Pour elle
même, toujours désirée
Me deleito extasiado en las cinco
exaltaciones últimas de tus muslos, tus pelitos apenas asomados y ese intenso rojo
furioso, me extravío excitado en tu coqueta desnudez impura y entro en un
extraño éxtasis premonitorio. Imagino que subo a tus altivas alturas, imagino
que me esperas sin acuerdo previo ni seducciones mentirosas, solo la cita
tácita, implícita en los retozos de inquietantes imágenes a cambio de barrocas
palabras. Y ahí estamos otra vez, frente a frente sonriéndonos pícaros y
ansiosos, ambos con la clara premonición de lo que vendrá, entregados a ese
designio buscado y rebuscado en los tímidos o atrevidos escarceos de nuestra
virtualidad cotidiana. No el mero coito urgente y transpirado sobre el lecho
caluroso sino los besos desaforados en el sofá, las manos ávidas, las caricias,
los frotes, la mano bajo la negra tela buscando la entrada al quieto placer
distinto entreverada en tu cintura, descorriendo desvistiendo desabotonando,
alcanzando la suave piel de tu vientre, y más abajo, mi dedo introduciéndose
lento y subrepticio bajo el elasticado de las bragas hasta encontrar la fuente
misma de tus goces. O quizá los restriego ambos imbricados en cucharitas en la
ventana que ya no da a las luces de los barcos imaginarios, mis manos en tu
cintura tus caderas tus nalgas tu vientre tu pubis rozando acariciando
apretando hurgando, y tus manos hacía atrás en mis caderas apretándome contra
ti o en mi entrepiernas palpando la sensible erección que provocas con tus
glúteos retrocediendo impúdicos contra mi fálico bulto. No la copula que deja
el agrio sabor de la desesperanza o la furia desatada del día siguiente y de
los sucesivos sino solo la consumación lúdica, lujuriosa y grata de la amistad
con cierta ventaja, no toda, y si el atardecer es propicio y las voces se
convierten en quejidos y susurros, abrirnos a las incitaciones veladas, a la
amistosa y mutua masturbación, al deleite tranquilo de las ansias contenidas
que se desatan por un momento y se echan al vuelo como aquellas salvajes
mariposas escapando a otras altivas alturas para que así el después sea más
tranquilo, y la amistad siga floreciendo acá abajo sin terribles recriminaciones
ni inútiles arrepentimientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario