El largo y negro negro pelo cae
sobre sus senos de niña, roza sus pequeños pezones, se escurre entre el surco
tibio de sus pechos encendiendo lubricas miradas, alzando los antiguos mástiles
en los muelles cansados, abriendo las puertas a los deseos lejanos a las ansias
de machos solitarios. Son sus perlas amaneciendo entre su negro pelo y el negro
escote la perversa venganza de la hembra herida, que intocables en terrible
distancia agrandan, endurecen, erectan, la carnal voluptuosidad del lobo. Son
sus perlas desnudas el rastro persistente que huelen y siguen en desesperadas
jaurías nocturnas sus enviciados y jadeantes sementales. Esas pálidas perlas
llenas, suaves, tibias, de tiernos pezones y tenues aureolas, urgen los deseos de machos solitarios que en
ardiente celo la buscan ansiosos en la maraña de un bosque de voces. Y veo sus
pechos llenos, palomas pálidas latiendo enjauladas en el escote, abierta
ventana a la dulce tibieza de su piel, y sueño hundirme en su abismo suave
hasta quemarme entre sus carnes trémulas, y veo su ombligo atrevido y tierno,
nudo tibio que mis labios sueñan marcando el centro de su cuerpo como un hito a
los ardientes anhelos, y eje carnal de mis terribles deseos, y veo sus ojos y
su pelo y sus manos y su risa de reina estremecida y veo su rostro sonrojado de
hembra deseada y veo un pequeño fuego en su mirada y sé que para ella y para
mí, cruel distancia mediante, la tarde será larga de ardores y la noche una hoguera
compartida. Porque le mamaría esos pezones, le lamería tu vulva depilada, le
sorbería el clítoris hasta hacerla gritar, la penetraría lentamente para que
sintiera como mi verga la posee, entrando en elle, en sus instintos, en su
cuerpo de niña ansiosa, la besaría el cuerpo entero, con mis labios, con mi
lengua, con mi verga dura escribiendo sobre su piel palabras de deseos, de
fantasías soñadas, saciaría su sexo caliente y húmedo, jugaría con mis dedos en
su vulva mojada, en su clítoris erguido que me espera exultante, hundiría mi
dedo hurgando en su sexo hasta el secreto punto del clímax, hasta sus instintos
de hembra en celo, para que sintiera en la oscura virtualidad incomprensible
como mi miembro socava su vagina sensible hasta que encuentre el esperado
destello del orgasmo.
martes, 12 de marzo de 2013
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