El primer día será esa perra
sucia sumergida hasta el alma en una sopa de semen, de orines, de sudores
avinagrados de machos en celo. El segundo día será la meretriz de todos los
puertos, la que por unas tristes monedas mamará cualquier verga maloliente y
marchita. El tercero pecará de traicionera infidelidad apurada por su ojete
(esa flor del sur) insaciable que no tiene paz con una sola verga. El cuarto
día su vicio será el dolor y la humillación de sentirse violada con violencia,
emputecida más allá del placer, dolorosa e intensa, para que el día siguiente,
el quinto, vengar sus heridas purulentas en la putas taciturnas de los oscuros
tugurios de sus sueños. El sexo día, sagrado para las vergas sin prepucio,
consumará todas las pene-tracciones posibles, y su culo será la cloaca donde se
verterán todas las aguas impuras, otra vez semen, orines y sudores, que le
quedaron pendientes del primer día. Y el ultimo día, el séptimo, mientras Yahvé
descansa volverá al origen fálico en pene-trantes degustaciones que terminaran
de desflorar su ano, esa flor mustia hinchada y ahuecada, para dejarla abierta
y mustia como una anémona muerta en la arena por el oleaje de siete días de
perversiones incesantes. Pero el primer día siguiente será otra vez virgen,
casta, delicada, con su culito apretado y sensible como un botón de clavel, por
obra y gracia de los deseos compartidos por sus amigas sodomitas de la Cofradía
de la Luna, la misteriosa Diosa sin rostro que nos reúne, acoge y ampara.
martes, 12 de marzo de 2013
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