martes, 16 de julio de 2013

A RAS DE SUEÑO III


No importa tu silencio ausencia ni tus celos furias ni tus soberbias orgullos, no importan porque tú y yo habitamos un lugar ajeno a estas minucias intranquilas situado al centro mismo de un Universo paralelo al de esas miserias de ególatras insufribles. Y me quedo vagando por el vidrio de tu ventana desde el atardecer hasta bien entrada la noche esperando a que te duermas, a que entres en esos sueños de extensos desiertos sin mí, a que tu cuerpo laxo se repliegue hacia adentro y deje de ser en esta realidad de infierno sin nos, entonces cruzo el cristal disolviéndome en la penumbra de tu respiración rítmica y tranquila, beso tu boca dormida con todos los besos del día, acaricio tu pelo con la voluptuosa complicidad nocturna y dejo que mis manos inmateriales vaguen desde bien entrada la noche hasta la desatada madrugada por tus pechos mórbidos, por tus deliciosos pezones sensibles, por tu ombligo acurrucado en el centro de tu carnalidad, por el suave territorio de tu espalda, por la convexidad inquietante de tus nalgas y por la lisura tibia que escondes por dentro de tus muslos, por el fuego latente de tu vientre y por la perversidad de tus vellos púbicos, por el surco húmedo y tierno de tu sexo también dormido, por tus piernas hasta tus pies allá en el sur de tu lecho, y sigo así repasando tu geografía tendida sin solución de continuidad esperando el primer borboteo del sol allá en tu oriente para volver a cruzar el cristal de tu ventana y disolverme en la fría claridad del amanecer.

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