidas de tu mustio pasado ahora embodegado para que yo sea el primero en ti en todo, para ir descubriendo conmigo todo lo perdido, los secretos de una geología personal, los apuntes esenciales que guardan los rastros de los olvidados amores de pirata, las miradas cómplices en el trasiego del atardecer que iba entrando en la primera noche perturbada. Lucecitas de colores se descolgaban brillantes de las ventanas de enfrente, mas lejos un navío fantasma atracado en un puerto invisible titilaba avisándote que no te confíes porque todavía no termino de besarte, que me falta el rito del sumo de damasco bebido en el cuenco de tu ombligo, tu espalda acariciada con el vicio ciego del geómetra, el ceremonial de consumación entre las satinadas sábanas gris perla oscuro mientras los pequeños botes de pesca en la ilusoria bahía de tu nocturno marino celebran los estragos del amor con la fanfarria de sus luces rojas y un gato incorpóreo maúlla sorpresivo e impuro en la amorosa quietud de la cercana despedida. La luna era un alfanje de bruñida plata casi a ras del suelo sujeta con alfileres invisibles en los techos pobres de acá abajo cuando descendí de ese tu cielo a las calles anchas y solitarias de otra noche donde aun quedaban los pequeños charcos de la lluvia recién soñada imaginada pensando ya en el próximo aguacero.

jueves, 5 de diciembre de 2013

CONTINUIDAD/DEL/SILENCIO


“Il n'est pas bon de penser à toi comme poulain et de me laisser seule dans les plaines de mon silence”. Cassandre Séquèier.

Solo te beso desde mi lejos aun en tu silencio hurgo en tu cuerpo para desnudar también tu voz para abrir los dulces y húmedos pétalos de tu sexo para succionar los botones florales de tus pezones para encopar tus senos y ser entre ellos un niño asustado / deslizo mi piel en tu piel como una ola de lava ardiente para embeberte de mi de mis sudores de mi néctar urgente surco tu surco mío como una vorágine de dureza carnal / anego tu boca de mi lengua de mi saliva de mi mismo te enmudezco de besos recorro tu silencio tus muslos tus piernas tu voracidad insaciada de mí tu fruto maduro de miel abierta tus delicadas impudicias / yo voy por ti abarcando mordiendo sumiéndome en tu rosa carne de mis deseos delirios surjo vertiente endurecida entre en ti derramo y sueño inserto en la cálida densa agua salada de tu misterio / resbalo mi mano y boca por tus nalgas de tibio alabastro surco hundo limbo o paraíso infierno donde las ansias habitan en su intensidad pecadora bebo en el cuenco de tu ombligo tus sudores de hembra hambrienta los sexuales brebajes de tus insomnios bebo de tu boca tu saliva hasta la ebriedad viril de un fauno en celo cabalgo potro erguido inhiesto sobre la grama de tu cuerpo rendido en el silencio de tu silencio.

VENGO


Vengo a hacer en ti con mis manos lo que noche atrás hiciste tú en ti con tu propia mano incendiando las penumbras y sus recelos de endurecido miembro cercando la medianoche de tu vertiente abierta. Vengo con la lluvia en nocturno y sorpresiva que tú hiciste llover a contramano de los climas y las certezas desérticas de orillas de mar. Vengo del nublado mañanero sobre el mar quieto de gaviotas incesantes y tardos pelícanos, a pesar de tus armas bajo el lecho, de tu voz anoche en lejos de lejos tu risa nerviosa y tus silencios inquietantes. Vengo de los minerales a flor de tierra, de los roqueríos entre los desiertos amarillos y las playas blancas. Vengo de tu noche húmeda y acá derramada, de las penumbras allá en tu altura y de las penumbras acá frente a la bahía de los piratas de mares equivocados, de las grandes flores anaranjadas de un hibiscus estallado en tu honor hirviente y en tu gloria de armada hembra esquiva. Vengo de los azules trenes metaleros detenidos en los rieles contenidos en las duras hierbas de las planicies costeras de tus inhabitados lugares. Vengo saciado de tus mis manos en tu mi cuerpos desnudos sobre el lecho de armas y el lecho de mar ajeno, de quejidos, de mis susurros, de las dos masturbaciones, recatado orgasmo y desatada eyaculación, en mitad de la nocturnidad incandescente para volver a saciarnos en los ritos de los deseos de una copula que rompe inunda consuma viola la distancia que traspasan las tus mis manos conferidas. 

domingo, 1 de diciembre de 2013

SUAVELENTOINTENSO (Topologías de ti)


