miércoles, 4 de noviembre de 2015

ROJOS INCENDIARIOS



Pour la Comtesse dans ses rouges

Es el rojo trasluz de la ventana, es la luz de otro territorio, es su pie allá en lo alto al contraluz del rojo, es su pierna elevada sobre la otra, su piel suave en su lisura iluminada, así sin manchas ni textura, es el muslo angelical en su virginal tersura, es el rojo en aquel rincón y acá la luminosidad soberana de tus piernas viajeras, Cruzando las Piernas y Apretando los Muslos (i). [Un paréntesis en rosado contra el rojo burdeos de un denso cortinaje, ella irreconocible sobre entre pieles de fieras escaqueadas, aunque siempre sus soberbios muslos al desnudo, exhibiéndolos.]. Son dos rojos paralelos, como costa y horizonte, acá la roja franja iridiscente de la camisola debajo de la cual surgen los muslos deliciosos, allá la zona del cubrecama rojo salvaje sobre  la que se posan los pies urgiendo pervertidos fetichismos, entre rojo y rojo la desnuda palidez de las piernas incitantes, Cruzando las Piernas y Apretando los Muslos (i). Y otra vez el mismo rojo trasluz de la persiana con la luz de la comarca mediterránea, ahora como fondo estremecedor del muslo perfectamente centrado, solo carne voluptuosa, penas unas tenues manchitas, lo demás lo crea la imaginación invocada por ese rojo rayado. Y por último en rojo es un pequeño rectángulo como una ardiente rosa geométrica sobre el lecho, pantorrillas y pies al aire, las piernas abiertas en excitante actitud de hembra receptiva, abre esas piernas, hembra mansa (ii), abierto arco carnal que confluye en la vulva que se adivina, allí sobre las mismas pero otras cuadriculas de felinas pieles donde la sigo soñando, para que me abras las piernas nuevamente (ii). Florecen sobre tanta exuberante piel desvestida los rojos verbos de la cópula y de la masturbación, del sexo que tienta pecadoras depravaciones en búsqueda de los goces prometidos, la mano urgente atrapada entre esos mulos apretados, el miembro inserto en la abierta flor escondida en su propio rojo humedecido, la boca besando rojos labios, todo en un rojo lúbrico que desata las lujuriosas sensibilidades de los otros rojos, los de mi brillante glande y de su párvulo clítoris.

(i) Tipos de masturbación femenina. Web Fertilab.
(ii) Abre las piernas, amor mío. Miguel Oscar Menassa.


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