Une excitation
par les fleurs de la Comtesse
Cinco fucsias de femeninos encajes, de
suaves piernas desnudas excitando desde el lecho. Una pierna sobre la otra,
muslo sobre muslo y la Y invertida de oscuros pelitos, asomado el fucsia como
un pétalo sobre la pálida piel de mórbida hechura, rincón voraz de olores a
hembra dispuesta, de humedecidos deseos exhibidos a plena luz hurgando a ojos
hambrientos el pubis mostrado con el risueño desparpajo de la musa inquietante.
La otra pierna sobre la otra, el muslo resplandeciendo en su madura sexualidad,
las pequeñas lunas en sus constelaciones y los oscuros pendejitos despuntando
bajo el oleaje fucsia fosforescente, la compleja rosa exhalando sus aromas
sexuales, la humedecida vertiente de los goces florarles. Acá florece la rosa
bajo el vuelo fucsia que la oculta como una rosa pudorosa, enternecida por las
delgadas y rizadas oscuridades de los vellos púbicos en la delicada comba del
pubis bajo el tul transparente en rosas dibujado. Simple la línea donde ambos
muslos se tocan, difuso el fucsia abarcando entre sus rojas cintas coquetas,
vientre, pubis, vulva, en la sinfonía libidinosa del fucsia o rojo fucsia, o
magenta o rojo purpúreo intenso, o cualesquiera que sea el color que esconde su
derramada sensualidad. El lazo rojo en la breve abertura del fucsia, allá la
mariposa corazón detenida expectante en la tibia carne del muslo, las
escabrosas plegaduras de las carnalidades expuestas a los lujuriosos apetitos. Y
te veo miro espío observo contemplo arrobado tu desnudez que eleva los fálicos
símbolos del sexo y sus matices, y mis ojos se convierten en un poderoso órgano
sexual que te roza punza orada penetra, generando un singular efecto, tanto o
más placentero que el mero contacto, imposible, entre los cuerpos encendidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario