viernes, 10 de enero de 2014

L’ORIGINE



“Para mi es solo la foto de alguna alma confundida.” Mme. C. de S.

Un óleo sobre tela donde una mujer que muestra su vulva con tranquilo y quieto desparpajo, sus vellos abundantes y oscuros, un paño o la sábana cubre los hombros, se le ve solo uno de sus pechos, en el que se ve un pezón rosado, su piel pálida, su cuerpo macizo pero acinturado, está desnuda tendida sobre el lecho, y la vista es hacia arriba desde el medio de sus muslos abiertos hacia su vulva. Nada más, cuerpo vellos sábana blanca muslos seno y pezón. Voluptuosa obscenidad atrapante que se expande abarcando desde la oculta sexualidad incestuosa que todo niño macho lleva ensemillada, cual más cual menos en sus atávicas pulsiones, hasta el afán insaciable de goce físico que todo fauno macho lleva incrustado en los oscuros aquelarres de sus instintos primitivos. Las carnes lubricas, pálidas, mullidas, el vello ensortijado, denso como una selva misteriosa que esconde la fuente de la inmortalidad revelada, la textura carnal perfecta, la brutalidad del cercenamiento pictórico de piernas, brazos y cabeza, las sábanas como el pétalo virginal de una cala enfangada por la violencia de un estupro, perturbada por un manoseo inmundo que inundó ese cuerpo lujurioso de caricias pervertidas, el surco obscurecido que se dibuja impúdico desde el vértice vulval por el periné hasta perderse por entre los bordes iniciales de los glúteos, el nácar concupiscente del interior de los muslos, el seno y su pezón rosáceo y carnal, el ombligo como un cuenco incitante, el vientre suavemente combo, la displicencia del cuerpo desnudo exhibicionista o vencido de una hembra que espera, o que llora.

Nota.- Écfrasis de “L'origine du monde” de Gustave Courbet.

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