miércoles, 31 de diciembre de 2014

CASANDRA DEL ULTIMO DIA


La última mañana se perfilaba en nublados desplegándose entre blancos y grises desde el muy lejano poniente marino, cuando vino ella, vuelo, luz, fuego y rosa. En el principio fueron las palabras, sus seductoras ternuras y dulces comprensiones, el perfumado derrame del Amar en su voz escrita en sus dos idiomas, el de las montañas, verdes gramas y ríos, y el de las estructuras de oscuro hierro, las altas edificaciones de cristal y el rumor continuo de un tráfico infernal, combinados ante la necesidad de expresar sus sentires, sus pasiones y sus sueños. Y vinieron los destellos de su rostro, sus labios, su boca en sonrisa, sus ojos y su pelo negro salvaje, uno tras otro, discontinuados como un desesperado juego de luces que se encienden y se apagan, relámpagos de amor por consumarse. Después el resplandor del pezón en close up, allí en su inquietante cercanía carnal, la protuberancia de la pequeña papila en su centro angelical, la pigmentación de una breve rosa rosada, la lasciva rugosidad de su areola, esas precisas comarcas erógenas que el soñador sueña estimular, ese día que vendrá, con leves caricias o lamidas o succiones hasta erguirlo en la vorágine de la excitación sexual, llevarlo a su erección o endurecimiento, a la hipersensibilidad del sublime telotismo (i). Entonces vino el fulgor del seno asomado entre el tibio canalillo y el negro tejido de la blusa, mullido mórbido lleno orgulloso, edípico en su blanda suavidad atávica. Y en el último deslumbre, las uñas con su rojo furioso y detrás su cara riendo como una niña feliz corriendo por la fresca grama o una dama que se mira de reojo en todos los espejos sabiendo que desde los plateados azogues alguien la espía enamorado.

(i) Telotismo:
1° (Del griego telos, fin, término e ismo, acción, conducta). Dícese de la rigidez de los órganos eréctiles.
2° (Del griego thēlē. pezón). Proyección de los pezones por contracción de los músculos de la aréola (reflejo mamiloareolar).


ULTIMOS ACOSOS DEL FAUNO BARROCO VI


(En clave final, 6/6 y 5 anexos 23/18)

No habrá ninguna igual, todas murieron desde el momento que dijiste adiós. (i)
All the flowers that u planted, mama, in the back yard all died when u went away. (ii)

Nada será igual, se habrá roto la continuidad cómplice de las pervertidas mañanas, la conexión del sexo compartido y del misterioso amor negado pero vigente. Ya no te imaginaré piluchita, el agua caliente escurriendo por tu cuerpo, tus manos enjabonando tus muslos, la sensualidad de tu desnudez reflejada en el espejo, la mullida toalla acariciando esas carnes ansiosas, la mente vagando por los suburbios de los deseos. Ya no te pensaré con sueñito, latiguda, amodorrada, de rojo, como para hacerte unos cariñitos suavecitos, pasarte la lengüita por la espalda de cuello a coxis, así, como sé que te gusta. Ya no me fantasearé con mi lengua chapoteando en tu vulva mojada y sabrosa, ni mis dedos hurgando esa flor abierta de tu sexo, ni mi boca ensalivando tu boca, ni las nocturnas luces del puerto imaginario vistas desde el vuelo de las palomas del campanario. No habrá ninguna igual, no habrá ninguna, ninguna con tu piel ni con tu voz (i). No más juegos perturbadores de la beata miedosa y el fauno caliente, no más muslos desnudos ni ingles sorpresivas, no más colores, edredones ni sábanas como oleajes, no más inconfesables excitaciones nerdiozas (sic) ni solapadas masturbaciones mañaneras. Son las últimas inspis (sic) y estas las últimas palabras, la última revelación, el último éxtasis del enviciado vouyeur: azul, mórbidos muslos, rosadas florcitas en tenue verde, la mariposa corazón revoloteando con sexual desparpajo, y los ralos vellos púbicos, negros antracita, enmarañados en una champa excitante, expuestos sin censura a los ojos mirones que hurgan buscando la evidencia de la vulva deseada, la mano gozadora aferra el miembro ya erecto y lo masturba con vehemencia, con ganas, con placer, mientras la mirada del fauno se pervierte en los pilosos detalles, en tres se ven los pelitos asomados tímidos en el vértice triangular del pubis y las piernas, en dos se muestran con lascivo descaro, selva oscura y olorosa en cuyo centro anida la flor del deseo, otrora lamida, succionada, saboreada sin hartazgo, la mano acelera su masturbatoria maniobra, y sigue, y sigue, y sigue hasta los espasmos de la gozosa eyaculación final. I said nothing can take away these blues, `cause nothing compares, nothing compares 2 u (iii). El año se acaba con derrumbes y penas, pero nada sabemos del porvenir, salvo que diferirá del presente (iv), y es que es tan corto el amor, y es tan largo el olvido (v).

Notas.-
(i) Ninguna. En la voz de Alberto Castillo.
(ii) Nothing Compares 2U. (Todas las flores que plantaste, mama, en el patio trasero, se murieron cuando te fuiste). En la voz de Sinéad O’Connor.
(iii) Nothing Compares 2U. (Digo que nada puede llevarse esta melancolía. Porque nada es comparable, nada es comparable a ti). En la voz de Sinéad O’Connor.
(iv) Sobre los clásicos. Jorge Luis Borges.
(v) Poema 20. Veinte poemas de amor y una canción desesperada, Pablo Neruda.


martes, 30 de diciembre de 2014

ULTIMOS ACOSOS DEL FAUNO BARROCO V


(En clave final, 5/6 y 18/18)

Sinfonía de sedosas crisocolas y níveos mármoles carnales, música silenciosa que enerva y empantana los sentidos en su delicioso exhibicionismo pudoroso, coloquial, íntimo y persistente, preludio en violín o chelo el roce de las piernas al desplegar las lánguidas armonías de su cálida sexualidad. Ornados esplendores de la sensual madurez de musa extraviada en la jungla húmeda y calurosa de lo prohibido pero suculento, ambigüedad sin límite definido entre el placer que se desgrana en los escrupulosos rubores y las ansias de la lenta penetración, fulgores y reflejos rutilantes de la sensualidad esparcida por los perfumados jardines de los turbios deseos que se sueñan en la vigilia. Sobre el tibio anaranjado que aun guarda la tibieza de la musa durmiente yacen sus muslos en su esplendor lascivo, sus blancas piernas tendidas hacía el fetichista horizonte de sus pies en el oscuro, acá el celeste resplandor de los vuelos turbulentos de la camisola que niegan u ocultan los ralos vellos púbicos, la vulva escondida entre sus pétalos y el tierno capullo del clítoris donde alguien succiono hasta más allá del vicio. Libidinosas imágenes que incitan la mano pecadora al irresponsable juego onanista del tímido que no se animó a seducir frente a frente y que se satisfizo en falsear y tergiversar (solo con su vanidosa justificación estética) pervertidas imaginaciones (i). Furtivas delicias de esas visiones clandestinas, masturbador pasajero del dedicado paraíso invocante, privilegio de haber sido motivador y observador extasiado de como la oscura mariposa encastillada salió de la crisálida y emprendió ese hermoso aleteo hacía su verdadera identidad de lúbrica exhibicionista recatada.

(i) Paráfrasis de “son el irresponsable juego de un tímido que no se animó a escribir cuentos y que se distrajo en falsear y tergiversar (sin justificación estética alguna vez) ajenas historias”. Prólogo a la edición de 1954 de Historia Universal de la Infamia, Jorge Luis Borges.


ERES LA ROSA


Eres la rosa de todos mis jardines, del que miro al atardecer pensándote, del que cultivo dormido soñándote, del que riego en los insomnios deseándote. La prístina rosa del Amar, la delicada rosa de los besos y la impura rosa de lujurias. Eres la rosa de todas las rosas, única que florece en las mañanas cuando mis manos buscan tus espinas para desangrarme en ellas enamorado. Eres la rosa del deseo de anegar tu boca, de oler tu cuerpo, de polinizarte como un abejorro ebrio de tu rocío. Eres roja rosa en la dulzura de tus labios y eres rosada rosa en la humedad de tu sexo. Te amaré toda la noche atrapado en la fragancia de tu cuerpo dormido hasta el día en que te tendré en mis brazos, rosa seducida, y te iré deshojando hasta la madrugada para soñar juntos lo que hemos soñados separados. Y ahí, en el jardín de mis delirios, envuelto en una brisa fresca como tu risa, te pensaré desnuda sobre un lecho de verde grama y yo sobre ti, urgidos en una cópula de ángeles malditos, mis manos encopando tus palomas, mi boca usurpando desesperada tus tetes, mi ídolo incrustado en tu nido, nuestros cuerpos estremecidos de una salvaje sexualidad, sudorosos, ensalivados, las carnes trémulas entregadas a los ritos orgásmicos y eyaculatorios en las ardientes arenas de los desiertos de las soledades compartidas donde solo florecen las espurias rosas imposibles. Soy el jardinero que te mira desde lejos como a una esfinge y que no se atreve a decirte que también te desea, mi piel se sueña en tus besos y en tus pétalos.


ULTIMOS ACOSOS DEL FAUNO BARROCO IV


(En clave final, 4/6 y 14/18)

Torbellino de rojo y piel desnuda, de bordados en el ruedo, filigranas de la lujuria contenida, de recatos sobrepasados por la urgencia de los deseos, de pudores que se derrumban allá en las solitarias noches de luces de barcos en la altura de un castillo de piedras calientes y aguas volcánicas, de manchas lunares que se despliegan por los muslos esperando los besos ensalivados y los lentos lamidos premonitorios de un sexo oral que se extienda repetitivo e intenso como una larga plegaria impura en la tarde de los campanarios. Lúbrico remolino de masturbatorias sensaciones, de piernas acariciadas en el tormento de la cópula que se escurre por las tundras de las furias irrisorias y los celos infundados, de piernas cruzadas negando la epifanía de los vellos púbicos asomados incitando, de piernas juntas que cierran al goce penetrante o al placer lengüístico (sic) la flor abierta de la vulva húmeda en su vertido celo de hembra reprimida. Quemante tolvanera que arrastra el reseco polvo de la noche por sobre las florcitas del claro y delgado edredón, por el suave anaranjado de la sábana, y por los ojos pervertidos del mirón hambriento, en una turbulencia excitante de pierna muslo rodilla pie, en la cegadora palidez lunar de un contenido exhibicionismo que cosquillea clandestino en su cuerpo de musa solidaria. Espiral de vértigos del rojo iridiscente, sedoso, que va y viene como un oleaje voyerista que solo ha de consumirse en la distante eyaculación del macho enredado en la dulce trama erótica tejida a seis puntos por la hembra deseada.   


lunes, 29 de diciembre de 2014

AUTORETRATO DE LA PALOMA REFLEJADA


(Selfie)

La pálida paloma reflejada en el libidinoso azogue de espejo, asomada en su nido de telas negras y metálicos botones que remiten al dorado y blanco metal de los dos anillos, el oro del corazón refulgiendo sobre la suave lisura del escote espejea los ardores del incesante soñador, la largas y cuidadas uñas como rojos granates y la central constelada por infinitas estrellitas fulgurantes, la cascada del negro pelo esperando la caricia de dedos enredados en su perfumada esencia, el rictus serio de la boca delatando un pudor ancestral que se ensimisma en sublime timidez, las manos mostrando e incitando, capturando la imagen, ocultando los ojos y dejando a la vista la frente amplia y tersa de quien nada teme porque la aman y desean. La paloma otra, la oculta bajo un racimo de albas florcitas, una tarjeta con ajenos códigos formales y la identificación con el mismo rostro que concita los besos. La paloma quieta en su erótica exuberancia, de fondo los leves ocres de un otoño plano, y lejano, el canto vertical del cristal, el pezón incitante en su leve rosado carnal incitando succiones y lamidos paladeando su íntimo sabor maternal. La paloma suspendida en su tierno vuelo edípico, en su onírico imposible, en la certeza de unos ojos de potro en celo que la observarán hasta el vicio y el detalle en su convexidad voluptuosa que luce orgullosa desde los confines de deseo, en la sublime redondez, la curvatura perfecta, en la comba mórbida, en su dualidad sexual de antiguas desviaciones y renovadas lujurias.   


domingo, 28 de diciembre de 2014

PRÈS DU BOIS DE TETUÁN


A media mañana recién levantada, su desvergonzada risotada vaga por lo eucaliptus y los laureles espantando los pájaros y despertando los caracoles en sus guaridas subterráneas, es una carcajada perturbadora, de mujer montuna, como si poseyera los caldos quemantes del sexo primitivo, de esa sexualidad viva y soez que se condensa en los oscuros túneles de los instintos impuros, y que decanta con los años en la fétida cloaca de las innombrables perversiones y las obsesiones que detentan las últimas delicias terrenales. El destino, fervoroso cómplice de tortuosas provocaciones, generó la momentánea convergencia, el llamado, el saludo, la breve charla insustancial. Ahí frente a frente me preguntaba sonriendo amablemente como será esa piel tan blanca recostada desnuda sobre la cama mientras miraba con inconsciente desparpajo las marcadas protuberancias de sendos pezones en el delgado tejido del pijama azul, o gris claro con tinte índigo, (en estos casos la memoria siempre está sujeta a los devaneos de la voraz atención, más intensa y pervertida), los pechos grandes, ya algo caídos, en plena madurez de hembra ya florecida, dulces frutas del soleado estío del otro lado del muro. Un pantaloncillo claro con pequeñas florcitas de borrosos colores flameaban en sus anchas caderas. Ahí estaba la gordita sonriente, maciza, ampulosa, de rostro ancho, desgreñada, con rizos desordenados de clara miel sedosa, con esa risa fácil y sugerente de los que viven en el aquí y el ahora, sin ni siquiera intuir o imaginar mis deseos de macho niño edípico en la grata doble vecindad del bosque y del castillo, del bosque de los encantos y los embrujos, del castillo del lar de los rosales, sonreía sin coqueteos ni exhibicionismos, tan cercana que era pecado mirarla con esos ojos depravados de fauno cautivo.


JUEGOS DE AMOR Y DESEO


“Me gustaría ser ese puro o tabaco que fumas para sentirme besada por tus labios” A. C.

Te fumaría lentamente para absorber tu perfume, tu aroma de hembra, el olor salvaje de tu sudor instaurado en tu piel por la gracia plena de la lujuria. Tú eres la vela, el amor es la llama, un fuego que quema a través del viento y la lluvia. Eres luz y el fuego sobre los estremecimientos de mi miembro cuando tu mano lo roza en los iniciales juegos de la cópula. Brilla tu luz en este corazón mío hasta el final de los tiempos, llegaste a mí como el amanecer llega a la noche, brillando como el sol fuera de mis sueños y dentro de mi vida, tú eres la única. Te dejaría hacer para sentirte tan cerca como te sueño, evadirme dormido entre tus palomas con mi boca dormida en tu tete. Dije que te amaba pero mentí, porque lo que siento adentro es más que amor, dije que te amaba pero estaba equivocado, porque el amor jamás podría sentirse tan fuerte, dije que te amaba pero mentí. Huelo tu sexo, lo lamo, lo saboreo y te beso con el sabor de tu propio nido en mis labios, un beso largo que nos lleve por los quemantes caminos del deseo. Con toda el alma he intentado inútilmente, ¿Cómo pueden meras palabras explicar mi corazón?, este sabor a cielo, tan profundo tan real he encontrado en ti, por tantas razones, en tantas maneras, mi vida acaba de empezar. Ven para abrazarte, para darte mi calor e incendiarte, primero abrazarte con ternura después con pasión, te abrazo y te beso con amor, juego con tu pelo entre mis dedos, bebo tu saliva desde la comisura de tus labios, te beso con mi lengua hurgando en tu boca, hundido en ti, en la plenitud sagrada de tu cuerpo deseado. Te necesito para siempre, necesito que te quedes, tú eres la única.

Nota.- En cursivas; fragmentos de “Said I love you but... I lied”. Michael Bolton.


sábado, 27 de diciembre de 2014

ULTIMOS ACOSOS DEL FAUNO BARROCO III


(En clave final, 3/6 y 8/18)

Sobre equivocados augurios de ausencia, sobre los extravíos de la ira y los celos, sobre desencantos y desengaños, sobre el lecho inmersa en las cómplices penumbras del pudor, apenas iluminada por la difusa luz de una claraboya, sobre la sábana de tenue gris suave, ahí, sola y exuberante, quemándose entre sus propias cenizas. En otro sitio, sin luces de barcos anclados en el molo allá abajo en la otra noche distante, en un segundo arriba de otro pequeño castillo, en un silencio que delata su fugaz exhibicionismo, en un extraño cuarto del color misterioso de oscuros granates, repetido en el oleaje del edredón (de franjas rectas gris fucsia y negro muy feo) del que solo se percibe su raro tinte rojo letón. Un marrón oscuro y fantasmagórico de una cartera de cuero abruma indescifrable tal como la puerta cerrada del mismo color y un surrealista cilindro verde claro en el alfeizar interior de la cegada ventana. Ahí, cercada en la cabecera y a los pies por frisos de blancos mármoles y molduras segmentadas de blancuras y grises metalizados, y cuatro piñas como vigilantes balanos. La camisola de satinado gris resplandeciente con rositas cautivas dentro de breves rectángulos en bellísimo estilo romántico, oculta con recato lo prohibido de mirar a los mortales no elegidos. Y en el centro esencial sus muslos y sus manchitas lunares, sus piernas de tersa piel lamida besada gozada y solo uno de sus pies, aun por disfrutar, sin vellos púbicos asomados incitando, ni el surco de su ingle, ni su vientre ni su pubis, ni su vulva, ni su vulva, ni su mismísima vulva. Es ella, única, ahí: une délicieuse vieille falifa.


viernes, 26 de diciembre de 2014

UN VOYAGE À TETUÁN


Esa opulencia mullida mórbida llena blanda, coronada por orgullosas oscuras protuberancias, esa fisura floral húmeda rosada carnal tibia, olorosa a vertiginosas honduras marinas, penetración, esa o ceñida, esfínter demiúrgico, gritos ahogados dolorosa inserción, esa voracidad pélvica, soeces quejidos y susurros devorados. Restriego de vientres, frotaciones púbicas, abierta erguido, inserciones, sobre en dentro surcando punzando introduciendo atrás adelante arriba abajo, succiones, perturbadoras secuencias, agitaciones y despliegues a ojos cerrados, lúbricas voluptuosidades, perversiones. Turgencias cadencias y convergencias, atrapamientos, yemas en pequeños círculos masturbatorios sobre el clítoris, mano empuñando en sube y baja el erecto miembro. Paja brava, manualidad vertida densa caliente lechosa, eyaculaciones furtivas, premonitorios orgasmos, densidades del sudor, del semen, de los fluidos vaginales, de la saliva que unge los deseos en el beso de labios lengua dientes, succiones, desconches y manoseos, erecciones. Sodomías y estupros, cópulas engarces engranes y empotramientos, sexo. Por sus muslos y glúteos, por sus ingles y periné, por su vientre hasta su pubis, por su boca y su flor meridional, por entre sus piernas brotando cautivo, por su vulva, por su vulva, por su mismísima vulva. Lubricaciones embebidas de escondidas lujurias por las sinuosidades y los pliegues de los cuerpos convulsionados, desnudos, marcas de mordiscos como rojas lunas segmentadas, rubores y dilataciones, magias del coito interrumpido, estremecimientos, silenciosas ternuras de atormentadas soledades que se afanan en mimetizarse con los últimos requiebros de la ambigua cercanía, lamidos, rostros que no se miran, delicias y tormentos. Desatadas invocaciones, urgencias, sosiegos, laxitud que acontece sin horario, como una muerte.


NACIENTES, ORIGENES E INICIOS


(Antigua Cartas del Deseo)

Si, abre la ventana de tu corazón a mis dulces palabras, la puerta de tus emociones más intensas y tus sensaciones más secretas, para que yo viva en ella mis sueños escondidos, y ahí danzaremos la melodía de amor y pasión que hemos sofocado en nuestras vidas a la espera de este momento, abre tu lecho a tu amo y señor y espérame desnuda, estremecida por el rito inicial de la noche, porque ahí escribirás tu nombre en mi piel mientras cierro los ojos para vivir en plenitud tu perfume de mujer ansiosa, ábrete a mí, soy tu amo y señor, el dueño de tus deseos y de tus oscuros laberintos, y voy a tu lecho al amanecer, dulce y tierno en tus besos, erecto y erguido en tu cuerpo, y me besas a lo largo y alto de mi piel, en todos sus rincones y su dura altura, saboreas mi néctar sexual y el jugo dulce de mi vida, siento tus besos, tus labios, tu húmeda lengua en mis pies y en mis piernas, ah! delicias de ti!, me acaricias entero, todo yo, todo lo mío, sin limites ni reparos, arduamente, como deseas ansiosa entregarte a mí, tu amo y señor, eres mía!, en tus ardientes emociones y en tus secretas sensaciones, te poseo cada amanecer porque tu ya me posees a mi, ya estamos juntos, me has tenido toda la mañana a la espera de ti, tus imágenes, tus palabras, me has erotizado y hechizado, ahora te busco por todos los sitios donde mis deseos te imaginan, gracias por este goce a la distancia, me gustas, me has embrujado, hay en ti una hembra solitaria, la presiento en mi cercanía... mis manos buscan los botones de tu blusa, para desabotonarlos y dejar volar esas pujantes palomas y así vuelen hasta mí a buscar el agua para su sed inconsumada.

Enero 8 -11 del 2009


INCONCLUSIONES


No habrá abrazo de Año Nuevo, piluchitos embebidos en champaña. Ná, será como dijiste: Año nuevo vida nueva, acostumbro a cerrar ciclos los años nuevos, te quedan unos días, y pocos me quedaban, ya no voy a comerte tus propios rincones, otros cosecharan lo que sembré. Ya no te diré cuáles son tus cualidades o virtudes, no te las diré para que no abuses de ellas, pero hay una esencial; cuando logras desatarte, te desatas totalmente, es como si cruzaras un umbral y te convirtieras en otra mujer, no hay que llevarte de la mano por el jardín, tu solita sales corriendo, lo evitas hasta que te sueltas y de ahí en adelante es cosa de comerte o dejarse comer. Será como dijiste: Pasó de puro viajera casual y ni me gusta el sexo generalmente. Excepto en cambios de luna cuando la luna aúlla su soledad de hembra en el casi ocaso, esas veces en que uno deja el equipaje de la vida al lado de la cama y sale a mirar por la ventana a ver si los barcos traen cartas. Hubiera sido como dijimos jugando con el fuego: Percibo tu olor de hombre deseoso y mi flor se abre ofreciéndose / el vaho de tu vulva hace surgir mis sudores machos / encontrando los míos lamiéndome la espalda / yo te quito la soledad a mordisquitos, a lamidos lentos. Ya no veré ese desabillé color carne con adornos café, así un poco dorado, que hace que se te vean mas café las manchitas (¡bocatto di cardinale!), ni diré zuzurrando “pobreshita ta solita, cochita menga pacá”. Al final del cuento fue como dijiste: Así, lo he manejado toda mi vida y eso tiene razones que no se pueden conversar con nadie.


martes, 23 de diciembre de 2014

IRE BUSCANDO EN TI


Buscaré en la noche la tibia cercanía de tu piel desnuda navegando entre las sábanas, su suavidad de pétalo, su aroma de íntima rosa sexual, su blandura maternal, su cobijo de amante hembra cómplice y su delicado sabor de mujer soñando, buscaré tu boca para derramar tu saliva en mis labios, para beberte sediento en el desierto de tu lecho, para naufragar mordiendo tu lengua y desaparecer en el lujurioso abismo de tus besos, buscaré tus mórbidos pechos, sus convexas lisuras, la mullida experiencia de hundirme entre ellos como un pez extraviado en las aguas de sus deseos, las pequeñas turgencias de sus pezones como soles tatuados en las cumbres de los delirios incestuosos, el roce de esos botones erectos en mis mejillas de macho niño, la blanda ternura de tus senos acogedores encopados en la lascivia de mis manos, buscaré en la oscura medianoche de tus vellos púbicos la húmeda luna nueva de tu vulva, la ardiente y dulce ambrosía de la vendimia de tu madurez plena y sabrosa, su néctar incitante que embruja con su estiaje soberano, su olor a origen esencial y a pecados perturbadores, buscaré tu sexo para lamerlo vicioso, ebrio de tus secretas obscenidades, para insertar mis dedos fálicos y extraer de tu voz los misterios soeces de tus irrevocables instintos, buscaré por la largura sinuosa de tu espalda la apretada cisura de tus glúteos aferrado a tus generosas caderas, te besaré ensalivando la tersa comarca de tu coxis y cada cima de las combas de tus nalgas, surcaré su juntura relamiendo y abriendo su gruta esquiva, entonces, tú bocabajo con tu rostro hundido en la almohada, yo sobre ti como un jinete o un potro te empalaré insertando con refinada brutalidad mi erguido y duro miembro en tu flor del sur buscando tu grito salvaje para que su eco se propague por la madrugada echando a volar a las palomas dormidas en los campanario de tu antiguos territorios.


sábado, 20 de diciembre de 2014

CLITORIANA OPACIDAD


“Que bueno que lo percibiste.” Patricia V.

Me encantan tus piernas, tus muslos excitantes, de verlos me entran las ganas de acariciarlos, subir la mano hacia arriba por su interior hasta llegar al tímido capullo de tu clítoris, tierno y pequeño, tan vulnerable, como avergonzado, tan femenino, como si no quisiera estar ahí. No imaginas como me gustaría sentir en la yema de mis dedos su breve y escondida dureza carnal, como me encantaría punzarlo y hundirlo un poquito con mi verga dura y viril, sentir su breve tibieza, su abierta densidad como una misteriosa, voluptuosa y ambigua flor fálica. Sentir en mi balano la sensación de su carnal capucha absorbiéndolo en esa imposible penetración distinta, el toque de glande a glande, el mío duro y brillante, y el tuyo escondidito, tímido, tierno y blando, hundiéndose, retrocediendo en su pétalo, creo que en esos momentos serias una verdadera hembra poseída. De verdad te siento e imagino como una dama femenina, sensible, recatada incluso, que sabe instintivamente dosificar su delicadeza natural con sus íntimos deseos sexuales, y mientras te pienso voy sobando mi miembro y sintiendo su erección incentivada y dirigida por tu feminidad instintiva, esa especie de dulzura de hembra agradando a su macho. En esa sensación deliciosa casi puedo oler tu L’Air Du Temps y puedo sentir tu mano hurgando suavemente en mi entrepiernas, siento su suavidad y su tibieza sobre mi verga, sus apretoncitos juguetones y después su delicado juego masturbatorio que me arrastra en su lujurioso torrente al torbellino desaforado de la escalofriante eyaculación.


DEGRADÉ


Te amo oculto en la humedad de tus besos, en las comisuras de tu boca y en tus labios, te amo soñando con ese día que vendrá cuando pueda rozar tu pelo con mis manos, besar tus mejillas y susurrarte mi lujuria ahí tan cerca que te queme mi aliento. Te deseo desde mi solitaria penumbra abrumado de tu intensa presencia sensual, excitado por tus palabras y tus seducciones, extasiado por tu sexualidad exuberante, erguido y rígido de desenfrenada lujuria, ebrio de tus deliciosas provocaciones. Te sueño con mi mano merodeando lenta por la suave confabulación de tus piernas, por la tibieza impura del interior de tus muslos, por esa tierna y perversa suavidad incitante que me sumerge en la urgencia de tu hechizo y me deja naufrago de ti en la isla de tu pubis. Te necesito inserta en mis oscuras fantasías, asomada a mis insanos y sucios laberintos, cómplice esencial en mis extrañas perversiones, desnuda sobre el lecho quemante de lo imposible, abierta a mis delirios y derramada sobre mi piel, penetrada besada acariciada en el rito de la cópula. Te pienso lamida y ensalivada por mi húmeda lengua, humedecida caliente entregada a mis animales instintos, a mis oscuros y retorcidos vicios masturbatorios, te pienso dispuesta y lubricada, ansiosa y dilatada esperando consumarnos con mi cuerpo sobre el tuyo y entrar juntos en el túnel de la eyaculación y el orgasmo. Te amo escondido en el dulce relente de tus labios, te deseo desde mis urgentes y tortuosas perversiones, te sueño con mi cuerpo restregando y abarcando tus relieves, te necesito incrustada en las brasas de mis fuegos hasta la incineración, te pienso absorbida y destilada por mi erecta hambre de ti.


viernes, 19 de diciembre de 2014

ECOS DE CADA DIA


Vuelvo día a día a buscar tu boca para besarla aún en la distancia, a beber de tus labios el dulce Amar y así embriagarme sumido en ti, en tus ternuras y tus sueños, en tus caricias y tus deseos, en tus ojos y en tu pelo, e ir por el día ebrio de tu piel aún en la distancia sin tiempo, abandonado a la tierna sensación de poseer tu alma más allá del hoy, del aquí y del ahora, mía siempre por la gracia maravillosa de Amar. Vuelvo día a día a buscar tus pechos para besarlos aún en la distancia, a beber de tus pezones tu dulce néctar, y así embriagarme sumido en ti, en tus ansias y tus fuegos, en tus caricias y tus deseos, en tu vientre y en tu pubis, e ir por el día ebrio de tu piel aún en la distancia sin tiempo, abandonado a la incitante sensación de poseer tu excitación más allá del hoy del aquí y del ahora, mía siempre por la gracia solitaria de la masturbación. Vuelvo día a día a buscar tus muslos para lamerlos aún en la distancia, a sentir en tus nalgas su suave tibieza, y así embriagarme sumido en ti, en tus ansias y tus fuegos, en tus caricias y tus deseos, en tu vulva y en tus glúteos, e ir por el día ebrio de tu piel aún en la distancia sin tiempo, abandonado a la lúbrica sensación de poseer tu lujuria más allá del hoy, del aquí y del ahora, mía siempre por la gracia arrebatadora del sexo.


jueves, 18 de diciembre de 2014

SOBRE TU MISMO ANTIGUO RETRATO


Bella como un mascaron de proa rompiendo con sus senos inhiestos las violentas olas del fugaz mar del tiempo, enmarcada entre las oscuras maderas toda ella entre blancas espumas, arriba el celeste de un pedazo de cielo, abajo el manchón negro de la bata, la alba toalla ocultando pudorosa su pubis y acariciando la corva voluptuosa de sus glúteos, sus manos gaviotas; aquella posada tibia debajo de sus pechos jugando con la espuma del suave tejido, esta en vuelo frente al cómplice espejo. Soberbia como una voluptuosa esfinge, lejana y perfecta, toda piel suave y curvas que incitan al pecado, a la herejía, a la danza de la cópula o al solitario rito onanista, el perfil del rostro hierático, la negra sedosidad de su pelo al viento, lisas maderas caobas, blancos pavés de vidrio, el azul cielo, el destello del aro y las largas uñas decoradas en romántico rosado nacarado, detrás la mullida bata negra sobre el acerado metal acecha como un animal ansioso de tocar acariciar abrazar absorber ese cuerpo desnudo, sus orgullosos pechos, sus sinuosos valles y ardientes dunas, de rozar esos carnales botoncitos protuberantes de sus pezones, de deslizarse por esa suave piel de su brazo, de sus hombros, de la lúbrica curva de la cadera, de secar su rostro besándolo, envidioso de la blanca toalla que ya la posee en su tierna albura. La ávida imaginación se exaspera y hierve en el caliente cuenco de lujuriosas erecciones, y de un zarpazo quita la esponjosa blancura y se sumerge en el éxtasis sexual de las mórbidas nalgas, del vientre palpitante, de la jungla de los ensortijados vellos púbicos, del húmedo y quemante surco del sexo deseado, y se incrusta penetrando en esa gruta untuosa donde se esconden las delicias del supremo goce del Amar.

SOBRE TU ANTIGUO RETRATO


Por ese hermoso cuerpo excitante, por esas curvas y sinuosidades que elevan el príapo hasta los máximos goces masturbatorios, por esa piel suave, por esos exuberantes pechos, por esos pezones protuberantes, por el sueño que punza por cumplirse en la imposibilidad de la distancia, por esa tibia convexidad de la cadera que llama a mi mano en su caricia, por el esplendor de tu belleza de hembra semidesnuda, por todo eso y más es que se clava esa fecha en la memoria como el amanecer que nos debemos. Por todo eso a veces tu silencio me retumba como un deseo inconsumado, como un desgarro en las vísceras, como unas brasas en las manos, como un doloroso sueño inconcluso. Pero un día estarás en mis brazos, eso sueño, será un día florecido como un jardín y haré florecer tu boca a puros besos y humedecer tu vulva a puros lamidos. Te iré besando por el día hora a hora y lamiendo por la noche minuto a minutos para amanecer trabados en un beso que destile segundo a segundo tu saliva en mis labios. Por esa hermosa carnalidad, profana, pagana e impura, deliciosa, se derrumbaron los fálicos templos y se vaciaron las erguidas erecciones en densos espasmos eyaculatorios, y fui en tu búsqueda por los años de los delirios. Y es que tu posees las misteriosas claves del hechizo, lo vi en tus ojos, en esa mano que nunca podré tocar, en tu pelo que puedo imaginar hebra a hebra y en tu boca que sonríe sabiendo que no alcanzo a besarte. Tanta imposibilidad me va dejando un dolor muy dulce, una impotencia sombría, una rebeldía silenciosa, porque sé que ya habito en ti, que soy la arena de tus insomnios, Amo y Señor de tu cuerpo y a la vez vasallo de tus silenciosos deseos, entonces te enamoro solapadamente, te hago trampas, para que me envíes tus nuevos retrato y poder tocarte aunque sea en tu imagen.


miércoles, 17 de diciembre de 2014

ULTIMOS ACOSOS DEL FAUNO BARROCO II


(En clave final, 2/6 y 5/18)

“Hoy tengo por experiencia averiguado que únicamente los grandes santos y los grandes pecadores, poseen la virtud necesaria para huir de las tentaciones del amor.” Sonata de Verano. Ramón María del Valle Inclán.

En el principio fue la sábana como una alta ola de espumas que se viene sobre una nueva mácula, guitarra o ánfora, que espera quieta, y un fragmento oloroso de tu ingle cerrada. Después vino audaz, sugerente, incitante la imagen de esa misma ingle con su surco de vellos negros enclavada entre alba sábana y oscuro abismo del más allá del lecho. La fina cuenca que nace en la cadera y escurre hacia abajo tibia y carnal por su breve valle hasta convertirse en una delgada quebrada de pequeños y enmarañados arbustos. Al oriente la manchita del sol poniente, al norte la de la mariposa corazón, acá cerca la suave y pálida piel de tu pubis. Solo eso, medio pubis y cadera y medio muslo, carne trémula vertida con erótico desparpajo, tintineos de coqueto exhibicionismo reprimido y recién descubierto, quizá gozado en la intimidad de una segura distancia excitante. Y nada más. [Pero yaces ahí un poco más allá de mi piel y no te veo: me tocan con ligero aletear tus movimientos ... Amo tu carne que alimenta mis brazos, tus muslos por donde mi deseo navega, la forma hundida de tu piel bajo el vagabundear abandonado de mis dedos (i), tu cintura arqueada sobre las sabanas tus muslos abiertos (ii), ha llegado la hora de regresar, empiezo a subir por ambas piernas, tomo nuevas rutas, trazo nuevos caminos para ascender por la suavidad de tu piel, voy arribando a tus muslos (iii), dulces muslos deseados, íntima piel suave, mujer en muslos dulces, ¿dónde estás? ¿qué ha quedado de ti? para mi boca el aire calcinado (iv)].

