“Quiero sentirte vibrar / ver tu rostro
distorsionado por el placer” R. S.
Tus lolas, tus
pechos, tus senos, tus tetas, me erectan en el sueño imposible de sopesarlas
lujurioso en mis manos sintiendo sus mullidas y sensuales tibiezas, lamería con
fruición esos rosáceos pezones para sentir en mi lengua su carnal rugosidad,
los chuparía como un incestuosos bebé para gozar su breve y tierna
consistencia, los mordería como un macho carnívoro para saborear sus más
íntimos sabores, rozaría solo con la puntita de mi lengua ese sexy lunar para
marcar mi territorio, y olería vicioso el sostén de blanco virginal para
embriagarme del perfume de tu piel mientras me masturbo embravecido con mi boca
ávida y ansiosa mamando la mórbida blandura de tu ampulosa tetamenta. {Otrosí}.
Rosa, perfumada como el ramo de las rosas atrapadas en aquel blanco florerito
del rincón, florecida sensual entre mullidos almohadones, el escote que se abre
hacia esos pechos maduros ocultos en los negros arabescos semitransparentes,
los pabilos cruzando sus hombros desnudos, los muslos marmóreos, la pálida piel
incitando, una mano cazadora sobre la piel de leopardo, la otra incitante en la
sexual cercanía del deseo oculto bajo un breve triángulo de blanco virginal,
seductora rosa excitante que muerde sus labios con pícara mirada y coqueto
exhibicionismo, yace semidesnuda sobre el colorido edredón acechada por mis
ojos machos y hambrientos, acariciada por mis manos siempre sedientas, poseída
por la gracia voraz de la imaginación, penetrada por la secreta esencia de la
virtualidad.
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