sábado, 12 de diciembre de 2015

EXPECTACION


Pour la muse toujours inquiétante

Desespero esperando la esperada inspiración de cada día, los lujuriosos y eróticos mendrugos que la esfinge intocable lanza al fauno hambriento. ¿Serán tus piernas enteras en su mullida largura, pies incluidos? ¿Serán tus mórbidos muslos con sus manchitas lunares? ¿Será tu pubis con o sin pelitos? ¿Será la mata de vellos oscuros como hirsutas algas sumergidas en el océano de tu mórbida piel desnuda? ¿Vendrán sobre cuadriculas de pieles de felinos o sobre florcitas desperdigadas o envueltas en sábanas anaranjadas? ¿El recato será negro, rojo o fucsia, o celeste o morado, azul, naranja, entre tules transparentes o lascivos rosas vaporosos, en piel de pantera o simplemente desnudas? ¿O te mostrarás a lo lejos en el espejo múltiple, desvestida o con un pudoroso body? ¿Vendrás vestida, desnuda, desvestida o semidesnuda, retozando en tu lecho o de pie lejana difusa casi invisible? ¿Estarán tus piernas abiertas o cruzadas, se asomarán los pendejitos de tus ingles o será la champa entera el obsceno obsequio del día? Y abro cada mañana la ventanita por donde te muestras y te espío, expectante ansioso preexcitado curioso para ver que me regala el hada lujuriosa que enciende los voyeristas fuegos mañaneros y me hace pecar de vicioso onanismo. Mi mano atenta ya aferra el miembro que comienza a erguirse en su dureza penetrante, aparecen tus muslos, tus piernas, tus vellos púbicos, e inicio la impune masturbación de cada día. Y así culmino el ceremonial de la cómplice amistad, la libidinosa simbiosis de la que exhibe y del que observa, el rito de la hembra en solitaria calentura y el macho en solitaria pajeatura.


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