Pour la Comtesse provocante diffuse
Sin rostro, anónima incógnita tímida te exhibes
a mis ansias masturbatorias sobre el inútil negrón vibrante de antiguas
fantasías incumplidas por temor o vergüenza, tus pies alternados pisando el
negro cuero viril en una alucinación fantasiosa de sadofetichismo de
besalamepies y pisadas eróticas hundidas en mi cuerpo macho desnudo, tus manos
invisibles afanadas en buscar la justa imagen que me despierte fálicos deseos
erectantes, tus muslos enteros dos y dos en lúbrica extensión, cuatro
excitantes provocaciones al masajeo, manoseo y la arrastrada caricia que
enciende las resecas leñas de tus orgasmos. Apareces de súbito inesperada
difusa por azar o coincidencia con tu constante pudor que te limita y controla,
escindida por los dos espejos que son uno y que reflejan tu secreto impudor,
con el blanco body cómplice de tus ya casi vencidos recatos que cubre oculta
niega tu torso, el pezón dormido, los ralos vellos púbicos, el ombliguito
campeando en la suave comba de tu estomago, tu vientre esperando ardientes
besos, ensalivados lamidos y roces pervertidos, los muslos se cruzan
alternativos para cubrir el pubis donde late tu vulva caliente y humedecida,
ansiosa, hambrienta y abierta, voraz, tal como la imagino en mi voyerista
condición de erecta excitación. Los borrosos contornos de las imágenes hacen vagos
los límites de tu cuerpo como si fueran la sutil frontera entre la realidad y
lo virtual de la lujuria y los deseos. Y aunque estás a toda luz siempre eres
sin rostro para gozar a tus anchas del deleite de mostrarte a los ávidos ojos
del fauno que te acosa entre tus hirvientes sábanas donde escarbas en secreto
los pliegues jadeantes de tu sexo.
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