jueves, 16 de enero de 2014

LUJURIAS DE LUNA LLENA


(A partir de un texto de Mme. C. de S., agradecido)

El barco está encallado en la noche de luna llena, a lo lejos lo acosan una miríada de ventanales iluminados, pero el viejo fauno marinero de mares imaginarios dirige su catalejo a una ventana en especial, allí la observa como la sueña soñando imaginando deseando sobre su lecho desnuda deseosa de caricias y placeres piel real, de abrazos, besos y lenguas juguetonas, de manos que la toquen, la sientan la provoquen, la exciten e inciten al pecado de sus dedos cómplices que expongan su cuerpo a la lujuria solitaria en ese lecho ardiente de deseos inconsumados. Su mano busca su verga ya inhiesta ante la visión de la hembra en celo hurgando en su cuerpo los rincones del goce. Ella evoca extasiada los besos del amante misterioso, del hombre nocturno al acecho de la ninfa que se expone a su vista de pervertido voyeur, abre sus ventanales para exponer su cuerpo trasluciéndose a través de visillos transparentes, no lo ve pero siente su presencia que la mira excitado vicioso lujurioso ardiendo de deseos tocando su miembro erecto, erguido, sensible sintiendo la necesidad el vértigo de una pene-tración nocturna antes de dormir. Él huele sus aromas sexuales, revive sus sabores vúlvicos, su lengua recorre sus labios humedeciéndolos, su mano masturba lentamente su falo sensible. Ella desesperada ansiosa se tira sobre su cama encubridora de sus íntimas necesidades carnales, se revuelca tocándose amándose dirigiendo su mano sobre su sexo ansioso en su lubrico imaginario, observa imagina a trasluz al fauno lujurioso, provoca con su mano, con sus dedos inquietos su orgasmo solitario fundiéndose en su misma mano como porcelana trabajada por un diestro alfarero. La ve huir revolcándose, fugarse incontenible hacía el clímax, estremecida y arqueada sobre las sábanas, su mano acelera el impúdico rito onanista, se queja, suspira, susurra, sus ojos clavados en esa desnudez lejana e intensa, siente la turbación y el estallido lechoso, caliente y viscoso, algo escurre por su mano ya aquietada, su respiración vuelve a encontrar el aire invisible. La luna la sorprende extasiada feliz agradecida, cierra sus cortinas con coquetería sabiendo que allá lejos, oculto entre las luces de los barcos a la gira, su fauno marinero sonríe saciado agradecido guardando su catalejo y limpiando las densas huellas de su deliciosa eyaculación.

No hay comentarios: