martes, 2 de febrero de 2016

SOBRE 30° C


“Un calor de locos... he optado por desnudarme, nadie me ve...”. G.

La imposibilidad es mas inspiradora que la consumación, aunque nunca volvamos a tocarnos te seguiré deseando y buscando y esperando por ti, por tus imágenes en el espejo, por tu voz en el bosque... sabiendo que tu también me deseas. El calor quema el aire y la piel, y las lujurias arden en sus fuegos soterrados, hay pequeñas gotitas de sudor perlando en la piel, lubricando tu cuerpo en su sublime desnudez, un vaho cálido se eleva y se dispersa por tu ámbito más íntimo desplazando el húmedo bochorno de la tarde incendiada. ¿Qué metáforas cautivas habitaran entre tus piernas? ¿Qué poema verterás cuando te excitas y te abandonas al pecaminoso juego solitario de tus dedos cómplices? ¿Qué turbios y delicados sabores guardas virginal entre tus muslos? ¿Qué aromas carnales exudas cuando te revuelcas en el lecho en la desesperación de la hembra invadida por los ardores del deseo? Como un obsesivo y libidinoso escarabajo me escabullo por tus axilas y tus ingles, entre tus glúteos y en los pliegues bajo tus senos, bebiendo succionando lamiendo el denso brebaje dulzón de tu transparente sudoración. Sientes en tu cuerpo desnudo, en tu piel abierta a las sensaciones, el suave y fresco roce de las sábanas, la tenue fricción de la tela en tus pezones, en tus vellos púbicos, en tu vientre sudoroso, en tus pechos ya sensibilizados, en tu canalillo por donde quizá escurre una lenta gota de sudor. Todo resuma un abrasador aire sexual, el humo caliente de un libidinoso incienso brota de ti, mi miembro es una brasa que quema mi oleosa mano onanista, todo hierve en el sopor de la canícula, todo, excepto mis ojos congelados en la luna de tu espejo.


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