jueves, 17 de marzo de 2016

L'ULTIMA TENTAZIONE: LA "BIMBA" INTENSAMENTE DESIDERATA


Nuestras caras se tocaron, nuestras lenguas se retorcían juntas, nuestros alientos iban y venían en un largo desborde de placer, cerré los ojos en un éxtasis convulsivo (i). Ese día soñado hasta la excitación sentirá la ‘nena’ mis labios en un beso cruzado, mi lengua hurgándola con la lujuriosa desesperación del macho enlujuriado, sentirá el lengüeteo voraz, el punzamiento que busca el sabor que ella encierra en su sexualidad floral, su íntimo aroma, su anegada latencia, la tierna consistencia de dulce molusco palpitante, su tibio saborcillo marino y  su bouquet de libidinoso licor oculto, madurado en la oscuridad de las bragas perfumadas en ella misma. Sentirá mis dedos abusándola, violándola, introducidos con abierta impudicia escarbando esa empapada blandura carnal, el du coeur que se introduce lento, persistente, delicado, profundizándola en una pervertida inmersión digital de masturbatorias pretensiones, el índice que se humedece y sube a sobar el clítoris en un breve pero intenso intervalo onanista, el lomo externo del pulgar que se moja mientras se restriega surcando el cauce quemante. Sentirá mi miembro erecto, punzante, endurecido, que la roza surcando, que la surca rozando punzando penetrando, que la penetra punza rozando, sentirá que la abre como una rosa ansiosa, la deshoja y la invade, la llena y la copula, la ultrajar y la  venera, la justifica hembra en el vaivén encajante, en el ritmo que la clava en medio de un salvaje torbellino exasperante, y ella engullirá glande, prepucio y tronco entero, y ceñirá el falo, lo apretará hambrienta y desatada hasta hacerlo verter en ella la eyaculación espasmódica, chorreante, caliente, chapoteante. Seguirá escondida, negada, invisible, quizá, pero turbada por estas palabras que ella fue imaginando estremecida, excitada quizá por estos verbos que la profanaron como nunca antes sintió el pecado, saciada, imaginando en las entrelíneas los besos y los quejidos que aquí no se escribieron. Nuestros cuerpos estaban firmemente unidos, la comunión era tal que sentí hasta el último espasmo, hasta la última palpitación de la potencia viril (i).

(i) “Memorias de una Princesa Rusa.” Autor Anónimo.


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