Un día, de lluvia, te voy a poseer con los ojos y ahí recién sabrás quien soy, solo ahí, con los ojos, y beberé un sorbo de ti para paladear tus deseos sin tocarlos, y te seguiré sorbiendo sorbo a sorbo como un vicio imperioso, necesario, imprescindible, sentirás entonces que suavelentointenso te irán apareciendo las maripositas cada vez más revoloteadotas porque son las yemas de mis dedos, mis labios, la puntita de mi lengua que te recorren lujuriosas y sabrás que ya soy dueño absoluto de tu piel hacia adentro porque lo que hay afuera del nosotros no me importa, y luego besaré tus manos subiendo hasta la parte interior del codo ida y vuelta, besaré y lameré una y otra vez hasta diluir en mí esa gotita de parfum que te habrás puesto en las muñecas para vivir en carne propia la posesión y la intensidad y te llevaré y traeré dormida como en un tango copula consumación, me sentirás en tu piel rozando besando lamiendo circulando y deslizándome por tus brazos desnudos, mientras atrapo cada partícula tuya para ponerla en mi boca, ensalivarla y volver a ponerla en ti y así vayas siendo mía de a poquito, completamente mía, dejándote fluir, sintiéndome ahí bajo las sabanas para que puedas hacer como que no estoy y dejarte fragmentar en dulces pedacitos y te pueda poseer partícula a partícula en la lenta intensidad de esa tarde de lluvia, o pensándolo bien quizá no será necesario esperar las lluvias porque a veces llueve solo en el corazón en tormenta, en el alma cuando esta nublada y en la carne trémula cuando esta encendida, y pueda decidir antes donde te pongo, saber como te abarco entera, aunque seas alérgica a mi perfume, a mi saliva, a mi sudor, a mi olor natural y a mis savias elementales y vaya dejando una marca donde te bese o lama tanteando lo que te gusta y lo que no, como explorando suavelentointenso los derroteros de tu cuerpo, compenetrándonos sin limites pero buscando el placer del otro, sin apuros, con delicadezas de amantes eternos hasta que me digas tu rendición calladita al oído y yo te siga besando hasta hacerte llorar bendiciendo la lluvia.

sábado, 30 de noviembre de 2013

VERGENCIAS


“Pienso en tu sexo.
Simplificado el corazón, pienso en tu sexo,
ante el hijar maduro del día.”
Pienso en tu sexo... César Vallejo

Siempre te me escapas, huyes de mis deseos, solo te alcanzo en los sueños, entre las sábanas que arden con tu fuego, allí mis manos pueden tocarte, acariciarte con la furia de mis ansias, allí eres mía, poseída y amada, allí derramo en ti la vertiginosa materia de mi carne palpitante. Siempre te fugas hacia el silencio, hacia la ausencia y la desaparición, pero yo voy más allá de tus celos, de tus pudores, de tus contenciones y te hago naufragar en mis impudicias de macho potro, te abarco esclava y doncella, te socavo y penetro, no hay lugar donde no pueda imaginarte, donde no pueda succionar tus pezones, donde el ídolo no pueda abrir los pétalos de tu sexo y hundirse en la consumación del amar, no hay sitio donde te puedas esconder de mis voluptuosas insistencias porque te cabalgo y abuso hasta en los hondos silencios de tus palabras. Solo te alcanzo en los sueños, entre las sabanas que arden con tu fuego, allí mis manos pueden tocarte, acariciarte con la furia de mis ansias, allí eres mía, poseída y amada, allí derramo la materia de mi carne palpitante, yo te hago naufragar en mis impudicias de macho potro, te abarco esclava y doncella, te socavo y penetro, no hay lugar donde no pueda succionar tus pezones, donde el ídolo no pueda abrir los pétalos de tu sexo y hundirse en voluptuosas insistencias hasta los hondos silencios de tus palabras. Te escapas, huyes de mis manos, de la furia de mis ansias, te fugas hacia el silencio, la ausencia y la desaparición, pero yo te hago naufragar en mis impudicias de macho, te abarco, te socavo y penetro, no hay lugar donde no pueda imaginarte, donde no pueda abrir los pétalos de tu sexo y hundirme en los silencios de tus palabras.

