Para C. entre azul
Eres toda azul, como cielo, como mar, como
flor azul instaurada en mi destino, sensual azul circular de cerrado escote,
cercada por el brillante aro de metal, azul como el lejano deseo marino donde
mis besos son altas gaviotas que sobrevuelan besando tus labios. Eres toda azul
en el círculo del espejo con los ónices y las joyas de tus uñas, con las hojas
de hiedra variegada en verde vegetal entre tus dedos, con tu mano en tu tibio
seno enmarcando ese dulce pezón erguido, azul abierto el inquietante escote
como un cielo que se abre al paraíso donde mis labios reposarán un día de sus
antiguos y cansados vuelos. Entre azul y azul mi boca ávida de tu piel tersa y
tibia navega o naufraga, a escote abierto impúdico, allí entre tus pechos los
intensos rubíes de tus uñas, los duros metales de tus anillos, el canalillo
donde me sueño escondido y feliz como un niño, allí sobre la suave duna de tu seno,
el blanco y verde de la hiedra palpita enredada entre tus dedos, allí toda tu
piel me somete al azul que se abre a mis ojos y me deja ansioso en la tormenta
del azul y azul sobre tu cuerpo. Hundiría mis manos hambrientas una otra vez en
ese azul abierto para rozar la breve espuma carnal de tu punzante e inhiesto pezón,
para acariciar solemne el pecho que se asoma entre los azules, me sumergiría
sediento de ti en el añil donde florecen tus senos, en el índigo que los cubre
y los expone, en todos los azules donde me habitas.
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