Para LG,
con más deseos.
Recorro en piel viva la tersa largura de tus
piernas desde la puntita misma de tus pies, por tus tobillos, por tus
pantorrillas y la dura sensualidad de tus rodillas, hasta alcanzar los pálidos
territorios de tus muslos, y en un ejercicio de virtual y carnívora voracidad te
voy lamiendo poro a poro toda esa piel expuesta, degustando así tus intensos y
más profundos sabores. Te desnudo con la ansiedad de mis labios voraces, para
liberar tus mórbidos senos y sus oscuros pezones, para hundir mi nariz en la
tibia copa de tu ombligo, para abrir tus lascivos deseos de hembra ansiosa, para
liberar las mariposas que aletean en tus entrañas, para ver florecer la mojada
magnolia de tu sexo, para que mi urgente virilidad se yerga endurecida, para
incrustarme desesperado en tu cuerpo deseado, para después ir a morir de besos
allá arriba en tu boca. Y vuelvo a besar tus pies con
obsesiva insistencia hasta sentir que su piel se disuelve en mi boca, beso cada
dedo y uña, muerdo sus tensas geografías, lamo entre esos tierno deditos con mi
lengua como si fueran ocho exquisitos y breves manjares, acarició lentamente
esos femeninos tobillos como si fueran unas quietas palomas dormidas, y en esos
tersos empeines, suaves lomas carnales, vierto obsceno y erecto mis densas
aguas seminales en la secreta ceremonia de los prohibidos deseos que nunca
consumaré por la imposible la distancia. Y retorno otra vez enviciado al vértigo voluptuoso de tu escote, a la
soñada y mullida sombra de tus senos, al borde del abismo de tu terso canalillo,
inserto en ese mórbido y tibio surco, bajo las cumbres sensibles de tus pezones,
sumergido en esas suculentas blanduras, vagando por esas suaves dunas
prominentes para caer feliz por tus íntimos paraísos.
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