sábado, 12 de octubre de 2013

CEREMONIAL


Y eres paloma establecida en el nido de mi alto campanario, sobre ti derramo mi néctar erótico que quema tu piel y marca a fuego mi posesión de ti, que te hace vibrar en estremecimientos aun sin tocarte a través de la distancia que enlaza los deseos, los anuda en una salvaje pene-tración de macho-hembra, los convierte en la mano que allá y aquí consuma y complace, y también justifica el silencio vacío de los cuerpos en intocables celibatos. Y en ese espacio que separa surge el sexo desatado, llenándolo de emociones e intensidades que solo el ídolo fálico despierta en tu húmeda consistencia de mujer amante, de doncella mayor, de esclava rendida a su amo y señor, ilimitada, abierta, inexperiente, pero mía. Y así entras a ese templo de voluptuosidades donde te sientes violada, violentada, abusada, embebida de aquel néctar que se derrama en ti sellando el oscuro pacto edípico e incestual que te susurra que el Amar te pertenece. Y sientes en piel viva mi boca, mis labios, mis dientes, mi lengua, mi saliva; en tu tetamenta mordisqueada con delirio, en tus pezones succionados, en tu espalda besada, en tus nalgas mordidas, en tus muslos ensalivados, en la flor del sur brevemente pene-trada y en el cuenco oloroso de tu vulva lamida hasta el vicio. Y tu propia mano repasa una y otra vez esos senderos lamidos y besados, y mi propia mano revive en mi falo la apretada tibieza de la tuya, y se cumple el rito de tus jugos y mi néctar vertidos en la gozosa ceremonia en que los deseos florecen en todos los rincones de tu cuerpo y el mío, entre orgasmo y eyaculación, entre besos de novios y caricias de amantes, en la tierra feraz de la ardiente y necesaria complicidad. 

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