A su entorno de secretos sacrilegios,
a sus vicios de esfinge o estatua. Ante la incitante exuberancia de sus
impúdicas visiones. Bajo su perfumada omnipotencia de venerada meretriz y
habitante insospechada. Con su perturbadora vigencia de hembra convincente, con
el arco tensado de su cuerpo hirviendo en su propia sexualidad desbordada. Contra
su fragilidad de cristal quemante, de fuegos fatuos y cuarzos ardiendo. De su
consistencia obscena, abierta u ofrecida al punzante ídolo e instrumento del
coito sublime. Desde sus impuras turgencias saturadas de su procaz quintaesencia
y de sus íntimos aromas. En todas las viscosas oquedades de su cuerpo, desde su
boca a su sexo y en su breve flor ceñida. Entre su corrupta hondura profana que
añade pecados impronunciables a la cópula o al onanismo. Hacia la pureza
esencial de sus senos encopados en las manos temblorosas de mis deseos. Hasta la
invasiva impudicia carnal de su vulva que estila la savia viva de afanadas
lujurias. Para sumirse en la mórbida textura de sus deseos obliterados por ese
vago pudor insano. Por su evocadora perseverancia introducida y penetrada sin
hartazgo ni rendición. Según la vastedad de los signos y los símbolos que la
verifican deslumbrante o la contradicen sin negarla. Sin las tersuras de su
desnuda palidez, su hermoso exhibicionismo, su salvaje desparpajo. Sobre las
inquietantes espesuras de su pubis, la cuenca de su ombligo, las charnelas de
sus axilas. Tras su provocadora condición de poseída doncella en los extramuros
del tiempo que no logra situarla en una fecha o un sitio donde sus huellas y su
sombra permanezcan como una titilante eternidad inconsumada.
viernes, 8 de mayo de 2015
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1 comentario:
Y esta musa quien será?
Cuál de toda las feminas
víctimas y gozadoras
letras que excitan
que elevan autoestima
mustias sirenas atrapadas
viejos cuerpos curvados
escondidos del placer,
antiguas hembras en ocasos
añosos atardeceres en penumbra
a la espera de la noche eterna.
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