Par la Comtesse toujours épiée
Me gusta que te guste provocarme a segura
distancia, exhibicionista y coqueta, impúdica y libidinosa, desvestida a la
distancia sin tocar, sin acariciar, sin sobar, sin lamer, sin sorber, solo
mirar, observar, voyerear, gozar juntos pero no revueltos un coito imaginario
sin compartir el estremecedor orgasmo y la gozosa eyaculación. Me excita que te
excites mostrándote mostrándome tus piernas cruzadas, Cruzando las Piernas y
Apretando los Muslos (i), tus muslos constelados de mariposas
lujuriosas, tus ingles peluditas, tu pubis jardín de ralas algas y breve
matorral oloroso, tu ombligo pudoroso, tu mórbido vientre y tus duras pantorrillas,
tus piececitos distantes y tus rollizas rodillas, desnudas carnes embriagantes
para el solaz de carnívoro fauno onanista. Me encanta que te encante jugar el
juego del fuego congelado en las imágenes, y que revive en llama y calor cuando
mis ojos pervertidos se anegan de tus voluptuosidades sin rostro de exuberante
meretriz babilónica o de distante esfinge egipcia, me encanta el encanto de tu
hechizo de hembra en furioso desparpajo nudista. Me inquieta que te inquiete
caminar por el filoso borde del abismo de la perversión virtual, que sientas en
tu piel mi ardiente mirada, pene/trante, lasciva, erecta y humedecida, latiendo
en cada uno de tus poros, desatada por cada pelito, urgiendo masturbatorios
frotes fálicos y masturbatorios roces vúlvicos. Me calienta que te caliente
incitarme al pecado del vicio solitario, que me imagines mano en miembro
masturbándome tal como yo te imagino dedo en clítoris masturbándote, ambos
posesos enviciados en la danza sobre las brasas de los álgidos deseos para
siempre inconsumados.
(i) Tipos de masturbación femenina. Web
Fertilab.
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