(i) Dos fragmentos de “Pero yaces ahí...”, Ricardo Carballo Calero, 1973.
(ii) “Noche en tu cuerpo”, Mick Blues, 2013.
(iii) “Ahora es tu turno”, Germán Renko, 2011.
(iv) “Poema de los muslos”, Jaime Sabines, 1954.


martes, 16 de diciembre de 2014

ULTIMOS ACOSOS DEL FAUNO BARROCO I


(En clave final, 1/6 y 3/18)

Por el nudo de tus piernas bajando en torrente de lamidos y besos y saliva, dejando las huellas de caracol de mis deseos desesperantes, trazando sus tibias convexidades de mancha a mancha y manchitas en sus carnales constelaciones. Por esos territorios de tu muslo delimitados por la alba espuma de la sábana superior, el blanco formal con su fina línea roja y la franja gris de la sábana de allá debajo de tu cuerpo, y arriba sobre tu piel acariciándola el ruedo de la camisola de un verde agua clarito casi gris tenue sedoso con sus varias listas blancas y una que otra verde azuladas dispuestas según un misterioso código de barras que ha de indicar al vehemente vicioso cuantos besos, cuantas caricias, cuantos lamidos corresponden a cada breve mácula de ese incitante archipiélago. Y me tienes durmiendo en un sueño de tus piernas cruzadas con esa pálida piel derrochada en mis ojos profanos y esa nueva manchita que aún no conocía, que es como una luna refulgiendo en el plenilunio de tu muslo y que más temprano que tarde me la voy a comer sin sal ni aliños, así en carne viva, titilando en la avidez de mi lengua carnívora. Sobre el fondo oscuro del silencio y la hondura se iluminan tus muslos, mullidos y lúbricos, apretados entre sí sin dejar fisura por donde mi mano pueda insertarse y deslizarse por esa suavidad ilimitada y voluptuosa del interior de cada uno para ir morirme de prematura eyaculacíón ahí en el húmedo y caliente surco de su abierta confluencia.


sábado, 13 de diciembre de 2014

VOY A POR TI


Voy a derramarme sobre ti como un agua densa y caliente, me verteré como un hilo de saliva en las mórbidas ondulaciones de tu cuerpo mientras mi boca irá sorbiendo tu aliento y tus quejidos, desbordaré tus deseos como un vino untuoso, seminal y espeso, sentirás la viscosidad de mi lujuria anegando tus carnes pálidas, los recovecos de tus axilas y tus ingles, y seguiré vertido en ti inundado, inmerso en la calidez de tus pechos, entre ellas creciendo como un musgo macho niño, encopándolas con mis manos sedientas de ti, hundido en su blandura voluptuosa, en su mullida consistencia edípica, succionando tus pezones con viciosa insistencia para hacer brotar desde ellos tus dulces ternuras naturales y la trama incesante de tus ansias de hembra esquiva a otros ojos que no sean los míos, escurriré como una tibia lava lechosa por tu cuerpo bajando hacía la breve concavidad de tu ombligo, hacía la suave convexidad de tu vientre y su latencia, fluiré enredado en la breve selva de tus vellos púbicos buscando extraviado tu vulva en su plenitud sexual para hacerte hervir en tus propios jugos vaginales, para derretirte en un orgasmo de bestias sagradas que se revuelcan amándose en la lúbrica grama de sus sueños, voy a volcarte sobre el lecho bocabajo para resbalar mi abdomen sobre tus coxis y tus nalgas con mi falo surcando y punzando el surco que las separa hasta encontrar el apretado capullo de tu flor del sur, y ahí lento, candente, endurecido, la penetraré como un unicornio desatado y sodomítico, eyacularé en ti y serás al fin untada y ungida por mi semen desesperado. Voy a saturarte de caricias desde el salvaje oleaje de tus cabellos hasta las refulgentes uñitas de tus pies.


viernes, 12 de diciembre de 2014

TE SOÑARE


Te soñaré conmigo en un bosque de altos árboles y pájaros te soñaré besándonos entre las flores y los silencios te soñaré mía en mis brazos sobre la grama y el rocío te soñaré dormida y yo mirando arrobado tu rostro te soñaré mariposa de acuarela y yo caracol enamorado te soñaré leve y sutil como una novia en su vuelo nupcial te soñaré pompa de jabón jugando con la brisa y la hojas te soñaré dibujada por el musgo en las sombras del follaje te soñaré atrapada por mis besos y mis caricias en tu pelo te soñaré perfecta e intocable como el perfume de las rosas te soñaré hasta cansarte de andar de mi mano por mis sueños te soñaré conmigo en un bosque de árboles umbríos y pájaros sexuales te soñaré desnudos jugando a ser los primeros pecadores en el paraíso te soñaré mía en mis brazos abierta a los deseos y la cópula te soñaré dormida y yo mirando arrobado tus pechos y tus pezones te soñaré hembra de fuego turgente y yo caracol endurecido y erecto te soñaré húmeda y ardiente como una potranca en su celo nupcial te soñaré lúbrica lamiendo mi miembro en medio del caluroso verano te soñaré masturbándonos escondidos en las sombras del follaje te soñaré atrapada por perversiones y mis lascivas caricias en tu pubis te soñaré lujuriosa e insaciable como el íntimo sabor de tu sexo te soñaré con mi verga penetrándote hasta cansarte de sentirme en tu vulva.


jueves, 11 de diciembre de 2014

TRIPTICO DE LA CONDESA I Bicolor.


Es un juego voluptuoso de negras bragas y piel desnuda, un torbellino atrapante y excitador, un lujurioso calidoscopio bicolor, un yin y yang que expone la dualidad de todo lo existente en el universo, las dos fuerzas fundamentales opuestas y complementarias, que se encuentran en toda sexualidad, el yin es lo vestido, lo oculto, el principio femenino, la tierra, la oscuridad, la pasividad y la absorción, el yang es lo desnudo, lo expuesto, el principio masculino, el cielo, la luz, la actividad y la penetración. No es blanco y negro, es el negro sexual de tus bragas con su urdimbre de cerrada red atrapadora, es los dos negros distintos, el que esconde la suave comba de tu vientre y el que me niega el monte de Venus y la flor oculta de tu vulva, es el rosa pálido o el cálido rosa anaranjado según  sea la luz o las sombras de la deseada piel de tus muslos. Y Es Solo el inicio de un sendero por las zarzas y las brasas de las lujurias reprimidas, por los aromas de las flores sexuales que florecen en las penumbras nocturnas, son tus excitaciones a medianoche cuando asumes que eres orgullosa hembra por dentro y por fuera, es la certeza inquietante de que te voy a comerte, que te voy a morderte, que te voy a mascarte, que te voy a chuparte enterita, que te voy a lamerte hasta la conciencia con todos tus remilgos, pudores y recatos, es la certidumbre turbadora que un lobo pervertido te acecha desde los húmedos y calientes adentros de ti misma.


TRIPTICO DE LA CONDESA II Digital.


Es un pálido camino lunar que va desde el borde de perlescente rojo tirando a rosado intenso del encaje de la sexy camisola cortita hasta los breves rojos oscuros de los granates de las uñitas pintadas de tus deditos de los pies. Entre estos rojos excitantes tus piernas se extienden largas como los ojos del fauno que las mira y remira engolosinado en las manchitas lunares, buscando inútilmente algún pelito asomado, imaginando la sensación de lamer goloso tus piernotas desde ese rojo ruedo púdico hasta los rojos cristales encendidos en la punta misma de tus pies. Como paisaje de fondo hay un libro con un halo de nueva poesía y tus escritos desordenados a lo largo y ancho del lecho, detentando los misterios de la literatura en medio del torrente canal de tu díptico exhibicionismo. Quizá lo haces por que te gusta, de puro coqueta, o solo para encender el arte de estos mis textos lujuriosos, o porque le has encontrado el gustito, aunque sea un poco, al placer deleite goce perturbador de que alguien te observe desde lejos y te desee, o porque simplemente has perdido la vergüenza ancestral que te oscurecía las ansias, lo cierto es que me has capturado en la fina red de las imágenes de tus piernas desnudas y de las uñitas pintadas. Un día voy a ir a puro chuparte los deditos de los pies, a seis minutos cada uno será una hora justa de sabrosas delectaciones podológicas; llego, los chupo y me desaparezco, como esa aparición que irrumpe en tus calurosos insomnios cuando te revuelcas en el lecho sin encontrar la calma en tu perfumado cuerpo sudoroso. Y no te pondrás nerdioza (sic) porque será pura podología, no mero fetichismo sino tortuosa podofilia, un parcialismo (i) desatado y vicioso, una reflexología sexual, una fijación erótica que se consuma en saliva, sí, sé que te gustaría, porque solo serán chupaditas chiquitas, y si te gusta, con la lengua te hago cosquillas en la planta de los pies hasta que tu desesperación simule el destello de un orgasmo.

(i) El fetichismo de pies es un pronunciado interés fetichista en los pies humanos. Esta parafilia, también llamada podofilia, es uno de los fetichismos más comunes en los varones. El fetichismo del pie en mujeres es un comportamiento sexual apenas estudiado. Conviene aclarar que si bien usualmente se utiliza el término fetichismo para referirse a esta parafilia, muchos autores prefieren emplear el más apropiado de parcialismo. Esto es así porque la palabra fetichismo hace referencia a fijaciones sobre objetos y/o materiales (como el fetiche por el calzado o el fetiche por el cuero), es decir, sobre cosas no vivas. En cambio, cuando la fijación erótica se proyecta sobre partes del cuerpo humano se trata de parcialismo, ya que el placer sexual se obtiene por la reducción de todo el cuerpo a una de sus partes (a diferencia de lo que ocurre con el fetichismo, donde el placer se obtiene fuera del cuerpo). De acuerdo con esta definición entonces, fetichismo y parcialismo son dos clases diferentes de parafilia y deben recibir un tratamiento diferenciado por parte de la psicología y la sexología. Wikipedia.

TRIPTICO DE LA CONDESA III Soleada.


Es el sol que te lame las piernas cruzadas desnudas sobre el mullido jardín cuadriculado, es el sol que penetra por tu alta ventana e ilumina con su tibieza sensual la piel pálida y suave que provoca y excita en su desparpajo procaz, es el sol que te acaricia distante como si fueran las yemas de mis dedos arrebatadas en un éxtasis de tocar palpar digitar las torneadas columnas que guardan el templo de tu sexo en su húmeda convergencia. Y se asoman tímidos los vellos por el negro borde de las bragas, escondidos allí en el lúbrico pliegue de la ingle, giran las manchitas esparcidas en las eróticas curvas convexas de tus muslos, se desgranan como pequeñas hojas de tu madurez otoñal sobre las claras y ardientes arenas de las playas del deseo. Negra la íntima prenda que oculta esconde niega la comba deliciosa de tu pubis, el Monte de Venus, el surco de tu vulva cerrada como un capullo en los inicios de la olorosa primavera. De fetichista horizonte tus pies en sus lejos con sus deditos con sus uñitas pintadas de los oscuros rojos lujuriosos de los quemantes granates. En tres imágenes todo se incrusta y se erecta, la sexualidad soleada, la pierna derecha sobre la izquierda y después a la inversa, y antes la rodilla cubriendo la otra rodilla y la amplia combadura del vientre en un negro amenazante es la invocación de Eros, la provocación desvergonzada a la masturbación inevitable, sin los límites de tus antiguos pudores o las miserias de tus malditos recatos.


lunes, 8 de diciembre de 2014

REMINISCENCIAS DE ISIDORA


Casi alcanzo a tocarte, siento nuestros cuerpos tibios que se buscan, que se desesperan entre si hasta el dolor y juegan como las gaviotas asustadas y huyen sin escapar porque sus alas no alcanzan. Nos sumergimos en ese mar que puede contener todos los sueños, todos los susurros, todas las voces, todos los sonidos de ese mismo mar que nos rompe y nos atrapa y nos naufraga y nos rescata en deseos que se disuelven en esas distancias que nuestros labios no respetan, en la búsqueda ciega de justificar la cercanía dejando deslizar las manos por la piel y penetrar los ojos en los ojos. Todo sucede sin suceder, mi boca bebiendo la saliva de tu boca, mi mano en tu rodilla subiendo por tu muslo hasta humedecerse en el tibio relente de tu sexo bajo las bragas. Y hay un oleaje de caricias impúdicas que viene desde aquel pasado inconsumado y que son el concho de las pequeñas lujurias que aquellos años truncados nos prometieron. Hacia el anochecer nos asomamos a ese borde ardiente de la noche donde envueltos en las soledades del día nos encontramos en intima comunión, en la cercanía dolorosa del deseo. Trasgresores ebrios del dulce néctar de los sentidos compartimos las ansias y los anhelos en los secretos códigos de los amantes, en el inquieto insomnio, en medio del fuego que nos devora y nos arde y nos rompe y nos diluye la voluntad de resistir al goce pleno de ser nosotros, pecadores nocturnos atrapados en las horas del fuego hasta que el sueño nos libera. Pero tu mirada se pierde en un horizonte tan lejano que no alcanzo a estremecerte como antes con mi voz ni con mis manos, y no puedo tocarte así, tan ausente, tan lejana, si ya no me dejas acercarme a tu boca silenciosa y anidar en tus labios. Ya no puedo hallar el tacto dulce de tus manos para que me rompan me enciendan me arrastren en la vorágine de tus caricias como fragmentos encendidos. Ya no me hundiré en ti hasta desaparecer en tu cuerpo y entrar en la soledad distante que adivino en tus ojos siempre lejanos.


NOSTALGIAS DE LA BARONESA


Está en la memoria de esos tiempos de deliciosas inquietudes imposibles inmersas en esa magia de la poesía que solía asediar la distancia como un viento húmedo opresivo y caliente que venía desde las más lejanas comarcas de las pasiones dormidas. Está en aquellos días que pusieron el cerrojo y la encarcelaron en su capullo, pero la evocación regresa instantes que fueron galaxias de sueños atrapadas en nuestras distantes cercanías envolventes a los crepúsculos y a los insomnios. Está en el destino implacable con sus designios ya escritos, pero que no puede con los reductos de los últimos recuerdos. Está en la piel del barón solitario enfrentado a desafiantes conquistas, asediado por los celos de las musas, corroído por los soles innumerables, pero derrotado siempre por sus sabanas impolutas, sal y ceniza. Está en los ojos de la Baronesa que leen al trasluz los antiguos archivos que quedaron sin escribir. Está en el día venidero en que se cumplan los sueños como se cumplen las mareas, las fases de la luna o las migraciones de las aves, ese día en que será gaviota sobrevolando los furiosos oleajes del tiempo perdido o mariposa alucinada por el perfume de mis palabras, y habrá un bosque de verdes pastos, y la brisa cumplirá su suave deber en su pelo, y escucharé iluminado el susurro de su voz, y mis labios y los suyos se tocaran en el borde del abismo, y su piel dejará un reverbero iridiscente en mis dedos que la acariciarán a lo largo de la tarde, casi hasta cumplirse los sueños iniciales. Está en ese mar sureño que la hace verdear y enrojecer como las docas aferradas a lo vitrales de sus grises arenas y la energiza y la renueva en sorprendentes amaneceres. Estuvo también en la paciente vigencia de la semilla de la que solo fui jardinero, ya ni me acuerdo cuantos años atrás, y es que el tiempo se nos va pronto y feroz para que sepamos que solo nos queda vivir a concho lo poco que nos queda.


DESBORDAMIENTO


Texto escrito bajo un severo Overflow (i).

Escribo desbordado por la imagen de sus muslos expuestos con invocante lascivia, escribo sobrepasado en mi imaginario y mi vocabulario por el éxtasis lujurioso que me disgrega en una fina arena caliente parecida a una ardiente ceniza volcánica, escribo extasiado, extraviado, ebrio, atrapado por su convexidad carnal, mullida, sensual, por su ilimitada sensación de goces perdidos; el lamido, el beso marcado en ardiente saliva, la caricia impune, la caricia tierna, la caricia lasciva, la caricia hirviendo en las lujurias, por el despliegue en desparpajo de altos y pervertidos atardeceres (ii). En esta orilla del deseo un horizonte de suaves vellos púbicos define la línea sutil de la incitación que se abre a los arpegios de la lujuria, las desnudas piernas cruzadas me naufragan en los mórbidos deleites que conocieron mis manos dedos labios lengua, cada una con su miríada de manchitas y su sol sostenido en la piel que fue besada y lamida hasta el vicio y la erecta nostalgia, y allá abajo el tobillo, el talón y el empeine del pie que caminó los rumbos de los presagios de las intensas masturbaciones y las cópulas esquivas. Todo es del lúbrico color de la piel deseada, en su vastedad de hembra escondida en su alto castillo, de la misteriosa coloración de la piel desnuda incitando, entre color Perú (iii) y Marrón Arenoso (iv), que para mis excitados adentros es un tierno ocre otoñal en sus infinitos matices de las sombras tenues imposibles de describir como se merecen (v) bajo el embrujo cautivante y las ansias de lamer en carne viva sus salobres sabores. El mullido edredón se arrincona apagado por el fulgor de los muslos, por la tentación de su torneado y los vellos asomados sobre el blando lomaje del Monte de Venus cuya anhelada visión se niega con cruel persistencia, por la cercanía olorosa de esa vulva jugosa que simula con perfección la puerta del nirvana (vi). Y ahí me quedo cristalizado, petrificado ante la visión de lo intocable, poseído por su intensa intención de excitar, cegado por el resplandor de su carnal exhuberancia y sumido en la desesperación de no alcanzar a expresar con palabras la sagrada epifanía.

Notas.-
(i) Computación; cuando los contenidos no caben en su elemento contenedor.
(ii) “Tu muslo y nada más”. Prosarium, del mismo autor para la misma musa.
(iii) HTML Color Names. Perú: CD853F
(iv) HTML Color Names. Sandy Brown: F4A460
(v) “El hombre sabe que hay en el alma tintes más desconcertantes, más innumerables y más anónimos que los colores de una selva otoñal... cree, sin embargo, que esos tintes, en todas sus fusiones y conversiones, son representables con precisión por un mecanismo arbitrario de gruñidos y de chillidos. Cree que del interior de un burócrata salen realmente ruidos que significan todos los misterios de la memoria y todas las agonías del anhelo”. G. K. Chesterton, en “El idioma analítico de John Wilkins”. Otras inquisiciones. Jorge Luis Borges, 1952.
(vi) En la filosofía shramánica, nirvana es el estado de liberación tanto del sufrimiento como del ciclo de renacimientos.


sábado, 6 de diciembre de 2014

TU MUSLO Y NADA MAS


Pour la belle jambe de la Comtesse.

Tu muslo amplio como un río ancho y lento que desemboca en el mar de tu pie lejano en su horizonte de uñitas pintadas con los furiosos rojos de las pasiones esperando. Es la mujer madura tendida sobre el lecho de su cuarto donde aun falta el sillón y el espejo hermoso, no la gitanilla amorosa y delicada de apenas diecinueve años primaveras cuando era niña beata que si se moría se iba al cielo en tierna santidad de vida aun no vivida, no la hembra florecida de dos décadas y media en su mediodía sugerente que va inquietando las arenas de la playas con esos muslos firmes de beldad virginal y sonriente, provocando a los océanos que la poseían excitados con sus espumas y toda su sal marina; ni la sílfide de los fríos oleajes del mar Pacífico ni la sirena juvenil del mustio y caluroso Atlántico, no esas musas antiguas que las ventoleras de los sucederes se llevaron entre los trabajos y los días. Tu muslo suave con sus manchitas desperdigadas en un azar sexual que arrastra por el torrente carnal de mi voyerismo desesperado y tu exhibicionismo confuso de la egoísta con sus dones y fulgores. Tu muslo, nada más, por su convexidad carnal, mullida, sensual, por su ilimitada sensación de goces perdidos; el lamido, el beso marcado en ardiente saliva, la caricia impune, la caricia tierna, la caricia lasciva, la caricia hirviendo en las lujurias, por el despliegue en desparpajo de altos y pervertidos atardeceres. Tu muslo de mármol elemental y de pulida madera clara, tu muslo constelado de florcitas otoñales con su girasol de corazón o mariposa, tu muslo, tu rodilla y tu pantorrilla, allá abajo el tobillo, el talón y tu pie como al descanso, tus deditos dormidos, tu pierna entera vista y deseada, la piel pálida en su exuberancia sensual e incitante. Es ese muslo pleno como el estío y dulce como el otoño en sus últimas vendimias el que talvez la va llevando a un lugar soleado y discreto en el rincón de los que cayeron en tentación en el mismísimo infierno.


jueves, 4 de diciembre de 2014

EN TUS MANOS


Desde sus palabras.

Cuando el sueño de tocarnos se cumpla beberemos champaña, tú beberás el néctar de mi miembro con los dulces bocaditos de mis besos bajo la sombra de mis caricias, y yo beberé de ti el jugo de mango de tu vulva para que el príapo despierte con tu lascivo llamado, para vivir ebrio de ti, para saborear tus aguas sexuales en su fuente, porque en ti todo es erotismo, tú me inspiras soeces palabras, ardientes besos e incontenibles deseos. Soportaré todo de ti, lo que quieras hacerme, todo, sé que me comerás a besos tiernos suaves fuertes apasionados, que me morderás suavecito, que me comerás primero los dedos de mis pies, que tus manos no pararán de acariciar mis piernas mientras tu boca chupa ese dedo del pie que habrás seleccionado para ese día, yo dejaré que me comas, me mastiques, y subas, subas con tu lengua lamiendo mis pantorrillas, tus manos acariciarán mis dos piernas a la vez, besarás mis rodillas y tus manos apartarán mi pijama, manosearás mis testículos mientras besas mis rodillas, las chuparás, y tus labios besarán mis testículos todos tuyos, acariciarás mis tetillas mientras sigues besando esos huevitos muy tuyos, me besarás aun más mis testículos y bajarás más abajo de mis huevitos, sentiré tu lengua buscando su beso anal, su beso negro en tus labios rojos, tu boca, tu lengua en mi flor del sur, te sentiré en mi agujerito, sentiré tu lengua dentro de mi flor penetrando, la meterás y la sacarás, me violarás, me abusarás, y seré tuyo, muy tuyo, te sentiré llevándome al borde mismo del acantilado de la eyaculación, pero no me despeñaré solo, será juntos, lameré tu sexo, sentirás en mi lengua como te deseo, serás mía y yo seré tuyo entero, y el Universo se diluirá entre nuestros quejidos y misteriosamente dejará de existir.


miércoles, 3 de diciembre de 2014

LA GUAPA DE LA CUECA BRAVA


Está en ese pálido muslo que se asoma coqueto e inquietante por el tajo revelador e insinuante de la falda colorada, muy linda, guapísima, y muy brava. Está en blusa negra y sus filigranas donde late escondido su corazón de paloma ausente y sus pechos punzan voluptuosos por volar hacía los oscuros territorios de los sueños prohibidos. Está en la roja rosa prendida en la suavidad de su pelo, en la mano que sostiene el colorido pañuelo cuequero y en la mano que levanta incitante un poquito la falda. Está imposible e invencible, como siempre, en las palabras que sintió a flor de piel y en los maravillosos aciertos que hurgaron aquellos rescoldos. Está en toda rosa que día a día florece aunque llueva sobre su rosa dormida, en la lluvia y sus melancolías, en ese un hilo invisible y nostálgico que ronda por tibiezas perdidas y desoladoras ausencias. Está en los tímidos colores de dama delicada de su rosa que ha despertado abierta y perfumada. Está en su piel extraviada por los laberintos de los deseos que se sienten en carne viva, pero que solo se nombran en los últimos desasosiegos de la noche. Está en su cuerpo de hembra sorprendida y asustada a medio camino entre la vigilia soñadora y las sudorosas arenas de las secretas lujurias. Está en las pírricas victorias de sus sábanas impolutas, en las calidas manos de lunas que nunca serán de sal, y en la noche desnuda que se viste de silencios soltando mariposas en su vientre. Está en la paradoxa de una Baronesa cuequera, en su sensualidad que fluye por sus propios cauces buscando como florecer aunque intente ocultarla, y allí, mientras baila alegres cuecas bravas, su imaginación juega sus juegos sin que lo pueda evitar.


AMBIGUO AMANECER

“Pero en la intimidad dejo que ... aflore y disfrute”. Patricia V.

Primero iríamos por la noche de cabaret en cabaret, ebrios de champaña y alegrías, tomados de la mano, felices y locos, yo extasiado viendo como los hombres miran con deseos mi hembra desatada, y ya en la madrugada nos sentaríamos abrazados en un parque a conversar de la vida y de todos estos años separados, hasta que cuando salga el sol te llevaría a un cuarto donde hay olor a mi tabaco y a tu perfume y te besaría con ternuras y con deseos, nuestras lenguas se enredarían en un torrente de salivas y nuestras manos irían reconociendo las comarcas de nuestros cuerpos excitados, desnudándonos uno al otro, acariciando lugares imaginados y deseados, hurgando palpando sobando apretando, y luego nos recostaríamos en el lecho, desnudos y ansiosos, y te abrazaría por atrás en cucharita para que sintieras en tus nalgas el roce de mi virilidad erguida y restregaría mi pecho varonil en tu espalda femenina, piel en piel vertidos de sudores y calores lujuriosos, te besaría vertical ensalivando tu cuello tu espalda tu curva lumbar tu coxis tu surco entre tus glúteos, y permanecería ahí surcando lamiendo punzando penetrando con mi lengua, estremeciéndote de ilusiones de mujer en celo, de delicados y urgentes goces ambiguos, rozaría tu clítoris con mi mano curiosa, lo atraparía como a un capullo floreciendo, lo punzaría lo apretaría lo acariciaría lo atraparía y cuando te abras excitada como una flor seducida socavaría tu cuerpo rendido como una lúbrica bestia seminal para que te hundas poseída en los ardientes charcos de una amanecida cópula feroz.

martes, 2 de diciembre de 2014

RITUAL DE LAS MANOS


Sotto l'incantesimo di Firenze

Su mano suave en la penumbra, los anillos refulgiendo en la poca luz que penetra por las grietas de los adobes y las rendijas de las antiguas maderas, el íntimo ámbito amarillo que define la luz de la mañana a través de la difusa cortina. La mano mujer que manipula, masajea, masturba, menea, aprieta y excita, tierna e inquietante, el miembro erecto que se deja manipular, masajear, masturbar, menear, apretar y excitar, duro y erguido. El ritual masturbatorio se va dando en una tímida calma que busca el relajo gozador, la quieta circunstancia sexual, mínima, suficiente para deshacer los nudos del celibato obligado. Ella hierática e inconmovible, con la serenidad que dan los años de vivir bajo acechos y seducciones fluye tranquila disfrutando esa extraña circunstancia distinta a todas las vividas, se deja desear así de lejos, como si fuera transparente o ausente. Un oleaje lento y denso mece el suceder y lo lleva por inesperados derroteros, mi mano vuela por las tibias sombras sobre uno de sus senos, lo atrapa, lo palpa, lo aprieta con deseo reprimido, es mullido, maduro, de una blandura incitante, no hay escote ni sostén, amaso sibarita ese pecho mórbido, fláccido, pero real en el juego del fuego de la lujuria, la palma de mi mano siente la punzada provocante de su apacible pezón escondido bajo tela azul oscura, siente con deliciosa nitidez esa breve protuberancia carnal como el centro eje de mis deseos, luego los dedos van tocando en detalle lento el pezón, lo rozan, lo tocan, lo reconocen en su párvula revelación, apretándolo suavemente en su turgencia erótica, pellizcando juguetones su pequeña consistencia edípica, gozando la sensación hasta la última gota de placer, porque mi otra mano en tanto sigue engolosinada en mi verga masturbándola mientras mi ojos están clavados en el botón que sobresale inhiesto sobre la suave comba del pecho oculto bajo la tela azul oscura, y donde mis dedos siguen enviciados camino a la eyaculación.


