sábado, 14 de julio de 2012

A PARTIR DE TUS PALABRAS

“Y bastaaa!! me vas a volver un poco más loca aúnnn!!”. No!, no hay un basta cuando se penetra en el túnel del deseo, allí solo hay una salida, y esa luz, ese destello allá al fondo es la consumación, la plenitud del instante de inmortalidad del orgasmo y de la eyaculación. Y en esa culminación el túnel se abre al paraíso en medio de sudores, florecimientos y tiesuras, de lamidos, mordiscos, manos afanadas y dedos desatados. Es la locura y el éxtasis, real y virtual al mismo tiempo pues no hay distancia que se interponga cuando esas manos son las mismas en el allá y el acá. “Y con toda tu virilidad apoyada a la altura de mi ombligo”. Punzando endurecida por el perfume de tu feminidad íntima, por el roce impúdico, voluptuoso, sensible y erecto, túmulo fálico buscando la húmeda cavidad donde acoplarse y anularse, donde verter y sentir, penetrando. “Se siente tibio, caliente y hasta húmedo”. Siente!, sigue sintiendo, cierra los ojos y bebe el dulce licor de tus propias ansias, siente esa tibieza y ese fuego como un sensual bautizo previo al rito sagrado de la desvirgación, siente esa humedad atrapada en ti, entre ti, siéntela y vívela con la intensidad de una revelación o de una cercanía pecadora que te inquieta y deleita sin que puedas escapar, entrégate, ríndete a esa vehemencia porque todo goce sobrevivirá. “Mientras ese resto del cuerpo ardiente pide su parte a la boca, reclama, reclama ser saciado”. Urge la boca encendida, socava las voluntades censuradas para liberarse y asumir el alto vuelo vislumbrado, busca esos labios captores, esa lengua deslizante, esos dientes feroces, esa saliva que lubrica y moja y quema, reclama ser saciado en los limites del fervor consumado, saciado, lamido, mordido, besado, succionado, penetrado, embebido en fluidos y jugos, y derramarse en densos néctares que escurren o se lanzan en el carnal disparo gozoso y final. Con perdón.

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