Pour la
Comtesse de son voyeur lointain
Es el juego secreto del lúdico intercambio
de imágenes por palabras, de la visión incitante de la mariposa corazón por los
osados verbos de mi lujuria desatada, por la gracia del deseo del que mira y el
garbo en desparpajo de la que exhibe su breve desnudez urgiendo e imaginando
los lúbricos deseos. Y se revuelve la memoria de esas escasas tardes sin
lluvias en que los cuerpos llegaron a tocarse con las vehemencias y las locuras
de dos náufragos que se encuentran en la soledad de sus íntimas islas
solitarias, buscando los mínimos detalles corporales, las sensaciones que
abrieron los intersticios del goce, las visiones que se quedaron tatuadas en la
piel de la lujuria, los sabores y los aromas irrepetibles que dejaron el
resabio de dos sexualidades que se trabaron para siempre más allá del orgasmo y
la eyaculación. Porque tú me anegas de deseos con tus muslo con pijama
tapapelitos, tus muslo al rojo vivo, con champita peluda, tus muslos riquitos
en raso granate oscuro y con pelitos, tus ricas piernotas entre anaranjado y
gris perla, con manchita pero sin pelitos, tus deliciosos muslos con calzoncito
negro y pelitos en las ingles, para dormir erotizado. Y yo te abrumo de las
eróticas prosas urgentes que destila mi lascivia, y me deslizo al borde de lo
porno, de lo obsceno, y te incito y excito desde mi guarida de escritor furtivo,
e imagino más de lo que me muestras y más de lo que veo, y las palabras fluyen
densas, calientes, chijeteadas, como en una deliciosa, intensa e incesante
eyaculación mental.
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