miércoles, 5 de agosto de 2015

ULTIMO FERVOR


Yo iba inicial desde tu boca besada con los labios y las lenguas trabadas en una sinfonía de quejidos y una mojadura de salivas allá arriba en las alturas de las palomas y los campanarios, nuestras manos se afanaban en urgentes e impúdicas caricias reconociendo los íntimos sitios donde iban a saciarse los deseos. Abajo, las luces de los barcos ilusorios ya titilaban en el atardecer casi nocturno. Yo bajaba besando lamiendo por los alrededores de tu ombligo, por tu vientre desatado en su lisura primordial, por entre la mata de ralos vellos olorosados con deleite de macho enceguecido hasta tu sexo anhelante, allí asediaba los pétalos humedecidos, el breve botoncito de tus goces solitarios, tus ingles y tus muslos, y me hundía en ti con fervor y celo saboreando tu vulva abierta a mi lengua en sus sabores hasta que atrapaba el vuelo tu febril orgasmo de aguas marinas. Tu ibas después besando lamiendo mi pecho con urgencia agradecida, mis tetillas, el estomago y el vientre, rozabas mis vellos púbicos y anidabas tormentosa en mi miembro, lo lamías, lo besabas, lo mamabas, lo succionabas, sobaban tus manos mi testículos mientras la mías te animaban enredadas en tu pelo, urgías con tu boca mis lujurias llevando la dura erección a su máximo posible, succionabas con deliciosa demencia, succionabas ambos a ojos cerrados, y en un último oleaje me arrastrabas al éxtasis de una eyaculación desesperada. Afuera la noche se constelaba sigilosa en el silencio del amplio horizonte de terciopelo esperando que nos despidiéramos sin saber que era para siempre.


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