sábado, 14 de julio de 2012

PERVERSIDADES

Pebeta divina, dejáte de macanas!, gozá el día con sus recovecos y sus sorpresas, fluye, dejáte llevar por la corriente zaina, burbujeá alegre porque "amanece, que no es poco", disfrutá del hastío de mis palabras barrocas, de mis encantos de pallaso (sic) de circo pobre, de mis artes menores de titiritero pueblerino, de mis locuras y artificios, de mis ansias y de mis marullos, solo siente el momento en que me leés porque yo te siento cuando te escribo, y en esa comunión solo existimos en un tú y un yo que difieren y se apartan juntos copulando en secreto en medio de la baraúnda de la burda realidad. Es tan simple; se trata de vivir, de sentir, de fluir, nada más. Dejáte que te toque, que te acamale en mis fechorías de machito de barrio, de puto esquinero, dejá que acaricie tu vulva con mi lengua rígida con la puntita rosada y mojada, que me hunda/naufrague entre tus senos ampulosos hambriento de tus pezones y tus suspiros, que enjugue mis manos pene/tradoras en los jugos de tus deseos, dejá pebeta, dejá. Permitíme que juegue solito con tu cuerpo, que lo use y lo abuse, que lo viole y lo manosee, hazte la dormida mientras voy rebanándote en lonjas, sajando tu piel hasta la desnudez violentada, dejáte profanar desflorar desvirgar mancillar deshonrar como ningún compadrito tanguero ni machito avispado nunca alcanzo a profanarte desflorarte desvirgarte mancillarte deshonrarte, dejá que te cabalgue sudorosa implorando un descanso saciado en el lecho espurio de amante clandestina. Vení arrodillada ante mí como una gatita mimosa y lame este príapo de tus desvaríos, lame con toda tu lengua a lo largo, humedécelo, humíllate ante el emblema del goce que abunda en tus insomnios mientras te revuelcas en las arenas de las sábanas recalentadas buscando sintiendo deseando un orgasmo que te arrastre hasta las dulces aguas del sueño. Quiero verte así hincada ante mi ídolo fálico besando mi glande hinchado, rojo y sensible para agotar mis desesperadas fantasía de ti. Escuchá mi voz en sus borbotones de indecencias llenado tus oídos de palabritas groseras desvergonzadas indecorosas obscenas, de ese cieno de verbos oscuros y mucilaginosos que se aconchan en las profundas cloacas de mis instintos mas sucios. Concedéme el inclemente y abusivo derecho de pernada, para que al final de la noche violador y violada se confundan en sus tibias y pegajosas babas sexuales e irrumpan en la claridad del día consumados y plenos. Andá tierna pebeta divina, dejá, vení, gozá.

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