viernes, 4 de noviembre de 2016

LA LIRICA MARIPOSA INCONCLUSA


“El sexo es el consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor.” Memoria de mis putas tristes. Gabriel García Márquez

Tu mano ahí inserta y provocativa entre tus muslos suculentos, en esa suavidad intensa de tibio mármol carnal, incitando a que ardan los deseos en tu exuberante cuerpo incautado y en mi cuerpo ansioso de poseerte ahí mismo sobre ese sofá como si fuera un lobo en celo que monta la hembra deseada hasta romperla en salvajes aullidos en medio del bosque de las lujurias y de las virtuales fantasía. Tu mano ahí en ese azul oscuro de la cálida noche de tu cuerpo, en imaginada desnudez, abierto a los manoseos, a la digital masturbación, a las profundas penetraciones que cierren tus ojos románticos y entreabran tus labios lascivos. Ahí tus pechos impetuosos punzando ese celeste cielo de otoñal primavera, tus senos ampulosos como dos maduras palomas que culminan orgullosas en tus erectos pezones para que mis labios los beban hasta el hartazgo, el vicio, la insaciada obsesión. Tu rostro ahí con su leve sonrisa quieta de misteriosa esfinge inalcanzable o de lejana estatua imposible. Otra vez tu mano impúdica descansando hurgando manoseando, en otro azul, sobre el triángulo cálido y mullido de tu pubis, en una lasciva premonicion de tu nocturna y solitaria masturbación, tus piernas colgando semidesnudas a la sombra fresca de la provocación buscando erguir erectar endurecer el miembro viril de macho que cae en tu red de incitación masturbatoria, los mórbidos fragmentos de tus muslo apetitosos y las sólidas rotulas de tus invocantes rodillas, como un óleo de mujer reposando, arriba tus senos exultantes, en otro celete, como dos llenos frutos maduros que mis manos amasarian felices por toda tu caliente noche tropical y abajo tus pies con sus sensuales osaturas expuestos a derramados fetichismos onanistas. Y ahí tu rostro con su sonrisa coqueta de ninfa intocable o de tierna escultura inalcanzable.


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