EN UNA PALABRA


Cerrada la puerta ahora solo nos queda la lluvia, solo la lluvia, esa vigencia de otoño o de pleno invierno, los charcos, las nostalgias, la calles de la noche con sus reflejos de colores y luces. No te dejaste ver hoy, te me negaste, tus manos tu voz me fueron negadas, fijaste distancia límite muros, definiste el contorno del paraíso prohibido, bloqueaste mi necesidad imperiosa de verte, ahora solo nos queda la lluvia más allá del estío ya entrado el otoño después de la vendimia, y esperemos que así sea, sino será más allá del abril anochecido en un día distinto que aun no está en el calendario. Solo necesitaba tu cuerpo ansioso, tu cuerpo desordenado por los deseos, nada más, solo tu piel pulsando ansiosa bajo tus miedos, tu boca esperando beso, saliva, los dientes que morderán tus labios. Iba por el pistilo y los estambres de tu alta flor secreta, intocable, por sus pétalos aun en capullo, solo quería tocar tus manos, quedarme a tu lado a la distancia de un suspiro, de un leve quejido, de una mirada cómplice que propaga su incendio por las pasiones contenidas, porque las cosa que importan se viven como vengan, a como de lugar, nunca cerrando la puerta, pero ahora será para las lluvias si es que llueve, o para el vago atardecer que aun no comienza a teñirse de rubores y arreboles. Te me negaste así sin más, no era la hora. Y me quedé paralizado, como cuando debí abandonar el jardín de mi madre, el de los nardos de diciembre, de las dalias púrpuras, de su silencio maternal y comprensivo, me quedé entumecido, desolado y asustado, en una sola palabra; estoy cansadotristederrotado.

viernes, 29 de noviembre de 2013

INTIMA GEOMETRIA SOBRE TI


Acostada de bruces, boquita abajo sobre el lecho, sobre sábanas de oscuro gris perla iridiscente, relajada, el rostro vuelto hacía el lado donde no está mi rostro como si yo no existiera, la mano acaricia tu pelo, lo revuelve, lo enreda, la mano roza tu cuello, lo acaricia, lo abarca con suavidad de maripositas en su tibieza de mármol soleado, escurre sobre ese mágico cilindro, siente los latidos sumergidos de tu corazón asustado, la mano, y sigue el derrotero sur de tu espalda, el desnudo territorio pálido como un vasto desierto de tenues madreperlas y violentos ónices escondidos, la mano toca, busca, roza, la mano descubre el inicio de las veinticuatro perlas sumergidas e inicia el conteo de las horas, las primeras, las pequeñas y delicadas cervicales, una a  una, rozando, acariciando con la yema en breves círculos, bajando, una a una, rosario, ábaco, collar vertical fundido atrapado en tu piel carne, desgranando, la mano dedo yema bajando en ese archipiélago oculto, soterrado, luego las torácicas, delicadas facetas articulares, las fositas costales, una a una, con suavidad de agrimensor egipcio encendido extraviado en la hilera de pequeñas dunas, y ahí las dos curvas, concavidad y convexidad cruzadas, valle y colina atravesados en una geometría no euclidiana, hiperbólica, donde por un punto, la yema de mi dedo en tu piel, en un plano, la superficie deseada de tu espalda, pueden pasar dos paralelas, a contrapelo del quinto postulado del griego misterios, generando las sagradas topologías de la montura lobachevskiana con la misma forma del entero universo, verso, beso, la mano, solo la mano, el dedo, su yema trazando sintiendo los estremecimientos y quejidos de tus deseos bajo el embrujo del irreverente geómetra que te posee dibujando sensuales líneas imaginarias en las tibias arenas de tu cuerpo desnudo sobre las sábanas de oscuro gris perla iridiscente.

domingo, 24 de noviembre de 2013

A POR TU BOCA


“hago nacer cada vez la boca que deseo” (i)

Voy a por tu boca, a morderla, besarla, abarcarla con mi boca, penetrarla con mi lengua, sorberla, ensalivarla, beberla, succionarla, voy a por tus labios, a morderlos, besarlos, abarcarlos con mi boca, abrirlos y lamerlos con mi lengua, sorberlos, ensalivarlos, succionarlos, y beber en ellos tu saliva, voy a besarte hasta ahogarte de besos intensos, largos, sin tiempo ni final, besos mordisqueados, húmedos, de roces y inserciones linguales, besos chiquitos de niño tierno y besos grandes de macho salvaje, de besos antológicos que se queden ardiendo en tus labios, quemantes y dolorosos en su ansiedad sexual, que permanezcan por horas atrapados entre las comisuras de tu boca, que sigan titilando como maripositas en su sensualidad lenta e intensa por el borde de tus labios hasta volverse brasas incrustadas y después cenizas que marquen los sitios por donde anduvo mi boca besando tu boca, voy a acosar, acechar, violentar, violar tus labios hasta rendirte a los míos e invadir tus dientes con los míos y mascarnos entre el tintineo del entrechocar de los marfiles desesperados, insistentes y perseverantes como furias de rompientes, voy a embriagarme de tu saliva y vagar ebrio de ti por tus encías, voy a deambular borracho de tus besos resbalando por la lisura húmeda de tu paladar, voy a comerme tu boca con besos anchos y perversos, a degustar su carne viva con el hambre exultante de un fauno insaciable, voy a vagabundear extasiado en ese espacio previo de tu voz, tu lenguaje y tu sonrisa, voy a merodear empapado de ti por toda tu cavidad bucal en búsqueda de los elementales orígenes de tu fascinante oralidad desatada.

(i) Rayuela. Capítulo 7. Julio Cortazar.
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

sábado, 23 de noviembre de 2013

EL MARMOL DE LA MAÑANA


Te busco en la madrugada, en sus clandestinidades, oculto, invisible, para que dejes de pensar y solo sientas, para que dejes de ser y te sueltes hundida en mis brazos, para que sueñes imagines que vuelas suavemente, que te deslizas por sobre la realidad, que te meces en las tibias aguas de la ensoñación, y así me gustas, tranquilita relajada soñando, me gustas gatita, solita y tierna, sintiendo sensaciones y emociones como maripositas delicadas y juguetonas y de muchos colores, que las sientas por dentro y por afuera chispeantes rozando acariciando sensuales despertando tu piel de su largo sueño contenido. Quiero que sientas estos mis deseos intensos incontenibles punzantes, que sientas que estoy ahí tocándote levemente para desesperarte, para que juntes tus piernas ansiosa y temerosa, para que te asustes voluptuosa, para que se entreabran tus labios y tu lengua los humedezca, para que sientas como mis manos suaves tímidas inquietas se queman en tu piel incandescente, en la suavidad delicada del interior de tus muslos, para que sientas mi boca lengua labios embelesados por el borde orilla del jardín oloroso a tu miel desbordada. Navego en ti, entre ti, perdido en tu cuerpo, te siento aquí, acaricio tu pelo, beso tu boquita. (Y mi voz te estremece entre el asombro y la mañana nublada que la inserta incrusta en los intersticios de tus deseos, escucho tu voz, tu risa nerviosa, tus quejidos, tu pequeña vergüenza de estar ahí así conmigo murmurando susurrando, te urges urgiéndome, las manos se confunden, tuya o mía, ya no importa, las voces se quiebran como rojos cristales o azogues vertiginosos, se te viene como un oleaje un suspiro de orgasmo, me derramo arrastrado por entre tus espumas, la mañana nos adormece en un espejismo de maripositas de colores. Volvemos lentamente del paraíso, tomados de la mano, silenciosos, saciados, abrazados y felices). La mañana sigue sucediendo y me quedo pensándote, asustado, ahora temo a todo, a perderte de súbito, a que desaparezcas en medio de tus furias y me dejes gris, opaco, penumbroso: Quiero que me imagines en tu mesita de velador como una estatuilla tallada en suave mármol con el desparpajo del fauno ebrio laxo dormido de Barberini para que no haya mañana en que no esté ahí, en ti, entre ti.

viernes, 22 de noviembre de 2013

DUERMES AHORA


“Yo busqué en ti la flor y el espanto”. Varelio, Summa Atica, XI.

Dormirás escondida entre las sábanas tibias de ti que te rozan como si fueran mis manos desatadas abarcando la penumbra donde buscas intranquila la piel del demonio que te susurró la demencia de lo que puede ser, la perturbadora sensación de padecer la noche como un vaho caliente que te bifurca y fragmenta, la sed que te seca la boca y te abre como un capullo esperando el rocío. Dormirás mientras yo escribo los textos que sustentan y declaran las teologías de tu cuerpo, que poseen el mapa de las cárcavas que dejó tu voz en un parque de ceibos y jacarandaes, que describen con detalles escabrosos tu silueta en el ventanal que da a los escrutinios de los ojos escondidos y las miradas hambrientas. Dormirás acurrucada en un nudo impenetrable de carnes trémulas, aferrada a la almohada con la vehemencia furiosa de la piel sin beso, sin caricias, sin los húmedos lamidos que convierten el nocturno en un viaje a los abismos del goce que justifica las miserias de este nuestro valle de lágrimas, que hace olvidar los dolores de las ausencias, de los guijarros las pérdidas irreparables y también las tortuosas torturas de los desengaños. Dormirás como si no durmieras porque te soñarás en otra noche, ahora desnuda en el mismo lecho pero ebria de los ardores de la fornicación, embebida de densos licores derramados en tus carnes revividas y redimidas de su sopor inerte, de su vagancia sin sentido ni fin ni esperanzas. Dormirás despierta para que yo, fauno demonio íncubo, venga a poseerte entre las sábanas tibias de ti en el vaho de la penumbra intranquila de tu piel y sacie esa sed que te seca la boca y te abra como un capullo para inundarte de mi incesante rocío.

