“Y bastaaa!! me vas a volver un
poco más loca aúnnn!!”. No!, no hay un basta cuando se penetra en el túnel del
deseo, allí solo hay una salida, y esa luz, ese destello allá al fondo es la
consumación, la plenitud del instante de inmortalidad del orgasmo y de la
eyaculación. Y en esa culminación el túnel se abre al paraíso en medio de
sudores, florecimientos y tiesuras, de lamidos, mordiscos, manos afanadas y
dedos desatados. Es la locura y el éxtasis, real y virtual al mismo tiempo pues
no hay distancia que se interponga cuando esas manos son las mismas en el allá
y el acá. “Y con toda tu virilidad apoyada a la altura de mi ombligo”. Punzando
endurecida por el perfume de tu feminidad íntima, por el roce impúdico,
voluptuoso, sensible y erecto, túmulo fálico buscando la húmeda cavidad donde
acoplarse y anularse, donde verter y sentir, penetrando. “Se siente tibio,
caliente y hasta húmedo”. Siente!, sigue sintiendo, cierra los ojos y bebe el
dulce licor de tus propias ansias, siente esa tibieza y ese fuego como un
sensual bautizo previo al rito sagrado de la desvirgación, siente esa humedad
atrapada en ti, entre ti, siéntela y vívela con la intensidad de una revelación
o de una cercanía pecadora que te inquieta y deleita sin que puedas escapar,
entrégate, ríndete a esa vehemencia porque todo goce sobrevivirá. “Mientras ese
resto del cuerpo ardiente pide su parte a la boca, reclama, reclama ser
saciado”. Urge la boca encendida, socava las voluntades censuradas para
liberarse y asumir el alto vuelo vislumbrado, busca esos labios captores, esa
lengua deslizante, esos dientes feroces, esa saliva que lubrica y moja y quema,
reclama ser saciado en los limites del fervor consumado, saciado, lamido,
mordido, besado, succionado, penetrado, embebido en fluidos y jugos, y
derramarse en densos néctares que escurren o se lanzan en el carnal disparo
gozoso y final. Con perdón.
sábado, 14 de julio de 2012
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