miércoles, 4 de noviembre de 2015

EPIGRAFES NONATOS


El sexo, ese mito inefable, es una aventura personal, un viaje de descubrimiento particular. Sólo tú podrás encontrar tu propio camino hacia las fuentes del Nilo. Que, por cierto, no están en los genitales, sino en el interior de nuestras cabezas (i). El amor es la droga más fuerte y más perversa de la naturaleza; es un mal luminoso, que te engaña con sus chispas de colores mientras que te devora. Pero una vez que has conocido la vida febril de la pasión, no puedes resignarte a regresar al mundo gris de la vida sensata (ii). No es tener sexo lo que cuenta, sino tener deseo. Hay demasiada gente que tiene sexo sin deseo. Todas esas mujeres escritoras hablan tan mal del tema, cuando es un mundo que a una le cae encima. Yo he sabido desde niña que el universo de la sexualidad era fabuloso, enorme. Y mi vida no ha hecho sino confirmarlo. Me interesa lo que se encuentra en el origen del erotismo, el deseo. Lo que no se puede, y quizás no se debe, apaciguar con el sexo. El deseo es una actividad latente y en eso se parece a la escritura: se desea como se escribe, siempre (iii). Mientras las mujeres fantasean sobre todo con ser dominadas sexualmente en situaciones en las que ellas son el principal objeto de deseo (el éxito de Cincuenta sombras de Grey no es casual) o con practicar sexo en entornos diferentes (tanto románticos como inusuales), los hombres se decantaban por (¡sorpresa!) hacer un trío (iv). El contrato dueño-objeto está totalmente viciado, porque la voluntad de la chica no es hacer de sumisa, su real voluntad es convertir al amo en un hombre cariñoso, sensible, que la quiera, aunque tenga que poner el culo en hielo por la cantidad de azotes que ha sufrido. Una vez más se defiende el patrón estereotipado de que la única intención de la mujer es cambiar al otro, confiando que tarde o temprano, él se volverá un ser adorable (v).

(i) Lo bueno y lo malo del sexo. Rosa Montero
(ii) Bella y oscura. Rosa Montero
(iii) Marguerite Duras, entrevista en Le Nouvel Observateur.
(iv) Web « El Confidencial.»
(v) Elvalsdelamariposa. Astrid.


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