miércoles, 27 de mayo de 2015

TÚ AHÍ DORMIDA


Estarás durmiendo y yo ahí entre tus pechos acurrucado en sus tibiezas como un niño entumecido aferrado a tus pezones, en esa suavidad de tu piel que despliega tus ternuras como las dulces y cálidas arenas del placer, mis manos recorren lentas y sensibles los deliciosos territorios de tu cuerpo dormido, bajan desde tus senos por las comarcas de tu ombligo, por las suave comba de tu vientre palpitante, por el triangulo perfumado de tu pubis enredadas en esa breve selva oscura de tus vellos púbicos, por el cauce húmedo y ansioso de tu sexo, por los tenues bordes de sus pétalos mojados por tu propio e íntimo rocío, por el exquisito botón de tu clítoris circulando con pausados movimientos para despertar excitada y ardiendo a la hembra contenida en las honduras de tu piel incandescente. Me sumerjo en ti ebrio del aroma de flor carnal que de tu flor nace e irradia sosegada, abierta, florecida, quieta y mortal, gineceo abierto de esa atrapadora flor succionante, delicias de tu vulva que obsesiona y rige la búsqueda de los goces en los que el deseo se licúa y se hace aguas hirviendo bullendo en las burbujas de tu aliento, en las provocadoras espumas de los lujurioso fermentos de tu sexo carnívoro y anhelante. Te observo desde este lejos dormida tejiendo tus eróticas anegaciones y tus lúbricos sobornos, percibo estremecido la atrevida densidad de tus suspiros, de tus quejidos cuando entro en tu intimidad y te socavo profundo y erguido, me envuelvo alucinado en tu sueño y me hundo como un libidinoso suicida en el vórtice letal que late voraz entre tus piernas.


1 comentario:

Anónimo dijo...

las mil y una noche, tu caballero andante, sueños libidinosos, bellos.