martes, 15 de noviembre de 2016

TÚ, UN ARBOL Y UN ALTO PAISAJE


“Q bueno a mi me encanta leer mucho y del sexo ufff mucho más”. BM, en su verbo.

En la oscuridad cómplice de la noche, aferrada al tronco inverosímil, rodeándolo con tu cuerpo y tus brazos, ávida de ese grosor imposible, soñando con el macho gigantesco poseedor de ese falo imponente. Tu estomago y tu vientre apegados a ese príapo increíblemente duro como en un erótico preámbulo de un coito violento y  sublime. La curva sensual de tu espalda delata la lujuria con que devoras la sensación de ser penetrada por ese miembro viril mientras gimes con tus ojos bien abiertos y murmuras de goce con tu boca bien cerrada. Te agarras como una voraz hembra en celo a esa tiesa verga erguida y portentosa sabiendo que morirás en el intento, que partirá en dos tu pequeño cuerpo, que te abrirá los pétalos de tu vulva como en una brutal violación salvaje, y tú gritaras de goce inconcebible y de un abierto dolor insoportable, y en ese pervertido desenfreno fálico, en esa locura imaginada y perturbadora, te iras sumergiendo en ese obsceno sueño de un intenso orgasmo que deshace en mínimos fragmentos tus lascivos deseos. En la ardiente luminosidad solar que te acaricia entre los ocres terrestres y los verdes vegetales, con el mar lejano y tu suave piel morena desnuda. Hay otro verde que niega tus mullidos senos con sus oscuros pezones allí escondidos e impide ahí abajo la visión de tu pubis con tu vulva estrechada entre tus muslos que muy juntos se estimulan en secreto. Todo tu entero cuerpo soleado provocando con sus mórbidos pliegues y tu ombligo, con el escote medio mostrando impúdico esas deliciosas y carnales burbujas del deseo. Tu rostro serio y tus largas uñas bien pintadas, las joyas con sus metales y el sombrero tejido. Así mismo te voy devorando con vicioso detalle, sobajeándo lujurioso y lascivo cada mórbido rincón, succionando tus pezones como un macho embrujado, penetrando lentamente tu húmeda hondura vertical, hasta que mi mano pervertida consuma masturbando los obscenos verbos que laten en el goce de tu imagen.


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