“Tu lengua mis
entrañas explora!, es el éxtasis total. Adéntrate en mis mares, te dejaré
naufragar”. Frase. Estela Silguero, 2013.
Enjugo los íntimos
néctares de tu vulva, sorbo su líquida intimidad enceguecido en los lascivos
deleites de su sagrada e inaccesible humedad, dejo mi lengua vagando por el
cauce y por los pétalos, por la estrecha hendidura afiebrada y empapada, burbujeo con mis labios la coralina
boca dragonaria (i), escancio en ese delicado cuenco carneo, copa de
vértigos y blasfemias, el vino que emborracha hasta el sin perdón del pecado
que vierte la semilla en tierra infértil. Chapoteo en la viscosidad soberana
que escurre lenta y espasmódica de la vertiente que nace entre tus piernas, libo
el licor lubricante que estila la vendimia de tus deseos, cato la invocación y
la lujuria, el goteo tardo que embebe tus separados labios verticales. Tus muslos
sobando mis mejillas, tus manos enmarañadas en mi pelo, tu pubis levantado
ofreciendo sus olorosos vellos a mi nariz pervertida, mis dientes afanando ternuras
en suaves mordiscos que presagian un voraz molusquicidio, empalago mi paladar
de tu densidad salada y dulzona, me saturo de tu frutal acuosidad. Navego en
tus aguas sexuales, sumergido, con furia de buzo ciego (ii),
profundo y ahogado en el oleaje de tu sexo de abismo oceánico, buceo insertado
en los fangos primordiales, encharcado en tus lúbricas espumas salobres. Inmerso
en ese éxtasis lujurioso punzo con mi glande enrojecido y brillante esa rosa
abierta y palpitante, te penetro hondo y macho endurecido, fornico salvaje
sobre tu cuerpo quieto, los quejidos vuelan como pájaros liberados, la tarde se
extiende por los susurros y la desnudez de nuestros laxos cuerpos abrazados.
(i) Polifemo contempla
a Galatea. Haroldo de Campos, 1999.
(ii) La Canción
Desesperada. Pablo Neruda, 1924.
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