SUEÑO EN SILENCIO MAYOR


Para Mariale

Acurrúcate a mi lado, siente mi calor y mi aroma de macho enternecido, déjame tocar tu mano, déjame surcar el dorso de tu mano hasta la muñeca, siente ese tacto de mi dedo, respira mi cercanía, cierra los ojos y siente mi dedo recorrer tu nariz suavemente, tus labios, siente mis labios tocando tu boca levemente, siente tus labios en los míos. Mi lengua alcanza a rozar tus labios y te deja la marca ardiente de mi saliva, apenas humedece tus labios, solo una línea ardiente en tus labios que reverbera en tu corazón dormido, ahora siente mi mano entera como una copa que abarca y posee uno de tus pechos, tus latidos atraviesan tu cuerpo y tocan mi mano, siente mi dedo, apenas rozando el lugar donde tu pezón se esconde, despertándolo como un capullo a boca de primavera. Ahora huelo tu perfume en tu cuello, busco ahí la hembra dormida, siente el roce de mi nariz hurgando en tu cuello, mis labios tocando la plenitud de tu cuello, mi nariz, mi boca y mis labios y mi lengua deslizándose por tu cuello, por tu piel, por tu perfume, por el olor de tu piel entera, ahí, ahí en tu cuello. Siento tu respiración quieta como una victima rendida a su fiera, esperando el zarpazo final, la posesión total. Mi mano alcanza la tuya y la cubre y la arrastra y la conduce sumisa hacia abajo de tu cuerpo tendido, mi mano lleva tu mano, la arrastra como un tibio oleaje por tu vientre, por tu pubis y ahí la detiene, la fija, mis dedos entrelazados con tus dedos, mi palma ardiendo sobre tu dorso, quemándote, incendiándote, mi mano hunde tu mano en tu pubis, en esa blandura inquieta, siento, sientes, tu monte de Venus en erupción, tu dedo mi dedo nuestros dedos buscan tus húmedas tibiezas, se hunden en ese surco oculto, te rompen en deseos, en ansias, tu dedo mi dedo, los dedos de nuestras manos juntas y pecadoras acarician ese surco secreto, escondido, sientes las punción, el roce. Dejo tu mano ahí apurando tus deseos y mi mano busca tu boca y mi dedo se cruza sobre tus labios silenciándote y te susurro al oído que no despiertes, que no salgas nunca, nunca, de este sueño.

Mayo, 2008.

lunes, 1 de diciembre de 2014

ESA MANO


Per grazia di Firenze

La mano suave en la majestuosa penumbra, el metal de los anillos marcando a fuego lento la delicada piel del prepucio, las pedrerías refulgiendo en las pocas luces que entran por los intersticios de los adobes y las hendijas de la vetusta madera, la opacidad amarilla de la luz de la mañana en la ventana encortinada. La femenina mano que manipula, masajea, masturba, menea, aprieta y excita, tierna e inquietante, sin preludios ni protocolos, incluida en un silencio primigenio, lejos de arrullos mentidos o caricias falsas, solo la mano ahí rompiendo el celibato, reemplazando nupcias e infidelidades, con la ternura primitiva de la grata tolerancia voluntaria, sin remilgos beatos ni torpes censuras. La mano tibia lenta tierna opresiva que rodea ciñe estrecha estimula el miembro sensible jugando un fálico juego de deliciosos vaivenes, que repite el rito el vicio el ritmo de púberes placeres iniciales, de antiguas y asiduas lascivias solitarias. La mano virginal que no consuma pero abre los diques del desborde de la densidad seminal derramada en otra mano confabulada, el estertor de la eyaculación, el goce vertiéndose vertiginoso. Los breves espasmos, los mudos quejidos, las palabras entrecortadas en vehementes monosílabos. Después la sonrisa venerable, la complicidad y la discreción, la misteriosa e ilícita amistad confabulada que florece desde la lechosa semilla. Se sabe que Se va la mano que te induce. Se va o perece (i), pero hay una mano, suave en la ardiente penumbra, que perdurará incrustada en los cristales eternos de la agradecida memoria. Esa mano.

(i) Mariposa de otoño, Pablo Neruda


domingo, 30 de noviembre de 2014

IMPOSIBLE IRINA


“El pecado no es imaginar sino no atreverse a ello.”

Y fue una noche mágica en el borde mismo del deseo, pude oler tu perfume, sentir la tibieza de tu piel, tu respiración, vi tus pechos grandes y plenos con sus pequeños pezones sensibles, protuberantes, con sus claras aureolas rosadas. Vi tu cuerpo macizo, lleno, sin ningún vello, femeninamente depilado, y veía ese breve surco rosado carnal, oloroso a ti, y me entregué a ti, y me olvidé de todo, dejándome hacer lo que sentía, sin limites; busqué, exploré, toqué, besé, lamí, acaricié, entregándome entero para que tú sintieras mi rendición y te entregaras igual, y así hundirnos en esas intimas sensaciones hasta el éxtasis. Entonces comenzaba a recorrer cada milímetro de tu piel, solo para dolerme mas de mis deseos, de mis ansias, hundía mi rostro en tu cuello, me escondía allí de todo, olía tu perfume y tu sudor después de sentir la olvidada intensidad del amor imposible, no quería moverme de ahí, besaba tu oreja, jugaba con ella con mis labios y mi lengua húmeda, enredaba mis manos en tu pelo y te besaba, te besaba mucho para saciarme en tus besos, jugaba en tu boca con mi boca, en tus labios llenos de mis besos, y eras mía, toda mía. Pude abarcar tus senos con mis manos, sentir su suave consistencia, su calor y su textura, esa sensación de dulce carne blanda y perfumada. Y pude rozar tus pezones con mis labios, y luego besarlos succionarlo una y otra vez hasta sentir tus pequeños quejidos de placer. En esos momentos nada existía sino tú, todo estaba en tu cuerpo que poseía, en tus rincones y sus secretos, todo el universo estaba en tus tiernos susurros, en tu piel que vivía esos roces hasta la penetración final, esa posesión intima, absoluta, en esos instantes maravillosos en que fuimos uno. Estaba excitado, muy excitado, demasiado quizás, porque ahora sí me dolía la imposibilidad.

Desde esa ultima noche, Diciembre, 2008.


sábado, 29 de noviembre de 2014

DESESPERACIONES II


Subo embesado desde la densidad lunar de tus pies, por los tensos arcos inspirados de tus pantorrillas. Sentirás un agua espesa y ardiente que te inunda. Me vuelco rodeo acuno los duros cantos rodados de tus rodillas imaginando la impudicia de tu pudor vencido por tu exhibicionismo de ninfa multitudinaria. Percibirás un torrente burbujeante que te atrapa y te arrastra con los ojos cerrados mordiéndote los labios. Remonto por tus piernas ávido de tus muslos, me allego sátiro depravado con boca y dedos en tu entrepiernas lamiendo ensalivando tus ingles. Advertirás un vaho caliente que te abre dulce y jugosa como una fruta madura que destila su néctar al final del estío. Mi nariz va oliendo con fervor la pilosa selva triangular que converge en tu sexo, asciendo lengua en ristre por tu vulva su breve distancia humedecida hasta alcanzar el tierno capuchón de tu sensible capullo. Experimentarás un estremecimiento que te invade vibrando en ti como un orgasmo escondido. Lengüeteo solemne o desaforado de perineo a clítoris y viceversa, desatando tus quejidos susurros suspiros y grititos mientras me aferro resbalando por tu espalda. Padecerás un calor de fiebres uterinas que ruboriza tus avergonzadas mejillas y te deja temblando en una insoportable cadencia animal que acelera tus enloquecidos latidos. Acaricio las tersas combas de tus nalgas, surco digital su inquietante hendidura y dejo mi dedo hurgando delicado en el tierno asterisco escondido entre tus glúteos. Gozarás en secreto con tus piernas apretadas un espasmo masturbatorio que te llevará ebria y adormecida en su oleaje masturbatorio hasta el despeñadero feliz de la petite mort, empapada de ti misma.


DESESPERACIONES I


Sueño tocar tus manos con la levedad tierna del amor solapado, rozar la orilla sonriente de tu boca asomado al abismo de tus besos, acariciar tus labios con los míos para hallar los orígenes de tus ternuras, palpar con mi lengua tu lengua húmeda de las dulces salivas y masajear tu piel en sus recatadas comarcas, sus sensuales paisajes y sus eróticos territorios. Quiero encopar tus pechos con mis manos hambrientas de sus mullida blanduras, sobar sus turgencias, voraz y estremecido, extasiado de sus encantos, amasar esos senos que desatan urgencias de sedientas memorias atávicas, manosear tus pezones en un sensitivo juego de niño macho y sobajear esas pequeñas protuberancias hasta incrustarlas en las palmas de mis manos. Anhelo lamer despacito el borde del cuenco inquietante de tu ombligo, y seguir lamiendo por tu vientre y tu pubis, enredar mi lengua en la pilosidad salvaje de tus vellos púbicos, hurgar por tus misteriosos sabores en esa oscura mata de musgo oloroso, chupar cada uno de los pétalos de tu vulva y succionar tu clítoris hasta que nos fuguemos ebrios del éxtasis de una oralidad sexual extraviada. Deseo introducir mis dedos pervertidos en tu voracidad de hembra sagrada, abrir el surco de tu sexo e irrumpir con mi falo punzante tu flor abierta expectante en su rosada carne anegada, insertar mi miembro en una lenta ceremonia en ese vórtice de goces salvajes y entrar en ti victorioso con mi verga inhiesta desgarrando tus últimos suspiros. Ansío penetrar bestial y violento en el centro de tus vergencias de dama seducida, engarzar el glande como en un rito de desfloración consentida, verter derramar en tu cauce vaginal mi semen desbordado, e impregnar tus sentidos de esa densa leche seminal hasta que escurra hacia tus ingles como una lenta lava saciada.