Que ya se nos vino, te quiero
desnuda en tu (mi) lecho, solo vestida con tres gotitas de Kenso Amour; una en
ese hoyuelo en la base de tu cuello, otra entre tus senos exactamente en el
punto medio entre los pezones, y la última inmediatamente arriba de tu
clítoris. Te acuestas de espaldas, pones tus brazos detrás de tu cabeza y abres
un poco tus piernas, cierras tus ojos y te quedas muy quieta. Yo llegaré silencioso
y evanescente, me sentirás afanando por tu cuerpo, a lo largo y ancho de tu
cuerpo, no abras los ojos, solo siénteme, no te muevas, solo goza mis artes de
dulce macho sensible, no digas nada, solo déjame oír tus suaves quejidos si mis
artes lo merecen, y cuando estés al filo del orgasmo lleva una de tus manos a
mi cabeza y acaríciame con ternura, y la otra mano llévala a tu pubis y déjala
jugar a tu gusto en tu clítoris, entonces yo te haré entrar en mi paraíso. Voy
en vuelo hacia ti.
sábado, 14 de julio de 2012
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