jueves, 21 de noviembre de 2013

CONEXXXION


Porque tu posees todos los colores posibles y los imposibles, los rojos, los negros, los lilas, los amarillos y todos sus matices, los amarantos de los deseos y el rosado besos de tus labios y el rosado ebrio de tu sexo, porque posees la densidad genital de las rosas atardecidas, el peligro latente de una mantis en celo, y también los infinitos verdes vegetales del bosque del fauno, es que me incendiaste, me quemaste y me dejaste ceniza entre tus manos. Y fue una locura sublime, alcancé el clímax en ti y por ti, porque no pude contenerme, no pude y no quise, estaba arrastrado envuelto sumergido en tu oleaje, tus palabras, tus manos, tu boca, y te sentía a ti en tu calor allá yo contigo, y te poseí hembra mía, y fui macho en ti y fuimos uno en el esplendor de los deseos compartidos, y fue lindo y excitante, pleno de esa entrega gozosa de manos en flor abierta y en sensitiva rigidez, de ese olvidarse de todo y de todos, fue una epifanía más allá de la intensidad de lo físico, fue una sensual conexión de las almas porque ambos sentimos que ya no estábamos tan solos, y es que ambos estábamos hirviendo en las mismas aguas volcánicas, y nos fuimos dejando llevar muy suavemente por esos deseos compartidos, hasta cruzar tú tus miedos y recatos y vergüenzas, y yo mis timideces y pánicos y autocensuras. Desde hoy ahora alguien te busca por el nublado de la mañana, te espera en una esquina de imaginaciones y ternuras hasta que abras la puertecita de tus sueños para entrar a robarte los besos que le debes, y dejar su marca rastro de caricias incitantes en las comarcas de tu cuerpo para que despiertes y lo sigas soñando, alguien que te sueña mira desde su lejos mientras cruzas la ventana envuelta en un impúdico lila exhibicionista.

martes, 19 de noviembre de 2013

VASUM


“el vaso cae al suelo, ya no es necesario,” (Anónima en su voz.)

A medida que te iba leyendo me iba excitando, palabra a palabra, imagen a imagen, e iba sintiendo como mi miembro se iba erectando bajo el pijama, sintiendo esa deliciosa y sensual sensación de una erección lenta e incontrolada, instintiva, y mis ojos te espiaban desde lejos y acercando a través de la fresca oscuridad de la noche, mirando extasiado como tu cuerpo en su semidesnudez de negro tul se movía cadencioso y provocativo al ritmo de una música que yo solo imaginaba por esa danza solitaria excitante, vi tus manos deslizándose buscando explorando hasta abrirte al deseo, te vi recostada en tu lecho lasciva, estremecida, deslumbrante e iluminada por la hoguera de tu mismo fuego, y mi miembro endurecido necesitó de mi mano para soportar sentir gozar la intensidad de su erección, y fui el vaso que tu boca besaba, sentí tu mano ardientes aferrándolo, tus labios sedientos saciándose en mí, y fui agua en tu boca, agua disolviéndose en tu saliva, paladeada por tu lengua, vertiéndose en ti, y volví a ser vaso cristal, lisura, y rocé tu vulva rosada húmeda flor abierta, surqué escurrí me deslizaba en ese cauce sexual llevado de tu mano, fui ojos vaso verga macho, frotado, usado, gozado, objeto del rito de tu masturbación, vi tus ojos cerrados imaginándome, tu boca entreabierta, sentí tu respiración acelerada, oí tus leves quejidos en medio del silencio de esa música lujuriosa, después los lúbricos quejidos, y luego la obscena sinfonía genital de tus grititos cuando sucumbiste a la perturbadora y desatada embriaguez de tu orgasmo, y en ese mismo instante entré penetré me hundí en ti, duro y tierno a la vez, macho niño en tu cuerpo hembra niña, gozo, éxtasis, locura, placer, vida, muerte... nada existe allá afuera de nosotros, en ese destello de amor pasión deseos estallamos en un solo grito coincidente en una densa felicidad compartida, en el goce pleno de la cercanía consumada, nos quedamos besándonos como si quisiéramos prolongar el instante hasta el vicio mientras el vaso yo nos espía retozando, jugando, acariciándonos con las ternuras desnudas, felices en el lecho desordenado, en el dulce silencio del después.


Nota.- La palabra ‘vaso’ viene de “vasum” (en general recipiente de cualquier tipo, también oquedad cóncava o instrumentos y útiles de cualquier oficio). La forma “vasum” alterna en latín con ‘vas’, ‘vasis’ Es interesante notar que “vasum” tuvo también en latín un sentido obsceno, referido al pene. Etimologías de Chile.

domingo, 17 de noviembre de 2013

ESPUMAS



Se me ocurre burbujear en la espuma de tu noche oliendo siguiendo los senderos de tu perfume por entre tus pechos husmeando tus pezones como un sátiro salvaje y después detrás de tus orejitas para susurrarte el crepitar de mi hoguera con su fuego vivo y punzante rozando tus muslos, y luego por toda tu piel olor a rosas para ir a morir de deseos en tus ingles ronroneando como un tigre atrapado en la danza de tus piernas entreabiertas esperando al macho encelado que vendrá a poseerte entre las espumas nocturnas. (Déjate fluir fluyendo, olvídate el día, de las horas, de los detalles de las sombras en el patio, de los pájaros y los insectos, cierra los ojos y búscate por dentro, por debajo mismo de la piel y por las rotulas y las vértebras, escarba el sijo y las cenizas, deja que tu boca bese mi boca mordiendo la almohada, asume tu cuerpo poseído y vuela sobre los campanarios y los árboles, mana el agua de tus desesperos, viértete en un hilo de agua para que tu alquimia me alcance y me ahogue en tu saliva y tus néctares, sueña, huye, imagina, escóndete de los otros y ábrete a mis deseos, florece nocturna, apacigua las voces enterrándolas en las arcillas de los muertos, déjame rastrear tus aromas hembras y abre tu flor cerrada para que yo pueda fertilizar tu melancolía.) Se me ocurre hacer como que creo que estás dormida y terminar de soltar el lazo amarillo para iniciar una travesía voluptuosa desde tu boca también entreabierta hasta tu pubis ensortijado y como un jardinero surcar el surco húmedo de tu verticalidad sexual para entreabrir con ternuras lujuriosas sus rosados pétalos de mi desesperación y semillarlo con la quemante densidad de mi pujante virilidad de fauno tuyo, el del verbo encendido.

sábado, 16 de noviembre de 2013

IRRUPCIONES

Irrumpo en desesperos por el canto curvo y ampuloso de tu cuerpo, mano en caricia asalto la trémula blandura madura de tus deseos, ebullo y burbujeo en tus mullidas carnes ondulantes, hembra entera cimbras en mis pervertidas palpaciones, macho en cautiverio me estremezco por la magia succionante de tu boca hambrienta, dedeo, hurgo, sorbes, muerdes, los quejidos van colmando el espacio antes cristalizado en un silencio avergonzado y pudoroso, toqueteo tu húmeda impudicia consagrada, manoseas mi rigidez con vehemencia de virgen arrepentida, hervimos entre sudores y salivas, entre tus secreciones y mi semen, anegados, sumergidos, náufragos ahogados en un oleaje de lujurias desatadas, de escombros de recatos, de fragmentos de soledades tiradas en las playas del goce meciéndose entre las espumas y las vencidas arenas de los insomnios. Te dejas irrumpir con desesperos por el macho urgente, mano asida al ídolo sobajeado detentando su endurecida consistencia de carne turgente, danzas los murmullos de mis obsesiones rodando por las sábanas como una vestal que huye del bárbaro en una fuga de caderas que se escabullen para prolongar la huida hasta el vicio, vas dejando florecer tus secretísimas fantasías orgásmicas en un jardín de rosados carnales y rojos mórbidos, juegas incesante por mi cuerpo en sus pliegues y escondrijos exaltando su oscura sexualidad que se derrama densa en un caudal intermitente de espasmos y estremecimientos, oprimes, estimulas, exploras las esencias prohibidas de lo intocado, empuñas, masturbas, desatas, vas dejando un reguero de lácteas turbiedades, vas dejando tus huellas lascivas marcadas en mi piel exhausta mientras me susurras mágicas obscenidades hasta que nos comienza a anochecer en los desesperos.

viernes, 15 de noviembre de 2013

ITERACIONES SOBRE LO PERDIDO


“Una mujer que se desnuda es una imagen fulminante, como el sol que traspasa las nubes”. Auguste Rodin.

No importa, seguirán mis dedos recorriendo tu cuerpo como lentos caracoles extraviados en los territorios de tu sensibilidad epidérmica, mi verbo sexuado carcomiendo tus muros carcelarios esperando su derrumbe. Mi mirada voyerista te continuará acosando desnuda o semidesnuda cada vez que te bañes, te vistas o desvistas. Mi lengua empapada proseguirá creyéndose el agua caliente que humedece y escurre por tu cuerpo como quiso ser mi saliva para embeberte de mí. Persistirán mis ojos fisgones siguiendo escondidos tu reflejo desnudo en los cristales y los espejos con su voyeurisme flagrante violentando tu negada intimidad virginal hasta que te rindas a ese exhibicionismo impúdico con que te imaginé pervertido desde que conocí o soñé el dulce matiz sagrado de tu piel. Permanecerá mi cuerpo en la distancia persiguiendo tu silueta maciza con feroz voracidad cutánea para restregarse en ti lubricado por los densos sudores del agobiante calor de una tarde que pudo haber sido. Insistirán una y otra vez mis ojos de macho sediento en el exquisito espectáculo del agua escurriendo en tu piel anegada, por tu cuerpo desnudo de estatua pudorosa de esfinge beata, por los poros intranquilos de tu dermis impoluta. Seguirán mis manos imaginarias manoseando con lentitud enloquecedora tus húmedos arrabales vúlvicos hasta que alcen vuelo tus quejidos como palomas asustadas. Continuarán mis labios hostigando tu boca para escanciar de tus besos el aguamiel de tu saliva y destilar el licor espirituoso que me embriague una y otra vez de tu embrujo. Nada importa, seguirán mis voces y mis verbos asediando tu castillo nocturno hasta que cierres tus ojos deseándome como un alma confundida por todo lo largo de tu ahora interminable noche sin sueño. 

martes, 12 de noviembre de 2013

RETROSPECTIVA


''Me gustas más cuando te sueño... entonces hago de ti lo que quiero''. Juan Rulfo.


No sé porqué, hoy amanecí entre tus pechos, a lo largo de tus piernas, anidado en tu tibio vértice vórtice, ardiendo en tu fuego escondido, en las azucaradas brasas de tu infierno flagrante, entre tu pelo enredado en esa somnolencia de adormidera que te cierra los ojos como si durmieras. Desperté contigo en tu escote como un camafeo entre tus pechos, enternecido y asombrado, humillado por no alcanzar tu perfume detrás de la orejita derecha por donde te voy a ir a susurrar cositas en las noches. Sé que te soñabas acosada por mi boca en el duermevela de la medianoche, victima voluntaria de mis manos rastreadoras involucradas en tu perfil tanguero que te traían dormida entre tu río pardo y las callecitas esas, caminando furiosa bajo la luna negra de tu silencio encelado, porque o son los cristales de tus celaciones o las piedras de tus constantes desengaños o las palomas sangrientas de tus furias o el aire de baja de las montañas o la lluvia que no cae sobre los parques que cruzas asustada o la noche, la madrugada, el día, el atardecer, en fin lo que sea que te evite asumir esos deseos infructuosos que se te van secando porque ya no te envuelves con esa bata amarilla. Luego, ya en la fase de sueño lento te vi en ese viaje viniendo de vuelta, la cabeza apoyada en el cristal mirando sin ver la noche vertiginosa que va quedando atrás, pensando, cruzando por un túnel, tu pena, tus nostalgias, tu tristeza lenta y derramada que me impiden irrumpir en ti como antes, porque ahora eres de cristal y no quiero ni rozarte para que no te me fragmentes en finísimas esquírlas y ya no pueda encontrarte, sabiendo que es plena primavera, y que hasta las miserias nuestras cultivadas en este valle de lagrimas florecen con renovados colores. Como un jardinero feroz cultivo los geranios de los rojos intensos para poseer el otro rojo rosado carne húmeda que florece en tu pubis como una siniestra mandrágora o una lujuriosa flor carnívora. Y a pesar de tu silencio ausencia desaparición te sabía soñando formas distintas de estar juntos, y te soñé acosada por mi boca porque sé que así quieres que te sueñe, y también sé que te derretirás un día, hielo al sol de pasiones y escondrijos.

SOÑADORES EMPOTRADOS


“…, para Sarduy, lo importante es la generación de la vitalidad. Siguiendo su idea de lo erótico como despilfarro, es razonable, entonces, que optemos por el valor de la vida ante la inminencia de la muerte.” La teoría del neobarroco de Severo Sarduy. Samuel Arriarán.


Rondo tu lecho de púrpuras e inciensos, te acecho desde fuera de tu sueño, persigo la continuidad de tu respiración para saber qué sueñas, miro y descifro los gestos de tu rostro dormido para saber como y donde me sueñas, o te percibo en el mohín de tu boca incrustada entre el deseo y el afecto escarbando la turba de tus cánones como si te mordieras los labios para no llamarme. Te miro desde el rígido rectángulo del silencio, aspiro tu aroma de esfinge durmiente, descorro el leve tumulto de las sábanas y te miro semidesnuda evadida en el breve y sensual desabillé desplazado de coqueta condesa dormida, trazo con la mirada hechizada de voyeur capturado la línea de cada bretel sobre el mármol de tus hombros, beso lamo mirando las alturas horizontales de tus piernas delineando tobillo rodilla muslo hasta incluirme macho fisgoneador en la vergencia floral de tu sexo embebido en sus íntimas fragancias verticales. Confirmo con el roce de mi nariz por la lasciva triangularidad sexual de tu pubis que duermes por un sueño largo de lirios y pájaros, de amantes clandestinos besándose en una esquina del invierno bajo un chubasco de madre mía sin paraguas ni refugio, y comienzo a escribir los textos del deseo con la yema del dedo en el sinuoso y sensible papel de tu piel que se extiende ilimitada en las blanduras de mi almohada, en el pasto incendiado de mis sábanas, en el espejo ciego que te repite en la oscuridad de mi dormitorio sin verte imaginada y me quedo pensando en que idioma escribirte, como decir estas cosas insinuantes sin cruzar el limite del desencanto, como embozar los deseos erectos con una letra chiquitita y ocultar las libidinosas obsesiones con intrincadas metáforas de un barroco pervertido mientras te sueño en un lecho de púrpuras e inciensos y tu hundes tus uñas en mi carne turgente de imaginario fauno dormido soñando.

VECES


La primera vez seremos niños, puros e incontaminados, jugando desnudos sobre el pasto fresco de la primera primavera cerca de un arroyo cantarino en un bosquecito de cuento, todo será caricias inocentes sin pecado concebidas, aprenderemos a besarnos sin urgencias ni avaricias, dejaremos que los besos florezcan en los labios y las manos se sorprendan en tiernos y suaves mimos. La segunda vez seremos adolescentes curiosos escondidos entre los arbustos de un parque solitario con fuentes, árboles y estatuas, sintiendo el pulso natural de la vida en esa ansiedad desconocida de los cuerpos que iremos descubriendo en una danza de deliciosas impudicias, bocas ansiosas de la otra boca, del sabor de la saliva y de las lenguas juguetonas, las manos ya irán sabiendo los caminos de la húmeda o erecta intimidad ofrecida y los pubis se restregarán vehementes intentado fusionarse en una cómplice felicidad. La tercera vez seremos adultos vigentes, activos, decididos, que ya saben lo que quieren, abrazados en un lecho envueltos en la penumbra que derraman verdes cortinajes buscando ese efímero pero arrebatador placer que nos haga olvidar por instantes el mundo de injustas miserias, de dolorosas ausencias y de tristes soledades, que nos arrastre como un oleaje a la intensa cercanía de dos seres que se aman y se entregan a las voluptuosidades de la carne ardiendo, a los besos mordidos y las lenguas entrelazadas, a los brazos y piernas trabados en un nudo acesante, a la dulce o loca pene-tración que consuma y todo justifica. La cuarta vez seremos ya adultos mayores tanteando los reflejos y brillos de nuestros años dorados, sin lúbricas o eróticas ansiedades sino indagando con lenta y exquisita parsimonia la intensidad del sexo profundo, de aquel que antes nos pareció una estéril pérdida de horas y momentos, iremos explorando muy juntos tomados de la mano esa sensualidad de rescoldo o de concho que guarda la esencia misma del goce en su plenitud refinada de las manos dedos boca labios lengua que hurgan incitan excitan, de los mimos obscenos, las caricias lujuriosas y los desvergonzados manoseos que se van derramando por la piel como una miel tibia, como caracoles sigilosos y memoriosos que saben muy bien donde se ocultan el dilatado resplandor del orgasmo y el punzante destello de la eyaculación. Después, cumplida la amorosa tetralogía de la aproximación, instauraremos el rito de repetir hasta el fin de los tiempos el ciclo de las cuatro veces, hasta que acabemos de descifrar los pergaminos, y sepamos que todo lo escrito en ellos es irrepetible desde siempre porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra.


Nota del autor.- Lo escrito en cursiva es una paráfrasis de las últimas líneas de Cien Años de Soledad, de Gabriel García Márquez.