martes, 9 de agosto de 2016

SUEÑOS DE OJOS TRISTES


Para Cris

Dulces fueron los sueños con tus ojos reverberando en la noche, con tu imagen recostada lánguida y sensual en tu lecho, con tu piel desnuda fulgurando en las ardientes penumbras del insomnio, tú con tu camisola como una rosada rosa invocando impúdicas caricias y yo en tu oscuridad observando tu voluptuosa silueta, devorado por las suaves curvas de tu cuerpo, por las mórbidas lunas de tus pechos asomando por el sublime horizonte de los deseos, por el perfumado canalillo que los surca e incita a navegar en su turgente tibieza, por la suave tersura de ese incitante fragmento de tu muslo y por la dulce palidez de tu piel que permanece en el sueño aún ahora que ya estoy despierto. Pero en los sueños estaban tus ojos habitados de una tristeza transparente, y estabas muy lejana, casi ausente, y había como una pena enredada en tus pestañas y tu rostro escondía la sonrisa, y yo vine a romper esa nostalgia con mis lujuriosos verbos escritos sobre las ondulaciones de tu cuerpo, en sus pálidas lisuras, en sus aromas secretos y en sus sabores imaginados más allá del pudor y el respeto. Afanado en echar a volar tu melancolía me fui deslizando como un caracol nocturno por el rincón donde reposas y encopé tus senos con mis manos embebidas en ternuras, y pellizqué las exquisitas protuberancias de tus pezones, y los abarqué con mi boca para calmar mi sed de macho niño y sentí desde las profundidades de tus entrañas los estremecimientos volcánicos de tus lujurias subterráneas, roce con delicados dedos las tentadoras curvaturas de tus muslos a lo largo y a lo ancho hasta encontrar la flor anegada de tu jardín vedado, y me seguí soñando incrustado entre sus pétalos para que tus ojos no estuvieran triste.


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