jueves, 31 de octubre de 2013

DETRÁS DEL VIDRIO


“¿Me amas  o solo te gusta mi cuerpo?”. C. S.


Es la instancia de tu cuerpo desnudo, expuesto, ofrecido como detrás de un vidrio empavonado que te fragmenta en las infinitas partículas carnales de tu piel desnuda, expuesta ofrecida en su plenitud de hembra plena. Es la exhuberancia de tus senos lunares, amplios y coronados, es la insistencia de tu pelo negro noche terciopelo con la fugacidad de su beso también lunar y su alto oleaje inducido por las mareas de tu risa. Son tus muslos pálidos, las combas de tus nalgas, la breve circunstancia de tu sexo, el despliegue de tu desnudez detrás de un vidrio empavonado que te dibuja en lúbricos detalles ante el extasiado solitario que de diluye húmedo y denso en sus arduos deseos. Es la delectación en el ascetismo, el honor y gloria del celibato instaurado, la vorágine de la sexualidad que irrumpe en la tarde construyendo el otro crepúsculo con los matices de tu cuerpo desnudo, expuesto, ofrecido como detrás de un vidrio empavonado que te calca en el espejo de los diodos desesperados en sus juegos de su rojos, verdes y azules buscando la precisa tonalidad de tu piel desnuda, expuesta ofrecida en su plenitud de hembra plena. Es tu mano, tus dedos impúdicos, hurgando e incitando que me abruman de ti, me abruman de tus palomas, de tu nido, del húmedo y denso alborozo de reencontrarte en la instancia de tu cuerpo desnudo, expuesto, ofrecido como detrás de un vidrio empavonado que te unifica en la húmeda densidad de una íntima y vertiginosa ceremonia final. 

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