“No, no, chucha tengo una yo, y las
chauchas se comen!”. Susymabe
Lo sé, la he visto y se ve bien rica y
también me la comería enterita... primero la saborearía con deleite lamiéndola
muy lento y suavecito, punzándola con la puntita de la lengua y después la iría
mordiendo de a pedacitos... la chupetearía... slurps! slurps! slurps! le
sacaría el juguito con un dedo para chuparlo, o mejor tú me lo darías con tu
dedito untado en ti, ese dedito que chupaste para mí el otro día y que me gustó
mucho mucho mucho, tanto que me indujo a una consumada masturbación, al goce
sexual inesperado ante la visión de tu dedo en tu boca, fascinado de que algo
tan simple pueda tener tal intensidad erótica… y que espero te haya gustado y
excitado también a ti; “sí, cuando me decías ‘que rico así’ sí, ahí me
empezó a gustar” {Otrosí} Ese pezoncito tan chiquito, tan tierno, como de
niña, me lo comería enterito con toda mi boca abierta para luego hundirme entre
tus tetas majestuosas y morir allí en medio de ellas como un ahogado feliz. Me
masturbé mirándote como mamabas mi pene, imaginando mi lengua en tu rico
ombliguito, lamiendo primero tu clítoris sensible un buen rato, después los
mojados labios de tu vulva uno a uno para llevarte al borde del orgasmo y del éxtasis. Ahora solo toca tu clítoris con
un dedo, solo rózalo, disfrútalo sin pensar, solo siente que tu dedo es mi
dedo, y fluye por la turbulenta corriente del puro placer sexual. Quiero meterme
en tu cuerpo, invadirlo con mis lujurias, que sientas tu chuchi penetrada,
sientas como te cabalgo, que meto y saco, rápido, fuerte, violento, disfrútame
así, siente mi denso semen caliente derramándose en tu vagina, quemándote por
dentro porque soy tu macho que te posee.
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