Te espera lánguido, fláccido,
dormido, ansioso del roce impúdico de tu mano, de la caricia sutil de tu dedo
sobre la puntita sensible, de tus dos manos en sopeso y en agarre, de una
tomándolo como la empuñadura de una espada o como un mástil o una espiga, la
otra encopando el tierno doble bulto de sus ovoidales raíces, sopesándolo con
la debida ternura. Aguarda tus fantasías desbocadas, tus sueños más sucios, de ávida
pasión u ocultas desvergüenzas, lo que piensas y no dices, lo que guardas en
tus instintos y en el túnel más profundo y secreto de tu memoria. Espera el
vaho inquietante de tu aliento, esa cercanía voluptuosa que anuncia labios
abarcando atrapando, apretando, dientes que muerden contenidos diluyéndose
juguetones en pequeños mordiscos, lengua y paladar que estrechan prensan
comprimen, que anuncia la caverna ensalivada y caliente de tu boca entera que
promete succiones, chupadas, mamadas en el delicioso sendero hacia el esplendoroso
paraíso. Pene, falo, verga, miembro, órgano viril, príapo, tronco y glande,
capullo, prepucio, obscenos pico, pichula, chuto, o poético túmulo erguido entre
oscuros vellos púbicos. Te espera al acecho para erectarse ante tus ojos
golosos, para elevar su virilidad como un hongo carnal que surge en las
humedades sexuales de tu cuerpo. Pende pendulando perdulario esperando los
paraísos empapados que le hace recorrer tu lengua de gatita mimosa, nirvana de
sensaciones donde tus labios de fuego lo besan, cielos estremecidos donde tus
manos lo tocan, acarician, rozan y masturban para hacer derramar su denso
néctar sobre la tierna tibieza de tus pechos.
sábado, 14 de julio de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario