miércoles, 9 de noviembre de 2016

TRES IMÁGENES SENITALES [sic]


El surco se abre en tu pecho abierto a la imagen del cauce que se abre entre tus senos, entre líneas blanco y negro paralelas a esa línea marcada y tibia de tu voluptuoso canalillo, brota entre verticales franjas la densidad mórbida de tu ampulosa tetamenta, en un escote amplio como una erótica puerta entreabierta a esa plenitud de lunas llenas, de suaves blanduras edípicas, de palpitantes palomas sigilosas semiocultas en una timidez lujuriosa, en su luminosidad griega de cárneo mármol maduro. Dueña eres a altas y henchidas tetas de hembra orgullosa de sus pechos soberbios, eres reina de mullidas y blandas semiesferas del deseo prohibido más primitivo, del tabú atávico que enceguece y castiga, de la primera perversión adolescente, de ese ancestral vicio freudiano, poseedora de escondidos pezones que pulsan por florecer ente los pícaros ojos del suscrito, lúdica propietaria iluminada de redondas y maduras frutas sabrosas que penden dispuestas a los embelesos del preámbulo, a los besos y succiones, al libidinoso amasado y a los juguetones pellizcos, a los mordiscos salvajes en la furia del coito, y también a la primera tibieza y el primer secreto goce carnal. Me alejo de ti como huyendo de tus embrujos pero regreso siempre por los perfumados y húmedos senderos de tu sexo, ni siquiera mi demonios pueden romper la fina red de hechizos pervertidos y lúbricos que me arrastran turbulentos hacia tu vulva y tus pezones, persistes siempre deseable, desnuda y provocativa en mi irreverente vida de macho en celo continuo y vicioso masturbante, que voraz y sigiloso se desplaza por los laberinto de su pervertida vida de goces revueltos y escabrosos donde sólo sus perturbados pensamientos habitan sus calientes noches de oscuros y manuales desenfrenos (i).

(i) Palimpsesto escrito sobre “Tu irreverente vida”, de LH


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