Para Susymabe
"No es tener sexo lo que cuenta,
sino tener deseo.” Marguerite Duras
No puedo negar que cuando tus labios
succionaban la bombilla mi mano pecadora comenzaba ya a sobar el bulto fálico
que acechaba como un dragón dormido en mi entrepierna. Como negar que cuando
tus manos jugaban amasando incitantes tus pechos sobre la blusa azul con sus
lentejuelas, sus tachas y sus brillos mis manos afanaban bajando el cierre de
la jaula del dragón pifiante y lo echaban al vuelo con sus endurecidos fuegos y
sus ansiosas calenturas. Tampoco niego que cuando tus manos bajaron una de las
copas de tu blanco corpiño mi verga iniciaba instantánea su sensible erección
atrapada entre mis manos que la ayudaban solicitas a volar por los tibios
pajonales del manual delirio del gozoso consuelo. Imposible negar que cuando
tus dedos apretaban y pellizcaban en un erótico juego el pequeño y tímido pezón
mi mano impenitente ya llevaba camino recorrido en la masturbatoria ceremonia
del verte así ofrecida e insinuante a los designios de mis pequeñas
perversiones. No negaré que todas tus deliciosas provocaciones: chupando golosa
la bombilla, amasando tentadora tu mórbida tetamenta, exhibiendo obscena la
mullida teta y su ciego pezón, me elevaron por sobre las montañosas distancias
y me llevaron en éxtasis a los márgenes de un lejano océano. Y no he de negar
que ahí envuelto en la tentadora visión de esa pálida paloma carnal e impúdica
expuesta con sexual desparpajo a mis deseos onanistas, mi mano me fue
masturbando acelerada mi erguido pene hasta derrumbarme en una chijeteante
eyaculación, y dejarme encharcado laxo lánguido saciado hasta la misma coronta
de mi solitaria lujuria.
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