Pour la Comtesse
chaude
L'un del
naranja anaranjado salmón de la sábana que oculta con su recato el triángulo
mata matorral musgo algas de los pelitos calentones, ese ralo y oloroso paisaje
que precede a la tierna gruta carnal donde un día se solazaron golosos y gozosos
mis labios y mi lengua, mis dedos y mi miembro, mi nariz y mi barbilla incluso,
impregnándose del denso brebaje vertido desde el estremecido deseo de tu vulva.
Las brasas de los rojos fulgurando en el fondo del paisaje, la cúspide azul
celeste y la rectangular sombra negra, en torno a la arista del rincón. Son los
mórbidos pliegues de tu cuerpo, las lujuriosas curvaturas y marcadas líneas de esas
carnales plegaduras de tu vientre, la lasciva desnudez como suma total de todas
las lujurias. Y la mariposa corazón palpitando entre las constelaciones lunares
en la pálida extensión de tu muslo suave y terso, ansioso de la caricia, los
besos y el lamido. L'autre de la zona umbilical hasta el pie allá en el
horizonte de rojos fulgurando, de la pirámide azul celeste y de la rectangular
sombra negra, ahora matizados de albos fragmentos contra a la arista del
rincón. La deliciosa pierna flectada, el surco en leve curva de la ingle, los
pliegues del naranja sobre los pliegues de tu abdomen casi pubis, esas dunas
con sus valles y suaves combas de tu vientre desnudo y a medio ver, la
voluptuosa madurez de tu cuerpo ahí representado en la comarca cercana que
accede a tu sexo pudoroso. Et le condiment ardent es que sé que en tus
negadas calenturas gozas imaginando mi lasciva mirada hurgando más allá de lo
que muestras, y que tú sabes que me excitas y me erectas, que gozo con tus
perversos y eróticos coqueteos visuales, y que ambos sabemos que jugamos el
juego del fuego que más temprano que tarde se encenderá otra vez y nos hará
hervir como en ese ayer en nuestros propios jugos en la misma marmita.
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